martes, 2 de febrero de 2016

Ejercicios de bioenergética, parte 24

Ejercicio 99. Masaje de las nalgas

Esto se hace desde la misma posición que el ejercicio precedente. Las manos son colocadas sobre el trasero, y se utilizan los pulgares para presionar y masajear todos los músculos del área.
El mejor procedimiento es el de trabajar en ambos lados simultáneamente, comenzando en la parte superior de las nalgas y yendo hacia  abajo. A continuación, presiona firmemente en la masa central de los músculos de las nalgas.
No provoques un dolor indebido. Si aparece dolor en algún punto, alivia la presión.

  • Si trabajas fácil y suavemente, tu pareja tendrá una sensación cálida y cosquilleante en sus pies. ¿Sucedió así? 
  • ¿Pudiste sentir la tensión en los pies?

Ejercicio 100. Masaje de los pies: tumbado sobre el vientre

Creo que el masaje de los pies es la parte más placentera de cualquier masaje. Sin embargo, la mayor parte de la gente es excesivamente sensible en las plantas de los pies y no puede soportar demasiada presión en ellas. Esto es debido a la epasticidad de los músculos de esa zona. El masaje de estos músculos ayuda a relajarlos, y con el tiempo pierden su hipersensibilidad. Cuando esto sucede, el placer de un masaje en el pie aumenta grandemente. Si los pies de tu pareja son sensibles a la presión, haz el masaje gentilmente.



Con tu pareja tumbada sobre su vientre, haz lo siguiente:
Coloca tu mano izquierda sobre el dorso o superficie superior del pie, y el puño de tu mano derecha contra la planta. Frota arriba y abajo gentilmente. Haz lo mismo con los nudillos.
Sostén el pie en tu mano izquierda, y masajea cada dedo del pie con los dedos de tu mano derecha.
Lleva el pie hacia arriba haciendo que tu pareja doble la rodilla. Sostén el talón, y presiona la palma de tu mano contra la “bola” del pie.
Coloca ambas manos sobre la “bola” del pie, y al presionar hacia  abajo separa gentilmente los dedos del pie.
Repite la misma maniobra con el otro pie.

  • Cuando hayas acabado, coloca ambas manos planas contra las plantas, y mantén el contacto durante aproximadamente un minuto. Cuando retires tus manos, tu pareja debería todavía retener la impresión del contacto durante algún tiempo. ¿sucedió así?

Ejercicio 101. Masaje del pie: tumbado sobre la espalda

Haz que tu pareja se tumbe sobre su espalda en una cama o sobre una colchoneta. Siéntate a sus pies.
Toma el pie izquierdo de tu pareja en ambas manos, y golpea gentilmente la planta del pie con tus pulgares.
Coloca tu mano izquierda bajo el talón de este pie, y la palma de tu mano derecha contra los metatarsianos del pie. Presiona firmemente con la mano derecha. Esto flexiona y afloja el músculo, y proporciona una buena sensación de contacto entre el pie y la mano.

Coloca los talones de ambas manos contra la planta del pie, y sostén los dedos del pie con los dedos. Esta maniobra pretende ensanchar el pie. Sostén la superficie superior del pie con tu mano izquierda, y coloca un puño contra su planta.
Frota tu puño contra la planta del pie utilizando la superficie plana del puño. Luego, si tu pareja puede soportarlo, utiliza los nudillos y frota con ellos a lo largo de la planta.
Coloca los dedos del pie en ambas manos y dóblalos hacia  abajo, pero sin ejercer demasiada presión.
Coloca tu dedo índice entre cada dedo del pie y masajea gentilmente.
Repite este procedimiento con el otro pie.

Ejercicio 102. Paseo por la espalda

Esta es una forma de masaje que se hace con los pies sobre la espalda de una persona tumbada en una cama o sobre una colchoneta. En cualquier caso, la cama o colchoneta deberían quedar junto a la pared, de modo que la persona que da el paseo por la espalda pueda mantener el equilibrio tocando la pared con una mano. O bien, se puede utilizar una silla al lado de la colchoneta para el mismo fin.
Esta maniobra de masaje es especial de la bioenergética, y una que la mayoría de la gente disfruta mucho. Se utiliza en las sesiones de terapia para ayudar a los  pacientes a respirar profundamente relajando los músculos de la espalda. Sin embargo, las personas con problemas  en la parte inferior de la espalda no deberían participar en este masaje. Asimismo, la persona que da el paseo por la espalda no debería ser demasiado pesada para su pareja.

La persona sobre la que hay que caminar se tumba sobre su vientre, en un colchón de espuma de unos 12 cm de espesor, o sobre una cama, con las piernas extendidas de un modo suelto. La persona que da el masaje debería ir descalza. (ver fig.66)



Coloca un pie cruzado en la región lumbar de tu pareja y coloca el otro pie sobre sus nalgas, también cruzado. Dí a tu pareja que respire de un modo audible. Cuando exhale, desplaza tu peso el pie en la región lumbar. Cuando inhale, desplaza tu peso al pie sobre las nalgas. Sigue haciendo esto durante aproximadamente un minuto, con el ritmo de la respiración de tu pareja.

Manteniendo el equilibrio, coloca un pie al nivel de las paletillas, y el otro en la región lumbar. Una vez más, desplaza tu peso de acuerdo a la respiración, de modo que la presión se halle sobre la región lumbar durante la fase de expiración. Continua haciendo esto durante aproximadamente un minuto.
Si tu pareja es capaz de sostener tu peso, coloca ambos pies cruzados sobre la espalda al nivel de las paletillas. Dile que se relaje y que no luche contra el peso, y descubrirá que puede respirar bastante bien bajo esta presión.
Camina hacia  abajo por la espalda, dando pasos muy cortitos un pie detrás del otro, mientras tu pareja se relaja y se abandona a tu peso. El paseo finaliza cuando ambos pies se hallan sobre las nalgas.
Quédate encima de las nalgas con ambos pies hacia delante a lo largo del sacro. Manteniendo el equilibrio, oscila arriba y abajo rítmicamente. Esto ayuda a agitar la pelvis para que se suelte y permite que la respiración se haga más profunda.
  • ¿Te percataste de la respiración de tu pareja a lo largo del paseo por la espalda? No se produce ninguna tensión indebida si la persona puede respirar en sincronía con tus movimientos.
  • ¿Se siente más relajada tu pareja tras este procedimiento?
  • ¿Pudiste sentir la tensión en la espalda de tu pareja a través de los pies?

Con algo de práctica, puedes volverte muy bueno en este tipo de masaje de la espalda, y descubrirás que a menudo te lo pedirán.
Una vez te hayas familiarizado con las técnicas de masaje arriba descritas, puedes extender el trabajo de masaje para incluir otras áreas del cuerpo. Por ejemplo, masajear las pantorrillas y muslos siempre es bien recibido y apreciado. El principio básico que hay que seguir es el de ser sensible a tu pareja. Siente su cuerpo y siente que movimientos le hacen sentirse mejor. El masaje es más valioso cuanto más placentero. 

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