martes, 12 de enero de 2016

Ejercicios de bioenergética, parte 21



                                        Capítulo XI
                                   Ejercicios sexuales

Estos ejercicios están destinados a llevar una mayor sensación al área pélvica, y a soltar la pelvis para un mayor placer en el sexo. No envuelven a los órganos genitales ni inducen ninguna excitación genital. La cantidad de placer sexual, esto es, de placer orgásmico, que experimentes dependerá de cuánta excitación sexual puedas acumular en la pelvis antes de la descarga. En cierto sentido, pues, la pelvis funciona como un condensador. Su capacidad está determinada por su amplitud interna y su movilidad. Las tensiones musculares dentro de la pelvis limitan su capacidad, mientras que las tensiones en los músculos externos reducen su capacidad para descargar la excitación.

La pelvis debería estar suelta de modo que pueda oscilar libremente cuando la corriente de excitación pasa a través del cuerpo. La respiración abdominal profunda es el factor crítico para ampliar el reservorio pélvico. La respiración profunda es pues, un objetivo primario en todos los ejercicios, especialmente los sexuales. Por añadidura, a través de estos ejercicio sexuales buscamos liberar las tensiones que inhiben la movilidad pélvica, e integrar los movimientos pélvicos con las ondas respiratorias.

Se obtendrán los mejores resultados si se practican en conjunción con los otros ejercicios de este manual. El cuerpo es una unidad; la tensión en cualquier parte interfiere y restringe los movimientos naturales de todas las otras partes. Esto es particularmente cierto de la tensión del cuello. Si la cabeza es mantenida rígida por músculos del cuello tensos por temor a “perder la cabeza”, la pelvis no podrá moverse libremente. En estos ejercicios, mantén tu cabeza atrás y déjala ir; no se caerá. Si te aturdieras o te pusieras ansioso, detén el ejercicio, adopta una posición de descanso, y permite que tu respiración se aquiete. Luego intenta el ejercicio de nuevo, pero no te esfuerces contra tu temor o dolor.

Ejercicio 89. Oscilación o balanceo pélvico


Este ejercicio implica el uso del taburete. Es presentado aquí como un ejercicio sexual porque se enfoca principalmente sobre el movimiento de la pelvis.
Túmbate sobre el taburete con el rollo de la manta contra la parte superior de tu espalda.
Extiende ambas manos hacia atrás a una silla detrás del taburete. Debe ser una silla bastante pesada.

Mantén los pies planos sobre el suelo. Mucha gente deja que los pies abandonen el suelo, perdiendo así contacto con éste.
Al mismo tiempo, trata de mantener tu asidero sobre la silla. De este modo quedarás anclado en ambos extremos.
Balancea la pelvis rítmicamente arriba y abajo. Comienza lentamente, luego muévete más rápido conforme tu cuerpo se suelta. El ritmo es importante.
Trata de mantener la respiración siguiendo el ritmo de los movimientos pélvicos.




  •  ¿Pudiste conseguir que tu pelvis oscilase en esta posición?
  •  ¿Experimentaste algún dolor i inmovilidad en la parte inferior de la espalda? Esto inhibe la oscilación natural.
  •  ¿Pudiste mantener un ritmo? Estaba tu respiración coordinada con los movimientos pélvicos?
  •  ¿Mantuviste las nalgas sueltas cuando tu pelvis oscilaba hacia arriba?
  •  ¿Mantuviste los talones sobre el suelo?
El elemento importante en este ejercicio es el de permanecer anclado en tu asidero sobre la silla y en tus pies. Si ambos extremos del arco de tu cuerpo se hallan anclados de modo seguro, el movimiento será correcto. No es un ejercicio fácil. El balanceo natural de la pelvis se halla inhibido en la mayoría de las personas, que tienden a levantar la pelvis hacia arriba más que ha dejarla oscilar.
Otra tendencia es la de tensar el trasero, lo que bloqueará cualquier sensación sexual. Cuando trabajes este ejercicio, trata de mantener tu trasero suelto.
Después de este ejercicio dóblate hacia delante en la posición de toma de tierra, dejando que se desarrollen las vibraciones en las piernas.

Ejercicio 90. Estiramiento y relajación de los músculos del lado interior del muslo

Estos músculos (abductores) actúan para acercar los muslos. Antes se les llamaba los músculos de la moralidad, pues a la mayoría de las muchachas se les enseñaba a sentarse con las piernas presionando entre sí. Estos músculos se hallan bastante contraídos en mucha gente (tanto hombres como mujeres). Estirarlos ayuda a relajar el fondo pélvico.

Túmbate sobre la espalda en el suelo con una manta enrollada cocol cada bajo los lomos. Tu trasero debería descansar sobre el suelo. Si esto te resulta difícil, reduce el tamaño del rollo.
Dobla las rodillas y lleva las plantas de los pies una contra otra.
Deja que tus brazos yazcan a cada lado o reposen ligeramente sobre la cara interna del muslo (los músculos abductores). Que tu cabeza se gire hacia atrás lo más lejos que llegue.

Presiona hacia abajo con el trasero contra el suelo, y separa las rodillas, manteniendo las plantas de los pies en contacto una con otra.
Mantén esta posición durante varios minutos mientras respiras profundamente en el abdomen. Tu vientre debe salir hacia fuera.
 Quita el rollo de la manta si sientes dolor en la parte inferior de la espalda. En este caso, puedes hacer el mismo ejercicio sin el rollo de la manta, aunque resulta menos efectivo.


  •  ¿Sentiste algún estiramiento en los músculos abdominales? ¿Temblaron o comenzaron a vibrar?
  •  ¿Pudiste separar tus rodillas ampliamente al tiempo que mantenías tu trasero presionado contra el suelo?
  •  ¿Pudiste respirar en el vientre?
  •  ¿Pudiste mantener el trasero suelto y el ano abierto durante el ejercicio?Finalizado el ejercicio, elimina el rollo de la manta y lleva las rodillas arriba de modo que los pies descansen planos sobre el suelo. Entonces estarás preparado para el siguiente ejercicio.


Ejercicio 91. Vibrando la parte interna de los músculos de los muslos

A partir de la posición anterior, coloca los pies planos sobre el suelo separados unos 45 a 60 cm. Separa lentamente las rodillas sin mover los pies. Trata de mantener los pies planos mientras haces esto. El movimiento debería ser muy sencillo y carente de esfuerzo. Separa las rodillas lo más que puedas, manteniendo los pies bastante planos.

Lenta y fácilmente, junta tus rodillas hasta que se toquen. Es importante moverse lentamente y con facilidad para inducir la aparición de las vibraciones.
Separa ahora las rodillas de nuevo del mismo modo fácil, y vuelva a juntarlas otra vez.
Cuando sientas que las vibraciones comienzan, continúa con los movimientos de modo que aquellas sigan y se vuelvan más fuertes. Encontrarás estas vibraciones muy placenteras. Acuérdate de respirar.

                        
  •  ¿Pudiste conseguir que tus piernas vibrasen en esta posición?
  •  ¿Advertiste cómo tu respiración se volvió espontáneamente más profunda conforme las vibraciones se desarrollaban?
  •  ¿Experimentaste algunas sensaciones placenteras en los muslos y en el fondo pélvico?
Ejercicio 92. El círculo o arco pleno

Este ejercicio proporciona un fuerte estiramiento de los músculos de la parte frontal de los muslos; puede ser doloroso si estos músculos se hallan tensos. Esta tensión del músculo impide que la pelvis oscile libremente. En este ejercicio, la pelvis es suspendida entre los pies y los hombros, lo que le permite vibrar libremente si puedes relajarte en esta posición.

Túmbate sobre la espalda sobre una colchoneta o una cama, dobla las rodillas y mantén  ambos pies separados  unos 30 cm.
Agarra ambos talones con tus manos, y arquéate hacia arriba impulsándote hacia delante con las manos y dejando que la cabeza caiga hacia atrás. Solo la cabeza, hombros y pies deberían tocar la cama o colchoneta.
Empuja las rodillas lo más adelante que puedas.
Deja que tu pelvis cuelgue libremente. No tenses el trasero. Trata de mantener el ano abierto en éste y en todos los otros ejercicios.
Si el arco resulta doloroso, no mantengas la posición y vuelve a caer sobre la cama. Luego trata de arquearte una vez más.

                         
  •  ¿Fuiste capaz de mantener el arco y respirar en el vientre mientras lo hacías?
  •  ¿Desarrollo tu pelvis alguna vibración en esta posición? ¿Pudiste mantener el trasero suelto?
Ejercicio 92-A. Variación

Si tienes dificultades en esta posición, como le ocurre a mucha gente, trata de oscilar atrás y adelante sobre tus pies mientras estás en ella. Cuando osciles hacia delante, trata de tocar la cama con las rodillas. Cuando oscilas hacia detrás, la tensión se ve aliviada. De este modo puedes lentamente estirar los músculos de la parte frontal del muslo.

Ejercicio 92-B. Variación

Adopta la posición del arco como arriba, pero coloca las muñecas bajo los talones.
Presiona hacia abajo con los talones, pero no osciles hacia detrás. Mantén las rodillas apuntando hacia delante y hacia abajo.
Balancea la pelvis con varios movimientos rápidos para ponerla en vibración, si esto no sucede espontáneamente.
Mantén el trasero suelto; no lo empujes o tenses. (fig. 60)


  •  ¿Desarrollaste alguna vibración en la pelvis?
  •  ¿Fuiste capaz de respirar en el vientre?
  •  ¿Pudiste mantener el trasero suelto?

En estos ejercicios las bolas de los pies actúan como pivotes para la acción de palanca que elevará la pelvis. Se ejerce presión a través de los talones presionándolos hacia debajo. Si las rodillas son mantenidas hacia delante y hacia abajo, la fuerza resultante hará oscilar la pelvis hacia arriba sin que se tensen el trasero o el abdomen.


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