martes, 29 de julio de 2014

El poder simbólico de los chakras, los sacramentos y las sefirot, parte 4

Nivel seis: La fusión del chakra de la mente (Ajna), el sacramento del orden y las sefirot de Biná y Jojmá. El poder generado por estas cuatro fuerzas arquetípicas transmite al sistema energético la verdad sagrada "Busca solamente la verdad". Del chakra de la mente recibimos la energía para buscar las respuestas a los misterios que se nos presentan. Es un designio divino el que nos impulsa a preguntar: “¿Por qué?”, y a desear saber más de lo que sabíamos ayer. La energía que irradia este chakra nos orienta constantemente a evaluar la verdad e integridad de nuestras creencias. Como sabemos instintivamente desde que nacemos, tener fe en algo o en alguien que carece de integridad contamina el espíritu y el cuerpo.
Maduramos en nuestras creencias paso a paso, experiencia en experiencia. La energía del sexto chakra es implacable: nos empuja a abandonar las percepciones que no son ciertas. Cuando actuamos en contra de esta energía, impidiendo conscientemente que entren verdades más profundas en nuestro campo mental, se nubla u obscurece nuestro sistema perceptivo.

El sacramento del orden sagrado, en su sentido literal, es el acto por el cual una persona se hace sacerdote y asume oficialmente la tarea de canalizar lo sagrado. Todos deseamos contribuir a que las vidas de otras personas sean valiosas y tengan sentido; es una manera de sentir que lo que hacemos es sagrado. (En el budismo, a esto se le llama “bien vivir”). Sea cual fuere la tarea que uno tiene en la vida -sanador, progenitor, científico, agricultor, buen amigo-, todos podemos ser transmisores de la energía divina. Logramos simbólicamente la ordenación sacerdotal cuando las personas con quienes vivimos o trabajamos reconocen que nuestras contribuciones son beneficiosas para su crecimiento personal o espiritual. El esfuerzo por apoyar y no juzgar a las personas con quienes vivimos o trabajamos crea en nuestro interior un canal para la energía divina. A las personas que irradian apoyo y amor se las reconoce justamente como poseedoras de una energía ordenada. Son arterias de la intervención divina.
La sefirá de Jojmá nos ayuda a equilibrar el razonamiento y el juicio, a mantenernos adheridos a la verdad y a tomar decisiones que creen las mejores consecuencias, para nosotros y para aquellos con quienes nos relacionamos.
Respaldando la energía de Jojmá está la sefirá de Biná, que infunde en la energía del razonamiento humano, con frecuencia endurecida, el poder más suave del entendimiento divino, más ligado a las emociones.

Sólo es posible lograr una auténtica paz respecto a la vida desprendiéndonos de la necesidad de saber el porque de las cosas desde el punto de vista del razonamiento humano y adhiriéndonos al razonamiento divino. “Hazme saber lo que soy capaz de saber, y confiar en que detrás de todos los acontecimientos, por dolorosos que sean, existe una razón, de la cual puede salir lo bueno.

Nivel siete: La fusión del chakra del espíritu (Sahasrara), el sacramento de la extremaunción y el sefirá de Keter. El poder generado por estas tres fuerzas arquetípicas transmite a nuestro sistema energético la verdad sagrada"Vive en al momento presente". Dado que en esencia somos seres espirituales, las necesidades espirituales son tan importantes para nuestro bienestar  como las necesidades físicas, e incluso tal vez más.
El chakra del espíritu nos dice que nuestro espíritu es eterno. Permitir que nuestro pensamiento viva demasiado tiempo en el pasado es antinatural para nuestro diseño divino; ese desequilibrio origina deformaciones del tiempo que obstaculizan nuestra capacidad de vivir en el presente y recibir una orientación espiritual cada día. Si vivimos totalmente en el momento presente, esos misterios del ayer se desentrañarán poco a poco.
El espíritu de la persona se siente instintivamente atraído hacia esa verdad sagrada. De ella recibe la inspiración que la eleva al éxtasis. Prosperamos, y sanamos, en momentos de éxtasis, cuando el espíritu se hace más fuerte que el cuerpo y el cuerpo puede responder a los mandatos del espíritu.

La necesidad de vivir en el momento presente es apoyada por el sacramento de la extremaunción. En su sentido literal, este sacramento fue creado para ayudar a las personas a liberar su espíritu antes de la muerte. En su sentido simbólico, este sacramento reconoce la necesidad de recuperar, de rescatar nuestro espíritu, para concluir los asuntos que quedaron inconclusos en diversos momentos de la vida. La energía de este sacramento nos proporciona la capacidad de soltar nuestras experiencias pasadas para no llevar “la muerte a cuestas”. El poder y simbolismo de este sacramento, por lo tanto, no se limitan al final de la vida. Necesitamos, biológica y espiritualmente, poner un cierre a todas las cosas, y podemos recurrir a esta energía sacramental para que nos ayude a hacerlo. Después de cualquier experiencia dolorosa y traumática, siempre recibimos una orientación interior que nos ayuda a desprendernos del pasado y continuar viviendo. Cuando elegimos mantener el pasado más vivo que el presente, obstruimos la circulación de la fuerza vital. Distorsionamos el “presente”, porque comenzamos a ver todo lo que ocurre “hoy” a través del pasado, debilitando así el cuerpo y el espíritu. Enfermamos por “llevar lo muerto a cuestas” durante demasiado tiempo.

De la sefirá de Kéter, que simboliza nuestra conexión con el mundo de lo infinito, recibimos el conocimiento de que no existe la muerte; sólo existe la vida.

Las verdades contenidas en las escrituras de las diferentes tradiciones religiosas tienen por finalidad unirnos, no separarnos. Cuando alejamos la atención del mundo externo y la dirigimos al mundo interno, aprendemos a desarrollar una visión simbólica. Por dentro, todos somos iguales, y los desafíos espirituales con que nos encontramos son los mismos. Nuestras diferencias externas son ilusorias y temporales, meras propiedades físicas.

La fusión de las tradiciones hindú, cristiana y judía en un solo sistema con verdades comunes constituye un potente sistema de orientación que puede expansionar la mente y el cuerpo y enseñarnos el modo de gobernar nuestro espíritu en el mundo.

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