lunes, 1 de diciembre de 2014

La Traición al Cuerpo, parte 10

La despersonalización

El mecanismo de despersonalización es la inhibición de la respiración y el movimiento. Esta maniobra no se realiza conscientemente. Hay en el trasfondo un sentimiento de terror que se percibe conscientemente como una “sensación rara”, contra la cual el organismo reacciona “muriéndose”. Frente a ese terror, el cuerpo se paraliza, se contiene la respiración y cesa todo movimiento.

Una vez que se produce la despersonalización y el ego se escinde del cuerpo, se produce un círculo vicioso. En tanto y en cuanto se impide al cuerpo toda percepción, las sensaciones se viven como algo extraño y aterrador. Sin una adecuada imagen corporal, la mente no puede interpretar correctamente los hechos del cuerpo. Por eso es que la hipocondría es un síntoma tan común en los individuos con tendencias esquizoide. Así como una persona normal puede comprender, y por ende, tolera fenómenos tales como el dolor de garganta, las palpitaciones cardíacas o los cosquilleos en el estómago, ante estos mismos síntomas el esquizoide reacciona con un miedo exagerado. En realidad, los “ve” como el producto de influencias externas, aun cuando se producen dentro de su propio cuerpo, sin ninguna influe4ncia de afuera.

El esquizofrénico no tiene la capacidad de integrar sus sentimientos e impulsos en actividades orientadas hacia un fin. En la persona normal, los impulsos se organizan en patrones de acción que canalizan la energía del impulso de modo de producir acciones expresivas o agresivas dirigidas hacia el mundo exterior. Esto el esquizofrénico no lo puede hacer. En consecuencia, el impulso caótico permanece encerrado en el interior del cuerpo, donde sobreexcita los órganos  y produce sensaciones que se perciben como extrañas y amenazantes.
En el plano psicológico, asocia inconscientemente  las extrañas y perturbadoras sensaciones corporales con experiencias aterradoras de la infancia. Por lo general, se hace necesario explicar esta asociación mediante análisis de sueños y recuerdos. Sin embargo, el solo hecho de hacer consciente la asociación  no alcanza a aliviar la ansiedad

En la medida  en que el ego esté escindido del cuerpo, las excitaciones genitales que se producen en la adultez se vivirán con ansiedad. Esta ansiedad lleva un ulterior corte del sentimiento total del cuerpo.
La falta de una adecuada imagen del cuerpo basada en una superficie corporal sensible y vital explica la conducta sexual promiscua. La excitación sexual se siente como una forma extraña y perturbadora que es preciso eliminar o descargar. Eso da lugar a una sexualidad compulsiva que no discrimina, y que a la vez carece de todo afecto. Dicha sexualidad sirve para aliviar la excitación genital, pero dado que el cuerpo total no participa de modo emocional, tampoco produce placer ni satisfacción completamente. La homosexualidad, en particular, se caracteriza por este tipo de sentimiento sexual, como he señalado en el libro Love and Orgrasm. Todos los homosexuales a los que he tratado padecen esta perturbación, que se relaciona con una inadecuada imagen del cuerpo.

La experiencia demuestra que, cuando el cuerpo cobra vida cesa la conducta sexual compulsiva y la promiscuidad. La sexualidad asume una nueva significación para el paciente. Representa el deseo de contacto físico más que la necesidad de descargar la tensión desagradable. Se convierte en expresión de amor y cariño. En este nuevo estado, el paciente experimenta la excitación genital como parte de su sentimiento general, y por lo tanto, como algo placentero. 

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