martes, 20 de enero de 2015

Análisis Existencial como explicación de la existencia personal, parte 1

Elementos del Análisis Existencial y de la Logoterapia
por Viktor E. Frankl
 
 
La Logoterapia y el Análisis Existencial son las dos caras de una misma teoría. Es decir, la Logoterapia es un método de tratamiento psicoterapéutico, mientras que el Análisis Existencial representa una orientación antropológica de investigación. El análisis existencial no sólo es un complemento de la psicoterapia, sino que es su fundamento intelectual imprescindible.

Análisis Existencial como explicación de la existencia personal.

“Ex-istir”, quiere decir: salir de sí mismo y ponerse frente a sí mismo, de manera que el hombre sale del nivel de lo corporal- psíquico y llega a sí mismo pasando por el ámbito de lo espiritual. La existencia acontece en el espíritu.
Que un hombre se distancie de su depresión endógena, mientras que otro se deja caer en ella, no depende de la depresión, sino de la persona espiritual.

Consideraremos al hombre en una unidad y en una totalidad corporal, psíquica y espiritual. Lo verdaderamente humano se puede vislumbrar sólo en cuanto nos atrevemos a entrar en la dimensión de lo espiritual.

De las realidades existenciales del hombre forman parte: la espiritualidad, la libertad y la responsabilidad. El hombre empieza a comportarse como hombre sólo si puede salir del plano de la facticidad psicofísico- organísmica y puede ir al encuentro de sí mismo. Este poder es lo que quiere decir existir y existir significa: estar por encima de sí mismo siempre.

1. El carácter espiritual del hombre

El amor implica comprender a una persona en su esencia, tal como es, en su singularidad y peculiaridad. Igualmente en su valor, en su deber ser, y esto quiere decir aceptarle positivamente.

En su origen, la conciencia se sumerge en el inconsciente. Así como existe una comprensión de ser precientífica, y otra prelógica, de la misma forma existe una concepción de valores premoral que precede esencialmente a toda moral explícita, precisamente: la conciencia.

Lo existente se abre a la conciencia, sin embargo, a la conciencia moral no se abre un existente, sino más bien, un no-existente: algo que debe llegar a ser, no es nada real, sino algo meramente posible. Pero esa mera posibilidad representa una necesidad en un sentido superior, precisamente, en el sentido moral.

El amor contempla y abre posibilidades de valor con el tú amado. El amor y la conciencia proceden de forma intuitiva, ambos, tanto la conciencia como el amor, tienen que ver con el ser absolutamente individual.

El cometido de la conciencia es abrir al hombre a “aquello que es necesario”. Esto, sin embargo, es algo único en cada caso particular. Se trata por tanto, de algo absolutamente individual, de un “deber ser” individual, que no puede ser captado por ninguna ley en general, por ninguna “ley moral” formulada de manera universal, sino que es prescrito por una “ley individual”, que en modo alguno se puede captar en forma racional, sino que sólo se puede captar de forma intuitiva.

Y precisamente es la conciencia la que proporciona ésta capacidad intuitiva. Sólo la conciencia es capaz de armonizar, por así decir, la ley moral “eterna”, expresada universalmente, con cada situación concreta de una persona concreta.

El amor, y solo él, es capaz de contemplar a una persona en su peculiaridad como el individuo absoluto que es.
El artista no puede prescindir de una espiritualidad inconsciente. A menudo la autoobservación forzada, la voluntad de “hacer” conscientemente lo que debería realizar inconscientemente, se convierte en un obstáculo para el artista creador. Cualquier reflexión innecesaria lo único que hace es perjudicar.

Con ayuda de un telescopio se pueden observar todos los planetas del Sol, con una excepción: queda excluido el mismo planeta Tierra. Algo semejante nos pasa a los hombres con todo conocimiento, y así, el sujeto nunca puede convertirse en su propio objeto de forma completa. Solo en la medida de “estar junto a”, el hombre está consigo mismo.
El hombre no existe para observarse a sí mismo, ni para mirarse en el espejo; sino que existe para entregarse, para sacrificarse y para abandonarse conociendo y amando.

Una perturbación funcional psicofísica puede, al menos, originar que la persona espiritual, que se encuentra detrás del organismo psicofísico, no se pueda expresar ni liberar: y esto es, ni más ni menos, lo que la psicosis significa para la persona.

Mientras yo no pueda percibir a la persona espiritual, porque la psicosis la bloquea y la sustrae de mi vista, naturalmente no puedo acercarme a ella terapéuticamente y debe fracasar un llamamiento.

La confrontación entre lo humano en el enfermo y lo morboso en el hombre no se produce de forma reflexiva; más bien, acontece de forma implícita, es una confrontación silenciosa.
Hacer ver y aparecer lo personal en la psicosis es el objetivo del Análisis Existencial. Pretende ser una psicoterapia a partir de lo espiritual.

Se debería enfrentar una psicoterapia colectiva a este hastío de lo espiritual.

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