miércoles, 24 de mayo de 2017

Cuenta Contigo, parte 4


4
Las copas de la abuela Eva
viven el presente

-¿Qué día es?- preguntó Pooh.
-Es hoy- contestó Piglet.
-¡Ah, mi día favorito!- dijo Pooh.

A. A. Milne, Winnie the Pooh 

Mi abuela estaba enamorada de unos vasos de colores que utilizábamos a diario, y me pidió que para Navidad le regalara unos iguales. Pero cuando le pregunté si las había estrenado me contestó que las guardaría para una ocasión especial.
Mi abuela tiene la capacidad para disfrutar del presente y también piensa que es joven y que aún tiene que dar mucha guerra. Pero su generación se ha educado para ser feliz solo con los grandes acontecimientos. Su felicidad dependía de casarse bien, de tener hijos, de los ascensos del marido y de los suyos propios cuando ellas trabajaban, del bautizo, de la comunión y de las bodas de sus hijos, de tener nietos y de las cenas de navidad en familia.

La felicidad, hasta hace poco tiempo, solo estaba relacionada con la consecución de objetivos, pero no con el disfrute del camino. Vivir el presente era algo secundario. La felicidad hasta hace bien poco, estaba al final del camino. Incluso hoy en día, son muchas las personas que esperan hasta su jubilación para poder hacer lo que llevan soñando toda la vida.
El sacrificio que han realizado muchos padres hasta que sus vástagos tuvieran asegurado el futuro ha sido muy duro.
Esto ha cambiado. Desde hace un tiempo, nos estamos orientando y entrenando para disfrutar cada momento de nuestras vidas. No es que los grandes acontecimientos hayan perdido valor, es que los detalles diarios lo han ganado

En la película Kung Fu Panda, el Maestro Tortuga le dice al Panda: Te preocupas demasiado por lo que fue y por lo que será. Hay un dicho: El ayer es historia, el mañana es un misterio, sin embargo el hoy es un regalo. Por eso se le llama presente.
Es fácil y sencillo comprender, pero que incapaces somos de hacerlo.

Una solución para vivir en el presente es ponerse al día en mindfulnes. Que significa conciencia plena, y para alcanzarla, entre otros ejercicios de meditación y respiración, tenemos que entrenar la capacidad de disfrutar el presente. El ahora, el esto, el aquí o el momento, son palabras que utilizamos como anclaje para acordarnos qué tenemos que prestar atención.
Perdemos la capacidad de estar presentes porque hemos entrenado demasiado al cerebro para la multitarea. Queremos hacer varias cosas a la vez pensando que así ganamos tiempo, pero lo que ganamos es estrés y pérdida del disfrute. Es imposible tomar conciencia de todo lo que te despierta una cena, una carrera o una reunión de trabajo si no le prestas atención.

Hay tres enemigos que impiden vivir en el presente. El primero es el móvil, el hombre orquesta que hace de todo y, si no lo utilizas bien, te somete. El segundo enemigo son nuestros juicios de valor. Buscamos un significado a todo para sentirnos tranquilos. Es normal etiquetar para anticiparnos y protegernos, pero también nos condiciona e impide vivir con intensidad. Lo conocido pasa de largo porque lo juzgamos: “Esto ya lo conozco y es malo”; no le damos otra oportunidad, y al juzgarlo y clasificarlo, dejamos de observarlo y vivirlo en plena forma. Y el tercer enemigo es la prisa: ¡si supieras lo poco que ahorras cuando vas corriendo!

Vivir el presente no significa vivir de forma temeraria: consumir todo el alcohol o acostarte con todas las personas sexis por si mañana se acaba el mundo. Vivir el presente significa quietud, elegir el ritmo de un momento determinado, despertar los sentidos mientras realizas cualquier actividad, observar y descubrir lo nuevo. Yo he visto películas varias veces porque cada vez que las vuelvo a ver, descubro un detalle en el que anteriormente no había reparado.
Vivir en el ahora significa disfrutar de las personas y de los momentos. ¿Qué puede ayudarte a conseguirlo? Estas son algunas de mis propuestas:
  • Desconecta el móvil cuando estés en una reunión, en una comida o hablando con cualquier persona. El móvil es un potente instrumento de distracción. Nos hemos acostumbrado a contestar Whats App mientras hablamos con alguien y es una conducta grosera que demuestra falta de interés hacia la otra persona. Si tratas de contestar a los dos al mismo tiempo no estás atento a ninguno.  Propón también, a tus amigos y compañeros de trabajo, dejar el móvil fuera de la reunión.
  • Adopta una postura relajada. Sonríe, mira a los ojos, abre tus brazos, siéntate de forma cómoda, como si fueras a disfrutar muchísimo del momento. Deja de preocuparte de la hora que es.
  • No guardes nada para los momentos especiales, porque todos lo son. Sal a la calle con tu mejor ropa, abre un buen vino para una cena diaria con tu pareja, compra flores frescas de vez en cuando y deja que tu casa se inunde de olores. Arréglate para estar a gusto contigo mismo.
  • Verbaliza que está ocurriendo. Háblate a ti mismo: “Me gusta mi casa, me encanta mi oficina, estoy entrenando genial”. trata de hablar en el momento en el que está ocurriendo, en el aquí y en el ahora. Es una técnica que funciona para mantener la atención y disfrutar de lo que sucede. (54)
  • Busca una expresión clave como “estás presente”. “metido”, para volver a la “tierra” y estar en cuerpo y alma cuando te encuentres divagando sobre un error del pasado, sobre pensamientos absurdos o planificando un futuro que te impide disfrutar el momento actual. Esta palabra tiene que recordarte lo importante que es vivir ese momento que no tiene repetición. Ningún momento lo tiene. No lo ningunees.
  • Trata de vivir descubriendo. Olvídate de lo que tienes que hacer después, descubre lo que tienes ahora. Despierta tu curiosidad. Hemos terminado por normalizar cosas maravillosas, dejamos de apreciarlas. Cuando vas de vacaciones todo te parece asombroso, pero seguro que a sus habitantes no tanto. Lo hacen normal y con ello dejan de disfrutarlo.
Para vivir el momento necesitas, sobre todo, tomar conciencia de ello. Por eso es importante tener una palabra que te recuerde el objetivo. Una de las consecuencias más importantes de vivir en el ahora es el goce que ello genera. Es imposible disfrutar de lo que vives cuando tienes la atención dividida. Y cuando prestas atención y te fusionas con el ahora, terminas por descubrir sensaciones que pasaban desapercibidas.

         Momento libreta…
Ahora coge tu cuaderno Cuenta contigo y, para entrenarte en vivir el presente, realiza estos dos ejercicios:

1. Haz una lista de todo lo que estás guardando para la ocasión perfecta. Y estrénalos y úsalos.

  • Ropa por estrenar
  • Dormir con una buena pijama en lugar de ropa desgastada.
  • Utilizar la vajilla llena de polvo esperando la nochebuena.
  • Un bolígrafo bueno que tienes en el cajón y que no lo usas.
  • Ponerte tu perfume cundo estás en casa.
  • Ordena tu mesa de despacho para disfrutar del orden.
  • Enciende unas velas para cenar.
Elige cada día un objetivo que te ayude a disfrutar más de tu presente y reflexiona acerca de cómo te sientes.

La capacidad de estar atento a lo que ocurre a nuestro alrededor es algo que todos seríamos capaces de conseguir si lo entrenásemos.

                                                                Momento libreta…   
2. Lleva en tu libreta un diario de momentos presentes disfrutados. Cada vez que hayas fluido y hayas estado dentro de tu momento, anótalo. He aquí algunos ejemplos:

  •  En el trabajo: Apagué el computador, me preparé un café y me puse a redactar un trabajo que tenía pendiente. Experimenté mayor concentración, mejor flujo de ideas y avancé en algo que me preocupaba. Me sentí bien.
  • En el deporte: decidí centrarme en el entrenamiento en las sensaciones, y aparte la idea de conseguir objetivos. El sonido del balón cuando bota, el tacto de la pelota. Mi objetivo eran mis sensaciones, lo que oía y sentía. Se me pasó el entrenamiento volando, buscaba y encontraba cosas. En ningún momento pensé si lo estaba haciendo bien o mal, solo me dejé llevar por las sensaciones.
  • En la vida cotidiana: dejé de decirles a los niños: “Venga, coman más rápido”. normalmente me agobio con lo lentos que son. Decidí prestar atención a sus caras, la expresión viva de sus ojos y su curiosidad por todo. Contestaba sus preguntas, riéndome con sus tonterías y disfrutando la cena. Fue genial.
  • Llevar anotaciones de lo que has logrado permitirá estar más pendiente de ello.
Le dije a mi abuela que rompería cada copa que no estuviera utilizando, y que al día siguiente le compraría otra igual de hermosa. Así que las copas de mi abuela ya disfrutan del presente, en lugar de cubrirse de polvo, viendo la vida pasar.

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