miércoles, 31 de mayo de 2017

Cuenta Contigo, parte 5


5
Ni contigo ni sin ti
tiene mis penas remedio

Rema en tu propio barco

Eurípides

Las personas nos sirven de apoyo, pero no son nuestra solución. Muchas personas no se responsabilizan de sus vidas apelando a excusas como: Es que cómo voy a ir solo; Es que así es aburrido.Utilizan la excusa de que están solos. La excusa permite que te tranquilices. Si tienes un pretexto, tienes un motivo que te limita e impide que te responsabilices y te involucres con tu vida.

Cualquier cambio pasa por la dicotomía entre lo que debo y lo que me apetece hacer. Lo que debo forma parte de la responsabilidad, y también forma parte de lo incómodo. Incluye postergar placeres a corto plazo. En cambio, lo que me gustaría hacer es nuestro diablillo. Consigue que sigamos en la zona confortable. Produce gusto a corto plazo, pero también despierta remordimientos y culpa. Una excusa, al fin y al cabo, es un engaño. Con él reducimos nuestras emociones negativas, pero sin ese malestar no hay cambio.

Las personas generamos relaciones de dependencia que no son siempre fruto del amor. Contar con la gente es genial, pero no puede ser determinante, ni el motor para ponerte en marcha. La situación ideal pasaría por ser capaz de hacer algo tú solo, poder disfrutarlo, y si se añade alguien, bienvenido sea. Pero que tu compromiso y felicidad no dependan de si vienen o se quedan.

Sensación de ridículo

Uno de los miedos a hacer cosas solos es que nos invada la sensación de ridículo. Las personas se preocupan por el ¿qué pensarán los demás?. Son prejuicio que no tienen nada que ver con los juicios de valor que hacen los demás.

Solución: atrévete a ponerte en situaciones que te perecen ridículas. Empieza por las más sencillas. Haz una lista de todo aquello que te da vergüenza hacer solo y enfréntate poco a poco a todo. Valora después de cada exposición tu nivel de ridículo, tu nivel de bienestar, aquello que disfrutaste y si fue tan tremendo como parecía al principio.

Timidez y déficit en habilidades sociales

Otro motivo por el que no te arrancas a ir solo es tu timidez  o tu déficit en habilidades sociales. “¡Cómo voy a llegar sola a una clase de baile! La mejor manera de vencer la vergüenza es exponerte a situaciones en las que te ves obligado a relacionarte.

Solución: busca actividades que te obliguen a relacionarte con personas: teatro, baile, deportes de equipo, por ejemplo. Iniciar conversaciones, mantener contacto ocular, sonreír, escuchar. Elige el comportamiento por el que vas a empezar. Todo se entrena, y sobre todo las habilidades sociales.

Puede que te afecte el ¿qué dirán?, pensar si estarás a la altura o si caerás bien con el grupo. Si sonríes, eres prudente, escuchas, te interesas y sigues una conversación, seguro que caerás bien. Los personas que caen mal son las sabelotodo, las que no dejan intervenir a los demás, las que se muestran serias y las soberbias.
Para caer bien en un grupo, al principio, es muy sencillo. Acepta la idea de que puedes caer mal… y de que puedes caer bien. No luches contra ese pensamiento y centra tu atención en sonreír. Las personas risueñas nos caen bien. Anticipa que vas a estar a gusto, te fijarás en miradas cómplices y sabrás quien te invita a formar parte.

Pereza 

Un tercer motivo es la pereza. Se da cuando necesitas que alguien te anime y te saque del sillón. Es cierto que motiva más contar con otros. La idea de no dejar colgado a alguien te empuja.

Solución: define un objetivo que te motive. Y utiliza tu fuerza de voluntad. Tienes tanta como cualquier otra persona, lo que ocurre es que no estás acostumbrado a utilizarla. Tienes que recobrarla y creerte que está contigo. Si la tienes, úsala.

Aprobación por parte de los demás

Un penúltimo motivo para lanzarte a hacer cosas en solitario es el miedo a no contar con la aprobación de los demás. Para Einstein: los que dicen que es imposible no deberían molestar a los que lo están haciéndolo. Así que deja de escuchar a quien boicotea tu sueño. Pon los pies en la tierra pero no dejes de soñar. La única aprobación que necesitas es la tuya, claro, siempre con responsabilidad.  

Solución: valora los pros y los contras de lo que vas a emprender. Considera el riesgo, la inversión, el tiempo… si te apasiona de verdad, trata de planificarlo con sentido común. Lo importante es empezar a dar pasos.
Ten en cuenta las opiniones de los demás, pero no dejes que te limiten. A veces la pasión nos ciega e impide que veamos fallos. Esos fallos no tienen que ser motivo para abandonar, sino para buscar soluciones y perfeccionar tu idea brillante.

Baja autoestima

Hay personas que mantienen la falta de autonomía por un problema de baja autoestima. Son personas que sienten que no son capaces, que no se valoran y que creen que con la ayuda de otros todo será más fácil.

Solución: son varias las acciones que pueden llevarse a cabo:
  • Deja de contemplarte como la media naranja de algo. Eres una persona completa.
  • Deja de hablar mal de ti mismo y empieza a verbalizar en positivo: “Soy capaz de hacerlo solo, no importa si me equivoco, vale la pena intentarlo”.
  • Contempla el fracaso como parte de tu camino. Las personas valoramos más a los valientes y a los que se equivocan, que a los acobardados por una vida predecible. ¿A quién le gustan las Flanders? A nadie, nos gustan los Simpson.
Tenías cinco excusas: sensación de ridículo, timidez, pereza, aprobación por parte de los demás y baja autoestima. Ahora también tienes cinco soluciones.


                                                          Momento libreta…
A nivel general y para vencer los miedos puedes preguntarte:
  • ¿Qué es lo peor que me podría pasar si hiciera esto solo?
  • ¿Puedo asumir ese riesgo?
  • En caso de que suceda, ¿puedo poner soluciones, o se trata de un riesgo con punto de no retorno?
  • Lo que ahora me parece tan importante, ¿lo será también después de unos días?
¿Te ha ocurrido alguna vez? Busca cuál es tu motivo y pon solución. Con papel y lápiz.

 También te puede ayudar imitar a los que sí lo lograron. Busca un modelo. Indaga. ¿Con qué contaron? ¿Fue la creatividad, la decisión, la pasión, la necesidad de preservar la salud, la ambición?

Una vez leí la historia de una mujer valiente. Susan Butcher fue musher (conductora de trineo tirado por perros). Hasta que ella no empezó a participar en este tipo de carreras, solo lo hacían los hombres. Revolucionó la carrera de 1800 km por el hielo ártico. Decidió que sus perros entrenarían como lo hacen los deportistas de alto rendimiento. Ganó durante cuatro años consecutivos.
¿Qué hizo grande a Susan? Su valentía, su creatividad, no necesitar de nadie, ignorar a los que desconfiaron de una mujer, centrarse solo en lo que la apasionaba y entrenar y esforzarse. Sola.

Antes de terminar este capítulo, me gustaría que dejaras de preguntarte qué necesitas tú de los demás y pensases en quién necesita de ti. Cuando una persona consigue resolver sus situaciones con autonomía, pasa a un nivel superior. No solo deja de necesitar a otros, sino que es capaz de colaborar en el bienestar de terceros.

¿Qué puedes hacer tú por los demás? Hacer cosas por los demás eleva emociones. Hacer cosas por uno mismo te permite disfrutar; pero regalar, ser generoso y altruista, provoca emociones. Los beneficios del altruismo son muchos. Aquí tienes cinco:

  1. El altruismo es una fuente de bienestar y felicidad. Es imposible hacer un acto de generosidad sin sentirte bien.
  2. Cuando consigues que alguien mejore su bienestar, inmediatamente mejora el tuyo.
  3. El altruismo y la bondad se refuerzan porque tú también te sientes bien ayudando a la gente. Es placentero de por sí.
  4. Está demostrado que las personas disfrutan más regalando que recibiendo regalos. El hecho de pensar en el otro, mirar su cara, emocionarse por acertar y recibir un agradecimiento, no tienen precio.
  5. Las personas benevolentes y bondadosas presentan niveles altos niveles de felicidad y bienestar.

Dice un proverbio árabe que quien quiere hacer algo encuentra un medio, y quien no quiere, encuentra una excusa. Los demás pueden desconfiar y dejar de creer en ti. Tú no. Tú eres tu apoyo, tu muleta, tu pilar. No te falles, ni te desmotives, ni dejes de involucrarte. Tú solo.

miércoles, 24 de mayo de 2017

Cuenta Contigo, parte 4


4
Las copas de la abuela Eva
viven el presente

-¿Qué día es?- preguntó Pooh.
-Es hoy- contestó Piglet.
-¡Ah, mi día favorito!- dijo Pooh.

A. A. Milne, Winnie the Pooh 

Mi abuela estaba enamorada de unos vasos de colores que utilizábamos a diario, y me pidió que para Navidad le regalara unos iguales. Pero cuando le pregunté si las había estrenado me contestó que las guardaría para una ocasión especial.
Mi abuela tiene la capacidad para disfrutar del presente y también piensa que es joven y que aún tiene que dar mucha guerra. Pero su generación se ha educado para ser feliz solo con los grandes acontecimientos. Su felicidad dependía de casarse bien, de tener hijos, de los ascensos del marido y de los suyos propios cuando ellas trabajaban, del bautizo, de la comunión y de las bodas de sus hijos, de tener nietos y de las cenas de navidad en familia.

La felicidad, hasta hace poco tiempo, solo estaba relacionada con la consecución de objetivos, pero no con el disfrute del camino. Vivir el presente era algo secundario. La felicidad hasta hace bien poco, estaba al final del camino. Incluso hoy en día, son muchas las personas que esperan hasta su jubilación para poder hacer lo que llevan soñando toda la vida.
El sacrificio que han realizado muchos padres hasta que sus vástagos tuvieran asegurado el futuro ha sido muy duro.
Esto ha cambiado. Desde hace un tiempo, nos estamos orientando y entrenando para disfrutar cada momento de nuestras vidas. No es que los grandes acontecimientos hayan perdido valor, es que los detalles diarios lo han ganado

En la película Kung Fu Panda, el Maestro Tortuga le dice al Panda: Te preocupas demasiado por lo que fue y por lo que será. Hay un dicho: El ayer es historia, el mañana es un misterio, sin embargo el hoy es un regalo. Por eso se le llama presente.
Es fácil y sencillo comprender, pero que incapaces somos de hacerlo.

Una solución para vivir en el presente es ponerse al día en mindfulnes. Que significa conciencia plena, y para alcanzarla, entre otros ejercicios de meditación y respiración, tenemos que entrenar la capacidad de disfrutar el presente. El ahora, el esto, el aquí o el momento, son palabras que utilizamos como anclaje para acordarnos qué tenemos que prestar atención.
Perdemos la capacidad de estar presentes porque hemos entrenado demasiado al cerebro para la multitarea. Queremos hacer varias cosas a la vez pensando que así ganamos tiempo, pero lo que ganamos es estrés y pérdida del disfrute. Es imposible tomar conciencia de todo lo que te despierta una cena, una carrera o una reunión de trabajo si no le prestas atención.

Hay tres enemigos que impiden vivir en el presente. El primero es el móvil, el hombre orquesta que hace de todo y, si no lo utilizas bien, te somete. El segundo enemigo son nuestros juicios de valor. Buscamos un significado a todo para sentirnos tranquilos. Es normal etiquetar para anticiparnos y protegernos, pero también nos condiciona e impide vivir con intensidad. Lo conocido pasa de largo porque lo juzgamos: “Esto ya lo conozco y es malo”; no le damos otra oportunidad, y al juzgarlo y clasificarlo, dejamos de observarlo y vivirlo en plena forma. Y el tercer enemigo es la prisa: ¡si supieras lo poco que ahorras cuando vas corriendo!

Vivir el presente no significa vivir de forma temeraria: consumir todo el alcohol o acostarte con todas las personas sexis por si mañana se acaba el mundo. Vivir el presente significa quietud, elegir el ritmo de un momento determinado, despertar los sentidos mientras realizas cualquier actividad, observar y descubrir lo nuevo. Yo he visto películas varias veces porque cada vez que las vuelvo a ver, descubro un detalle en el que anteriormente no había reparado.
Vivir en el ahora significa disfrutar de las personas y de los momentos. ¿Qué puede ayudarte a conseguirlo? Estas son algunas de mis propuestas:
  • Desconecta el móvil cuando estés en una reunión, en una comida o hablando con cualquier persona. El móvil es un potente instrumento de distracción. Nos hemos acostumbrado a contestar Whats App mientras hablamos con alguien y es una conducta grosera que demuestra falta de interés hacia la otra persona. Si tratas de contestar a los dos al mismo tiempo no estás atento a ninguno.  Propón también, a tus amigos y compañeros de trabajo, dejar el móvil fuera de la reunión.
  • Adopta una postura relajada. Sonríe, mira a los ojos, abre tus brazos, siéntate de forma cómoda, como si fueras a disfrutar muchísimo del momento. Deja de preocuparte de la hora que es.
  • No guardes nada para los momentos especiales, porque todos lo son. Sal a la calle con tu mejor ropa, abre un buen vino para una cena diaria con tu pareja, compra flores frescas de vez en cuando y deja que tu casa se inunde de olores. Arréglate para estar a gusto contigo mismo.
  • Verbaliza que está ocurriendo. Háblate a ti mismo: “Me gusta mi casa, me encanta mi oficina, estoy entrenando genial”. trata de hablar en el momento en el que está ocurriendo, en el aquí y en el ahora. Es una técnica que funciona para mantener la atención y disfrutar de lo que sucede. (54)
  • Busca una expresión clave como “estás presente”. “metido”, para volver a la “tierra” y estar en cuerpo y alma cuando te encuentres divagando sobre un error del pasado, sobre pensamientos absurdos o planificando un futuro que te impide disfrutar el momento actual. Esta palabra tiene que recordarte lo importante que es vivir ese momento que no tiene repetición. Ningún momento lo tiene. No lo ningunees.
  • Trata de vivir descubriendo. Olvídate de lo que tienes que hacer después, descubre lo que tienes ahora. Despierta tu curiosidad. Hemos terminado por normalizar cosas maravillosas, dejamos de apreciarlas. Cuando vas de vacaciones todo te parece asombroso, pero seguro que a sus habitantes no tanto. Lo hacen normal y con ello dejan de disfrutarlo.
Para vivir el momento necesitas, sobre todo, tomar conciencia de ello. Por eso es importante tener una palabra que te recuerde el objetivo. Una de las consecuencias más importantes de vivir en el ahora es el goce que ello genera. Es imposible disfrutar de lo que vives cuando tienes la atención dividida. Y cuando prestas atención y te fusionas con el ahora, terminas por descubrir sensaciones que pasaban desapercibidas.

         Momento libreta…
Ahora coge tu cuaderno Cuenta contigo y, para entrenarte en vivir el presente, realiza estos dos ejercicios:

1. Haz una lista de todo lo que estás guardando para la ocasión perfecta. Y estrénalos y úsalos.

  • Ropa por estrenar
  • Dormir con una buena pijama en lugar de ropa desgastada.
  • Utilizar la vajilla llena de polvo esperando la nochebuena.
  • Un bolígrafo bueno que tienes en el cajón y que no lo usas.
  • Ponerte tu perfume cundo estás en casa.
  • Ordena tu mesa de despacho para disfrutar del orden.
  • Enciende unas velas para cenar.
Elige cada día un objetivo que te ayude a disfrutar más de tu presente y reflexiona acerca de cómo te sientes.

La capacidad de estar atento a lo que ocurre a nuestro alrededor es algo que todos seríamos capaces de conseguir si lo entrenásemos.

                                                                Momento libreta…   
2. Lleva en tu libreta un diario de momentos presentes disfrutados. Cada vez que hayas fluido y hayas estado dentro de tu momento, anótalo. He aquí algunos ejemplos:

  •  En el trabajo: Apagué el computador, me preparé un café y me puse a redactar un trabajo que tenía pendiente. Experimenté mayor concentración, mejor flujo de ideas y avancé en algo que me preocupaba. Me sentí bien.
  • En el deporte: decidí centrarme en el entrenamiento en las sensaciones, y aparte la idea de conseguir objetivos. El sonido del balón cuando bota, el tacto de la pelota. Mi objetivo eran mis sensaciones, lo que oía y sentía. Se me pasó el entrenamiento volando, buscaba y encontraba cosas. En ningún momento pensé si lo estaba haciendo bien o mal, solo me dejé llevar por las sensaciones.
  • En la vida cotidiana: dejé de decirles a los niños: “Venga, coman más rápido”. normalmente me agobio con lo lentos que son. Decidí prestar atención a sus caras, la expresión viva de sus ojos y su curiosidad por todo. Contestaba sus preguntas, riéndome con sus tonterías y disfrutando la cena. Fue genial.
  • Llevar anotaciones de lo que has logrado permitirá estar más pendiente de ello.
Le dije a mi abuela que rompería cada copa que no estuviera utilizando, y que al día siguiente le compraría otra igual de hermosa. Así que las copas de mi abuela ya disfrutan del presente, en lugar de cubrirse de polvo, viendo la vida pasar.

viernes, 19 de mayo de 2017

Cuenta Contigo, parte 3

3
Cuatro estados: líquido, sólido,
fluido o gaseoso y el modo ON

Locura es hacer siempre lo mismo
y esperar resultados diferentes.

Albert Einstein

Los estados de la materia son sólido, líquido y gaseoso. Las personas somos materia pero también tenemos otros estados. Unos son los relacionados con las emociones: apático, alegre, frustrado, triste, irascible. Otros estados de las personas son los relacionados con la actitud, y pueden concretarse en tres: pasivo, acomodado y proactivo. Luego está el “modo ON”, que cuando se alcanza, sirve para salir del letargo.
Cuando tienes una idea brillante, se conecta tu modo ON, que te motiva. Y si estás en un partido y te sientes fuerte, ágil y muy concentrado, se activa tu modo ON para disputar cada balón. El modo ON es el nivel óptimo de activación que permite a una persona estar en su mejor momento para llevar a cabo la acción que le conduce a la meta.
Si quieres ser feliz, además de definir el trabajo del primer capítulo, necesitas encontrar el estado en el que serás capaz de actuar.

Uno de los estados que anhelamos todas las personas es el de la felicidad. Pero no una felicidad entendida como vivir en un mundo rosa e irreal. Sino como un estado general de paz, de equilibrio, en el que puedas ser tú mismo y sentirte a gusto con la vida. La felicidad no debería ser un momento puntual y pasajero. Ni siquiera el resultado de la ausencia de problemas. Lo ideal es sentirnos felices a pesar de los obstáculos.

El estado que necesitas para generar cambios que te permitan ser feliz se encuentra lejos de la apatía. Permanecer acomodado puede servirte en ocasiones. No debemos rechazar la zona confortable para vivir en ella algunos periodos. Pero hay otros momentos en los que necesitamos estar activos, descubrir, ser creativos, trabajar bajo presión, tomar decisiones y solucionar problemas.

Para ser feliz necesitas ratos en los que decidas no cambiar nada, y otros que requieren proactividad, cambio, poner de tu parte, pensar, fantasear e involucrarte. Lo llamaremos “Estar en ON”. Despertamos los sentidos y nuestra actitud se prepara para actuar.

Te presento a seis enemigos del modo ON: la pereza, la falta de voluntad, la inseguridad, la falta de planificación, la baja autoestima o la procrastinación.
Te propongo algunas soluciones:

Contra la PEREZA. Ante la flojedad, la acción. Deja de utilizar expresiones como “Qué pereza me da…”. Elige un adjetivo que se identifique con tu situación en modo ON, por ejemplo: “Soy capaz”. Y actúa como lo que eres.
Deja de pensar en lo a gusto que te encuentras y piensa que cuando te actives, estarás mejor.  

Contra la FALTA DE VOLUNTAD. La fuerza de voluntad consiste en hacer un sacrificio a corto plazo para obtener una satisfacción a largo plazo. Pero queremos que todo suceda de inmediato; nos cuesta aplazar y autocontrolados.
Te servirá de ayuda visualizar el objetivo final. Ten recuerdos visuales de lo que deseas ser. Puedes hacer un collage con todos los pasos que vas dando.

Contra la INSEGURIDAD. Quizá tengas dudas sobre tus capacidades. Es normal. Ante los cambios, todos tenemos esa inseguridad. Puedes interpretarlo como algo positivo. Te permitirá estar más centrado y alerta. El miedo a fallar hará que controles cada paso. El exceso de seguridad nos lleva, muchas veces, a ser demasiado confiados y nos impide involucrarnos.

Contra la FALTA DE PLANIFICACIÓN. Las personas desorganizadas viven en un caos continuo. Se agobian cuando no logran sus objetivos, y su nivel de estrés y ansiedad son mayores que el que tienen las personas ordenadas.
Llevar una agenda, cumplir con tus metas, no ponerse objetivos irreales, trabajar la concentración y desatender estímulos que restan atención, y poner tiempo a las actividades, pueden ser soluciones que te ayuden a gestionar mejor tu falta de planificación.

Contra la BAJA AUTOESTIMA. ¿No te ves preparado, no crees que vales lo suficiente como para conseguir el cambio?. Que te falte seguridad es comprensible, pero que no te valores y te limites no lo es. Piensa en tus valores, en las veces que te has sobrepuesto, en historias de superación de otras personas. ¿Por qué razón tú no vas a poder conseguirlo?

Contra la PROCRASTINACIÓN. No dejes para mañana lo que podrías hacer hoy. Normalmente la procrastinación se acompaña de excusas del estilo: “Es difícil”; “No tengo ahora tiempo”, “Me falta información”…
La ansiedad que te genera la tarea cada vez que la postergas va en aumento. Mañana se te hará más cuesta arriba. Te propongo cerrar o apagar todo lo que te distraiga: teléfono, televisión, internet; y poner una hora de inicio. Crea un ambiente relajante a tu alrededor, y empieza a hacer lo que tenías pendiente. Haz algo por poco que sea, de tal manera que mañana hayas avanzado y te sientas bien contigo mismo. (43)

Amigos del modo ON son: la flexibilidad, la tolerancia contigo mismo, aprender de los errores en lugar de culpabilizarte, la capacidad de esfuerzo y la perseverancia. Y cuando logres un cambio, piensa en qué compañeros de viaje te asistieron.

Y cuando todo falle, apela a la responsabilidad. Siempre podrás recordar cuáles son tus valores.
¿Cómo activarte para encontrar tu modo adecuado de activación? Tu puedes lograrlo trabajando tu cuerpo y tus emociones. Hay metas que requieren calma y serenidad, y otras que necesitan un combustible muy potente. Me refiero a tener garra, estrés positivo, fuerza y energía.
Estas son algunas de las acciones que suelen activar a muchas personas:

  • Escuchar música que nos ponga las pilas, que me transmita buena energía.
  • Ponerme un video motivador.
  • Ver películas de historias de superación personal.
  • Ponerme un video de un partido en el que di todo, ver mis goles o una carrera en la que arranqué atrás y fui ganando puestos.
  • Ver como baten récords deportivos.
  • Pensar en el himno de mi país y verme con la medalla de oro.
  • Recordar un éxito profesional y cómo me felicitaron.
  • Traer a la memoria hechos deportivos.
  • Escuchar el discurso de un líder que me remueva las emociones.
  • Ponerme de pie, tensar mis músculos y dar alguna palmada vigorosa. Sentirme fuerte.
  • Hablarme en términos positivos y motivadores: “Venga, venga”.
  • Hablar con alguien que haya conseguido lo que yo mismo deseo hacer.

Si buscas un estado de tranquilidad para entrar en tu modo ON, aquí tienes otros ejemplos:

  • Crear un ambiente laboral que relaje: ordenar, tener luz, poner flores…
  • Realizar el ritual del té o del café.
  • Tener una pizarra en la que anotar disparates, en la que no se me escapen las ideas.
  • Leer.
  • Escribir.
  • Practicar alguna técnica de relajación, antes de tener un momento que pueda generarme tensión.
  • Escuchar buena música.
  • Tener tiempo para hacer lo que necesito.
  • Respirar, cerrar los ojos cinco minutos y desconectar.

Otro obstáculo que bloquea tu estado “emprendedor” puede ser tu pasado. Cuando has intentado algo y no te ha salido bien. No nos gusta fracasar, así que nos cerramos a la oportunidad de intentarlo de nuevo. Si es tu caso, haz el siguiente ejercicio como si no tuvieras memoria, como si no tuvieras un pasado. Lo que buscamos es que malos recuerdos no condicionen tu futuro.


Momento libreta…
Piensa en tu meta. Anota al margen el estado y la actitud que te facilitará alcanzarlo, y elabora una serie de acciones que te ayuden a conseguirlo. Luego emprende tu proyecto, actúa. Puedes guiarte por estos ejemplos:

Ejemplo 1. Atleta olímpico

Mi meta es competir este año en el mundial.
Necesito estar activado durante la temporada, con fuerza para cumplir los exigentes entrenamientos.
¿Qué cambia mi estado?  Verme en otras competiciones me motiva. Entrenar con música. Imaginar mi emoción cuando cruce la meta.


Ejemplo 2. Delegado de laboratorio farmacéutico

Mi meta es salir a correr por las mañanas.
Necesito fuerza de voluntad y que no me dé pereza cuando suene el despertador.
¿Qué cambia mi estado? Poner la música de la película Rocky mientras me lavo los dientes. Imaginarme llegando a casa agotado y satisfecho.
 
El ejercicio consiste en seguir estos consejos para gestionar tu anterior fracaso:

  1. Haz borrón y cuenta nueva. Anota tu fracaso en una hoja y rómpela.
  2. Acepta tu error: “¡Si, me equivoco, I love fracasar!”.
  3. Dejar de interpretar. Un error no dice nada de ti. Solo dice que lo intentaste. Lo que habla de ti en forma positiva es actuar de nuevo.
  4. Dejar de adivinar. No te anticipes a un nuevo fracaso. Limítate a actuar. ¡Eso ya es mucho!
  5. Piensa más en lo que esperas de ti, que en lo que te hizo fracasar anteriormente.
  6. No tengas expectativas negativas. Déjate llevar. Quejarte por lo desgraciado que eres no es construir… es victimizarse.      

Los cambios necesitan movimiento, y éste, energía. La energía la pones tú. Y si no la tienes, la buscas. Está más que demostrado que somos capaces de generar estados emocionales con una rapidez sorprendente. Un comentario gracioso te saca del llanto. Sentirte en peligro te lleva a correr cuando estabas cansado, o un simple elogio permite que creas en ti cuando estabas dudando. Somos capaces de lo que queramos. Pero tienes que responsabilizarte de tu modo ON.


miércoles, 10 de mayo de 2017

Cuenta Contigo, parte 2



2
Tus Top Ten

Es amiga mía. Me une a mí misma. Junta las partes que 
son y me las devuelve en el orden que corresponde.
Es bueno, ¿sabes?, tener una mujer que sea amiga de tu mente.

Toni Morrison

En esta cita voy a introducir un pequeño cambio: “Es bueno… tener una mujer o una lista que sea amiga de tu mente“.
Las listas y el hecho de enumerar nos ayudan a poner orden y nos dan información sobre las prioridades.
Siempre animo a mis pacientes y deportistas a escribir listas. Tiene varias ventajas:


  • Reducen el nivel de estrés. Al tener tus cosas escritas pierdes el miedo al olvido. Se trata de delegar una tarea y desahogar nuestra memoria.
  • Fomenta la creatividad. Las listas van acompañadas de anotaciones, dibujos, signos de exclamación, subrayados. Nos alegran la vista.
  • Producen sensaciones de bienestar. Cada vez que tachas algo, significa que lo has logrado. Y eso nos reconforta y nos hace sentir responsables.
  • Ponen orden y nos facilitan la gestión del tiempo.
  • Fomentan la capacidad de síntesis. En la lista escoges las palabras clave que se asocian con las grandes ideas. Es como hacer un esquema para estudiar.
  • Se asocian con momentos de relax. Cuando decides anotar, lo identificas con un momento de orden.

¡Escribe tus listas a mano! Escribir a mano facilita una serie de tareas: mejora la ortografía, requiere concentración, facilita la memorización y mejora la habilidad lectora. El cerebro trabaja de forma más compleja cuando escribe que cuando teclea. Deja que tu cerebro se esfuerce, es positivo para ti. No dejemos que la escritura manual se atrofie y con ello nuestro cerebro. (31)

Los listados son ideales para seguir practicando nuestra escritura manual. Para escribir una lista que sea útil, sigue estos consejos:

  1. No escribas varias listas, es mejor recoger todo en una. Puedes poner en distintos colores lo profesional y lo personal, para distinguir ambos.
  2. No te sobrevalores. No somos superhombres. Escribe lo que seas capaz de hacer. Apunta al margen de cada tarea cuanto tiempo crees que puede llevarte.
  3. Busca un orden para tus listas: por horarios, por prioridades o por lo que tu decidas.
  4. Pon un asterisco al margen de lo que, sí o sí, tiene que estar hecho en el día.
  5. Destaca las palabras clave. 
  6. Hazlas divertidas y atractivas: Mezcla mayúsculas con minúsculas, colores, signos de exclamación. Una lista que apetezca leerla.
  7. Escríbela con tiempo.
  8. Escribe al lado de la tarea los datos que te faciliten cumplir el objetivo: números de teléfono, personas de contacto o una palabra clave.
  9. Una vez escrita, hazle una foto con el móvil y guárdala por si acaso se perdiera.
  10. Empieza la lista con algo que comporte una dificultad media, luego sigue con lo que implique dificultad máxima y deja para el último momento del día lo más sencillo o lo más placentero.
En este capítulo vamos a rastrear emociones. Vamos a dedicar tiempo a los Top Ten que nos hagan felices. Las personas nos sentimos bien cuando experimentamos emociones como la alegría, la seguridad, la comprensión y otras. Se liberan endorfinas, adrenalina, dopamina y serotonina, y nos sentimos estupendamente.
La ciencia ha demostrado que sentimos esos impulsos de felicidad también con los recuerdos. Mirar un álbum de fotos, recordar episodios de juventud o escuchar una vieja canción puede llevarnos a experimentar emociones positivas y que el cerebro se active de la misma manera. ¿Cuáles fueron nuestros éxitos? ¿Qué personas hacen que nos sintamos bien? ¿Qué cosas o situaciones nos relajan? ¿Cuáles son nuestros mejores momentos en pareja? y ¿Qué cosas pendientes tenemos?

Top Ten de mis éxitos
   
         Momento libreta… 
Recuerda cuáles fueron los diez éxitos que mejor te han hecho sentir. Esta tarea tiene la finalidad de trabajar tu confianza, tu seguridad, que rememores que eres muy válido y que has conseguido cosas importantes.

Fíjate en algunos ejemplos de lo que, para distintas personas, figura en la lista Top Ten de sus éxitos:

1. Sacar la licencia para conducir. Pensé que era nefasta para conducir y al final aprobé todo. A mis cuarenta años, mis hijos se sintieron orgullosos de mí.

2. Conseguir la mínima marca para un Mundial.

3. Me siento orgulloso del equipo de trabajo que tuve en una empresa. Había complicidad, nos entendíamos muy bien. Ser jefe en esas circunstancias fue muy gratificante.

Top Ten de las personas que me hacen sentir bien, 
las que me transmiten energía positiva.

Hay personas que nos llenan, nos enriquecen, y cuya compañía es revitalizante. En momentos difíciles, cuando tienes un problema, es bueno recordar qué efecto producen en ti esas personas y en qué te pueden ayudar.

                                                               Momento libreta…
Fíjate en varios ejemplos de cómo algunas personas valoran en su Top Ten a quienes les hacen sentirse bien:

  1. Mario. Hable de lo que hable con él, nunca me siento juzgado. Escucha, se pone en mi lugar y me da ánimos. Me encanta su empatía.
  2. Mi entrenador. Tiene en cuenta mi opinión y confía en mí. Apoya en los momentos difíciles y cuando no entiendo algo, me lo explica de diferentes formas.
  3. Mi compañero de habitación en las concentraciones. Me río mucho con él. Yo suelo agobiarme y él se ríe todo el tiempo. Tanto que se me olvida el partido del día siguiente.


Top Ten de lo que me relaja

Vivimos con prisa, con ansiedad, con exigencias, con perfeccionismo y con errores. Estamos expuestos continuamente al estrés, y no es del todo negativo. El estrés nos permite reaccionar. Por eso es necesario conocernos bien y saber qué actividades producen en nosotros emociones contrarias, que nos equilibran y nos relajan.

                                                                Momento libreta…
Fíjate en varios ejemplos de actividades relajantes que distintas personas incluyen en su Top Ten:

  1. Cocinar sin prisa. Me encanta dedicarme a inventar platos en la cocina los domingos, cuando no estoy presionada. Me tomo mi tiempo, pongo música, me sirvo una copa de vino y disfruto de cada paso.
  2. Reír a carcajadas. En una cena de amigos, viendo una comedia o escuchando chistes… Reír me relaja
  3. Leer un libro al solecito en un parque. Y llevarme un termo con café. Y dejar que pase el tiempo.

Top Ten de los momentos románticos vividos en pareja

Muchas parejas se marchitan porque dedican más tiempo a lo que les separa que a lo que nos une. Si ponemos el foco de atención en vivir la rutina de la casa y o hacemos nada por avivar la llama de la pasión, cada vez estaremos más marchitos. Recordar los momentos románticos es una forma de llevar la atención a lo que se ha disfrutado, y así, sentir, emocionarte y apasionarte otra vez. Y quién sabe… incluso repetir. (37)


                                                               Momento libreta…
Fíjate en varios ejemplos de los Top Ten románticos de otras personas:

  1. Una cena, al poco de conocernos, en un pueblecito con encanto. Me acuerdo de su sonrisa y de la mía. El tiempo pasaba en cámara lenta.
  2. Ir cogidos de la mano. Me gusta sentir su complicidad. Me gusta pensar que seremos  ese tipo de pareja que seguirá yendo de la mano toda la vida.
  3. El regalo sorpresa cuando viajamos a ver una final a Madrid. No paraba de pensar cuánto nos queríamos los dos.

Top Ten de tus cosas pendientes

Fantasear con el futuro también puede llenarnos de ilusión y motivación. Esta es una lista de tus sueños por cumplir. No te agobies con los plazos. Solo a algunas actividades podrás ponerles fecha. Pero no dejes nunca de soñar.

                                                          Momento libreta…
Fíjate en varios ejemplos de cosas pendientes que otras personas incluyen en su Top Ten:

  1. Apuntarme a Pilates.
  2. Un viaje romántico a Croacia y pasear por sus puertos.
  3. Cuidar mis desayunos antes de los entrenamientos, necesito levantarme con más tiempo. 

Cada día experimentamos y vivimos cosas nuevas. Tener una historia de tus mejores recuerdos es la mejor manera de tener presente el pasado.
Enseña a tus hijos, a tus jugadores o a tus empleados la ventaja de tener presentes los mejores momentos, las mejores personas o los recursos de los que disponemos. Además de ayudarnos a ordenar nuestra vida, afianzan la autoestima y generan emociones positivas. (38)



martes, 2 de mayo de 2017

Cuenta Contigo, parte 1

CUENTA CONTIGO
No busques fuera
las soluciones que están en ti
(resumen del libro)
Patricia Ramírez Loeffler, Ed. Penguin Random House, Barcelona, 2016

Introducción:

Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, 
pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida.

  Arthur Schnitzler 

En esta frase se encuentra resumida la trama principal de Cuenta contigo. Y sobre todo, en saber que aprovechar el momento adecuado depende de nosotros. Este libro es un canto a la responsabilidad y al control interno. ¿En qué medida el éxito depende de nosotros? ¿Son los demás los que nos boicotean, nos estresan e impiden nuestro progreso? ¿No seremos nosotros los que no ponemos todo de nuestra parte, e invertimos el tiempo y la energía en buscar excusas que nos limitan?

La cultura de “lo merezco todo invirtiendo lo mínimo” impide que muchas personas alcancen sus sueños y, con ello, la felicidad. Pasan el tiempo soñando, pero apenas se esfuerzan, ni luchan por lo que desean.
En Cuenta contigo vamos a trabajar desde el interior para que puedas alcanzar tus propósitos. Pero ¿qué hay en tu interior? Más de lo que imaginas: capacidad de aprendizaje, posibilidad de cambio, fuerza de voluntad, talento, pasiones y emociones; en definitiva, un potencial que puedes poner en práctica para sentirte mejor, experiencias positivas que ayudarán a que te sientas seguro y veas en ti alguien con posibilidades de avanzar, en vez de una persona limitada. También es cierto que dentro de nosotros hay miedos, historias de fracaso, etiquetas y juicios de valor que nos impiden avanzar. A lo largo del libro veremos que tendremos que aprender a lidiar con ello, analizarlo y vencerlo para que, en lugar de restar, nos ayude a seguir sumando.

En Cuenta contigo vas a encontrar el empujón que precisas para no depender de los ánimos de los demás. Deja de esperar el rescate y ponte a nadar.
Pedir ayuda es vital para nuestra sobrevivencia. Es una conducta inteligente que permite colaborar, cooperar, y que entre todos consigamos objetivos que no somos capaces de lograr por nosotros mismos. Pero si pedimos ayuda sin explorar si podemos resolver el problema con nuestros propios recursos, nunca llegaremos a saber dónde están nuestros límites, ni a salir de la zona confortable, ni a trabajar la creatividad para buscar soluciones nuevas. No se trata solo de estudiar y memorizar. Se trata de aprender a aprender.
No pretendo con este libro que seas autosuficiente y autónomo para todo, pero si que aprendas a responsabilizarte de tus objetivos, emociones y pensamientos; en definitiva, de las cosas que te ocurren en la vida. Solo así podrás solucionarlas. Los demás no son los responsables de que tú seas infeliz. Aprende a estar pendiente de ti y de lo que tú controlas para poder trabajar en ti mismo. (13)

Cuenta contigo tampoco es una llamada al egoísmo. Significa solo dejar de pedir ayuda para buscarla en ti. Y si después de una búsqueda a conciencia no la encuentras, cuenta con otros, pero date tiempo para aprender, actuar, reproducir y coger el hábito.

¿En qué momento perdimos el espíritu aventurero? ¿Te acuerdas de que, cuando eras pequeño, una de tus frases favoritas era “yo solo”. Las personas tenemos esa necesidad de explorar y de aprender… hasta que llegan los machacones del error y las prisas, y los obsesivos de la perfección, que nos hacen sentir desgraciados cuando nos equivocamos. Y poco a poco nos van mutilando la iniciativa y los deseos de descubrir y ocuparnos de nuestras cosas. Terminamos interiorizando que es mejor que otros se ocupen. Y cuando te das cuenta, en tu vida prevalece el perfeccionismo, las prisas y el hacer lo correcto y lo que se espera de ti. Aunque tuviste que pagar un precio muy alto: entregaste tu creatividad y tu iniciativa, y perdiste la oportunidad de divertirte descubriendo.

Hoy en día no puedes salir de casa a jugar a la calle porque te manchas, te caes, te rompes algo, te raptan… Nuestro hijos están asimilando el “manual del perfecto inútil” con tanta sobreprotección. No se trata de que sean temerarios, pero dejemos que den rienda suelta a su espíritu aventurero y que tomen la iniciativa para que crezcan con la experiencia de que pueden contar con ellos mismos.

La palabra clave de Cuenta contigo es: responsabilidad. Que para mi no tiene nada que ver con seriedad, ni con el autoritarismo, ni con ser un aburrido y un rancio en el trabajo. Eres responsable cuando cumples con tu palabra, cuando te ocupas de tus obligaciones sin tener a nadie encima, cuando decides tomar las riendas de tu vida. Si eres capaz de conseguir todo esto con diversión, humor y pasión, ¡qué más le podemos pedir a la vida!

En este libro encontrarás veinte capítulos con la siguiente estructura: una introducción al tema, una invitación a tu reflexión personal y mis consejos prácticos, para que puedas poner en marcha tus cambios.
¿Recuerdas cuántas veces has conseguido solucionar tu solito un problema? Coge una libreta bonita y especial. Será la libreta Cuenta contigo. Y empieza con el primer ejercicio.

Momento libreta…
Escribe en forma breve cinco éxitos logrados por ti. Cuando describas el primero, anota después lo que te ayudó a conseguirlo. ¿Fue tu constancia, tus conocimientos, tu experiencia, tu habilidad, tu deseo de solucionarlo….?

Ya estás contando contigo. Estás buscando dentro de ti herramientas que te han servido en ocasiones anteriores. Las olvidamos porque no les damos importancia. A mis pacientes y a los deportistas les pido siempre que lleven una hoja con los recursos que van aprendiendo. Aquí tienes un ejemplo:


Mis recursos personales

Relajación  muscular                Para manejar la ansiedad.

Escribir mis éxitos logrados Me da seguridad y conocimiento de mis recursos.

Visualización                        Anticiparme a una jugada, a una reunión y dejar en mi memoria lo que quiero                                                que ocurra y cómo quiero que ocurra. Me da seguridad y me motiva.

Mientras vas leyendo y trabajando con el libro, ve haciendo también tu lista de recursos personales. Así sabrás ante situaciones de duda, que herramienta utilizar. También serás consciente de lo que has aprendido.
Mi experiencia me dice que desde el día que decidí contar conmigo, me sentí libre. No te pierdas esa experiencia, no tiene precio. (17)


1
¿Eres lo que deseas ser?  



Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, 
siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.

                                                                                   Viktor Frankl


Hay personas que se sienten como la parte perdedora de una relación rota, como alguien marginado o que inexplicablemente ha sido despedido de su trabajo, como el jugador desolado que ha bajado de categoría. Se hallan invadidas por la inseguridad, y se mueven sin rumbo ni objetivos.
Hay otro grupo de personas que están desmotivadas. No terminan de encontrar lo que les apasiona. Alumnos que no saben que estudiar, deportistas que no saben si seguir insistiendo, directivos angustiados, amas de casa que ni aman la casa ni saben dónde empezar a trabajar.
Hay personas aburridas. De su vida, de su pareja, de no recibir lo mismo que entregan. Personas que llevan tiempo malviviendo la vida que no desean tener.

Hay un grupo todavía más triste, los que si saben lo que quieren pero son incapaces de actuar. Quiero adelgazar, quiero dejar de fumar, quiero aprender a controlarme, quiero, quiero, quiero… pero no hago nada.
Y para rematar, está el grupo que quiere que las circunstancias y y su entorno cambien o que los demás hagan cosas por ellos para ser felices: quiero menos tráfico, quiero que mi pareja sea más romántica. Y cuando todo el mundo haga lo que yo quiero, tampoco seré feliz, porque entonces querré más.
Si te has visto reflejado en alguno de los grupos, te animo a reírte de ti mismo. Es la mejor medicina. Y que identificarte sirva para poner remedio. Es el momento de poder elegir aquello en lo que te quieres convertir.
Estar a gusto con uno mismo te permite cambiar con tranquilidad, sin prisas.

¿Por qué deberías convertirte en quien deseas ser? Es fácil, por honestidad contigo mismo. Vivir una vida que no te gusta, no es vivir.
Convertirte en lo que deseas ser forma parte de un largo camino. Así que necesitamos llenar una maleta. Puedes empezar por meter a la responsabilidad. Eres tú el único que puede responsabilizarse de tu cambio.
Acuérdate también de convocar a la paciencia. Las prisas no llevan a ninguna parte. Todo cambio necesita tiempo. ¡Y cuidado con las expectativas! Si te excedes, te sentirás frustrado, y si te quedas corto, quizás no te motives lo suficiente. Además, necesitamos contar con las variables más potentes de la psicología positiva: optimismo, esperanza, perseverancia, ilusión y coraje
Empecemos por definir qué quiero ser.

                                        Momento libreta…                   
Finaliza diez veces la frase que empieza con “Quiero ser…”. Los ejemplos que ofrezco a continuación pertenecen a personas distintas:


  1. Quiero ser más creativo.
  2. Quiero ser una persona más paciente
  3. Quiero ser un deportista con más confianza.
  4. Quiero ser un poco más lector.
  5. Quiero ser alguien con más carácter para que no me engulla mi jefe ni                mis compañeros.        
  6. Quiero ser puntual.
  7. Quiero ser alguien sin ansiedad, y disfrutar la vida con sosiego
  8. Quiero ser alguien que piense más en mí. Siento que mis hijos y mi     pareja no valoran todo aquello a lo que renuncio por ellos.
  9. Quiero ser más atrevido para poder cumplir mis sueños. Los miedos me bloquean.
  10. Quiero ser más ordenado.  

Si sigues viviendo una vida que no deseas, estarás participando en tu propio deterioro. Una persona insatisfecha puede sufrir ansiedad y tristeza, y afectar así su sistema inmunológico.
Querer ser feliz y esforzarte en el cambio, además de aportarte felicidad, te aportará salud. Antes de planificar tu cambio, tienes que conocer el valor de tus expectativas. Si piensas que tienes limitaciones, tu progreso también será limitado. El avance no es posible cuando no te crees capaz de conseguirlo.
Las expectativas que ponemos ante una determinada situación son capaces de sugestionarnos de tal manera que inhiben o potencian funciones biológicas. Imagina lo que seremos capaces de sentir y hacer cuando las expectativas estén puestas en el potencial psicológico: la actitud y las emociones. (23

                                                            Momento libreta… 
Antes de seguir trabajando en lo que deseas ser, contesta con tranquilidad estas preguntas. Ya que las expectativas van a influir en tu cambio…

  • ¿Qué espero de mí?
  • ¿Qué creo que soy capaz de conseguir?
  • ¿Alguna vez he tenido éxito en un cambio? 

A la hora de cambiar, también influyen tus ideas limitantes. Los límites pueden venir de ti, de una pareja posesiva, de la mala organización del tiempo; en definitiva, de todo lo que veas como un freno.

    Momento libreta… 
1. Elige un cambio de tu lista, la del primer ejercicio de este capítulo.
2. Elige lo que ganas con tu cambio, ¿adónde te lleva?
3. Define, por favor, qué límites encuentras a la hora de realizar cada uno de 
    tus cambios.
4. Escribe, a continuación, soluciones para derribar tus límites.
5. Y divide tu primer cambio en objetivos más pequeños, en pasos que           
     puedas planificar y que puedas empezar a dar.

A partir de hoy, no hagas responsable a nadie, ni de lo que consigas ni de lo que dejes por el camino.
La verdadera responsabilidad e implicación pasan por desear lograr algo e involucrarte tú. No significa que tengas que rechazar la ayuda y la cordialidad de quienes te ofrezcan su cooperación, pero no cuentes con ello y mucho menos lo exijas. Lo que te llega es un regalo y acéptalo como tal, con todo el
agradecimiento que se merece aquello que no esperas.

       Momento libreta….
Observa dos ejemplos de cómo completaría este último “Momento libreta” un deportista y una dependienta, y luego redacta el tuyo.

Ejemplo 1: Deportista de alto rendimiento

1. El cambio que elijo: tener más seguridad.
2. Cuando lo consiga seré capaz de competir con todo mi talento.
    Podré alcanzar mejores marcas, sentirme orgulloso de mi trabajo y cumplir 
     con mis sueños.
3. Lo que me limita es no saber cómo llevar a cabo mi propósito, no se pensar
    en forma positiva, ante el error me vengo abajo y caigo en un círculo 
    vicioso.
4. Mis soluciones:

a) Cambiar mis creencias ante el error. Tengo que aceptar que me equivoco y
    que eso forma parte de mi evolución.
b) Aprender a hablar en positivo. Utilizar frases como: “He entrenado bien”
c) Fijarme más en mis sensaciones positivas cuando entreno. Estoy muy 
    pendiente de las molestias y de los signos del cansancio, y con ello me 
    vengo abajo.
d) Escribir cada día mis progresos y aquello de lo que me siento orgulloso, así
    estaré más pendiente de lo que hago bien y no tanto de lo que no consigo.

5. A partir de mañana, escribiré cada día una frase que focalice mi atención 
    En una fortaleza, o en sensaciones positivas. Y al volver de la práctica
    anotaré en un diario todo lo que he conseguido.

Ejemplo 2: Dependienta

1. El cambio que elijo: ser más amable con los clientes. A veces estoy de mal
    humor.
2. Conseguiré retener clientes para que vuelvan a mi panadería.
3. Me limita mi mal humor. Toda mi vida he sido así, pero no me gusto.
4. Mis soluciones:
a) Sonreír. Voy a poner un cartel que pueda ver constantemente y que diga:
    “Sonría, por favor”
b) Esforzarme en utilizar expresiones amables: “Gracias por la visita”; “Espero 
    que disfrute el pan”; “Me alegro de volver a verle”, etc.
5. Hoy mismo empiezo con la sonrisa y con la expresión: “Que tenga un buen 
    día”. Creo que conseguir esto ya es un logro para mí.

Tu lista puede ser de diez “cosas que quieres ser”, de tres o de quince. Que no te bloquee todo aquello en lo que te quieres convertir.
Si tienes claros tus pasos, no los postergues más. Te equivocas pensando que no es el momento, que no eres capaz, que se te olvidará y otras excusas más. Da pequeños pasos para conseguir grandes metas. Elige la fecha para empezar a andar. Poner límites nos prepara y conciencia para el momento. Necesitas convertirte en tu propio motor.(27)

¿Cuánto tiempo necesitas para que tu cambio se convierta en algo inherente a ti, en un hábito? Hay distintas investigaciones que hablan de 21 días, 66 días y hasta más de doscientos días. No importa, no tenemos prisa. Lo único que necesitas es tener intención de hacerlo.
Para que se produzca el cambio, recuerda: tener el deseo, programarlo, actuar y repetirlo. La repetición favorece el aprendizaje.

Para convertir algo en automático, se necesita un periodo de entrenamiento. Tienes que educar a tus pensamientos y emociones. Repítelo, actúa, repítelo, actúa… y acuérdate de reforzarte. Recuerda lo que dijo Aristóteles: “Somos lo que repetidamente hacemos. De esta forma, la excelencia no es un hecho aislado, sino un hábito”.