martes, 15 de enero de 2013

De la Psicología a la Espiritualidad, parte 12



De la complejidad del ego
A la unidad y la armonía del Sí-mismo
Cuando miles de cosas son percibidas en su unidad.
Se vuelve al origen
Y se está donde siempre se ha estado.
Sengstan (maestro zen)
El ego consciente suele verse solicitado por multitud de emociones contradictorias (“Le amo y le odio al mismo tiempo“), deseos incompatibles (“me gusta la aventura, pero adoro la comodidad”), actitudes opuestas (“Deseo ser compasivo con los extraños, pero desconfío de ellos”), objetivos que los propios comportamientos contradicen (“Quiero adelgazar y dejar de fumar, pero como mucho y sigo fumando”), etc.
El ego es incapaz de solucionar estas contradicciones aparentes y estos conflictos, por lo que debe recurrir a la ayuda de una instancia superior, el Sí-mismo, que resolverá los problemas. La visión global del Sí-mismo y su poder unificador lograrán hacer de las fragmentaciones del ego elementos complementarios. Es la función de la “reconciliación de los opuestos”, función dominante del
Sí-mismo en el proceso de individuación de la persona o de “hacerse plenamente uno mismo”.

La estima del Sí-mismo y la eliminación del temor

No hay que tener miedo
de la pobreza ni del exilio
ni de la cárcel ni de la muerte,
pero sí hay que tener miedo al miedo.
Epicteto

“Hacerse espiritual es ir eliminando progresivamente los miedos”. El ego vive constantemente en el miedo: miedo a carecer de lo esencial, miedo a no ser aceptado ni apreciado, ni amado. Y su mayor terror es morir. Por su parte, el Sí-mismo vive fuera del tiempo  y está en contacto con realidades inmutables, como la inteligencia creadora del Universo; goza de una visión más allá de la muerte. De hecho, atraviesa sin vacilación las adversidades de la vida e incluso la certeza de la muerte.
Mientras que el ego es presa del pánico ante la idea de la muerte, el Sí-mismo permanece sereno, porque sabe morir y se prepara para otra vida.

La estima del Sí-mismo
Y la adquisición de mayor autonomía

Cuanto menos sometido está el ego del individuo a la mirada, la aprobación y la admiración ajenas, tanto más autónomo se hace y tanto más confía en la sabiduría del Sí-mismo. El ego se va liberando poco a poco de las presiones de su estatus social y económico, de la opinión de su entorno y de su cultura. Una vez liberado de los dictados del medio y de las solicitaciones de la moda y la publicidad, se deja guiar más por las intuiciones y orientaciones del Sí-mismo.

Manifestaciones de la estima del Sí-mismo
En las relaciones humanas

Empezar por uno mismo, pero no acabar por uno;
tomarse como punto de partida, pero no de llegada;
conocerse, pero no preocuparse de uno mismo.
Martin Buber

Pueden observarse beneficiosos efectos sociales de la estima del Sí-mismo: un amor incondicional a uno mismo y a los demás, la curación interior, la sabiduría y una misión en pro de la comunidad, etc. El paso de la autoestima a la estima del Sí-mismo se refleja en las siguientes mejoras sociales:
Bajo la influencia del Sí-mismo, la persona tiene menos miedo, se siente más segura, se muestra menos a la defensiva. Tiene más audacia para darse a conocer tal como es, teme menos revelar su vulnerabilidad en sus relaciones humanas, y en espacial con sus amigos. Cultiva la intimidad sin temor a desvelar su interioridad e incluso sus debilidades.

Se muestra más dispuesta a recibir con gratitud que a dar; aunque se haya vuelto generosa, no se aprovecha para ejercer un sutil poder sobre los demás.
Deja de sentir la necesidad de compararse; es más ella misma en sus relaciones humanas. Al ser menos competitiva, se interesa por los demás con verdadera solidaridad.
Busca sobretodo relaciones vivificantes; evita mantener relaciones superficiales y utilitaristas con vistas a obtener reconocimiento, adulación, favores, etc.

Pierde la tendencia a juzgar a sus semejantes en función de criterios subjetivos; se abstiene de condenarlos, porque es consciente de no conocer todas sus intenciones y motivaciones.
Finalmente, la estima del Sí-mismo, que aporta curación interior y un plus de amor a la persona, será fuente de compasión y perdón para sí misma y para los demás.

Manifestaciones de la estima del Sí-mismo
en las relaciones con el Universo
La oración comienza cuando el poder termina.
Abraham Heschel (rabino)

La estima del Sí-mismo
Y el enfoque de la intención creadora
Cuando se han empleado en vano todos los medios posibles para realizar una tarea o llevar a buen puerto un proyecto, no queda más que confiar en la sobreabundancia del Universo. La actitud propia de la estima del Sí-mismo no es la derrotista, sino el abandono a la Inteligencia universal.

La intención creadora es una estrategia espiritual consistente en exponer la necesidad de manera muy concreta a la inteligencia del Universo (llamado también Dios). La presentación detallada de una necesidad o de un proyecto llevará a la persona a estar al acecho de todas las oportunidades favorables para su realización. Una vez expuesta su necesidad o proyecto al Universo, es importante que el ego deje de preocuparse por ello y que se distancie de su demanda, como si ya no fuese de su incumbencia.

Un médico  contaba que el porcentaje de curación entre sus pacientes había aumentado desde que dedicaba unos momentos de meditación a pedir por su curación y los veía sanando. Al hacer esto, eliminaba de su persona cualquier ambivalencia, cualquier tentación inconsciente de mantener a su paciente en la dependencia y de considerarse único responsable de la curación.

La estima del Sí-mismo y la “simplicidad voluntaria”
Pasar de la autoestima a la estima del Sí-mismo significa también estar en mayor comunión con el Universo, es decir, ser más sensible a su conservación en un espíritu ecológico. Desde los años 80´s, existe un movimiento llamado de la “simplicidad voluntaria” que tiene por objeto favorecer a nuestro mundo, combatiendo el consumo excesivo, el agotamiento de los recursos del planeta y la contaminación mundial. Invita a la gente a ser responsable y respetuosa del medio ambiente, y promueve que los recursos naturales se compartan en beneficio de toda la colectividad y de las generaciones futuras.
Este movimiento se inspira en una espiritualidad basada en la estima del Sí-mismo.

La estima del Sí-mismo
Y la adopción de una visión espiritual del mundo
Cualquier problema pierde su fuerza
en la medida en que se desarrolla el hábito
de estar tranquilo y de mirar
observando revelarse la armonía divina.
Joël S. Goldsmith

La estima del Sí-mismo es especialmente útil en las situaciones difíciles. Sitúa los acontecimientos desdichados en un contexto mayor, hasta el punto de que pierden intensidad y a veces llegan incluso a adquirir un sentido positivo. Es lo que se denomina “reencuadre espiritual”. En lugar de sumirse en la desesperación, es posible descubrir el sentido positivo de cualquier acontecimiento, por negativo que sea. Se trata de apelar al Sí-mismo y buscar luz y consuelo en pensadores o guías espirituales.

El reencuadre espiritual es igualmente posible a través de la intención positiva. El método consiste en apelar a las motivaciones positivas ocultas en cualquier defecto, perversidad u obsesión. ¿Qué se pretende con el comportamiento destructivo?. Gracias a una serie de preguntas, puede desenterrarse el motivo espiritual primigenio que, por circunstancias desafortunadas, ha permanecido oculto y ha alimentado el comportamiento nocivo.

Por ejemplo: a una persona que padece alcoholismo se le pregunta ¿Qué te aporta la bebida?, responde: “un gran alivio en mi vida”. siguiente pregunta: ¿Qué aporta ese alivio? Respuesta: “cuando vivo ese gran alivio , soy por fin yo mismo, porque siempre he querido responder a las aspiraciones de mi padre”.
Así se logra descubrir el deseo de infinito y de sacralidad que brota del fondo del ser, del Sí-mismo. Ese deseo de absoluto, que permanece camuflado, puede revelarse bajo diversas formas: una profunda impresión de unidad interior, la sensación de ser uno mismo, el descubrimiento de una paz inalterable y la sensación de ser aceptado como se es, de ser amado y amar.

Conclusión
En resumen, la persona que se encuentre bajo la dirección del ego: persigue objetivos mediante esfuerzos voluntarios, y está motivada por la supervivencia y el miedo a carecer de cosas. Quien se orienta por el Sí-mismo, acoge el despertar espiritual y las experiencias- cumbre, y se abre a la abundancia de la creación.

Quien se maneja por el ego aspira a la competencia y al dominio de sí y de su entorno, busca retener lo adquirido. Lleva una máscara social, y se compara con los demás. Le angustia pensar en la muerte.
Quien se deja inundar por el Sí-mismo: Busca la paz y la armonía interior, busca el desapego. Se abre a la acción de la gracia que descubre a cada instante. Busca la colaboración y la solidaridad. Sabe como morir y tiene el convencimiento de renacer.

El audio en :https://www.dropbox.com/s/wxyfa3yuflytx46/Autoestima%2012.mp3

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