miércoles, 22 de mayo de 2013

La Espiritualidad del Cuerpo, parte 2


Capítulo 3 “La Respiración”

El derecho como persona comienza con nuestro primer respiro. La fuerza con que sentimos ese derecho se refleja en la respiración.
Respirar no es simplemente una operación mecánica, es un aspecto del ritmo corporal subyacente de expansión y contracción, que también se expresa en los latidos del corazón.
La respiración esta conectada con los estados de excitación del cuerpo. Cuando una situación es estimulante y nos entusiasma, nuestra respiración es fuerte y aumenta la energía.
Respirar profundamente sirve para distender el cuerpo.
Es importante tener conciencia de nuestra respiración. La persona que respira de forma casi inaudible está inhibiendo en gran medida su derecho a vivir.

La respiración natural abarca todo el cuerpo. No todas las partes intervienen activamente, pero son afectadas por las ondas respiratorias. Cuando inspiramos, la onda parte de un punto profundo de la cavidad abdominal y fluye hacia arriba a la cabeza. Cuando espiramos, la onda se mueve de la cabeza a los pies. La respiración profunda envuelve la cavidad abdominal, que se expande al inspirar y se encoge al espirar.

Respirar profundamente es sentir profundamente. Cuando el individuo toma conciencia de que no respira profundamente, puede proponerse ejercicios para activar su respiración. El efecto será movilizar sentimientos suprimidos de tristeza y sexualidad. Si podemos aceptar estos sentimientos (y si podemos llorar profundamente) todo el cuerpo cobrará vida.
El hecho de experimentar la espiritualidad del cuerpo no depende de efectuar algo sino de sentir una fuerza dentro de Yo que es más grande que el ego consciente.

La supresión de un sentimiento, hace que se le cobre miedo a ese sentimiento. Y se convierte en un secreto oculto que uno no se atreve a encarar. Cuando se saca a la luz en la terapia, se suscita el sentimiento, que nunca es tan atemorizador como se creía.

El individuo cuyo anhelo a sido aplastado tiene razones de sobra para sentir ira, pero le falta la energía necesaria para elevar y mantener ese sentimiento hasta llevarlo a un nivel de intensidad que lo convierta en una fuerza eficaz.
A medida que uno se deje ir y se entregue al misterioso poder del cuerpo, se recobrará la armonía y la salud.
El modo como se respira debe depender de la situación, y no de cómo cree uno que tiene que comportarse. El cuerpo sabe reaccionar de forma adecuada y se puede confiar en que lo hará si se le deja hacerlo.
La acción de estirar los miembros nos permite respirar más profundamente. Cuando nos encojemos sobre nosotros mismos al estar sentados, nuestro abdomen está contraído y nos es imposible respirar profundamente. Para enderezar un abdomen encogido yo empleo el taburete bioenergético.

Aspirar aire al respirar es sinónimo de inspiración. Inspirar es infundirle a alguien una fuerza animosa, vivificante o exaltante, que produce la inhalación de oxigeno.
Cuando respiramos profundamente, es fácil sentir lo bueno que es el mundo, lo justo y lo hermoso. Estamos inspirados.
Es trágico que tan pocas personas respiren libremente y bien.


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