martes, 16 de enero de 2018

La Relación de Pareja, parte 3


EL ESPACIO INTERACCIONAL

Cada integrante de la pareja se enfrenta, inevitablemente, a una polaridad que ha sido excluida de su propia vida consciente, pero que, indudablemente, le pertenece. Tal enfrentamiento produce constantes perturbaciones emocionales. Pero a la vez, ofrece la posibilidad de llevar a la conciencia esas polaridades ocultas. El espacio interaccional, es por tanto, un espacio que da la  posibilidad  de expandir la conciencia, y a la vez  es un espacio que propicia enfrentamientos en la pareja.

En el espacio interaccional, la pareja seguirá un proceso comparable al proceso que seguían los antiguos alquimistas en la transmutación de los metales. Para un hombre y una mujer que forman una pareja estable, es prácticamente imposible no sufrir una alteración en su composición psíquica.
El espacio interaccional, es como el crisol que sirve para fundir y calcinar algunas substancias, correspondientes a importantes elementos psíquicos de cada integrante de la pareja. Jung cita un texto que alude al proceso:

Y procura que tu puerta esté sólidamente cerrada para que no se pude escapar nada de adentro, y así, con la ayuda de Dios, llegarás a la meta. La Naturaleza actúa gradualmente, y yo quiero que hagas lo mismo: tu imagen debe regirse por la Naturaleza. Y observa, conforme a la Naturaleza, que cuerpos son los que regeneran en las entrañas de la  Tierra. E imagina esto de  una forma auténtica y no fantástica.

Se pretende que el interior sea protegido frente a la irrupción del exterior, así como para impedir su salida. En el enfrentamiento dialéctico entre contenidos conscientes e inconscientes, habrá una evolución.
Los problemas esenciales de una pareja: la organización, las reacciones emocionales desproporcionadas y las fantasías, se expresan a través del espacio interaccional. Estas situaciones van a seguir la forma arquetípica según la cual, la psique se va estructurando en su totalidad. Claro está, según lo permitan las resistencias articuladas por el ego.

LA ORGANIZACIÓN DE LA PAREJA

El relato de una relación de pareja, comprende aquellos rasgos que la hacen particular y que da respuesta a preguntas como: ¿Qué hacen? ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo viven? ¿Con quién se relacionan? ¿Qué lugares frecuentan? ¿Qué participación tiene cada uno en la organización de su vida? ¿Cómo invierten el tiempo libre?
La organización de la vida de la pareja responde a un imperativo relacionado con el desarrollo psicológico. Es el resultado de un campo de fuerzas. Si la finalidad de la pareja es la realización del andrógino, la organización de la pareja representa el camino que ha de elegido para consumarlo.
La organización de la pareja requiere de respeto. Se trata de comprender el mito que vive la pareja, asumiendo que está organizada según el diseño exacto que necesita.

REACCIONES EMOCIONALES DESPROPORCIONADAS

En la vida infantil, existieron vinculaciones frente a las cuales el niño reaccionaba de determinada manera. Y  así en las relaciones de pareja se producen reacciones emocionales que corresponden enteramente a reacciones infantiles primarias y muestran la tendencia a reproducir, en el esposo o en la esposa, las experiencias de la niñez. De esta manera, el individuo tiende a comportarse como se comportó en otro tiempo.
Las reacciones emocionales desproporcionadas en las relaciones de pareja, nada o muy poco tienen que ver con las intenciones del esposo o esposa. Representan una reedición de los antiguos conflictos, los cuales son transferidos a la situación presente. Los contenidos inconscientes son proyectados. El cónyuge es colocado en el papel singular de un progenitor o en el de hermano o hermana.

Estas reacciones desproporcionadas revelan, por lo tanto, un enfrentamiento del individuo consigo mismo. La proyección remueve las heridas que aún no han sido sanadas.
Estamos inclinados a pensar que el mundo y las personas son como los vemos. En realidad, proyectamos nuestra psicología sobre los demás. Con bastante frecuencia atribuimos al adversario las propias fallas inconfesadas, le reprochamos las deficiencias que son propias.
Las reacciones emocionales desproporcionadas se deben a nuestras proyecciones. Indican que hay una tarea por realizar: la de aceptar como propias las infamias atribuidas a la otra persona; la de separar las imágenes, la real y aquella con la cual la hemos investido; restituir la energía disipada, necesaria para el desarrollo.

LAS FANTASÍAS

 La actividad imaginativa que lleva a cabo el niño, establece un mecanismo para compensar las actitudes de la conciencia. Jung afirma que lo que ocurre en la fantasía es compensatorio con respecto al estado de la conciencia. Lo que podría ocurrir en la vida y no ocurre, se desarrolla en lo inconsciente y alimenta nuestras fantasías y nuestros sueños. Son anhelos, impulsos y acontecimientos simbólicos que la conciencia no puede implementar. Las fantasías cumplen, ante todo, una función compensatoria en relación con la vida consciente. Las fantasías representan la vida que pudo ser vivida, llenan el vacío relacionado con las necesidades y deseos del ego.

Los deseos y necesidades insatisfechos de la vida en pareja, se ven compensados en la fantasía. En ella quedan representados aquellos polos que no logramos integrar en la vida consciente: el control que no tenemos, las conductas que no manifestamos, los logros que no hemos merecido, o bien, imaginamos al hombre o a la mujer que es capaz de satisfacer plenamente nuestros deseos y necesidades. Algunas relaciones extramaritales son producto de la insatisfacción que sentimos en nuestra relación de pareja y de la necesidad de materializar nuestras fantasías.
Las fantasías eróticas permiten detectar importantes contenidos psíquicos que se encuentran en movilización. En ellas se encuentran latentes ricas posibilidades para reconocer y contactar a los arquetipos que han adquirido energía. La posible perversidad que se incluye en la fantasía no debe tomarse literalmente para su comprensión, debe tomarse simbólicamente para descubrir el significado profundo.

EL ESPACIO INTERACCIONAL SIMBOLIZADO EN ADÁN Y EVA

Es en el espacio interaccional donde es posible avanzar en el proceso de individuación, según los temas psicológicos que han adquirido energía.
Según el relato bíblico, Adán y Eva forman la pareja primigenia. Vivieron en un Paraíso hasta que fueron expulsados como castigo a su desobediencia. La pareja ha de evolucionar, en medio del espacio interaccional, hasta retornar al Edén. Al comer del fruto prohibido, el hombre ha venido a ser como los Dioses, en cuanto al conocimiento del bien y del mal, motivo por el cual es echado. La pareja vive en el paraíso en cuanto no toma conciencia. Una vez que lo hace, toma noción de su separatidad, es decir, de su desvalimiento ante fuerzas obscuras y desconocidas, de que morirá y morirán sus seres queridos.
Conductas que en un momento son inadvertidas, en otro momento son condenadas. El paraíso es como el enamoramiento, por ejemplo. Durante el enamoramiento, la aceptación es casi total entre hombre y mujer. Comemos entonces del fruto del bien y del mal, y el enamoramiento se desvanece. Las conductas son etiquetadas y aparece la conciencia sobre la desnudez. Aparece la vergüenza, el ocultamiento y el pecado y desaparece el Paraíso.
Durante esta operación en la relación de pareja, el ego siente que se le arrebata su ilusoria omnipotencia. Sufre hasta que se desmoronan las ilusiones y las convicciones sagradas. Es la operación más violenta. Crea las más grandes confusiones y dudas acerca del amor, del compromiso y del interés en el compañero o compañera.

Hombres y mujeres somos de naturaleza andrógina. En el hombre existe una mayoría de genes masculinos y una minoría de genes femeninos. En la mujer por el contrario, existe una mayoría de genes femeninos. En esta fase de la relación de pareja, vamos a recuperar el estado andrógino a partir de la división de sexos. Se contraponen los opuestos, el anima y el animus.
Cuando la pareja experimenta el espacio interaccional entre anima y  animus, se contraponen las más grandes contradicciones: debilidad-fortaleza, pasividad-actividad, dependencia-independencia, etcétera. Esta operación requiere de una sabia regulación del fuego.

La relación de pareja da la posibilidad de integrar materia y espíritu. Menciona el texto bíblico: Entonces Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente.
El polvo es aquí la representación de la materia, de la simiente. El aliento divino es la representación del espíritu.
Recordemos la frase: La mujer es la vida y el hombre actúa sobre la vida. El vientre materno universal, generador de vida, está representado por la materia. Existe una asociación muy general entre la noción de cuerpo o de materia y la idea de la madre o principio femenino y entre la noción de mente, espíritu y la idea del padre y de la masculinidad.

ETAPAS EN LA VIDA DE LA PAREJA   

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