miércoles, 24 de septiembre de 2014

El amor, el sexo y la salud del corazón, parte 6


El factor erótico

La excitación sexual puede saturar todo el cuerpo hasta el punto de que llegue al corazón. Cuando esto ocurre, el contacto en cualquier parte de los dos cuerpos posee una cualidad erótica, aunque la carga sea más fuerte en las zonas erógenas. Cuanto mayor es la amplitud corporal que participa en la descarga de excitación, mayor es el placer y la satisfacción del orgasmo. Con la participación total del cuerpo se tiene un orgasmo pleno que abarca al corazón. Un orgasmo así se acerca al éxtasis.

Por desgracia, semejante respuesta es rara. Para la mayoría de los hombres, el clímax sexual se limita a la eyaculación. Para muchas mujeres, el clímax no ocurre. Cuando lo hace, se limita, de modo similar, al clítoris. Los clímax varían, y es correcto caracterizarlos como de implicación total, mediana, o muy pequeña. Pero esta descripción de cómo responden los individuos en el sexo se aplica también a otras actividades. En el mundo de los negocios de hoy en día la cabeza es más importante que el corazón. No nos implicamos totalmente en nuestro trabajo, que en la mayoría de los casos no es una labor de amor. ¿Qué tiene que ver el corazón con el hecho de ganar dinero?

Segmentación entre cabeza, corazón y genitales

Cuando el trabajo era una actividad física intensa, una parte mayor de nuestro ser participaba en él. Implicarse emocionalmente en un trato de negocios es una manera segura de perder. En efecto, lo que hemos hecho ha sido aislar los tres segmentos principales de nuestro cuerpo y nuestra personalidad. La cabeza y los genitales no tienen nada que ver con el corazón o entre sí. La cabeza es para hacer dinero, los genitales para divertirse, y el corazón -el pobre corazón- ha perdido su conexión con el mundo porque ha sido aislado de la cabeza y los genitales.

Las tensiones en los sistemas musculares voluntarios están bajo el control del yo, que a menudo anula el deseo del corazón y crea una oposición entre la cabeza y el corazón.
Temeroso del rechazo, uno deja de tender las manos para tocar, los brazos para abrazar, los labios para besar, la boca para chupar (como hace un bebe) y los ojos para ver. Estos movimientos son restringidos o inhibidos por tensiones en el anillo óseo del hombro, el cuello y la mandíbula. La tensión en los hombros, como ya hemos visto, se produce por la necesidad de suprimir el impulso de golpear por cólera o rabia. Una expresión de boca apretada y labios delgados significa desconfianza y desaprobación del afecto., y la mandíbula apretada denota determinación de no ceder al anhelo de amor, proximidad y contacto, por miedo de la desilusión o al rechazo.

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