viernes, 6 de septiembre de 2013

Pedagogía del Oprimido, parte 8

Capítulo 3 (continuación)

Antes de preguntarnos lo que es un tema generador, cuya respuesta nos aclarará lo que es el “universo mínimo temático”, nos parece indispensable desarrollar algunas reflexiones.

La comprobación del “tema generador”, como una concreción, es algo a los que llegamos a través no sólo de la propia experiencia existencial, sino también de una reflexión crítica sobre las relaciones hombre-mundo y hombres- hombres.
Lo propio de los hombres es estar, como conciencia de sí y del mundo, en relación de enfrentamiento con su realidad, en la cual, históricamente, se dan las “situaciones límite”, es decir,  el margen real donde empiezan todas las posibilidades.
A través de su permanente quehacer transformador de la realidad objetiva, los hombres simultáneamente crean la historia y se hacen seres histórico-sociales.

Una unidad epocal, se caracteriza por el conjunto de ideas, concepciones, esperanzas, dudas, valores, desafíos, en interacción dialéctica con sus contrarios, en búsqueda de su plenitud. La representación concreta de muchas de estas ideas, de estos valores, de éstas concepciones y esperanzas, así como los obstáculos al ser más de los hombres, constituyen los temas de la época.
No hay manera de captar los hechos históricos aislados, sueltos, desconectados, sino en relación dialéctica con los otros, sus opuestos.
El conjunto de los temas en interacción constituyen el “universo temático” de la época.

Frente a este “universo de temas” que dialécticamente se contradicen, los hombres toman sus posiciones, también contradictorias, realizando tareas unos a favor del mantenimiento de las estructuras, otros en favor de cambio.

Las “situaciones límite”, se presentan a los hombres como si fuesen determinantes históricos, aplastantes, frente a las cuales no hay otra alternativa, sino el adaptarse a ellas. Y así, los hombres no llegan a trascender nunca las “situaciones límite” ni a descubrir y divisar más allá de ellas.
En el momento en que el hombre las percibe ya no más como una “frontera entre el ser y la nada, sino una frontera entre el ser y el más ser”, se hacen cada vez más críticos en la acción ligada a esa percepción.

Los temas generadores, contienen en sí la posibilidad de desdoblarse en otros tantos temas, y pueden ser localizados en círculos concéntricos que parten de lo más general a lo particular.

Como tema particular para nuestra época, se encuentra, a nuestro parecer, el de la liberación que indica a su contrario, el tema de la dominación, como objetivo que debe ser rebasado.
A fin de alcanzar la meta de la liberación, la que no se consigue sin la desaparición de la opresión deshumanizante, es imprescindible la superación de las “situaciones límite” en que los hombres se encuentran cosificados.

La “situación límite” del subdesarrollo al cual está ligado el problema de la dependencia, como tantos otros, es una connotación característica del “Tercer Mundo” y tiene, como tarea, la superación de la “situación límite”, que es una totalidad, mediante la creación de otra totalidad: la del desarrollo.
En un círculo más restringido, observamos diversificaciones temáticas dentro de una misma sociedad. Son áreas y subáreas que constituyen subunidades epocales. En éstas, los temas de carácter nacional pueden ser o no ser captados en su verdadero significado, o simplemente pueden ser sentidos. A veces, ni siquiera sentidos.

Por ello la necesidad de presentar a los individuos dimensiones significativas de su realidad, cuyo análisis crítico les posibilite reconocer la interacción de sus partes.
La captación y la comprensión de la realidad se rehacen, ganando un nivel que hasta entonces no tenían.

En este sentido, la investigación del “tema generador” que se encuentra contenido en el “universo temático mínimo” (los temas generadores en interacción), se realiza por medio de una metodología concienciadora.

Empero, en la medida en que en la captación de un todo que se ofrece a la comprensión de los hombres, éste se les presenta coma algo espeso que los envuelve y que no llegan a vislumbrar, se hace indispensable que su búsqueda se realice a través de la abstracción.

La descodificación de la situación existencial, implica un partir abstractamente hasta llegar a lo concreto, que implica una ida de las partes al todo y una vuelta de éste a las partes, que implica un reconocimiento del sujeto en el objeto y del objeto como la situación en que esta el sujeto.
Este movimiento de ida y vuelta, de lo abstracto a lo concreto, si se hace bien, conduce a la superación de la abstracción con la percepción crítica de lo concreto, ahora ya no más realidad espesa.

Realmente, frente a una situación existencial codificada, la tendencia de los individuos es realizar una especie de “escisión” en la situación que se les presenta. Corresponde a la etapa que llamamos de “descripción de la situación”. Esto posibilita el descubrir la interacción entre las partes del todo escindido.

En todas las etapas de la descodificación estarán los hombres exteriorizando su visión del mundo, su forma de pensarlo, y en la manera que realizan sus enfrentamientos con el mundo, se encuentran envueltos  sus “temas generadores”

Aun cuando un grupo de individuos no llegue a expresar concretamente una temática generadora, sugiere, por lo contrario, la existencia de un tema dramático: el tema del silencio. Sugiere un mutismo ante la fuerza aplastante de las “situaciones límite” frente a las cuales lo obvio es la adaptación.

Investigar el “tema generador” es investigar, repitamos, el pensamiento de los hombres referidos a la realidad, es investigar su actuar sobre la realidad, que es su praxis.
La investigación temática se hace, así, un esfuerzo común de toma de conciencia de la realidad y de autoconciencia, que la inscribe como punto de partida del proceso educativo o de la acción cultural de carácter liberador.

Tanto como la educación, la investigación que a ella sirve tiene que ser una operación simpática, esto es, tiene que constituirse en la comunicación, en el sentir común de una realidad que no puede ser vista ingenuamente, sino en la complejidad de su permanente devenir.
Investigadores profesionales y pueblo, en esta operación simpática que es la investigación del tema generador, son ambos sujetos de este proceso.

El investigador de la temática significativa que, en nombre de la objetividad científica, transforma lo orgánico en inorgánico, lo que está siendo en lo que es, lo vivo en lo muerto, teme al cambio. Teme a la transformación. Ve en ésta, a la que no niega, pero si rechaza, no un anuncio de vida, sino un anuncio de muerte, de deterioro. Quiere conocer el cambio, no para estimularlo o profundizarlo, sino para frenarlo. No puede ocultar su marca necrófila.

La investigación del pensar del pueblo no puede ser hecha sin el pueblo, sino con él, como sujeto de su pensamiento. Y si su pensamiento es mágico o ingenuo, será pensando su pensar en la acción que él mismo se superará. Y la superación no se logra en el acto de consumir ideas, sino de producirlas y transformarlas en la acción y  en la comunicación.

Cuanto más investigo el pensar del pueblo con el, tanto más nos educamos juntos. Cuanto más nos educamos, tanto más continuamos investigando.
Educación e investigación temática, en la concepción problematizadora de la educación, se tornan momentos de un mismo proceso.

Si en la etapa de alfabetización, la educación de la comunicación busca e investiga la “palabra generadora”, en la postalfabetización busca e investiga el “tema generador”.

¿Qué haremos, por ejemplo, si tenemos la responsabilidad de coordinar un plan de educación de adultos en un área campesina, que revela, incluso, un alto porcentaje de analfabetismo? El plan incluirá la alfabetización y la post alfabetización. Estaríamos obligados, por tanto, a realizar la investigación de las “palabras generadoras” así como la de los “temas generadores” en base a los cuales tendríamos el programa para ambas etapas del desarrollo del plan.

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