jueves, 31 de diciembre de 2015

Ejercicios de bioenergética, parte 20

Ejercicio 84. Diferentes posiciones sobre el taburete

El taburete bioenergético se utiliza para estirar y relajar todos los músculos de la espalda. En los ejercicios 83 y 83-A la presión se enfocó sobre la parte superior de la espalda. Pero la presión puede dirigirse a otras áreas simplemente moviéndose arriba o abajo sobre el taburete. Si te tumbas con el rollo de la manta a la mitad de la espalda, el estrés afectará al diafragma, que tiene su inserción en las vértebras medias. El taburete puede ser colocado a lo largo de la cama para darte una sensación de seguridad cuando te inclinas hacia atrás.


Coloca el taburete a lo largo de la cama como en la figura 53.
Pon las manos sobre el taburete que hay detrás de ti, y deja que la parte media de tu espalda descanse sobre el rollo de la manta.
Si el estrés parece demasiado grande, vuelve a la posición de descanso descrita arriba. Luego trata de tumbarte de nuevo sobre el taburete. Dado que la tensión es una expresión del temor, encontrarás el ejercicio más fácil de hacer conforme te familiarices con él.

Si puedes hacerlo, deja que tus brazos pasen por encima de tu cabeza y toquen la cama que hay detrás de ti.
Permanece en esta posición hasta un minuto, respirando y sintiendo tu cuerpo.
Vuelve a subir a la posición de descanso y mantenla durante unos treinta segundos.
  •  ¿Fue el estrés demasiado para ti? ¿Pudiste sentir la tensión en la parte media de la espalda?
  • ¿Tuviste dificultades para respirar en esta posición? ¿Pudiste sentir la tensión en el diafragma?
Cuando abandones el taburete, inclínate hacia delante como en el ejercicio 1, el ejercicio básico vibratorio, y deja que tus piernas vibren durante un rato.

Ejercicio 85. Estiramiento de la parte inferior de la espalda

Este ejercicio lo usamos regularmente en las sesiones de terapia para relajar los músculos de la parte inferior de la espalda y para abrir la pelvis.
El taburete deberá estar a lo largo de la cama. Si la cama es baja, coloca una almohada sobre la cama para descansar la cabeza. De espaldas al taburete, coloca las manos sobre el rollo de la manta, y pon ahí la parte inferior de la espalda.


Inclínate hacia atrás sobre el taburete y permite que tu cabeza descanse sobre la cama o la almohada.
Apoya los brazos sueltamente sobre las asas del taburete hasta que te sientas relajado. Trata de mantener los pies planos sobre el suelo.
Abandónate respecto al dolor, y respira con facilidad y profundidad.
Deja que tu pelvis caiga. No permanezcas en esta posición más de un minuto, y sube a la posición de descanso cuando el dolor sea demasiado fuerte.

  • ¿Pudiste relajarte en esta posición durante treinta segundos? Tu capacidad para tolerar el estrés depende de lo libre de tensiones que se halle la parte inferior de tu espalda.
  • ¿Sentiste como si tu espalda se fuera a romper? Esa sensación representa un miedo intenso
  •  ¿Pudiste respirar en tu pelvis? Cuanto más puedas relajarte en esta posición, más profunda será tu respiración?
  •  ¿Pudiste dejar que tu pelvis cayera manteniendo los pies sobre el suelo?




Repite la inclinación hacia delante en el ejercicio precedente, a fin de que las vibraciones pasen de nuevo a tus piernas. Puede que ahora tengas fuertes vibraciones a lo largo del área pélvica.

Ejercicio 86. Estiramiento pélvico

En este ejercicio, coloca las nalgas sobre el taburete e inclínate hacia atrás. El taburete debe estar a lo largo de la cama, con la cabeza descansando sobre ella. Agárrate a la manta o a las asas con ambas manos. Tus pies se levantarán del suelo.
Deja que tus pies cuelguen, presionando hacia abajo con los talones.
Permanece en esta posición hasta un minuto, respirando con facilidad.

Agarrando las asas firmemente, lleva ambos pies directamente hacia el aire, y presiona hacia arriba con los talones flexionando los tobillos. En esta posición tus piernas deberían tener buenas vibraciones.
Para abandonar el taburete, oscila los pies hacia abajo fuertemente mientras agarras las asas. Esto hará que la parte superior de tu cuerpo abandone el taburete y tus pies tocarán el suelo.

  •  ¿Sentiste algún hormigueo en tus piernas? ¿Experimentaste una sensación de alfileres en los pies?
  •  ¿Abrió este ejercicio una mayor sensación en tu pelvis?
  •  ¿Pudiste sentir tirantez en las nalgas?
  •  ¿Vibraron tus piernas fuertemente al extenderlas hacia arriba?

Ejercicio 87. Pateando sobre el taburete

Esta es una variación que intenta obtener una mayor carga en las piernas mientras se extiende la pelvis.
Agarra las asas del taburete, lleva una rodilla atrás hacia arriba, y patea fuertemente hacia delante con el talón. Trata de dirigir el movimiento hacia debajo.
Mientras pateas con una pierna, lleva la otra rodilla hacia arriba para la siguiente patada.
Ahora patea alternativamente con cada pierna, utilizando algo de fuerza.

  •  ¿Sentiste el estiramiento de los músculos del muslo al patear?
  •  ¿Sentiste un estiramiento de la articulación de la cadera?
  •  Es aconsejable seguir este ejercicio con una inclinación hacia delante, para poner los pies en contacto con el suelo y hacer que las pierna vibren.
  
Ejercicio 88. Presión en el pecho

En este ejercicio, la presión es colocada sobre el pecho, movilizando así esa área y facilitando la respiración.
Coloca el taburete en un espacio abierto y túmbate sobre él con el pecho sobre el rollo de la manta.
Deja que tu cabeza cuelgue hacia delante. Que tus brazos se balanceen en el aire.

  •  ¿Sentiste lo tenso que estaba tu pecho? ¿Tuviste alguna dificultad para respirar?
  •  ¿Pudiste sentir tu pecho relajarse bajo esta presión?

El gran valor de los ejercicios del taburete es el de que facilitan la respiración sin esfuerzo. La única excepción es el ejercicio 87, el pateo sobre el taburete. Hay que relajarse o abandonarse al estiramiento o tensión, no combatirlo. Conforme aprendemos a hacer esto, la respiración se hace más profunda como respuesta natural al estrés. Esto puede requerir practica considerable, pues el estrés es bastante fuerte en algunas personas.
No consideres estos ejercicio como un reto a tu voluntad. No persistas en ellos cuando se vuelvan muy dolorosos. El dolor hará que te tenses. Siempre puedes intentarlo de nuevo. Finalmente, te sentirás más cómodo con el trabajo en el taburete, pero nunca deviene fácil.

Si puedes relajarte sobre el taburete, se convertirá en una especie de experiencia meditativa con tu cuerpo. Sentirás la respiración como una función espontánea de tu cuerpo, y puedes percatarte de otros movimientos involuntarios. Una vez que esto sucede, el taburete está trabajando para ti.




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