miércoles, 16 de julio de 2014

Poder Popular, parte 2



La Dinámica del Desafío Político 

La dinámica del desafío político es muy diferente a la de la violencia. Aunque ambas técnicas son herramientas para luchar, lo hacen por medios muy distintos y con distintas consecuencias.
La lucha noviolenta es una técnica mucho más variada y compleja que la violencia. Es una lucha que emplea armas políticas, económicas, sociales y sicológicas aplicadas por la población y por las instituciones de la sociedad.
A estas armas se les ha conocido bajo diversos nombres como protestas, huelgas, desobediencia o no cooperación, boicot, descontento y poder popular. El desafío político, a diferencia de la violencia, es el instrumento idóneo para negarle acceso al régimen a sus fuentes de poder.

Para construir poder popular, lo primero que tenemos que hacer es juntarnos y organizarnos, comprometernos, conectarnos, emparejar criterios y ponernos de acuerdo en las acciones a seguir, y entonces, actuar como un solo cuerpo. Pero esto que se dice tan fácil, no ha podido lograrse suficientemente.
La creación de un frente amplio opositor a la dictadura sería muy deseable, pero hasta ahora no ha pasado de ser un  anhelo.

“Para hacer la revolución van a necesitarse hombres de una sola pieza

 El liberarse de las dictaduras, en última instancia, depende de la capacidad que la gente tenga para liberarse a sí misma. Existen los medios para que la población se libere a sí misma, pero esta opción no se ha ejercido plenamente.

Frecuentemente vemos a la  oposición  pelearse entre sí, desconfiar de todo, creerse los únicos dueños de la razón, o  tibios a la hora de actuar. Por otro lado, se observa el hecho de que muchos lideres opositores, en cuanto llegan a un puesto de poder, se fusionan con el enemigo.

Debemos reconocer que existen intereses que trabajan para que esto así  suceda. Es el tradicional “divide y vencerás”, que tanto resultado da a la oligarquía, que unido al “Pan y circo”, mantienen al pueblo sometido. En este sistema de explotación, el hombre nunca alcanza su completo desarrollo y madurez, pues se la mantiene miedoso y apartado. Sumiso

Cabe reconocer, por otro lado, que la principal fuerza retardataria proviene de nosotros mismos, que inconscientemente, queremos parecernos al opresor. Llegar al poder, para luego hacer lo mismo que se hacía antes, no significa ningún avance. Si vociferamos contra las injusticias de los ricos, pero aspiramos a ser ricos, o preferiríamos serlo, estamos perdiendo el tiempo.

Necesitamos ordenarnos cada uno, internamente, si no es así, nuestras percepciones estarán equivocadas. No podremos organizar nada.
En una correspondencia dialéctica, la transformación de las condiciones sociales y del propio hombre, su conciencia y su moral, deben efectuarse simultáneamente, una en relación con la otra, una reforzando la otra.

“La revolución ha de ser primero interior, pues el enemigo de dentro, que son nuestros defectos contrarrevolucionarios, esta más cerca de nosotros que ningún otro enemigo”
(P. Freire, “Pedagogía del Oprimido”)

Así pues, pareja a la acción revolucionaria, debemos emprender un trabajo para liberarnos de nuestros conflictos personales, y acceder fraternalmente al espíritu comunitario.
La lucha noviolenta requiere una pérdida del miedo y un mayor control sobre sí mismo, esto  significa una toma de conciencia de nuestra misión social. Es un elemento clave para destruir el poder que los dictadores tienen sobre la población en general.
Para que resulte efectivo, el desafío político requiere preparación y planeación. Los probables participantes tendrán necesidad de comprender qué se espera de ellos. Una transformación radical de la sociedad opresora debe estar acompañada de una transformación profunda de las estructuras mentales de los individuos.

Es necesario configurar al sujeto que tenga la capacidad de revolucionar el orden social existente y abolir la sociedad de clases; esto es, emancipar a la humanidad y posibilitar su pleno desarrollo consciente.

Conseguir la libertad con paz, por supuesto que no es tarea fácil. Va ha requerirse para ello una gran destreza estratégica, organización y planificación. Sobre todo, requiere poder. Los demócratas no pueden esperar derribar a la dictadura y establecer la libertad política sin la capacidad de ejercer su propio poder en forma eficaz.
Sin embargo, esta nueva percepción del poder significa , que la desintegración deliberada de una dictadura si es posible.

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