miércoles, 3 de septiembre de 2014

La entrega al cuerpo y el regreso a los sentimientos, parte 9



Los sentimientos, la vida del cuerpo.

Los sentimientos son la vida del cuerpo, igual que los pensamientos son la vida de la mente.
Una persona debería ser lo bastante libre para poder expresar físicamente su ira cuando sea apropiado.
Una persona agresiva es alguien que se mueve hacia el cumplimiento de sus necesidades.
Toda acción expresiva es un acto agresivo en el sentido de que es “moverse hacia afuera”. Abrirse para amar, o buscar amor es una acción agresiva.
Por otro lado, tener un sentimiento que no somos capaces de expresar es un signo de pasividad.

Para curarse, el paciente debe llegar a la conclusión de que existe algo mayor que él mismo, sea lo que fuere.
El camino espiritual genuino nos conecta con nuestra totalidad, así como con la unidad de los demás. Los caminos insalubres provocan un sentimiento de separación.

Condenar los sentimientos es condenar la vida.

El sentimiento, es la percepción de un movimiento interior del cuerpo.
Cada tensión impone un límite a la capacidad del individuo para expresarse.
Las tensiones musculares crónicas se presentan en todo el cuerpo como signos de impulsos bloqueados y sentimientos reprimidos.
La tensión muscular crónica, es el lado físico de la culpa. La culpa corresponde a carecer del derecho a ser libre, de hacer lo que uno quiere.  En sentido general, la culpa es la sensación de no estar uno  a sus anchas en su cuerpo, de no “sentirse bien”.
Por otro lado, uno no puede sentir culpa si esta “bien”, contento o alegre. Los dos estados -sentirse bien= sentir alegría; sentirse mal= sentirse culpable - son mutuamente excluyentes.
La culpa esta directamente conectada con la supresión del enojo. Esta supresión debilita los buenos sentimientos del cuerpo. La sensación de que algo esta mal constituye la base del sentimiento de culpa

La entrega al self y al cuerpo es un proceso muy doloroso al principio. Debido a eso, hay que trabajar lentamente con el cuerpo. Cada paso en la expansión o crecimiento implica una experiencia inicial de dolor, que desaparece a medida que la relajación o expansión se integra a la personalidad.
Por lo general, el dolor emocional, que es menos concreto, resulta más difícil de aceptar y tolerar que el dolor físico. El dolor emocional se siente en todo el cuerpo, en todo nuestro ser; es siempre la pérdida de amor. Cuando se corta una conexión de amor, nos quedamos sin una fuente de vida y de excitación placentera.
Los individuos que sobrevivieron a la pérdida de un amor durante la niñez, tienen mucho miedo de romper una conexión. La mera idea de estar solos es aterradora para muchas personas.; despierta sentimientos que tenían en la niñez. (si nuestro “self” es débil, inseguro y dubitativo, no nos resultará agradable estar a solas con él.

No tiene sentido buscar a alguien que nos devuelva la dicha de la niñez, la inocencia y la libertad. Debemos construir un “self” más fuerte, energizando el cuerpo y sintiendo nuestro enojo. Si no tenemos capacidad para luchar, nos convertimos en victimas cuyo objetivo es la sobrevivencia y no la alegría.
Los modelos neuróticos se mantienen gracias a la ilusión de que alguien pueda darnos el amor que deseamos con toda desesperación.

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