jueves, 22 de enero de 2015

Análisis Existencial como explicación de la existencia personal, parte 2


2. Libertad

La ciencia ve únicamente al organismo psicofísico y no a la persona espiritual: en lugar de la autonomía de la existencia espiritual, ve el automatismo de un aparato psíquico. Sólo ve las necesidades. La necesidad y la libertad no están en el mismo plano, más bien, la libertad está y se construye por encima de cualquier necesidad.

Por lo que se refiere ahora a la libertad, es una libertad frente a tres cosas, a saber: 1) frente a los instintos, 2) frente a la herencia, 3) frente al medio ambiente.

1) El hombre posee instintos, pero los instintos no lo poseen a él. No negamos los instintos en sí; pero realmente no puedo afirmar algo sin que se me hubiera dado la libertad de negarlo. El hombre es un ser que siempre puede decir no a los instintos. El hombre tiene instintos, mientras que el animal es básicamente instintos.

2) Por lo que se refiere a la herencia, la investigación seria ha demostrado hasta que punto el hombre posee libertad, incluso ante su disposición genética. Vemos pues, hasta que punto tenía razón Goethe cuando dijo que “no había virtud que no se pudiese transformar en defecto, ni defecto que no se pudiese transformar en virtud.

3) Finalmente, por lo que se refiere al medio ambiente, se vuelve a mostrar que este tampoco constituye todo el hombre, y que más bien, todo depende de lo que el hombre hace con él, de que actitud asuma frente a él.

Por consiguiente, el hombre es algo más que un producto de la herencia y del medio ambiente.

La disposición vital como la situación social, representan la posición natural del hombre. Esta posición se puede fijar a través de la Biología, la Psicología y la Sociología. Pero ser realmente hombre empieza sólo donde acaba toda posibilidad de determinar y de fijar dicha posición; lo que empieza ahí, es una actitud personal. Es esencialmente una actitud libre, es decisión: es el cambio existencial.

Todas las manifestaciones del hombre, en cada una de sus dimensiones, consideradas separadamente, tienen derecho a existir.
Así que un hombre en general es solo un hombre en la medida en que como ser espiritual, esta por encima de su ser corporal y psíquico.
La renuncia a la personalidad y a la existencialidad a favor de la facticidad, forma parte de la esencia de la neurosis.

En cualquier momento de su existencia, el hombre toma posición tanto respecto al medio ambiente natural y social, como respecto al mundo interior psicofísico vital. Y precisamente designamos como espiritual en el hombre aquello que puede confrontarse con todo lo social, lo corporal, e incluso lo psíquico en él.

Lo espiritual es ya por definición solo lo libre en el hombre, aquello que puede comportarse libremente. La persona espiritual es aquella que puede confrontarse siempre y en cualquier momento. Y este mi ser persona significa libertad, libertad para convertirme en personalidad. Es libertad de ser así y libertad para convertirse en algo diferente. Este es especialmente significativo en relación con el fatalismo del neurótico: siempre que un neurótico habla de su persona, de su ser así personal, hace como si este ser así contuviera un no poder ser de otra forma.

Al fin y al cabo, esto constituye la extraña marca dialéctica del hombre: “existencia y facticidad”, dos momentos que se exigen mutuamente.

Esta claro, pues, que según el punto de vista desde que abordamos al hombre, tendremos a la vista, en unos casos, más la unidad - totalidad y, en otros, más la fragmentación de lo espiritual con lo psicofísico.

Además, una cosa es pretender entender una enfermedad, y otra procurar tratar a un enfermo. Para este último caso, el enfermo debe poder apartarse interiormente, de alguna forma, de su enfermedad, por no decir de su locura.

Todo esto no significa otra cosa que: yo actúo no solamente en consecuencia con lo que soy, sino que también me transformo en consonancia con lo que actúo. Al fin y al cabo, uno llega a ser bueno, a fuerza de hacer cosas buenas. Se podría decir, entonces, que la decisión de hoy es el instinto de mañana.

 

 

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