martes, 23 de enero de 2018

La Relación de pareja, parte 4


ETAPAS EN LA VIDA DE LA PAREJA  

La evolución de la pareja se ve reflejada, al menos, en tres líneas de observación: los límites, la intimidad y el poder. Durante el proceso, se produce una gradual transformación, y así, van tomando estas tres líneas expresiones y modalidades distintas. Si en la vida en pareja existe una parálisis o freno del proceso, asumimos que se trata de una pareja disfuncional.

LÍMITES. Como resultado de la observación, puede afirmarse que se repite un conducta en las personas que puede considerarse arquetípica: la demanda de ocupar el lugar más importante en la vida de la otra persona. Una gran cantidad de dificultades, discusiones y confrontaciones de las parejas ocurren en torno a esta demanda universal. En el inicio, esta demanda representa la fuerza para establecer los límites entre la pareja y la familia de origen. En una etapa intermedia representa la fuerza para establecer los límites entre la pareja y los hijos. En una etapa avanzada significa la fuerza para establecer límites entre la pareja y las familias de la siguiente generación. Esta demanda lleva a las personas a asumir una identidad centrada en la pareja, contrario a la identidad centrada en el ego. en este sentido, representa la fuerza para romper los límites del ego.

Estar dividida la pareja o estar integrada, es la cuestión que necesita respuesta mediante la certeza del lugar que una persona ocupa en la vida de su compañero o compañera.
Cuando surge la impresión de no ser lo más importante en la vida del otro, aparece una herida en la relación. Estas parejas viven una distancia que aumenta gradualmente.

INTIMIDAD. Para los antiguos, la sexualidad no era un mero fenómeno físico, fuente de placer y una forma de reproducción. La unión física era simbólica para todos los actos de la creación, incluida la fertilización de la Tierra, e incluso representaba la propia creación.
La unión sexual simboliza la búsqueda de la unidad, el apaciguamiento de la tensión, la realización plena del ser. El sexo indica no solamente dualidad del ser, sino su bipolaridad y su tensión interna.

La disfunción sexual simboliza una tremenda resistencia en el camino de la integración. Indica que el eje de una polaridad fundamental se encuentra bajo tensión. La pareja funcional es consciente de las necesidades conscientes individuales y se interesa por la satisfacción de esas necesidades. En contacto con la energía de los instintos es capaz de dar amplitud y profundidad a la experiencia sexual. El aprendizaje es particular a cada pareja. Saben escuchar el cuerpo propio y el cuerpo de la pareja.

PODER. Naturalmente, en la demarcación de los límites en la pareja, es inevitable el manejo del poder. La capacidad para influir uno en el otro se aplica a la demanda ya mencionada de representar lo más importante para el otro. El ejercicio del poder se relaciona con necesidades básica del ego. Cuando comienza la consolidación del ego, ejercer poder es parte de ello. En las parejas jóvenes, la lucha por el poder, es pan de todos los días.
En la segunda mitad de la vida la situación es diferente: el ego ha iniciado el camino de regreso hacia su disolución. La necesidad de afirmar el ego mediante el ejercicio del poder va en bajada.

En la vida de la pareja hay tres estadios completamente diferentes.
Primero está el noviazgo, que algunos llaman Etapa de selección. Aquí surge la magia del enamoramiento. Una experiencia inefable que lleva a los sentidos al extremo. Proporciona la fuerza que la pareja necesita para: romper límites con la familia de origen y con la sociedad y asumir un compromiso en un proyecto de vida que representa una gran tarea en su desarrollo.

Una vez que la etapa del noviazgo ha pasado, la relación va tomando sentido de realidad. Se empieza a ver uno al otro como las personas que realmente son. Se va configurando la disyuntiva decisiva: el compromiso o la disolución de la relación.
La pareja disfuncional prolonga demasiado tiempo (más de tres años) la decisión acerca de esta disyuntiva, instaladas en una cómoda relación sin compromiso. La pareja funcional resuelve la disyuntiva definiendo su relación en algún sentido.

Después está el segundo estadio. La pareja sigue impulsos maravillosos para procrear y educar hijos. Durante un largo periodo va a dedicar energía al cumplimiento de tareas de gran importancia: asume roles de esposo y esposa y de padre y madre; trabajan para la seguridad del sistema y desarrollan intereses individuales y grupales.
La intimidad de la pareja requiere adaptaciones de acuerdo a una mayor o menor privacidad dentro de la familia. El manejo del poder va sufriendo una gradual transformación.

El ejercicio de la paternidad requiere de oportunas y delicadas adaptaciones de acuerdo al crecimiento de los hijos. En un principio adquiere principal importancia el papel de la madre y a partir de la segunda infancia, ese papel corresponde al padre, más adelante desaparecen ambas funciones.
La pareja funcional enfrenta todas estas actividades sin perder o descuidar su relación. Al parecer, el arte consiste en mantener la identidad de pareja y otorgarle prioridad, sin dejar de atender sus tareas.

Llega un momento en que los hijos de independizan y se inicia el tercer estadio para la pareja. Muchas personas han tenido una buena vida matrimonial mientras estaban los hijos. Interpretaron su unión como una relación medida por los hijos, no la interpretaron centrándose en su relación, y entonces se producen separaciones a los cuarenta o cincuenta años.
Hay que saber en que te transformas cuando te casas. El tercer estadio es llamado alquímico, es ante todo, un ejercicio espiritual, algo más allá de una mera disposición social.

Para la pareja funcional en el tercer estadio, los límites no son problema. El compromiso más importante es la misma pareja. La intimidad representa una correspondencia entre los planos físico y psicológico. El ejercicio del poder es, en todo caso, circunstancial. Cada uno reconoce que el otro predomina en determinadas áreas naturalmente. Mantener una lucha de poder por necesidades del ego, es ya algo sin importancia.

En el tercer estadio se van recuperando aquellos polos que quedaron excluidos de la experiencia consciente durante las etapas anteriores. La integración de opuestos significa hacer conciencia cabal de lo que uno verdaderamente es: lo uno más lo otro, contrario a suponer que es lo uno pero no el otro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario