martes, 30 de enero de 2018

La Relación de Pareja, parte 5


EL ESPACIO INTERACCIONAL ENTRE LA SOMBRA Y LA PERSONA

Así pues, en el proceso de desarrollo de la pareja, en primer lugar se ha de llevar a cabo una operación con la finalidad de recuperar la sombra en la luz de la conciencia. Nuestro concepto sobre el bien y el mal será poderosamente cuestionado. Veamos con mayor detalle el concepto de sombra.
Nadie puede ser real y no proyectar una sombra. Al mismo tiempo que formamos una autoimagen y un ego, formamos también una sombra. Así como una luz lanza obscuridad en algún lado, la conciencia del ego siempre lanza una sombra en relación a su poder. Se refiere a la parte de la personalidad que ha sido reprimida para dar paso a la formación del ego ideal. Este ego ideal viene de los padres, la sociedad, los grupos y las normas religiosas. Está relacionado con nuestra cultura y destinado a cubrir requerimientos de moralidad y educación.

En la sombra colocamos ciertos aspectos que quisiéramos no existieran en nuestras vidas. Nuestros impulsos inaceptables, nuestras acciones y deseos vergonzosos, nuestras carencias. Es el lado sombrío de nuestra personalidad y es doloroso y difícil de aceptar. Contradice cómo queremos vernos ante los ojos de los demás. Sentimos su cercanía como una amenaza.
La sombra y sus características son enviadas al inconsciente. Puede estar suprimida para mantener nuestra ilusoria perfección. Pero ignorando nuestra sombra no la evitamos. Cuando se niega o es reprimida sigue trabajando detrás de escena, causando comportamientos neuróticos y compulsivos.

También proyectamos la sombra en otras personas atribuyéndoles esas cualidades que queremos negar en nosotros. Lejos de resolver el problema, la proyección inyecta veneno en las relaciones interpersonales, a través de percepciones deformadas.
En el camino de la salud mental, nos encontramos con la necesidad de reconocer la sombra que llevamos dentro. Nos obliga a enfrentar las decisiones éticas más problemáticas, poniendo a prueba nuestra propia disciplina.
El futuro de la humanidad depende, en gran medida, del reconocimiento de la sombra. Tal vez los grandes estallidos sociales se producen como consecuencia de negar el mal.
El verdadero conocimiento de la sombra es una tarea que nunca termina totalmente. La sombra no es un problema a resolver, es una entidad íntima que debemos explorar, conocer y reconocer como una parte de nuestra psique.

Un aspecto de la sombra colectiva en la actualidad está compuesto por el elemento femenino. Vemos al mundo bajo la brillante luz del sol y nos resistimos a verlo iluminado por la misteriosa luz de la luna.
La conciencia colectiva actualmente se caracteriza por tener una visión masculina del mundo. La mujer de hoy lucha encarnizadamente (pasión masculina) por la defensa de todo tipo de igualdad. Lucha por la sobrevivencia del espíritu y la esencia femenina, que reclama su lugar en el mundo desde la sombra colectiva.

La sombra tiene cualidades  vitales que podemos sumar a nuestras vidas. Nos podemos fortalecer con los contenidos de la sombra si nos relacionamos con ella adecuadamente. Un hombre que ha tratado de ser bondadoso en sus relaciones y ha reprimido su enojo, de pronto puede reconocer que la ira es parte de su personalidad. Si es capaz de integrar el enojo, puede hacerse más fuerte, más resuelto. Su enojo puede ser una reacción sana para una situación intolerable.
Sin una relación con la sombra, será difícil desarrollar la capacidad de tener relaciones sanas. Un hombre o mujer que bloquea su instinto sexual, puede necesitar relacionarse con sus sentimientos eróticos, y adquirir la energía vital necesaria para una sana relación con una persona del sexo opuesto.

Incluso el ladrón que llevamos dentro puede ser de gran ayuda en ciertas situaciones. Si estamos conectados con esa parte nuestra del ladrón astuto, quizá no seremos sorprendidos por otras personas. A través de nuestra parte de ladrón, nos damos cuenta de como la gente engaña y explota la inocencia de otras personas.
La relación con la sombra proporciona sentido del humor. Por lo general, la risa proviene de la sombra. El humor expresa muchas de nuestras emociones escondidas, aquellas que consideramos inferiores o bien, que nos producen temor. Una forma de reconocer nuestra sombra consiste en observar qué es lo que evoca nuestro sentido del humor. A través de la risa, podemos ver como se libera nuestra sombra inofensivamente. Las personas que tienen muy reprimida su sombra son personas que carecen de sentido del humor.

El mal no es únicamente la ausencia del bien, es una realidad que llevamos dentro, psicológicamente hablando. La negación del mal equivale a la negación de la realidad humana, equivale a tomar al hombre como espíritu que no proyecta sombra.
La responsabilidad por lo que hace la sombra recae en el ego. El ego no tolera cargar con las acciones de su socio inconsciente. La no reconocida sombra levanta la voz, obligando al ego a dar la cara, causándole todo tipo de dificultades.
Tras una noche de placer dionisiaco, en la que sale a relucir la sombra, viene un día de vergüenza y culpa. Es el ego que ahora tiene que dar la cara por todo aquello que hizo la sombra el día anterior. Por supuesto, para el ego no es una disculpa aceptable decir: perdón, lo hizo mi sombra.   

LA RELACIÓN CON LA SOMBRA EN LA PAREJA  

Mediante la acción de la pareja, se pone bajo tensión el eje entre el ego y la sombra. Una persona hace cuestionamientos y juicios acerca de la conducta de su compañero o compañera. Le da información acerca de su integridad. En respuesta, el ego de la persona afectada reacciona defensivamente.
Decíamos que en la pareja, los juicios de uno son experimentados por el otro en forma idéntica a ciertas experiencias de la infancia, posiblemente olvidadas, pero conservadas en el inconsciente.
De la misma manera, en la pareja se producen ocultamientos de forma que a la conducta expuesta y evidente corresponde otra que transcurre en la sombra. En la vida cotidiana de la pareja, es común la condena hacia ciertos comportamientos relacionaos con el orden y la limpieza, con el lenguaje, con la puntualidad, con la moralidad, con la educación, en suma con lo que está bien y lo que está mal. La consecuencia es la misma: ocultamientos y represiones. Es así como la vida de la pareja se empobrece.

Un análisis de la relación de pareja revela el grado de integración que las personas tienen con su sombra.
El grado más bajo de integración de sombra se manifiesta en aquellas parejas en las que no existe la menor tolerancia hacia los errores e imperfecciones del otro. Para cada uno, el otro es indudablemente el causante de la infelicidad familiar o matrimonial. Son parejas que se relacionan a través de una mortal lucha por el poder.
Estas parejas mantienen una constante mentalidad paranoica. Se liberan de la culpa y se la atribuyen a los demás. La paranoia cumple con la función de reducir la ansiedad y la culpabilidad que sentimos y de transferir a los demás aquellas características que no queremos reconocer en nosotros mismos. Solo nos percatamos de aquellos aspectos negativos del enemigo (la pareja).

El siguiente grado corresponde a parejas que toleran, sin agrado, un ocasional contacto con la sombra. Esto les produce tensión y los lleva a hacer el propósito de poner atención para que en el futuro ya no les ocurra. Uno le pide al otro que haga esfuerzos por corregirse pues su conducta no es adecuada. Equivale, figuradamente, a un régimen capitalista que admite la existencia de un partido comunista.
En el tercer grado, las parejas manifiestan un sustancial aumento de contacto con la sombra. Claramente les llena de energía y humor. Equivale a fijar límites, dentro de los cuales, a su vez, se desvanecen los límites entre el ego y la sombra. Un ejemplo típico se observa en la época de vacaciones.
Las personas que hacen cosas poco habituales en su vida cotidiana son menos rígidas. La relación con otras persona quienes a su vez se encuentran en buenos términos con su sombra y con quienes la pareja se permite expresiones de sombra, es otro ejemplo de aceptación circunstancial.

El cuarto grado comprende aquellas parejas que mantienen habitual relación con la sombra, (es preferible la espontaneidad que el cuidado de la imagen social). No se trata de ignorar a la sociedad ni de provocar conductas antisociales, sino de hacer conciencia de la sombra, de aceptar que es parte de la vida. En este tipo de parejas existe casi una total aceptación de uno hacia el otro. Se refleja en poco o nulos juicios críticos entre ellos y en poca o nula lucha por el poder.
El quinto grado es el más alto. se ha desvanecido el límite entre el ego y la sombra. La máscara social tiene importancia solo como un juego. Las expresiones de la sombra aparecen. La integración de la sombra es una operación paralela a la disolución del ego.

Jung acostumbraba decir a sus discípulos: Prefiero ser un hombre completo, antes de ser un hombre bueno. Revelar las propias limitaciones, incapacidades o torpezas no es un orgullo, precisamente, pero es algo natural y absolutamente humano. La crítica se recibe, no como un dardo que se clava, sino como una oportunidad para aprender algo de sí mismo. En el quinto grado tiene mayor importancia la honestidad, antes que la necesidad de deshacerse de aspectos indeseables mediante la proyección.
La energía disponible aumenta en un grado considerable, puesto que ya no se encuentra secuestrada por una polaridad.

La proyección de la sombra nos impide percibir objetivamente al compañero.
Cuando algún detalle me provoca un enojo excesivo, independientemente de la conducta de esa persona, yo haría bien en analizar lo que he aprendido. Responder exageradamente e inflexiblemente en contra o a favor de algo, corresponde al territorio de la sombra.

¿A DÓNDE SE FUE EL AMOR?

 Se ocultó detrás de la sombra. Hay personas que sienten un fuerte rechazo hacia su pareja aun cuando en el pasado hubo enamoramiento y pasión. Existe intolerancia hacia muchas de sus conductas: manera de comer, de vestir, de gesticular, etcétera.
Lo que sucede es que esas personas han fracasado en la aceptación de su propia sombra. Han convertido a su pareja en una gran pantalla sobe la cual proyectan todo el rechazo que sienten contra sí mismas. No te soporto, puede convertirse en no me soporto; incluso la frase no te quiero puede tomar la forma de no me quiero.
Muchas parejas se separan cuando se enfrentan a estas épocas obscuras que se caracterizan por el rechazo, la aversión, la intolerancia y la vergüenza. Los individuos se van con sentimientos de liberación. Naturalmente se han liberado ilusoriamente de su sombra, pero harían bien en trabajar esos aspectos de su sombra que han proyectado en su compañero. El amor no se ha perdido, precisamente, se ha ocultado detrás de esos pensamientos repulsivos que reflejan aspectos inaceptables en uno mismo.

Jung decía que la sombra solo resulta peligrosa cuando no le prestamos la debida atención. Descubrir la sombra nos permite ser congruentes para estar en el lugar correcto del modo correcto.
La sombra es, en parte, todo aquello que queremos ser pero que no nos atrevemos a ser. Se manifiesta en conductas que escapan de nuestro control consciente. Si bien la conciencia es la que propone, es la sombra quien termina disponiendo.
Hay emociones difíciles de asumir, como la envidia que una madre siente por su hija. Ese sentimiento forma parte de la sombra y no es aceptado conscientemente. Pero la hija se da cuenta cuando toma sus propias decisiones y entonces crece en una atmósfera de terribles contradicciones.

El hombre que mantiene una adecuada relación con su sombra se dejará cegar tan poco por las acciones justas del injusto, como por los hechos injustos del justo. El mal y el bien no son, a fin de cuentas, sino abstracciones de la acción.
Atrás de los celos también está la sombra: indican que nos encontramos divididos interiormente. El deseo de que nuestro compañero sea atractivo para otras personas y el deseo de conquistar y afirmar nuestra identidad sexual chocan en nuestra conciencia.
También en la infidelidad está presente la sombra. Las parejas que cierran el paso a la sombra hacia el interior de la relación, propician infidelidad. La sombra exige ser tomada en cuenta y si la pareja niega esto, la tensión aumenta. Entonces podemos preguntarnos que curso va a tomar o qué salida va a encontrar.

La conducta sadomasoquista es motivada por el miedo y comprende la proyección de contenidos de la sombra sobre el compañero o compañera.
El sádico hace a otros lo que teme que le hagan a él; dirige hacia otros los impulsos autodestructivos. Castigando a su pareja, logra evitar el miedo a sufrir tal dominación. Al mismo tiempo, obliga a la víctima a amarle y perdonarle, así puede liberarse de sentimientos de culpa que le amenazan.
El masoquista evita un dolor temido mediante un daño real. Un sentimiento de culpa le impulsa a buscar el sufrimiento. Representa un sacrificio para evitar un castigo. Es una forma de obtener la protección y el apoyo de una potencia superior y amenazante.

En resumen, es posible afirmar que la relación con la sombra y su integración en la consciencia permite a las personas aumentar el autoconocimiento, aceptarse de una manera más completa, encauzar adecuadamente las emociones negativas, liberarse de la culpa y la vergüenza, utilizar su imaginación creativa, sanar sus relaciones, aumentar su capacidad de goce, de juego y de intimidad y elevar su vitalidad y energía.

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