sábado, 29 de junio de 2013

El Camino por los Arquetipos, parte 3 (final)

 Arquetipos de poder. (madurez)

La madurez es la época para afirmar nuestro propio poder. Muchas personas no lo hacen, se cierran y renuncian a la vida. Muchos están sólo pasando el tiempo, mientras esperan la llegada del retiro y después de la muerte o están enterrados en la rutina, lo que también es una forma de estancamiento y de muerte.

En los arquetipos de transición de la edad mediana aprendimos a afirmar nuestro poder y a expresarlo en el mundo. En la madurez, el arquetipo del Gobernador asume el control, estableciendo orientaciones y manteniendo el orden de una manera que lleva en consideración el mejor uso de los recursos. Por otro lado, el arquetipo del Mago ha de llevarnos a combinar la visión, la creatividad y el deseo de transformar la realidad existente, teniendo en mente el bien general.
El Gobernante y el Mago nos enseñan la virtud de la transformación, la capacidad de contribuir para la cura o para la evolución del mundo.
Como siempre, un protagonismo excesivo del Gobernante lleva al estancamiento. Una exagerada influencia del Mago, produce el caos.
Juntos y equilibrados, ayudan a renovar la vida.

Tanto el Gobernante como el Mago, aprenden a entender la sincronicidad y a comprender que el mundo exterior refleja el mundo interior: atraemos para nosotros aquello que somos.

El mago tiene conciencia de las interconexiones y por lo tanto, tiene la capacidad de asumir transformaciones. Cuando el Mago sintoniza con el todo, realiza alquimias cotidianas. Este personaje nos permite dotar de magia nuestras relaciones regulares.
Los Magos crean nuevas realidades, transforman realidades antiguas, actúan como catalizadores, “atribuyen nombres” y así, crean realidades.
El Mago es el alquimista interior que transmuta pensamientos y emociones, nos ayuda a aprender nuevos moldes de comportamiento y a transformar aspectos primitivos en otros más evolucionados.
Aunque todos los arquetipos asociados al yo nos ayudan a crear una unidad con la luz, el Mago se une al poder de lo divino para salvar, redimir, o perdonar.
En su aspecto negativo, hechiza diciendo que no somos valiosos ni dignos de ser amados; convence de que somos ineptos y perdedores. Puede hacer que quedemos enfermos.

Para el Gobernante nada debe ser ajeno. Para que exista un reino en armonía se necesita un dirigente capaz de crearla y mantenerla, un líder con la habilidad y el poder de generar estabilidad, orden e integración.
Si el Gobernante fuera altamente evolucionado, vigilaría que cada una de nuestras voces interiores y cada uno de los arquetipos activos en nuestras vidas estén siendo escuchados.
El Gobernante no evolucionado, impone orden reprimiendo y separando.
Cuando alguien pierde el manejo de su reino, abre posibilidades para que otros lo tomen.

El Gobernante está asociado a la creación de la integridad y del orden psicológico. La meta del Gobernador, en relación a la psiquis, es la creación de un Yo único, integrado y plenamente manifestado. El resultado del proceso es un sentimiento de paz, unidad y armonía: Las partes dispersas vuelven a juntarse.

Después de su regreso, los héroes se transforman en “redentores del mundo”. Habiendo emprendido un camino, retornan para efectuar una transformación.


8. Arquetipos de libertad (vejez)

En la vejez, serán los arquetipos de el Sabio y el Bufón, los que nos ayudarán a renunciar a la necesidad de controlar o de modificar el mundo y, de esta manera, ser realmente libres.
Damos nuestros dones al mundo, servimos, aceptamos el liderazgo en la familia, en la comunidad o en el trabajo. Súbitamente, llega la hora de aprender a ser libres en un contexto que incluye una creciente aceptación de la muerte, tanto en término de fin de la vida como de las pérdidas más inmediatas: los sueños, las ilusiones, las oportunidades.

 Nuestro desafío consiste en analizar nuestra vida y comprender su significado. También comenzamos a perder la fuerza y, a veces, la salud. Nuestros amigos comienzan a morir. Así, somos forzados a renunciar a nuestros vínculos, compañeros, lugares, salud, y hasta la propia existencia. Esas tareas exigen una apertura a la sapiencia del Sabio.
El Sabio encuentra la libertad sirviendo a la verdad; el Bufón la encuentra conociendo la alegría. Juntos, ellos nos traen la libertad.

En la vejez, también somos desafiados a superar nuestra necesidad de encontrar un significado en la vida, cuidando de otros, realizando cosas, transformando el mundo o influyendo sobre los acontecimientos. Simplemente necesitamos aprender a amar la vida por el placer de vivirla día a día.

La actitud del Sabio es un afán por llegar a la verdad a través de una actitud crítica, objetiva, abierta y flexible. Tiene la certidumbre de que la pasión por conocer, comprender y descubrir la verdad nos hace mejores personas. Es quien aconseja al Gobernante.
Los Sabios encuentran la libertad a través de una comprensión del significado cósmico de las cosas y una capacidad de desapego. En un nivel inferior, el Sabio puede tener poco interés en placeres comunes y mundanos de la vida. En un nivel superior, combina el desapego con amor, sabiduría y con el placer de vivir.
Él es aquella parte de nosotros que puede observar nuestros pensamientos y sentimientos y permitir que fluyan sin estar de ninguna manera unido a cualquiera de ellos.
Aspectos negativos del sabio están en el juez insensible, frío, sin corazón, dogmático y, frecuentemente pomposo, que nos evalúa y dice que nosotros no somos lo bastante buenos, o no estamos haciendo lo que debemos.

El arquetipo del Bufón encierra la alegría, la libertad, la espontaneidad y el goce. “La vida es una broma, una feria de vanidades y es muy corta para malgastarla“.
La calidad de vida se establece en gran medida a partir de la capacidad de disfrute y de goce de la misma. El Bufón nos conecta con ese potencial que surge del niño que mora en nuestro interior. Ese maravilloso ser que se caracteriza por su sensualidad, es decir, se vincula a la vida a través de los sentidos: es divertido, jovial, curioso, espontáneo, bromista y sin complicaciones. Aporta colorido, chispa y aroma.

El Bufón encuentra la libertad a través del desapego y la capacidad de apreciar cada momento de la vida.
En el peor de los casos, el Bufón es irresponsable. En el mejor, obtiene mucho placer de la vida porque viven simplemente cada momento.

Existe un cierto sentido de represión cuando el poder es ejercido sólo por el Gobernante. Aunque ese ordenamiento real sea estabilizador, el es también restrictivo. Si estuviera en un nivel elevado, el Gobernante tal vez quiera que expresemos los doce arquetipos, ya que eso aumenta nuestra eficacia.
El Bufón quiere que todos ellos se expresen por el placer de hacerlo. Para él no importa si eso irá a contribuir para la evolución del individuo, para la productividad o para la paz interior. Lo que le interesa es expresar todos sus egos porque se siente bien actuando así.
En su aspecto negativo, es propenso a las adicciones. Puede ser glotón, perezoso o libertino. Dominado por los deseos del cuerpo y sin sentido de la dignidad o el autocontrol.

Si el predominio del Sabio fuera marcado, podemos ser personas de escaso sentido del humor y demasiado serios. Si transformamos la dualidad del Sabio y el Bufón en una buena pareja, nos transformaremos en el Bufón-Sabio.

El mito del héroe encuentra su complemento en su retorno para transformar el reino. Cuando alcanzamos la iluminación, nosotros vamos más allá del heroísmo y trascendemos a la verdadera libertad.
De forma bastante apropiada, en este sistema en espiral, el final del camino nos lleva de vuelta a la inocencia, donde comenzamos, si bien a un nivel más alto, a repasar el camino. El ciclo cósmico continúa. El Amor circula.


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