jueves, 28 de febrero de 2013

De la Dictadura a la Democracia, parte 6


Seis
Necesidades de la Planificación Estratégica

Las campañas de desafío político contra las dictaduras pueden empezar de varias maneras. En el pasado, estas luchas casi nunca se planeaban y eran de hecho accidentales. A veces una acción específica de parte de la dictadura ha enfurecido a la población de tal manera que ésta se ha precipitado a la acción, sin tener la menor idea de cómo podía acabar la insurgencia. Otras veces, un individuo valiente, o un pequeño grupo, puede haber iniciado una acción que atrajo apoyo. Un malestar específico puede ser reconocido por otros, que sufren semejantes injusticias en ellos mismos, y éstos también podrán, en consecuencia, sumarse a la lucha. A veces un llamado a la resistencia por parte de un pequeño grupo o de una persona puede encontrar inesperadamente una inmensa acogida.

Aunque la espontaneidad tiene algunas cualidades valiosas, a menudo ha ofrecido desventajas. Con frecuencia los de la resistencia democrática no han previsto las brutalidades de la dictadura. A veces, la falta de planificación por parte de los demócratas ha dejado las decisiones cruciales al azar, con resultados desastrosos. Aun cuando el sistema represivo haya sido derribado, la falta de planificación en cuanto a cómo manejar la transición a un sistema democrático ha facilitado el surgimiento de una nueva dictadura.

Planificación realista
Es posible calcular los modos más efectivos de dar al traste con una dictadura, determinar cuando la situación política y el sentir popular están maduros, y cómo decidir la manera de iniciar una campaña.
 Se requiere un juicio muy cauto, basado en un cálculo realista de la situación y de las capacidades del pueblo, para seleccionar las maneras más efectivas de conquistar la libertad en tales circunstancias.

Si uno desea lograr algo, es de sabios planear cómo hacerlo. La planeación estratégica aumenta la probabilidad de que todos los recursos que puedan conseguirse se movilicen y empleen de la manera más efectiva.
Adviértase aquí, que el objetivo no es simplemente destruir la dictadura en curso, sino establecer un sistema democrático. Una gran estrategia que limite su objetivo sólo a destruir la dictadura en boga corre un terrible riesgo de producir otro tirano.

Obstáculos para la planificación
Constantemente acosados por la dictadura y agobiados por sus responsabilidades inmediatas, los líderes de la resistencia no tienen ni la seguridad ni el tiempo para desarrollar las destrezas de cómo pensar en base a lo estratégico. El patrón común es simplemente reaccionar a las iniciativas de la dictadura. Así la oposición está siempre a la defensiva, tratando de defender las libertades limitadas o los bastiones de la libertad; en el mejor de los casos, demorando el avance de los controles dictatoriales.

La acción basada en la “idea genial” que alguien haya tenido también es limitada. Lo que se necesita en lugar de eso es la acción basada en un cálculo minucioso de los “siguientes pasos” que hay que dar para derrocar la dictadura. Sin un análisis estratégico, los líderes de la resistencia a menudo no sabrán cuál deberá ser ese “siguiente paso”, porque no han pensado seriamente en los pasos sucesivos que hay que dar para alcanzar la victoria.

El resultado de esa incapacidad de planear estratégicamente suele ser drástico: se dispersan las fuerzas, las acciones son inefectivas, se dilapida la energía en asuntos sin importancia, y los sacrificios no sirven para nada.
Una mezcla de acciones no planeadas ni integradas, no va a llevar adelante ningún esfuerzo de resistencia significativo. En lugar de ello, lo más probable es que le permitan a la dictadura aumentar sus controles y su poder.

Cuatro términos importantes para la planificación estratégica
A fin de ayudarnos a pensar estratégicamente, es importante percibir con claridad que significan cuatro términos básicos.
La gran estrategia : es la concepción que sirve para coordinar y dirigir el uso de todos los recursos apropiados y disponibles (económicos, morales, políticos, organizacionales, etc.) de un grupo que busca alcanzar sus objetivos en un conflicto.
La gran estrategia, escoge entre las técnicas de acción más apropiadas cuál ha de emplearse en la contienda. Más adelante, la gran estrategia tendrá que ocuparse de las decisiones sobre las condiciones y el momento apropiado en que las campañas de resistencia, iniciales y subsecuentes, deben echarse a andar.
La gran estrategia, además, determina a cuáles grupos específicos se les encomendarán tareas generales así como la distribución de los recursos que se han de emplear en la lucha.

Comprende el hábil desplazamiento de los grupos de acción particulares, en operaciones menores. La planeación de una buena estrategia, tiene que considerar que se requiere una técnica de lucha, escogida para el éxito de la operación. La necesidad de claridad y definición se aplica igualmente a la planificación táctica.

Las tácticas y los métodos de acción se usan para llevar a cabo la estrategia. La táctica se refiere al mejor uso de las propias fuerzas, para obtener la máxima ventaja, en una situación limitada. Las victorias tácticas que no refuerzan la consecución de los objetivos estratégicos, pueden, al final, convertirse en energía despilfarrada. Una táctica en particular sólo puede ser comprendida como parte de la estrategia total de una batalla o de una campaña. Las tácticas se aplican por un periodo de tiempo más breve que las  estrategias, en áreas más reducidas, por un número más limitado de personas, o para lograr objetivos más limitados.

Es muy importante, por consiguiente, que aquellos a quienes se ha dado la responsabilidad de planear y ejecutar las operaciones tácticas tengan la habilidad de discernir la problemática de la situación y escoger los procedimientos más adecuados para enfrentarla.

El método o procedimiento se refiere a las armas específicas o medios de acción.
El desarrollo de un plan estratégico responsable y efectivo, para una lucha noviolenta, depende de la selección y formulación minuciosa de la gran estrategia, las estrategias de campaña, las tácticas y los métodos.
Para liberarse de una dictadura, se requiere de un uso calculado de nuestro propio intelecto para planificar cuidadosamente la estrategia. El empleo efectivo de nuestras capacidades intelectuales puede trazar el rumbo de un curso estratégico que juiciosamente utilice nuestros recursos disponibles para impulsar a la sociedad hacia los objetivos de la libertad y la democracia.

viernes, 22 de febrero de 2013

De la Dictadura a la Democracia, parte 5


5
Ejerciendo el Poder

En el Capítulo Uno advertimos que la resistencia armada contra la dictadura no las afecta donde son más débiles sino más bien donde son más fuertes. Al escoger competir en el campo de las fuerzas militares, los movimientos de resistencia tienden a situarse donde están en clara desventaja. Hemos también subrayado el peligro de confiar en los poderes extranjeros para la salvación. En el Capítulo Dos examinamos los problemas que conlleva confiar en las negociaciones como un modo de quitarse las dictaduras de encima.

¿Cuáles son los medios disponibles que ofrecerán a la resistencia democrática una clara ventaja y que lograrán agravar las debilidades identificadas de la dictadura? ¿Qué técnica de acción va a aprovechar la teoría del poder político que discutimos en el Capítulo Tres? La alternativa a escoger es el desafío político.
El desafío político tiene las siguientes características:

-No acepta que los resultados sean decididos por los medios de lucha escogidos por la dictadura.

-Es difícil para el régimen combatirlo.

-Puede agravar extraordinariamente las debilidades de la dictadura y negarle acceso a sus fuentes de poder.

-Puede dispersarse ampliamente en cuanto a la acción, pero también puede concentrarse en un objetivo específico.

-Conduce a errores de juicio y de acción por parte de los dictadores.

-Puede utilizar a la población como un todo, y a los grupos e instituciones de la sociedad en la lucha y acabar con el dominio brutal de unos pocos.

-Sirve para acrecentar la distribución del poder efectivo en la sociedad, haciendo que el establecimiento y mantenimiento de una sociedad democrática sea más viable.

La dinámica de la lucha noviolenta  
La dinámica del desafío político es muy diferente a la de la violencia. Aunque ambas técnicas son herramientas para luchar, lo hacen por medios muy distintos y con distintas consecuencias.
La lucha noviolenta es una técnica mucho más variada y compleja que la violencia. Es una lucha que emplea armas políticas, económicas, sociales y sicológicas aplicadas por la población y por las instituciones de la sociedad.
A estas armas se les ha conocido bajo diversos nombres como protestas, huelgas, desobediencia o no cooperación, boicot, descontento y poder popular. El desafío político, a diferencia de la violencia, es el instrumento idóneo para negarle acceso al régimen a sus fuentes de poder.

Las armas y la disciplina noviolentas
Existe una multitud de procedimientos que les permiten a los estrategas de la resistencia tanto concentrar como dispersar la resistencia, según haga falta.
Se han podido identificar hasta cerca de doscientos métodos de acción  noviolenta, y por supuesto, hay muchos más. Estos procedimientos se clasifican en tres grandes categorías: protesta y persuasión, no cooperación e intervención. Los métodos noviolentos de protesta y persuasión son mayormente manifestaciones simbólicas, que incluyen desfiles, marchas y vigilias (54 métodos). La no cooperación se divide en tres sub-categorías: a) de no cooperación social (16 métodos), b) de no cooperación económica: el boicot inclusive (26 métodos) y huelgas (23 métodos), y c) de no cooperación política (38 métodos). La intervención noviolenta, mediante procedimientos psicológicos, sociales, económicos y políticos tales como el ayuno, la ocupación noviolenta y el gobierno paralelo (41 métodos), es el último grupo. Una lista de 198 de estos métodos se incluye en el apéndice de ésta publicación.

Es probable que a cualquier régimen ilegítimo le cause graves problemas el uso de un número considerable de estos métodos -cuidadosamente escogidos, aplicados persistentemente y en gran escala, fundidos en  el contexto de una sabia estrategia y de tácticas apropiadas, por civiles adiestrados. Esto es aplicable a todas las dictaduras.

Por ejemplo: ya que el problema que presenta una dictadura es esencialmente político, sería muy importante aplicar las formas políticas de la lucha noviolenta. Esto incluiría la negación de la legitimidad a los dictadores y la no cooperación con el régimen. A veces, el obstaculizar el trabajo o demorarlo, puede realizarse en silencio, o aun secretamente, mientras que otras veces, la franca desobediencia o las desafiantes manifestaciones públicas y las huelgas, pueden ser vistas por todos.

Por otra parte, si muchos de los agravios del pueblo son económicos, entonces la acción económica, como el boicot o las huelgas, puede ser el comportamiento adecuado para la resistencia. Los esfuerzos del dictador por explotar el sistema económico pueden contrarrestarse mediante huelgas generales limitadas, demoras en el ritmo de trabajo o por la negación de ayuda (o desaparición) por parte de los expertos.

Algunas tácticas de la lucha noviolenta requieren que la gente realice actos que no estás relacionados con su vida normal, tales como volantear,  manejar una imprenta, ponerse en huelga de hambre o sentarse a media calle
Por el contrario, otros métodos de lucha noviolenta requieren que la gente continúe llevando su vida normal, aunque con algunas diferencias. Por ejemplo, pueden ir a trabajar en vez de ponerse en huelga, pero una vez allí, deliberadamente trabajar más lentamente o con menos eficacia que siempre. Se puede proteger a los niños de la propaganda de los atacantes mediante la instrucción en casa. Uno puede negarse a pertenecer a cierta organización “recomendada”. Uno puede asistir a una ceremonia religiosa cuando tal acto expresa no sólo las convicciones religiosas sino también las políticas.

Hasta una violencia limitada sería contraproducente durante una campaña de desafío político, porque desviaría la lucha hacia un campo donde los dictadores tienen una ventaja abrumadora. La disciplina noviolenta es clave del éxito, y debe persistirse en ella a pesar de las provocaciones y brutalidades de los dictadores y sus agentes.
La disciplina noviolenta es también extremadamente importante en el proceso del jiu jitsu político. En éste, la pura brutalidad del régimen contra los activistas claramente noviolentos rebota políticamente contra la posición del dictador, causando disensión en sus propias filas, y fomentando el apoyo a los de la resistencia de parte de la población en general, de los que generalmente defienden al régimen y de terceras personas.

La historia indica que aún cuando se espera que haya víctimas, tanto muertos como heridos, en el desafío político las habrá en número mucho menor que las que se producirían en la contienda armada.  Es más, este tipo de lucha no contribuye al ciclo interminable de matazón y brutalidad.

La lucha noviolenta requiere una pérdida del miedo y un mayor control sobre sí mismo, por una parte, y tiende a producir este efecto frente al gobierno y su represión brutal. Esa pérdida del miedo, o el control sobre sí mismo, es un elemento clave para destruir el poder que los dictadores tienen sobre la población en general.

Franqueza, clandestinidad y comportamiento intachable.
La clandestinidad, el engaño y la conspiración subterránea le plantean problemas muy graves a un movimiento que emplee la acción noviolenta. Al contrario, la franqueza en cuanto a planes e intenciones contribuirá a dar la imagen de que el movimiento de resistencia es en extremo poderoso. Por supuesto, hay aspectos significativos de las actividades de la resistencia que van a requerir el secreto.

En todas las etapas del conflicto es necesario mantener un comportamiento intachable en la acción noviolenta. Factores como el no tener miedo y el mantener la disciplina noviolenta deben estar siempre presentes. Es importante tener en cuenta que va a necesitarse un gran número de gente para efectuar grandes cambios. Esa cantidad de participantes confiables sólo se puede obtener manteniendo el más alto nivel de comportamiento.

Cambios en las relaciones de poder
Los estrategas necesitan recordar que el conflicto donde se aplica el desafío político es un campo de lucha siempre cambiante, con un continuo juego de ataques y contraataques. Nada es estático. Las relaciones de poder están sujetas a cambios rápidos y constantes.
Las acciones específicas de los de la  resistencia, por lo general, tienen consecuencias que van más allá del lugar y el momento en que ocurren.
Además, el grupo noviolento puede, por sus acciones, influir sobre el aumento o disminución de la fuerza relativa del grupo contrario. Por ejemplo, la resistencia noviolenta, disciplinada y valiente, frente a la brutalidad de los dictadores puede producir desazón, descontento o desconfianza, y, en situaciones extremas, hasta el amotinamiento entre los propios soldados y el personal al servicio de la dictadura. Esta resistencia también puede dar lugar a que aumente la condena internacional de la dictadura. Además, el empleo del desafío político disciplinado, persistente y bien adiestrado, puede hacer que más y más gente, que normalmente apoyaría tácitamente a los dictadores o que por lo general permanecerían neutrales en el conflicto, participe en la resistencia.

Cuatro mecanismos de cambio
La lucha noviolenta produce cambios de cuatro maneras. El primer mecanismo es el que se consideraría menos probable, aunque si ha ocurrido. Cuando los miembros del grupo contrario se conmueven emocionalmente por los sufrimientos que la represión ha infringido a los valientes activistas de la resistencia, o racionalmente se persuaden de que la causa de los de la resistencia es justa, llegan  a aceptar los objetivos de los de la resistencia. A este mecanismo se le llama conversión. Los casos son raros, y en la mayor parte de los conflictos esto no ocurre de manera alguna.
Con mucha más frecuencia la lucha noviolenta obra cambiando la situación del conflicto y de la sociedad, de modo que el adversario simplemente no puede hacer lo que le viene en gana. Es este cambio el que produce los otros tres mecanismos: la acomodación, la coerción noviolenta y la desintegración. Cuál de éstos ocurra dependerá del grado en que las relaciones de poder hayan cambiado a favor de los demócratas.

Si las cuestiones a debatir no son fundamentales, las exigencias de la oposición en una campaña limitada no se consideran amenazantes, y la confrontación de fuerzas ha alterado las condiciones de poder en alguna medida, el conflicto inmediato puede terminar por medio de un arreglo al que se llegue cediendo cada parte algo. A este mecanismo se le llama acomodación. Por ejemplo, muchas huelgas se resuelven de esta manera. El gobierno puede percibir que un arreglo semejante trae algunos beneficios positivos, tales como disminuir la tensión, dar una impresión de “equidad”, mejorar la imagen internacional del régimen.

La lucha noviolenta puede ser mucho más poderosa de lo que indican los mecanismos de conversión y acomodación. La no cooperación masiva y el desafío pueden cambiar la situación política o social, especialmente las relaciones de poder, de tal manera que los dictadores pierden la capacidad de controlar los procesos económicos, sociales y políticos del gobierno y la sociedad. Las fuerzas militares del adversario pueden volverse tan poco confiables que ya simplemente no obedezcan las órdenes de reprimir a los de la resistencia. Aunque los dirigentes del gobierno permanezcan en sus posiciones y sigan firmes en cuanto a sus objetivos originales, han perdido la capacidad de actuar con efectividad. A esto se le llama coerción noviolenta.  

En algunas situaciones extremas, las condiciones que ha producido la coerción noviolenta van aún más lejos. La dirigencia adversaria, de hecho, pierde toda su capacidad de actuar, y se viene abajo toda su estructura de poder. La autoconducción, la nocooperación y el desafío de los de la resistencia se hacen tan perfectos que sus adversarios ahora carecen hasta del simulacro de control sobre ellos. La burocracia del adversario se niega a obedecer a su propia dirigencia. Las tropas de los adversarios y su policía se amotinan. Los simpatizantes y colaboradores del poder adverso repudian a sus antiguos dirigentes y les niegan derecho alguno a mandar. A partir de esto, la antigua obediencia y colaboración desaparecen. El cuarto mecanismo de cambio, la desintegración del sistema del adversario, es tan completo que éste no tiene siquiera poder suficiente para rendirse. El régimen se ha desintegrado.

Al planificar las estrategias para la liberación, estos cuatro mecanismos han de tenerse en cuenta. La selección de uno o más mecanismos dependerá de numerosos factores, inclusive del poder absoluto y relativo de los grupos contendientes y de las actitudes y objetivos del grupo noviolento.

Efectos democratizadores del desafío político
El empleo de las técnicas de la lucha noviolenta contribuye a democratizar la sociedad de varias maneras.

Una parte del efecto democratizador es negativo, esto es, en contraste con los medios armados, no hay represión. Los líderes de un movimiento de desafío político pueden presionar a sus seguidores, pero no pueden ni encarcelarlos ni ajusticiarlos si disienten o escogen otros líderes.
Otra parte es positiva, la lucha noviolenta le  da a la población armas para la resistencia, que podrán usar para defender sus libertades tanto contra los dictadores que existe como contra los que puedan existir. A continuación, mencionamos varios de los efectos democratizadores positivos que tiene la lucha noviolenta:

-La experiencia de aplicar la lucha noviolenta puede hacer que la población confíe más en sí misma, en cuanto a desafiar las amenazas del régimen.

-La lucha noviolenta entrega las armas de la no cooperación y el desafío, mediante las cuales la población puede resistirse a los controles no democráticos.

-La lucha noviolenta se puede usar para defender la práctica de las libertades democráticas, tales como la expresión, la prensa libre, las organizaciones independientes y el derecho a reunirse enfrentándose a controles represivos.

-Contribuye a la supervivencia, renacimiento y fortalecimiento de los grupos e instituciones independientes de la sociedad. Estas movilizan la capacidad de poder de la población e imponen límites al poder efectivo de cualquier dictador en potencia.

-La lucha noviolenta suministra armas mediante las cuales la población logra concentrar su poder contra la acción represiva, policiaca o militar, ejercida por un gobierno dictatorial.

-La población y las instituciones independientes pueden, en interés de la democracia, restringirle o negarle los recursos de poder a la minoría gobernante y por lo tanto, amenazar su capacidad de seguir ejerciendo la dominación.

La complejidad de la lucha novilenta
Como puede verse, la lucha noviolenta es una compleja técnica de acción social, que comprende una multitud de métodos, una serie de mecanismos de cambio y unos requisitos conductuales específicos. Para que resulte efectivo, el desafío político requiere preparación y planeación. Los probables participantes tendrán necesidad de comprender qué se espera de ellos. Hace falta que haya recursos disponibles. Los estrategas tendrán que haber analizado cómo se puede aplicar la lucha noviolenta con más efectividad. Ahora dirigiremos nuestra atención hacia ese elemento crucial: la necesidad de una planeación estratégica.  

martes, 19 de febrero de 2013

De la Dictadura a la Democracia, parte 4


Cuatro
Las Dictaduras Tienen Puntos Débiles

Por lo general, las dictaduras parecen invulnerables. Las agencias de inteligencia, la policía, las fuerzas militares, las prisiones, están controlados por unos pocos con mucho poder. Las finanzas de un país, sus recursos naturales y su capacidad de producción a menudo son saqueados por los dictadores y usados para apoyar la voluntad de los dictadores.
En comparación, las fuerzas democráticas con frecuencia aparecen como extremadamente débiles, ineficaces e impotentes.
Sin embargo, esto no agota el tema.

Identificando el talón de Aquiles
Los dictadores más desalmados también pueden ser vencidos si sus debilidades pueden identificarse y se concentra en ellas el ataque.

Puntos débiles de las dictaduras

1. Se les puede restringir o negar la cooperación de muchas personas, grupos e instituciones que necesitan para hacer funcionar el sistema.

2. La ideología puede erosionarse; los mitos y símbolos del sistema pueden perder su solidez.

3. Los conflictos institucionales internos y las rivalidades y hostilidades personales pueden dañar, y aun interrumpir, las operaciones de la dictadura.

4. Los intelectuales y los estudiantes pueden impacientarse por las condiciones o restricciones o el enfoque doctrinario y la represión.

5.El pueblo en general, puede, con el tiempo, volverse apático y hasta hostil al régimen.
6. Los subordinados, temerosos de no complacer a sus superiores, pueden no proporcionar todos los detalles de la información  que los dictadores necesitan para tomar decisiones.

7. Sectores de la policía o de las fuerzas militares pueden actuar para lograr sus propios objetivos.

8. Si el gobierno está buscando evitar estos peligros, su control de los puntos clave para el poder pueden deteriorarse aun más.


Atacando las debilidades de la dictadura
La conclusión es obvia. A pesar de la apariencia de fuerza, todas las dictaduras tienen sus debilidades, sus ineficiencias internas, sus rivalidades personales, sus funcionamientos institucionales defectuosos, y sus conflictos entre organizaciones y distritos.

Esto no quiere decir que las dictaduras se pueden destruir sin riego ni víctimas. Cualquier curso de acción posible para lograr la liberación incurrirá en riesgo y sufrimiento potencial, y tomará tiempo para poder ponerse en marcha. Sin embargo, los tipos de lucha que tienen por objetivo las debilidades identificables de la dictadura, tienen más posibilidades de éxito que aquellos en que se busca combatir la dictadura allí donde a todas luces ésta es más fuerte. La pregunta es: ¿Cómo ha de conducirse esta lucha?

viernes, 15 de febrero de 2013

De la Dictadura a la Democracia, parte 3


Tres
¿ De Dónde se Deriva el Poder?

Conseguir la libertad con paz, por supuesto que no es tarea fácil. Va ha requerirse para ello una gran destreza estratégica, organización y planificación. Sobre todo, requiere poder. Los demócratas no pueden esperar derribar a la dictadura y establecer la libertad política sin la capacidad de ejercer su propio poder en forma eficaz.

¿Qué clase de poder es éste? ¿Cómo necesita movilizarse la oposición democrática para destruir la dictadura y su vasta red militar y policiaca?
La respuesta se encuentra en una concepción del poder político generalmente ignorada. No es difícil entenderlo. Algunas verdades fundamentales son muy sencillas.
Una parábola China del siglo XIV atribuida a Liu Ji, por ejemplo, destaca muy bien esta interpretación descuidada acerca del poder político.

“En el estado feudal de Chu, un viejo vivía de tener monos a su servicio. La gente lo llamaba “Ju gong”: el Amo de los Monos.

Todas las mañanas el viejo reunía a todos los monos en su patio, y ordenaba al más viejo que condujera a los demás a la montaña a recoger fruta de los árboles y matas. La regla era que cada mono tenia que darle al viejo la décima parte de lo que recogiera. Los que no lo hacían eran brutalmente azotados. Todos los monos sufrían amargamente pero no se atrevían a protestar.

Un día un monito les preguntó a los otros; “¿Fue el viejo el que sembró los árboles y matas?” Los otros le respondieron: “No, brotaron solos”. El monito les dirigió otra pregunta: “¿No podemos nosotros coger la fruta sin el permiso del viejo?” Los otros replicaron: “Si, todos podemos hacerlo.” El monito siguió: “¿Entonces, por qué tenemos que depender del viejo?”  ¿Por qué tenemos que servirlo?”

Antes que el monito hubiera terminado su discurso todos los monos de pronto se sintieron iluminados, y despertaron.

Esa misma noche, al observar que el viejo se había quedado dormido, los monos rompieron las barreras del vallado donde se hallaban encerrados y destruyeron el recinto por completo. También se apropiaron de cuanta fruta el viejo tenía guardada y se la llevaron al bosque, y nunca más volvieron. Al fin el viejo murió de inanición.

Yu Li Zi dice: “Algunos hombres en el mundo gobiernan a su pueblo mediante tretas y no por principios rectos ¿No son éstos iguales al Amo de los Monos? La gente no se ha dado cuenta de su embrutecimiento. Apenas se les ilumine el conocimiento, las tretas dejarán de funcionar.”

Los recursos que necesita el poder político
El principio es muy sencillo. Los dictadores requieren la ayuda de los gobernados, sin la cual no pueden ni disponer de las fuentes de poder, ni conservarlas.
Todas las fuentes de poder dependen de la aceptación del régimen, del sometimiento y obediencia de la población al mismo y de la cooperación que le brindan innumerables personas y muchas de las instituciones de la sociedad. Estas fuentes no están garantizadas.

 El negarles a los agresores y dictadores la cooperación popular e institucional, se anula el acceso a las fuentes de poder de las que dependen los gobernantes. Sin acceso a tales recursos, el poder de los gobernantes se debilita y finalmente se disuelve.

Si, a pesar de la represión, se pueden restringir o recortar durante un tiempo suficiente los recursos de los que depende el poder, los resultados pueden ser la incertidumbre y la confusión dentro de la dictadura. Con el tiempo, el quitarle los recursos al poder producirá la parálisis y la impotencia del régimen. El poder de los dictadores se irá muriendo, lenta o rápidamente, de inanición política.

Por lo tanto, el grado de libertad o tiranía que existe bajo cualquier gobierno es un reflejo de la determinación de los súbditos a ser libres, y de la voluntad y capacidad de éstos de ofrecer resistencia a los esfuerzos que el gobierno haga para esclavizarlos.

Centros de poder democrático
Una de las características de la sociedad democrática es que existe una multitud de grupos e instituciones nogubernamentales. Ellas incluyen, por ejemplo: la familia, las organizaciones religiosas, las asociaciones culturales, sindicatos, instituciones estudiantiles, partidos políticos, organizaciones de derechos humanos, y otras. Estos cuerpos son importantes porque establecen sus propios objetivos y también porque ayudan a satisfacer las necesidades de la sociedad.
Los individuos aislados que no son miembros de éstos grupos, no producen un impacto significativo en la sociedad, mucho menos en el gobierno, y ciertamente no en una dictadura.

El rasgo común, donde las dictaduras han sido desintegradas o debilitadas, ha sido la valiente aplicación masiva del desafío político por la población y sus instituciones.

Si la dictadura ha tenido éxito en destruir o controlar los cuerpos independientes de la sociedad, será importante para los que ofrecen resistencia crear nuevos grupos sociales e instituciones independientes, o tratar de recuperar el control de los cuerpos sociales supervivientes o de los parcialmente controlados.

Por supuesto, nada de esto significa que sea fácil debilitar o destruir una dictadura, ni que cualquier intento de hacerlo tendrá éxito.
Sin embargo, esta nueva percepción del poder significa , que la desintegración deliberada de una dictadura si es posible. Las dictaduras, en particular, tienen características especiales que las hacen vulnerables al desafío político diestramente implementado. Examinemos con más detalle estas características.

martes, 12 de febrero de 2013

De la Dictadura a la Democracia, parte 2


Dos
El Peligro de las Negociaciones 

Algunas personas, cuando tienen que enfrentarse a los severos problemas de enfrentar una dictadura, se echan para atrás, y caen en una sumisión pasiva. Otras, como no ven posibilidad alguna de alcanzar la democracia, pueden llegar a la conclusión de que deben buscar un arreglo con la dictadura, con la esperanza de que mediante la “conciliación”, el “compromiso” y las negociaciones, podrán atraer a algunos elementos positivos y acabar con las brutalidades. Superficialmente, por carencia de opciones más realistas, esta manera de pensar es atrayente.

Una pelea seria contra las dictaduras brutales no es una perspectiva agradable. ¿Por qué hay que recorrer ese camino?
A veces se argumenta que la verdad no está toda de un lado. Podría  decirse que a los dictadores se les debería ofrecer una solución por medio de la cual todo mundo saliera ganando.
Los riesgos y dolores de proseguir la lucha -podrían ser innecesarios - se puede argumentar -si la oposición democrática sólo desea terminar el conflicto pacíficamente por medio de negociaciones. ¿No seria eso preferible a una lucha difícil, aun cuando fuera una campaña dirigida por la lógica de la acción noviolenta y no la de una guerra militar?

Ventajas y limitaciones de las negociaciones
Las negociaciones son un instrumento muy útil para resolver algunos conflictos, y no deben desdeñarse o rechazarse cuando son apropiadas.
Pero cuando los asuntos por resolver son fundamentales porque afectan principios religiosos, problemas de la libertad humana o todo el desarrollo futuro de la sociedad, las negociaciones no llevan a una solución satisfactoria para ambas partes. Sólo un cambio en la correlación de fuerzas a favor de los demócratas puede salvaguardar adecuadamente los asuntos básicos que están a discusión. Ese cambio ocurre mediante una lucha, no mediante negociaciones. Esto no quiere decir que las negociaciones no deban usarse nunca. El hecho es que tales negociaciones no son un modo realista de liberarse de una férrea dictadura cuando no existe una poderosa oposición democrática.

Por supuesto que hay circunstancias en que las negociaciones pueden no ser una opción. Los dictadores firmemente establecidos, que se sienten muy seguros de su posición, pueden negarse a negociar con sus opositores democráticos. O bien, cuando ya se hayan iniciado las negociaciones, los negociadores democráticos pueden desaparecer y no regresar.

¿Rendición negociada?
Es comprensible que los demócratas estén especialmente dispuestos a negociar cuando los dictadores evidentemente tienen la superioridad militar y cuando la destrucción, las víctimas, y los perjuicios sufridos ya no pueden soportarse más. Habrá entonces una fuerte tentación a explorar cualquier otra opción que pueda rescatar siquiera algunos de los objetivos de los demócratas, a la vez que pone fin a un ciclo de violencia y contra violencia.

La oferta de “paz” mediante negociaciones que pueda ofrecer un dictador a la oposición democrática, por supuesto, no es del todo sincera. Si ellos quisieran, bien podrían, por su propia iniciativa y sin ninguna negociación, restaurar el respeto a la dignidad y a los derechos humanos, liberar a los presos políticos, acabar con la tortura y suspender las acciones militares, retirarse del gobierno y hasta pedirle excusas al pueblo.

Cuando la dictadura es fuerte pero existe una resistencia irritante, puede que los dictadores deseen lograr la rendición de la oposición bajo la cobertura de “hacer la paz”. El llamado a negociar puede parecer atractivo, pero dentro de la sala de negociaciones acaso se esconderían graves peligros.
Por otra parte, cuando la oposición es excepcionalmente fuerte y la dictadura se  encuentra seriamente amenazada, los dictadores pueden buscar la negociación como una forma de salvar lo más posible de su capacidad de control o de sus riquezas. En ninguno de estos casos deben los demócratas ayudar a los dictadores de lograr sus metas.

En semejantes conflictos las negociaciones solamente podrán tener un valor decisivo al final de una lucha decisiva, en la cual el poder de los dictadores haya sido destruido y estén estos buscando pasaje seguro para un aeropuerto internacional.

El poder y la justicia en las negociaciones
En las negociaciones no es la relativa justicia de los puntos de vista en conflicto y sus objetivos lo que determina el contenido del acuerdo negociado. El contenido de éste lo determinará mayormente la capacidad de poder de cada parte.

Se deben considerar varias preguntas difíciles. ¿Qué puede hacer cada una de las partes después de conseguir sus objetivos si la otra decide no llegar a un acuerdo en la mesa de negociaciones? ¿Qué puede hacer cada una de las partes, después de alcanzado el acuerdo, si la otra rompe su palabra y usa la fuerza de la que dispone para conquistar sus objetivos a pesar del acuerdo?

Aun pensando que toda salga bien en las negociaciones, hace falta preguntarse: ¿Qué clase de “paz” saldría de allí? ¿Sería acaso la vida mejor o peor que si los demócratas hubieran empezado o continuado la lucha?

Dictadores “agradables”
El tirano tiene el poder de obrar
sólo donde se carece de
 fuerza para resistir.
Krishnalal Shridharani

En los conflictos donde cuestiones fundamentales están en juego, la resistencia, y no las negociaciones, es lo esencial para el cambio. En casi todos los casos, la resistencia debe continuar hasta que los dictadores sean expulsados del poder. El triunfo lo determina con más frecuencia, no la negociación de un arreglo, sino el uso acertado de los métodos de resistencia más apropiados y poderosos posibles. Estamos convencidos -y lo exploraremos en detalle más adelante- que el desafío político o la lucha noviolenta es el método más poderoso que pueden emplear los que luchan por la libertad.

¿Qué clase de paz?
Si los dictadores y los demócratas van a dialogar sobre la paz, es necesario tener ideas claras. No todos los que emplean la palabra paz, quieren la paz con libertad y justicia. El sometimiento a una cruel opresión y el consentimiento pasivo frente a los dictadores, no constituye una verdadera paz. Por lo general, la paz de los dictadores no es sino la de la prisión o la tumba.
Existen otros peligros. Hay negociadores bien intencionados que a veces confunden los objetivos de las negociaciones con el proceso de éstas. Es más, los negociadores democráticos o los especialistas extranjeros aceptados para asistir a las negociaciones, pueden, de un solo plumazo, dotar a los dictadores de una legitimidad doméstica  e internacional que previamente se les había negado a causa de haberse apoderado del estado, las violaciones a los derechos humanos, y las brutalidades cometidas. Sin estas legitimidad tan desesperadamente necesitada no pueden los dictadores continuar gobernando indefinidamente. Los representantes de la paz no deben suministrarles esa legitimidad.

Razones para la esperanza
Las dictaduras no son permanentes. Los que viven bajo una dictadura no tienen porque permanecer siempre débiles y a los dictadores no es necesario permitirles que sigan siendo poderosos indefinidamente. Hace mucho tiempo Aristóteles apuntó: “La oligarquía y la tiranía son las constituciones que duran menos”…..”En ninguna parte han durado mucho”. Las dictaduras modernas también son vulnerables. Se puede agravar su debilidad y desintegrar su poder.
La historia reciente muestra la vulnerabilidad de las dictaduras y revela que pueden desmoronarse en un plazo relativamente corto. Por citar los más recientes: la dictadura de Marcos en Filipinas cayó ante el empuje del pueblo en 1986. El gobierno de los Estados Unidos abandonó rápidamente al presidente Marcos cuando la fuerza de la oposición se hizo patente. El intento de golpe de Estado de línea dura en la URSS en agosto de 1991 fue bloqueado en unos días por el desafío popular. De ahí en adelante muchas de las naciones bajo un dominio semejante, recuperaron su independencia en sólo días, semanas o meses.

Está claro que no es válida la antigua idea de que los métodos violentos obran rápidamente mientras los noviolentos requieren mucho tiempo. Aunque se requiera mucho tiempo para lograr cambios en la situación subyacente y en la sociedad, la lucha concreta contra las dictaduras a veces ocurre con relativa rapidez por medio de la acción noviolenta.

Las negociaciones no son la única alternativa que hay entre una guerra continua de aniquilamiento por una parte y la capitulación por la otra. Existe otra opción para aquellos que quieren tanto la paz como la libertad, y ésa es el desafío político.

jueves, 7 de febrero de 2013

De la Dictadura a la Democracia, parte 1

Resumen del Libro del mismo nombre escrito por Gene Sharp.


De la Dictadura a la Democracia”
Un Sistema Conceptual para la Liberación
(resumen del libro de Gene Sharp)

Prefacio

Una de mis mayores inquietudes durante muchos años ha sido cómo podría la gente evitar que una dictadura se estableciera y cómo destruirla. Tengo la convicción de que los seres humanos no deben ser ni dominados ni destruidos por semejantes regímenes.
He tratado de pensar minuciosamente acerca de los métodos más efectivos para desintegrarlas con éxito y con el menor costo posible en vidas y sufrimiento. El resultado es esta publicación.
En ningún lugar de este trabajo asumo que el desafío contra los dictadores será una empresa fácil y poco costosa. Todas las formas de lucha tienen sus complicaciones y costos. Sin embargo, espero que este análisis estimulará a los líderes de la resistencia a considerar estrategias que puedan incrementar su poder efectivo y al mismo tiempo reducir el nivel relativo de bajas.

Tampoco se interprete este análisis como que cuando se acabe con una dictadura específica todos los demás problemas habrán desaparecido. La caída de un régimen no trae como consecuencia una utopía. Más bien abre el camino a un trabajo inteligente y a esfuerzos denodados, a fin de construir unas relaciones políticas, económicas y sociales más justas y erradicar otras formas de injusticia y opresión.

Es mi esperanza que este breve examen de cómo puede desintegrarse una dictadura sea útil en cualquier lugar donde la gente vive dominada y desea ser libre.
Gene Sharp
6 de Octubre de 1993

The Albert Einstein Institution


UNO
Enfrentando la Realidad de las Dictaduras 

En años recientes, diversas dictaduras han caído o se han tambaleado cuando se les ha enfrentado una población desafiante y movilizada. Aunque parezcan muy firmes, demostraron ser incapaces de soportar el desafío concentrado del pueblo en lo político, lo económico y lo social.
El “desafío político masivo”  es una confrontación noviolenta, una deliberada provocación a la autoridad mediante la desobediencia, la no colaboración, y no dejar lugar para la sumisión.

Desafortunadamente, el pasado aun esta con nosotros. El problema de las dictaduras es profundo.  En muchos países  el pueblo a sufrido experiencias de décadas  y hasta siglos de opresión, ora doméstica ora de origen extranjero. Con frecuencia se les ha inculcado insistentemente la sumisión incondicional. Las instituciones sociales, económicas , políticas y hasta religiosas, han sido deliberadamente debilitadas, subordinadas o aun reemplazadas por otras nuevas y regimentadas. Son usadas para dominar a la sociedad. La población ha sido atomizada (convertida en una masa de individuos aislados), incapaces de trabajar juntos para conseguir su libertad, de confiar los unos en los otros y hasta de hacer algo por su propia iniciativa.
El resultado es predecible: la población se ha vuelto débil, carece de confianza en sí misma y es incapaz de ofrecer resistencia alguna. Las personas están demasiado asustadas para pensar en serio en la resistencia popular. Asumen el sufrimiento sin objetivo y un futuro sin esperanza.

¿A la libertad por la violencia?
Los dictadores generalmente hacen caso omiso de las barreras constitucionales y legales, las decisiones judiciales y la opinión pública.
Reaccionando a las brutalidades, las torturas, las desapariciones, las muertes, se entiende que todo esto ha hecho pensar al pueblo que sólo por la violencia se puede acabar con una dictadura. Las airadas víctimas ha veces se han organizado para combatir a los brutales dictadores, a pesar de tener todo en su contra. Esta gente, ha peleado valientemente, pagando un alto precio en sufrimiento y en vidas. Sus logros a veces han sido considerables, pero casi nunca han obtenido la libertad. Las rebeliones violentas desencadenan violentas represiones que con frecuencia dejan a la población más indefensa que antes.

¿Golpes de estado, elecciones, salvadores extranjeros?
Un golpe militar contra una dictadura, puede parecer, relativamente hablando, una de las maneras más rápidas y fáciles de quitarse de encima un régimen particularmente repugnante. Sin embargo, existen serios problemas con respecto a esta técnica. Lo más importante es que deja intacta la distribución negativa del poder. Es decir, da pie a que otro grupo similar ocupe el lugar.
Después de consolidar su posición, la nueva camarilla puede resultar más despiadada y más ambiciosa que la anterior.

Bajo una dictadura las elecciones no se pueden usar como instrumento para un cambio político significativo. Simulan elecciones para aparentar ser democráticos. Los dictadores no están interesados en unas elecciones que puedan apartarlos de su trono.

Muchas personas que actualmente están padeciendo bajo una dictadura, no creen que los oprimidos puedan liberarse por sí mismos. Ellos no esperan que su pueblo pueda ser liberado sino por la acción de otros. Ponen su confianza en las fuerzas extranjeras. Creen que sólo una ayuda internacional puede ser lo bastante fuerte como para derribar a los dictadores.

Como hemos apuntado, con frecuencia la población sometida no quiere la lucha, y esta temporalmente incapacitada para ella, porque no tiene confianza en su propia capacidad de enfrentar la dictadura feroz, y no ve una manera razonable de salvarse por su propio esfuerzo.
Por lo general, no van a llegar salvadores extranjeros. Si interviene otro estado, probablemente no debe confiarse el él. Unas cuantas ásperas realidades lo demuestran:
Con frecuencia los estados extranjeros ayudan a la dictadura a fin de avanzar sus propios intereses económicos o políticos.
Algunos estados extranjeros actuarán contra la dictadura, pero sólo a fin de ganar para sí mismos el control económico, político y militar del país.
Los estados extranjeros podrían involucrarse activamente para fines positivos sólo cuando hubiere un movimiento interno que se haya comenzado a sacudir la dictadura y logrado que la atención internacional se enfoque sobre la índole brutal del gobierno.

Las presiones internacionales pueden ser muy útiles cuando apoyan un poderoso movimiento de resistencia interna. Entonces, por ejemplo, el boicot económico internacional, los embargos, la ruptura de relaciones diplomáticas, la expulsión del gobierno de organizaciones internacionales, la condena del mismo por alguno de los cuerpos de las Naciones Unidas y otros pasos semejantes, pueden contribuir grandemente.

Encarando la dura verdad
La conclusión es dura. Cuando se quiere echar abajo una dictadura con la mayor efectividad y al menor costo, hay que emprender estas cuatro tareas:
Se debe fortalecer a la población oprimida en su determinación de luchar, en la confianza en sí misma y en sus aptitudes para resistir;
Se debe fortalecer a los grupos sociales e instituciones independientes del pueblo oprimido;
Se debe crear una poderosa fuerza de resistencia interna; y
Se debe desarrollar un amplio y concienzudo plan estratégico global para la liberación, y ejecutarlo con destreza.
Una lucha de liberación es un tiempo en que el grupo que lucha adquiere confianza en sí mismo y se fortalece internamente.

“No vale la pena confiar en el gobierno….Debemos confiar sólo en nuestra propia determinación…..Apoyándonos los unos a los otros… Fortaleciendo a los más débiles… Agrupándonos y organizándonos…..Ganaremos”. (Charles Steward, durante la campaña de huelga en Irlanda 1879)
Confrontada con una fuerza firme y confiada en sí misma, con una estrategia concienzuda y de genuina solidez, la dictadura eventualmente, se desmoronará.

Como lo indican estos argumentos, el liberarse de las dictaduras, en última instancia, depende de la capacidad que la gente tenga para liberarse a sí misma. Existen los medios para que la población se libere a sí misma, pero esta opción no se ha ejercido plenamente.