miércoles, 30 de octubre de 2013

Bioenergética y Gestalt una visión integradora, parte 12

LA ESPIRITUALIDAD. 
TRANSPERSONALIDAD DE LA TERAPIA GESTALT


Lo transpersonal alude a experiencias que afectan a la conciencia y a una extensión de la identidad que va más allá de la individualidad y de la personalidad. Se refiere al desarrollo del potencial humano que trasciende los límites del ego, que va más allá del autoconcepto o bien, de la autoimagen condicionada y empobrecida con la que nos identificamos.
El individuo que no sabe de usar los dualismos interpreta neuróticamente la realidad.

Se puede decir que la psicoterapia constituye de por si un tipo de abordaje espiritual. El hecho de prestar atención a lo que está ocurriendo en nuestro interior puede ser considerado como un acto espiritual. Así para C. Naranjo, el percatarse, la toma de conciencia es ya algo transpersonal, más importante que alcanzar estados alterados de conciencia.

La espiritualidad o transpersonalidad de la terapia gestalt se puede ver a través de: Continuum atencional gestáltico y meditación vipassana: Cuando se ejercita este continuo del darse cuenta se enfoca la actividad de la mente, esto es, el pensar, imaginar o recordar, y se acentúa la atención en los contenidos emocionales y sensoriales. Esta práctica de la atención al presente es semejante a una meditación verbalizada. Abandonar la mente y volver a los sentidos en el aquí y ahora sería similar a la meditación vipassana.

La técnica vipassana es un proceso de limpieza y un camino de purificación, mediante una sensibilidad atenta, sutil y una actitud de ecuanimidad. Y el desapego mental es condición compartida con el continuum atencional.

La integración gestáltica de polaridades:

Tiene un implícito sentido espiritual. En gestalt no hablamos de dualismos sino de integración. La polaridad clave de la teoría gestalt es contacto-retirada. La lectura espiritual del contacto-retirada se traduce como expansión-contracción de la conciencia, como ampliación de la conciencia del contacto.

La influencia del zen: C. Naranjo resalta varias similitudes entre zen y gestalt, como la invitación a suspender el pensamiento conceptual, la apreciación de la espontaneidad y un estilo cortante y severo por parte del maestro-terapeuta.

Aceptación de la nada, del vacío:

Del vacío estéril al vacío fértil. Es la aceptación de la no-experiencia, el camino de todo proceso terapéutico. Perls abandonó la metáfora de la figura de fondo en aras de la vacuidad, reconocible en su forma de trabajar el vacío (estado neutro de conciencia:  indiferencia creativa o punto cero).

El chamanismo:

Es otro aspecto esencial de la espiritualidad gestáltica. Perls se parecía al chaman, guía experimentado, conductor consciente, versátil y con movimiento orgánico entre los dominios de lo sensorial, afectivo, cognitivo, interactivo e imaginativo. Si el chamán puede ser un guía es porque ha sufrido y atravesado su propia patología. El aspecto chamánico más reseñable de la espiritualidad gestáltica es su carácter no santurrón. Perls decía de si mismo que era 50% hijo de Dios y 50% hijo de puta.

EL TERAPEUTA GESTALT

Perls definía las tres posturas básicas del terapeuta:
La a-patía psicoanalítica: neutralidad indulgente con poca implicación e intervenciones mínimas.
La em-patía rogeriana: ponerse en el lugar del cliente para comprenderle mejor y vibrar con él.
La sim-patía Gestaltista: ofrecer al cliente la verdadera presencia de un compañero atento y competente dentro de un auténtico diálogo “yo-tu“.

El terapeuta Gestaltista no se encierra en un silencio frío ni se refugia en una actitud de neutralidad permanente, por el contrario, manifiesta su simpatía, comparte sus ideas y sentimientos (en el marco de una “utilización terapéutica” de su contratransferencia´). No está obligado a acompañar al cliente a todas partes, con una "aceptación incondicional" de sus comportamientos excesivos o por el contrario de sus repetidas invitaciones, sino que puede permitirse rechazar algunas de sus propuestas. En este caso se trata de una actitud terapéutica original bastante específica de la Gestalt. Son los aspectos relacionales lo que determinan lo más genuino de la gestalt; la actitud e implicación del terapeuta que concibe su tarea como un oficio artístico más que como un rol técnico.

Perls formuló la oración gestáltica: “Yo hago lo mío y tu haces lo tuyo. No  estoy en este mundo para llenar tus expectativas. Y tu no estás en este mundo para llenar las mías. Tu eres tu y yo soy yo. Y si por causalidad nos encontramos, es hermoso. Si no, no puede remediarse.”

Las tareas del terapeuta son apoyar lo genuino y confrontar lo falso-evitativo, dando por hecho que la conciencia y espontaneidad que se alienta en el paciente, el terapeuta las ha incorporado a lo largo de su trabajo personal y está en contacto con ellas.
Para eso el terapeuta puede utilizarse como instrumento: el terapeuta gestáltico utiliza sus propios sentimientos, su resonancia afectiva, de forma activa en la terapia: en este sentido él es su técnica. El hecho de que el terapeuta comparta a menudo sus sentimientos personales, el aprovechamiento deliberado de su experiencia contratransferencial, de resonancia con lo que dice o hace el cliente, es una herramienta muy específica de la terapia Gestalt.

Ser persona es lo que iguala a terapeuta y paciente y a la vez lo que los diferencia, en el sentido de que el terapeuta ha hecho más camino y por eso puede ser acompañante-guía del paciente. La jerarquía no es de rol sino de madurez.


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