martes, 22 de diciembre de 2015

Ejercicios de bioenergética, parte 19


Capítulo X

Trabajando con el taburete bioenergético

Tumbarse sobre un taburete bioenergético es parte importante del trabajo corporal bioenergético. Ayuda a estirar los tensos músculos de la espalda, lo que resulta difícil conseguir de otro modo. Te ayuda a respirar más profundamente sin hacer un esfuerzo consciente demasiado grande. Si te tumbas sobre el taburete y te relajas en medio de la tensión, tu respiración se profundizará de modo espontáneo. Similarmente, la posición por sí misma estira y descarga los tensos músculos de la espalda.

El taburete en sí tiene 60 cm de altura, y se atan al taburete una o dos mantas tensamente enrolladas que añaden unos 15 a 20 cm. La figura 50 muestra su aspecto, una clavija de madera de una pulgada de grueso se adhiere a la parte inferior de la plataforma, y se extiende 12 a 15 cm a cada lado. Esto proporciona un asidero para levantarse del taburete.



Hay muchas maneras de trabajar con el taburete. El ejercicio primario es el de yacer tumbado con la espalda sobre el taburete, con la manta al nivel del extremo inferior de los omóplatos, que es el mismo nivel que el de una línea que uniese ambos pezones. Este nivel se halla próximo al lugar en que el bronquio principal (conducto de aire) se divide en dos ramas, cada una de las cuales va a un pulmón distinto. Es un área de severa constricción en la mayoría de la gente. Tumbada sobre el taburete, la persona extiende sus manos hacia atrás de una silla que se halla justo detrás del taburete.



Ejercicio 83. Tumbado sobre el taburete

Para tumbarse sobre el taburete con facilidad, ponte de espaldas a él y coloca ambas manos sobre el rollo de la manta. Luego haz descender lentamente tu espalda hasta que se repose sobre el rollo, y suelta las manos. El taburete soportará tu peso. Ahora alza los brazos y extiéndelos hacia atrás hasta la silla. Dobla las rodillas, manteniendo los pies planos sobre el suelo.

Permanece tumbado sobre el taburete durante todo el tiempo que razonablemente puedas de un minuto por primera vez. Trata de sentir que está sucediendo en tu cuerpo.
Una vez que te levantes, no te retires del taburete de inmediato. Alza la cabeza y coloca ambas manos por detrás de ella, sosteniéndola, como en la figura 52. Esta es la posición de descanso, que permite continuar la respiración profunda sin estrés.



  •  ¿Fuiste capaz de alcanzar la silla tras de ti? ¡Sentiste algún dolor en la parte superior de la espalda, donde apoyaba sobre el taburete?
  •  Si tenías la espalda muy rígida y tensa, es posible que no hayas sido capaz de tocar la silla, y el estiramiento puede haber sido bastante doloroso. Levántate e inténtalo de nuevo. El dolor generalmente desaparece con la práctica, conforme los músculos de la espalda se relajan. Con el tiempo, los ejercicios se vuelven placenteros.
  • Si tienes bursitis en un hombro, puede resultarte imposible estirar ese brazo hacia atrás para tocar la silla. No lo fuerces. Haz el ejercicio estirando hacia atrás sólo un brazo. Sin embargo, en todos los casos con los que hemos trabajado, los ejercicios de los hombros descritos en el capítulo 8 junto con el uso continuado del taburete, dieron como resultado un maravilloso alivio de la bursitis
  •  ¿Sentiste alguna tensión en el diafragma o los músculos abdominales? Cuando el abdomen se halla tensamente contraído, el estiramiento de los músculos abdominales en esta posición puede ser algo doloroso. Este dolor desaparece conforma dichos músculos se relajan con la respiración profunda. ¿Sentiste algún dolor en la parte inferior de la espalda? También esto es signo de una considerable tensión en dicha área.
  •  ¿Pudiste sentir los pies sobre el suelo? Si así fue, tal vez te hayas percatado de alguna carga o excitación fluyendo a su interior, manifestada por un hormigueo u otras parestesias (una sensación como de alfileres). ¿Experimentaste algún hormigueo en brazos y cara?
  •  ¿Tuviste algún problema para respirar? ¿Sentiste que tu garganta se tensaba o algún atragantamiento? Esto es un signo de que inconscientemente te estás conteniendo de respirar profundamente. Puedes superar este problema en cierta medida haciendo un sonido cuando exhalas. La sensación de asfixia puede también ser causada por el bloqueo de un impulso de gritar, es decir, por ahogarlo. Si sientes este impulso, trata de expresarlo.

Oscila hacia detrás y hacia delante repetidas veces, tratando de estirar los brazos un poco más cada vez.
Si sientes que tus músculos se han relajado algo, trata de agarrar la parte de atrás de la silla de treinta segundos a un minuto.
Alzate a la posición de descanso con las manos por detrás de la cabeza, respira con facilidad por un tiempo.
Cuando decidas dejar el taburete ( no deberías estar en él más de dos minutos por vez), coloca ambas manos sobre la manta o sobre las asas, e impúlsate con los pies hacia abajo.

Ejercicio 83-A. Variación

Si la posición descrita en el ejercicio 83 te es difícil de mantener, hay un ejercicio de balanceo que  utilizamos para reducir el estrés.
Con la espalda sobre el taburete, mantén los brazos hacia arriba. Llévalos hacia atrás lo más lejos que puedas, y luego hacia arriba. Que tu cabeza siga el movimiento de los brazos. De este modo, solo colocarás  un estrés momentáneo sobre la espalda y los hombros en vez de experimentar el estrés continuo del primer ejercicio.

Repite el Ejercicio 1. Ejercicio básico vibratorio y de toma de tierra

Tras estar sobre el taburete, en cualquier posición, la persona debería invertir el arco hacia atrás doblándose hacia delante (fig. 2). Puedes haber advertido que en todos los ejercicios bioenergéticos un movimiento en una dirección es seguido por un movimiento en la dirección opuesta. Esto aumenta la flexibilidad del cuerpo y, por extensión, la flexibilidad de la personalidad.  

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