miércoles, 9 de octubre de 2013

Bioenergética y Gestalt una visión integradora, parte 3


Tratamiento

Es labor del terapeuta saber cuales son las carencias y patologías que tiene la persona que le viene a pedir ayuda y le impiden actuar adecuadamente y alcanzar el placer de la vida. Este es el fin del diagnóstico.
El diagnóstico en bioenergética tiene un matiz de transitoriedad, de provisionalidad. Partimos de hipótesis, que facilitan la labor de ayuda, no de encasillamientos.
El diagnóstico además, tiene que facilitar el paso al autodiagnóstico. El paso de lo que dicen de mí, a lo que yo digo de mí, es capital. Se trata de que el paciente tome conciencia y experimente ese descubrimiento, ya que la curación depende significativamente de las actitudes y vivencias hacia uno mismo.

Según Lowen, la meta de la Bioenergética es ayudar a la gente a recuperar su naturaleza primaria, que es el estado de ser libre, el estado de ser agradecido y la cualidad de ser hermoso. La libertad, la gracia y la belleza son los atributos naturales de todo organismo animal.

La libertad, es la ausencia de límites interiores para el flujo de sentimientos, la gracia, es la expresión de ese flujo en movimiento, mientras la belleza es una manifestación de la armonía interior que engendra ese flujo.

En el tratamiento terapéutico, el cuerpo es la clave de todo. Del descubrir que se tiene cuerpo, se debe pasar a ser cuerpo, a vivir el cuerpo habitado de sensaciones, emociones y necesidades.

El proceso terapéutico es un trabajo de cooperación mutua entre el paciente y el terapeuta, que no se limita a la hora de la consulta. La labor del terapeuta consiste en ayudar al paciente a independizarse. Por tanto, puede darle tareas de respiración y ejercicios bioenergéticos para que haga en casa y pueda tomar conciencia de sus problemas, su origen y su posible solución sin necesidad de explicaciones teóricas.

Técnicas Bioenergéticas.

Aquí no sólo se habla tanto, sino se trabaja con el cuerpo mediante el contacto físico, la respiración, el movimiento expresivo y la postura.
El objetivo de todas las técnicas es elevar el nivel de energía y liberar los bloqueos del cuerpo. Pueden enumerarse: la respiración, los ejercicios bioenergéticos, el masaje y la meditación.

La Respiración: el primer paso en la ayuda terapéutica es aumentar la capacidad respiratoria del paciente.
Aunque se observa inmediatamente, y se experimenta enseguida el resultado de la respiración más profunda y plena, los ejercicios respiratorios no son suficientes para reducir las tensiones y restaurar los patrones respiratorios naturales. Hay que comprender esos patrones y saber por qué se ven trastornados y hay que aprender a descargar las tensiones que impiden el patrón respiratorio natural.

Los ejercicios bioenergéticos

Como psicoterapia corporal, la bioenergética se ha dado a conocer como un trabajo fuerte con el cuerpo, en el que el terapeuta provoca a sus pacientes para que surjan las emociones reprimidas por medio de las tensiones musculares. Para esto trabaja sobre los músculos contraídos, prescribe posiciones estresantes y movimientos expresivos al tiempo que exhorta a sus pacientes a que se abandone a las emociones que emerjan. Para todo ello se ayuda de los ejercicios bioenergéticos.

Difieren de otros ejercicios gimnásticos y atléticos por su base teórica y su finalidad. Los ejercicios bioenergéticos tienen como propósito diagnosticar los problemas psicológicos que originaron las tensiones que dificultan el flujo natural de la energía, y su objetivo es resolver los problemas que produjeron las tensiones a fin de que el paciente pueda gozar plenamente la vida. Los ejercicios de gimnasia pueden dar más fuerza y energía al cuerpo, pero no se pueden llamar bioenergéticos porque no guardan relación alguna con los problemas psicológicos que limitan la energía vital.

La simple práctica de los ejercicios bioenergéticos no es suficiente para reducir los patrones de tensiones y bloqueos musculares y resolver los problemas que produjeron las tensiones. Hay que comprender esos patrones y hay que aprender a descargar adecuadamente las tensiones. Esto se realiza por una doble vía. Por un lado la práctica de los ejercicios y por otro el análisis concienzudo de todos los factores que han contribuido al problema.

Uno de los ejercicios básicos es el de enraizamiento o de toma de tierra. Es un ejercicio básico porque es indispensable para que cualquier carga y descarga de la energía baje al suelo y no produzca síntomas neuróticos o psicóticos por la acumulación de energía en otras partes. La toma de tierra es la clave del trabajo bioenergético. Tomar tierra es un modo de decir que la persona tiene sus pies sobre el suelo. Puede también extenderse a significar que una persona sabe dónde se planta y por lo tanto sabe quién es. Tomando tierra una persona tiene una posición es decir, es alguien.

La toma de tierra supone que la persona descienda, que baje su centro de gravedad, que se sienta más cerca de la tierra. El resultado es el de aumentar su sentido de la seguridad. Conforme el centro de gravedad del cuerpo cae hacia la pelvis, con los pies sirviendo de soporte energético, podemos sentir nuestro ser centrado en el abdomen inferior, en el vientre. Cuando la persona está centrada en este punto, se dice que tiene hara, es decir, está equilibrada tanto psicológica como físicamente.

El vientre es literalmente el asiento de la vida. El cuerpo se asienta sobre el cesto de la pelvis. A través de la pelvis tenemos contacto con los órganos sexuales y con las piernas. La pérdida de contacto con este centro vital desequilibra a una persona y conduce a la ansiedad e inseguridad.

Para lograr el enraizamiento se recomienda mantener en todo momento las rodillas flexionadas. Bloquear las rodillas al estar de pie, convierte toda la parte inferior del cuerpo desde las caderas hacia abajo en una estructura rígida, que funciona entonces como un soporte mecánico o como un medio mecánico de locomoción. Esto nos impide fluir hacia la parte inferior del cuerpo e identificarnos con ella.
Para la bioenergética, las presiones psicológicas son el equivalente de los pesos físicos para el cuerpo. Si intentamos soportar estas presiones con rodillas bloqueadas, recibimos y cargamos esa fuerza en nuestra espalda.

Otra de las recomendaciones a la hora de trabajar el enraizamiento es dejar salir el vientre. El vientre adentro niega la autonomía, espontaneidad y sexualidad en una persona. Además hace la respiración abdominal muy difícil. El vientre metido hacia adentro elimina todos los sentimientos sexuales en la pelvis. Debajo existe una gran rigidez. Lo mismo que la barriga grande.

La calidad de la vibración en el cuerpo nos indica en qué estado está. Las vibraciones groseras son un síntoma de que la excitación o carga no fluye libremente. Las vibraciones demasiado groseras denotan que la corriente de excitación está fluyendo a través de músculos que son espásticos o que se hallan en un estado de tensión crónica. Cuando las tensiones son descargadas o el músculo se relaja, las vibraciones se vuelven más finas, apenas perceptibles sobre la superficie pero experimentadas como un ronroneo.

Una de las razones por las que el vientre es contenido adentro es para controlar y limitar el sentimiento sexual. Esta contención restringe también seriamente la respiración y reduce el sentido de toma de tierra. Si buscamos estar vibrantemente vivos, la pelvis debe ser liberada y el flujo de sentimiento sexual abierto.

Los ejercicios bioenergéticos de vibración, enraizamiento y de soltar la zona de la cadera permiten ponerse en contacto con la naturaleza sexual. Los recuerdos sexuales reprimidos de tiempos de la infancia pueden ser recuperados y las sutiles relaciones sexuales existentes entre padres e hijos desveladas.

Los ejercicios no resuelven esos temas que necesariamente han de ser tratados en terapia. Pero son esenciales complementos.

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