lunes, 22 de julio de 2013

El Narcisismo, la enfermedad de nuestro tiempo, parte 7

Capítulo 5

Seducción y manipulación 


Es evidente que los narcisistas necesitan el poder para inflar la imagen de sí mismos, ya que sin él se vendría abajo como un globo vacío. Pero ¿Cómo desarrolla uno tal imagen grandiosa de sí mismo? ¿Qué sucede que destruye la inocencia del niño, y más aún, lo despoja de su yo corpóreo y lo coloca en la posición especial de sentirse superior? La secuencia de eventos sigue un orden preciso. Primero viene la experiencia humillante de no tener poder. Luego el proceso de seducción, en el cual se hace que el niño se vea como alguien especial. Un elemento adicional y que comúnmente acompaña a la humillación, es el rechazo. Después de ser rechazado y humillado, es más fácil que se seduzca al niño para que esté al servicio del padre o de la madre.

¿Qué quiero decir con “seducción”? La palabra proviene del latín seducere, “conducir aparte”. Decimos que la gente es seducida para que abandone su fe, sus principios y su lealtad. Es el empleo de palabras y promesas falsas para conseguir que la otra persona haga lo que de otra manera no haría.
Si consideramos al hombre “macho”, con su manifestación exagerada de virilidad, nos damos cuenta de que está siendo seductor, aunque no lo acepte.   Cualquier hombre que depende de una imagen para atraer a la mujer, no es sexualmente potente.
La seducción siempre es una traición. Y esta traición es más dañina en la relación padre-hijo, en la cual es básica la confianza.

EL SIGNIFICADO DE SER ESPECIAL

La promesa de ser considerado alguien especial es el señuelo que emplean los padres en su esfuerzo por moldear al hijo de acuerdo con su imagen de lo que un hijo debe ser.
Para algunos padres, un hijo debe tener éxito en el mundo, a menudo como compensación por la sensación de fracaso del progenitor.
Con demasiada frecuencia, los padres buscan en sus hijos el afecto y el apoyo que sus propios padres no les dieron y que no obtienen de sus cónyuges. Igualmente, parece que muchos padres tienen la necesidad de ser superiores a sus hijos - para compensar la inferioridad que sintieron cuando eran pequeños y por lo cual todavía sufren inconscientemente. Los padres tienden a identificarse con sus hijos y a proyectar en ellos sus anhelos y deseos insatisfechos.
Por su parte, los hijos quieren ser libres - libres para crecer de acuerdo con su propias naturalezas. Esperan que sus padres estén allí para ellos, y no lo contrario. Cuando unos y otros están planteándose exigencias, rápidamente surge una situación de conflicto.

La seducción es una táctica que se emplea cuando el ego del niño se ha desarrollado al grado en que puede entender el trato. Evidentemente, el trato consiste en que se tratará o se considerará como “especial” al hijo si se somete al progenitor.
El ser alguien especial colorea la imagen y la pone más allá del alcance de lo “común”. Sin embargo, los valores asociados con la imagen son ilusorios; no hay superioridad o fuerzas reales en una imagen. Las virtudes reales pertenecen al ser íntimo, a lo humano de la persona, no a su imagen.

La actitud caracterológica del narcisista está compuesta por “sentirse” especial y superior, pensarse por encima del cuerpo y desaprobar o negar el sentimiento.
La negación del sentimiento se aplica especialmente a los sentimientos sexuales. La naturaleza “inferior” se refiere directamente a la parte inferior del cuerpo y sus funciones. Los actos de defecar, orinar y la sexualidad adquieren el estigma de “sucios”. Es posible que la desaprobación tenga sus raíces en el rechazo que la madre tiene hacia su propio cuerpo y a su naturaleza animal, que luego se hace extensivo al cuerpo del niño.
Pero el hecho de desaprobar un sentimiento sexual no significa que desaparezca.

EL LLANTO Y EL NIÑO

Si el llanto es una función tan básica, ¿cómo es que lo perdemos? ¿Por qué a tanta gente se les dificulta llorar? El llanto de un niño es también un llamado dirigido a uno de los padres, ya que si bien, alivia la tensión, el llanto no quita lo que provocó la tensión, lo cual casi siempre, es la necesidad de contacto con uno de los padres. Si ese contacto afectivo no está próximo, la tensión persiste y también el llanto. Sin embargo, el llanto de un niño tiene un límite. No puede llorar indefinidamente; llega el momento en que no tiene más fuerzas para seguir llorando, por lo que se calla o se duerme, exhausto. Si siguiera llorando podría morir, ya que el niño tendría que recurrir a la energía que requiere para mantener sus funciones vitales. Esta experiencia es muy traumática, ya que establece en la mente del niño una asociación  entre el llanto profundo y la muerte.

Los infantes pueden llorar casi a partir del momento del nacimiento, y lo hacen con facilidad ante cualquier tensión externa que produzca un estado de tensión en el cuerpo. Los seres humanos son las únicas criaturas que pueden reaccionar de esta forma ante la tensión emocional y muscular.
Igualmente hay que reconocer que el llanto generalmente no es aceptable para los padres. A menudo los incomoda. Algunos creen que responder al llanto de un niño hace que éste tenga control sobre ellos. Consideran que se trata de una cuestión de poder. Otros padres son más abiertamente hostiles, le dicen al niño que si no se calla le van a dar una razón para que llore. Y de hecho, lo golpean para que deje de llorar. También están los padres que inculcan en el niño la idea de que nadie lo querrá si no sonríe. No es sorprendente que se tengan dificultades para llorar.
Por otro lado, lo que determina el alivio no es la cantidad de llanto sino lo profundo del llanto.

El propósito del análisis bioenergético es lograr la plena individualidad, lo que abarca la conciencia de sí mismo, la expresión propia y la posesión de sí mismo. El estar consciente de sí mismo significa estar en completo contacto con el cuerpo, pero esto sólo es posible si la persona logra claridad respecto de las motivaciones inconscientes de la conducta. La expresión propia denota la capacidad de percibir y expresar todos los sentimientos, mientras que la posesión de sí mismo significa que uno puede controlar conscientemente dicha expresión. Toda tensión muscular crónica impide esas tres funciones. El trabajo con el cuerpo tiene como objetivo ayudar a que la persona sienta ese bloqueo, lo entienda y lo desate. Esto es un proceso continuo, ya que la liberación de la tensión ocurre gradualmente al ir aprendiendo el organismo a tolerar e integrar los niveles de excitación mayores asociados con sentimientos más intensos.

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