miércoles, 23 de julio de 2014

El poder simbólico de los chakras, los sacramentos y las sefirot, parte 2


Nivel dos: La fusión del chakra de las relaciones (Svadisthana), el sacramento de la comunión y la sefirá de Yesod.
El poder generado por estas tres fuerzas arquetípicas transmite a nuestros sistemas la verdad sagrada Respetaos mutuamente.  Del chakra de las relaciones recibimos el poder de actuar con responsabilidad y honradez en todas nuestras relaciones. Esta energía es particularmente activa, ya que vibra en todas las actividades financieras y creativas. La integridad y el honor son necesarios para la salud. Cuando alguien viola de alguna manera su honor o compromiso, contamina su espíritu o cuerpo físico.
En el sentido simbólico, el sacramento de la comunión infunde a nuestro sistema energético la verdad de que cada persona “con la que compartimos una unión” es una parte de nuestra vida. Cuando “partimos el pan” con alguien, reconocemos simbólicamente que todos formamos parte de una sola familia espiritual, la que sabemos que existe por designio divino, y que todos nos necesitamos mutuamente para enriquecer nuestras vidas. El hecho de que algunas de estas “uniones” resulten dolorosas es una necesidad. El desafío es madurar lo suficiente para reconocer esta verdad y vivir conforme a ella. Desde el punto de vista espiritual, es antinatural considerar enemigas a las demás personas o ser enemigo de sí mismo. Las relaciones negativas generan energía negativa, la cual obstruye la visión simbólica. No podemos ver la finalidad divina en una unión que decidimos interpretar negativamente.

La sefirá de Yesod representa la energía comunitaria. Yesod es el falo, la necesidad procreadora de sembrar las simientes de vida, de crear materia de la energía. Yesod simboliza la necesidad energética de formar uniones sagradas con otros seres humanos, uniones de las cuales procede la continuación de la vida. Nos sentimos espiritualmente impulsados a conectar con la sagrado que hay en otras personas, a fundir el alma con una pareja.
Violamos nuestro espíritu cuando no honramos los votos o las promesas que hemos hecho a otras personas dentro de una unión sagrada. A veces la vida nos exige reconsiderar nuestros contratos, y se producen divorcios en el matrimonio y otras uniones. El acto de divorciarse no es deshonroso en sí mismo; pero debemos ser conscientes respecto al modo en que nos comportamos al retractarnos de una promesa.

Nivel tres: La fusión del chakra del poder personal (Manipura), el sacramento de la confirmación y las sefirot de Hod y Nétzaj. El poder generado por estas cuatro fuerzas arquetípicas nos transmite la verdad sagrada Respetate a ti mismo.  Las cuatro fuerzas arquetípicas de este nivel nos impulsan hacia el desarrollo de la estima y el respeto propios.
El chakra contiene nuestro “instinto de supervivencia”, la intuición que nos protege cuando estamos en peligro físico y nos avisa de la energía y los actos negativos de otras personas. Violamos esta energía cuando no hacemos caso de nuestros instintos viscerales.
El sentido simbólico del sacramento de la confirmación es aceptar la responsabilidad de la calidad de la propia persona. Es una experiencia de “iniciación” o una ceremonia de “mayoría de edad”. El espíritu necesita una experiencia o ceremonia así, a modo de señal o marca del paso a la edad adulta; cuando falta este marcador, queda una impresión negativa o vacío, consciente o inconsciente, que se manifiesta en debilidades físicas. Algo así como: la necesidad de recibir la aprobación de otras  personas; la incapacidad de valorarse, y la incapacidad de desarrollar un sentido de sí mismo como persona individual. La capacidad de obtener orientación intuitiva del propio espíritu está en un fuerte sentido del yo y del respeto por ese yo.
Igualmente importante es el papel de la estima propia, o autoestima, en la curación y en el mantenimiento de un cuerpo sano. Cuando no nos respetamos a nosotros mismos, nuestras relaciones con los demás son estados de intimidad temporal y frágil.
La confirmación propia, es decir, el desarrollo y reconocimiento conscientes de un código personal de honor, es importantísima para la creación de un cuerpo sano. No hay salud sin honor.

El sentido simbólico de la sefirá de Nétzaj es la resistencia, que es un poder para conservar la fuerza y la vitalidad. Este poder despierta cuando aceptamos nuestra vida tal como es, y lo perdemos cuando nos centramos en lo que nos falta o cuando pensamos que la vida es hueca, que carece de sentido. El sentido simbólico de la sefirá de Hod es majestad o integridad, energía que nos permite trascender las limitaciones del yo y activar nuestra conexión espiritual con la autoridad divina. La energía de Hod se fortalece desarrollando una actitud de valoración y gratitud por todo lo que tenemos y por el don de la vida misma.
Juntas, Nétzaj y Hod son las piernas simbólicas del cuerpo humano. Junto con las energías masculina y femenina del tercer chakra, sugiere la necesidad de crear una unión espiritual de la dualidad interior, y el hecho de que sin autoestima y honor personal jamás podremos afirmarnos sobre nuestros pies, por así decirlo, sea en lenguaje literal o simbólico.

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