viernes, 26 de septiembre de 2014

El amor, el sexo y la salud del corazón, parte 7

La pérdida de la integridad

En la parte inferior del cuerpo ocurre un fenómeno similar, causado por un anillo de tensión alrededor de la pelvis. La tensión aparece en edad temprana debido a experiencias de vergüenza, temor y culpabilidad en relación con las sensaciones sexuales y su expresión. El niño aprende pronto que puede ser profundamente herido si se abandona a sus deseos e impulsos sexuales. No puede evitar que se produzca la excitación sexual, porque ésta tiene lugar en un nivel situado por debajo del control consciente. No obstante, puede bloquear la fusión del yo por el calor de la pasión, lo que constituye una efectiva renuncia al amor. Esto se realiza mediante tensiones musculares en la parte inferior de la espalda y la pelvis que impiden el flujo descendente de la excitación hasta el vientre y los genitales. Una vez que ocurre esto, el sexo no tiene conexión con el corazón, al igual que éste no tiene conexión con la mente.

La unidad del cuerpo se mantiene en el nivel biológico profundo; la escisión antes descrita afecta a nuestro yo consciente, destruyendo el sentimiento de ser todo de una sola pieza, de estar integrado, de ser una totalidad.
En semejante situación, la conciencia de sí mismo queda confinada a la cabeza. El yo que reside en el cerebro posee todavía un corazón y unos genitales, pero no se identifica con ellos porque, cuando uno vive en la cabeza, el cuerpo es visto como un instrumento del yo. En este estado de cosas, la actividad sexual se convierte en una actividad destinada a demostrar habilidad masculina o femenina. No se experimenta como una expresión de amor.

Esta escisión funcional de la unidad del cuerpo, que se representa en la fig. 6, separa la conciencia de la cabeza y sus funciones de los sentimientos del corazón y de la actividad sexual de los genitales. Esto tiene lugar debido a una constricción de los pasadizos de conexión: el cuello, que conecta la cabeza y el tórax; y la cintura, que conecta el tórax y la pelvis.
Como un corazón tan separado del mundo languidecerá, este estado de cosas puede tener graves consecuencias para la salud del corazón.



La pulsación del corazón y las arterias es una de las fuerzas que sirven para unificar el cuerpo en un nivel inconsciente. Esta función es asumida en el nivel consciente por la respiración, que también es una actividad pulsátil. Los movimientos respiratorios forman oleadas que atraviesan el cuerpo de un extremo a otro. Cuando estas oleadas no sufren obstrucción por parte de anillos de tensión en el cuerpo, podemos sentirnos a nosotros mismos desde la cabeza hasta la punta de los pies. Sin embargo, las tensiones musculares como las descritas anteriormente restringirán la respiración en uno o dos segmentos del cuerpo. Estas pautas se acentúan con el estrés, y a menudo se transforman en sensaciones de malestar. Esta clase de respiración puede afectar negativamente al corazón.


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