martes, 8 de diciembre de 2015

Ejercicios de bioenergética, parte 17

Capítulo IX

Los ejercicios expresivos  

Estos ejercicios están destinados a ayudar a la persona a que exprese sus sentimientos, mientras que los ejercicios estándar se concentran en entrar en contacto con el cuerpo, y en relajar sus tensiones sin una carga emocional acompañante. Inhibir la expresión del sentimiento conduce a menudo a la pérdida del mismo, y la pérdida de sentimiento es una pérdida de viveza. Los sentimientos son la vida del cuerpo igual que los pensamientos son la vida de la mente.

Los niños suprimen muchos de sus sentimientos a fin de adaptarse a la situación en su hogar. Empiezan por contener la expresión del temor, la ira, la tristeza y el gozo, pues creen que sus padres no son capaces de enfrentarse a estos sentimientos. Como resultado se vuelven sumisos o rebeldes; ninguna de estas actitudes representa una genuina expresión del sentimiento. La rebelión es a menudo una tapadera para la necesidad; la sumisión, a menudo una negación de la ira y el temor.

Los sentimientos surgen como impulsos o movimientos espontáneos procedentes del núcleo del individuo. Para suprimir un sentimiento, hay que frenar o restringir la viveza o motilidad del cuerpo. Por tanto, el esfuerzo de suprimir un sentimiento sirve para disminuir todo sentimiento. Sin embargo, mientras haya vida en el cuerpo, hay el potencial de sentir.

Trabajar con la expresión del sentimiento en la terapia, o en una clase de ejercicios, o en casa, ayuda a una persona a entrar en contacto con algunos de sus sentimientos suprimidos de su personalidad. La pregunta importante es: ¿puede manejar estos sentimientos conforme surgen a través del trabajo corporal? Existe cierto peligro, pero hay también una salvaguarda inherente: la mayoría de la gente no consentirá que se desarrolle más sentimiento del que puedan manejar.
Estar bajo terapia es otra salvaguarda, dado que un terapeuta competente ayudará a una persona a contener y manejar sentimientos que son nuevos y atemorizantes. Puede ayudar a una persona a entender de dónde vino el sentimiento, impidiendo así que sea puesto en acción.

Un sentimiento es puesto en acción cuando surge en un contexto pero es expresado en otro. Por ejemplo, si un hombre es humillado por un superior en el trabajo y no se atreve a expresar su resentimiento, puede ir a casa y golpear a sus hijos. Sentimientos que surgieron en situaciones de la infancia son a menudo puestos en acción en la vida adulta para detrimento de todas las personas envueltas. Una mujer que se resintió de la indiferencia de su padre hacia ella cuando era niña puede expresarlo sobre su marido.

Expresar un sentimiento en la situación controlada de una sesión de terapia a menudo descarga suficientemente la excitación como para que el sentimiento pueda ser mantenido dentro de límites apropiados.
He aquí un ejemplo de cómo esto puede también hacerse en el hogar. Muchas de las mujeres que se encargan del hogar encuentran intolerables las frustraciones y desilusiones de sus vidas diarias. A menudo vierten esta ira sobre sus hijos. Las madres que siguen una terapia bioenergética han descubierto que ir a un dormitorio y sacudir la cama con una raqueta de tenis descargará su desazón o enojo sin dañar a personas inocentes. Una vez descargado el sentimiento, su comportamiento se vuelve más razonable. De este modo evitan volverse extremadamente tensas tratando de contener su ira. Esta es una práctica corriente de la bioenergética. Uno de los mejores consejos que la bioenergética ofrece es el de golpear sobre una cama con una raqueta de tenis o los puños , en vez de sentarse a incubar los sentimientos o chillar a los niños.

Ejercicio 70. Pataleando desde la cadera

También este ejercicio se realiza desde la misma posición.
Las rodillas son alzadas al pecho.
Agarrando la manta con las manos, patea fuertemente hacia delante con el talón izquierdo.
Lleva la rodilla del mismo lado hacia atrás y patea con el talón derecho.
Repite una serie de veces, alternando cada pierna. La patada debe ser hacia delante en línea con el cuerpo, no hacia arriba.


  •  ¿Vino el movimiento de la cadera en vez de la rodilla? Para conseguir el necesario movimiento de la cadera, lleva tu rodilla hacia atrás hasta el pecho.
  •  ¿Te sentiste como si estuvieses diciendo “Vete”? Utilizando estas palabras, se convierte en un ejercicio expresivo.
Ejercicio 71. Extensión hacia fuera

La posición para este ejercicio es la misma que la del primer ejercicio de esta sección, el ejercicio respiratorio.
Extiende ambos brazos hacia arriba, como un bebe que solicita a su madre.
Haz un esfuerzo por alargar cada vez más la extensión a cada expiración.
  •  ¿Sentiste que te contenías?
  •  ¿Decaen tus manos, como en un gesto de futilidad?
  •  ¿Sientes que te abres hacia fuera con tus brazos?
Ejercicio 72. Extendiéndose hacia fuera con los labios

Deja que tus brazos te caigan a los lados, y extiende los labios hacia fuera como para succionar, igual que el ejercicio 62, fig. 39.
Mantén la boca abierta y las mandíbulas colgando sueltamente.
Retrae los labios y extiéndelos de nuevo hacia fuera.
  •  ¿Cuándo los labios van hacia delante, va tu mandíbula también hacia delante con una expresión de desafío?
  •  ¿Puedes mantener tu respiración profunda y fácil mientras te extiendes hacia fuera con los labios?
  •  ¿Vibran tus labios o sientes algún hormigueo en ellos?
  •  ¿Evoca el ejercicio algún sentimiento de anhelo?
Muchos de los ejercicios estándar del capítulo 8 pueden funcionar como ejercicios expresivos si añades a tus movimientos un sentimiento vocal apropiado. El ejercicio de extenderse hacia fuera, por ejemplo, se vuelve expresivo (y puede volverse m uy emocional) si decimos “mamá” o “papá” mientras hacemos la extensión. El los seminarios de introducción que hemos hecho, este ejercicio suele hacer que muchos individuos lloren. La mayoría de las personas de nuestra sociedad tienen un considerable anhelo suprimido de estar cercanos a ambos padres, algo que no fueron capaces de expresar mientras eran niños. Si el anhelo no se halla suprimido muy fuertemente, movilizar el cuerpo a través de los otros ejercicios y cargarlo a través de la respiración a menudo llevará este sentimiento hacia la superficie.

Si podemos despertar un sentimiento mientras hacemos un ejercicio, y expresamos ese sentimiento en palabras, el proceso entero puede volverse bastante intenso y cargado.

Ejercicio 73. Pateando la cama

Haz este ejercicio sobre una cama sin tope en los pies, o sobre un colchón colocado sobre el suelo. Yace tumbado con las piernas extendidas. El pateo es hecho alternativamente elevando cada pierna y bajándola con fuerza sobre el colchón. La pierna entera debe hacer contacto con el colchón, no sólo el talón. Mantén las piernas bastante rectas mientras haces el ejercicio, pero no tensas o rígidas.

Patea la cama alternativamente con cada pierna, de manera rítmica; una pierna asciende mientras la otra baja.
Trata de que el movimiento venga de la cadera más que de la rodilla. Haz esto elevando la pierna lo más posible antes de comenzar el pateo, sin doblar la rodilla.
Di “no” a cada patada, en voz alta y determinada.

Ahora pronuncia un “no” sonoro y sostenido mientras ejecutas fuertemente una serie de patadas.


  •  ¿Parecían efectivas tus patadas, o te sentías impotente?
  •  ¿Tenía tu voz un tono de convicción, o sonaba vacilante y asustadiza?
  •  ¿Pudiste mantener fuertemente el pataleo, o decayó tras un gesto inicial?
  •  ¿Hubo un ritmo coordinado entre la expresión vocal y el movimiento?
Ejercicio 73-A. Variación

Ahora utiliza la expresión “¿por qué?” en vez de “no”. Para mucha gente, tiene más significado que el “no”, probablemente porque de niños se les dijo que no tenían derecho a cuestionar los dictados de sus padres.
Trata de prolongar el sonido “¿por qué?” mientras pateas. Puede que llegue a convertirse espontáneamente en un grito, en cuyo caso el sentimiento habrá alcanzado un clímax. Posteriormente te sentirás relajado y aliviado.

Ejercicio 74. Pateo rítmico

Este es un ejercicio expresivo sólo parcialmente pues se hace sin expresión vocal. Esta destinado a proporcionarte la sensación de que tus piernas pueden servir como órganos de autoexpresión. Este ejercicio sirve para fortalecer las piernas y cargarlas. Asimismo, mejora la respiración.

Haz el pateo rítmico exactamente igual que en el ejercicio precedente, contando las patadas. El movimiento de cada pierna cuenta como uno.
Da tantas patadas como puedas, de modo rítmico. Digamos que sesenta es tu límite. Haz el ejercicio dos veces.
Al siguiente día, haz el mismo ejercicio, añadiendo diez patadas más. Tendrás que regularte tu mismo a este respecto. Si diez son demasiadas, añade sólo cinco.
Cada uno o dos días, trata de aumentar el número  de patadas. Si puedes llegar a 200 es suficiente.

La gente de edad tiene mayores dificultades con este ejercicio porque sus piernas se hayan más tensas y sus músculos son menos flexibles. El proceso de envejecimiento parece golpear a las piernas antes que a cualquier otra parte del cuerpo. Haciendo este ejercicio regularmente puedes ayudar a tus piernas a permanecer más suaves y más vivas. Es uno de los ejercicios que se recomiendan a los pacientes de la terapia bioenergética que hagan en su casa, y será incluido en la sección  sobre ejercicios en casa del capítulo 13.

Ejercicio 75. Golpeando con los brazos

Este ejercicio es muy fácil de hacer. Túmbate sobre el colchón con las rodillas dobladas y los pies planos.
Haz dos puños con las manos y elévalos por encima de la cabeza.
Golpea con ambos puños hacia abajo a lo largo del cuerpo, y dí “no” a cada golpe.
Repite la maniobra una serie de veces.
  •  ¿Parecían efectivos los golpes? ¿Fue convincente tu “no”?
  •  ¿Sentiste que tenías derecho a decir “no”?
Ejercicio 75-A. Variación

Repite el mismo movimiento que en el ejercicio 75, pero di “no quiero” en vez de “no”. esta es una expresión más fuerte, con más ego (yo) en ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario