lunes, 7 de abril de 2014

Encuentro con la Sombra, parte 59


46. DIBUJANDO
LA SOMBRA
Linda Jacobson

Es una artista residente en Los Ángeles y profesora en una delegación de UCLA.

"Una enorme y oscura figura aparece de pronto en mi idílico jardín. Estoy aterrada. Me doy cuenta temblando de que estoy a su disposición. Yo soy suya. Es mi padre, el hombre que me violó repetidas veces cuando era una niña. Conteniendo a duras penas las lágrimas dibujo una imagen de ese hombre lascivo que está dispuesto a devorarme a menos que haga lo que desea. Entonces dibujo la sombra de esta figura que ha atormentado y ha puesto una mortaja sobre toda mi vida."
Este es el resumen de la experiencia de N. R., una de mis alumnas, durante un ejercicio de visualización guiada orientado a dibujar la sombra. El trabajo con la visualización pretende que las imágenes puedan emerger espontáneamente del inconsciente, la fuente de tanto arte.
Las imágenes que se «ven» mediante las técnicas junguianas de imaginación activa puede servirnos para acceder a aquellos aspectos de nosotros mismos que permanecen alejados de nuestra conciencia vigílica. Estas imágenes representan a personajes imaginarios, a facetas oníricas o a personas de nuestra vida cotidiana que simbolizan aquellas partes de nosotros mismos que nos resultan más inquietantes y menos atractivas. Con mucha frecuencia suele tratarse de aspectos completamente opuestos a la imagen que tenemos de nosotros mismos. No se trata de facetas exclusivamente negativas sino que representan aquellas cualidades que nos hemos visto obligados a reprimir.

El dibujo facilita la toma de conciencia de nuestros aspectos más enajenados al permitirnos verlos en el marco seguro y objetivo de un pedazo de papel. Cuando podamos reconocer estas cualidades oscuras también podremos integrar otras facetas más positivas -tales como el poder, la sexualidad, la asertividad y la ternura, por ejemplo- y de ese modo expandir nuestra identidad.
Antes de llevar a cabo esta visualización conviene crear un entorno acogedor mediante el uso ritual de velas, flores o música, por ejemplo. Entonces cerremos los ojos, prestemos atención a la respiración y digámonos:
Estás en un hermoso jardín, un paraje que ya conocías anteriormente o un lugar completamente desconocido. Mientras caminas sientes la textura del camino de piedra bajos tus pies. Adviertes el fascinante color de las flores y las plantas, la claridad azul del cielo, la suavidad de las nubes blancas y la brisa del aire en tu rostro. ¿Hace frío o calor? Toma nota de todos los detalles sensoriales.

Siente entonces que estás en un lugar sagrado, un lugar seguro o poderoso. Siente también que estás lleno de una radiante luz, que eres un ser humano pleno.
A continuación ves a la única persona que no desearías ver. (Pausa) Ese individuo te saca de tus casillas y te molesta terriblemente sin que sepas siquiera por qué. En muchos sentidos se trata de alguien completamente opuesto a tí ¿Se trata de alguien a quién conoces o es acaso una mezcla de diferentes personajes? ¿Qué aspecto tiene? ¿Qué colores y estados de ánimo rodean su presencia? ¿Sientes enfado, temor, pavor, odio, respeto, amor o fastidio?
¿Qué es lo que tanto te desagrada? ¿Cuál es el sonido de su voz? ¿Qué es lo que dice? ¿Es exigente, egoísta, cruel, tímido, provocativo o arrogante?
Tómate tiempo para llegar a sentir plenamente esta figura oscura. Deja que sus sentimientos penetren profundamente en todas las células de tu cuerpo hasta que su ser te resulte evidente. (Pausa).

Entonces, con los ojos cerrados, comienza a bosquejar tus sensaciones. Luego abre lentamente los ojos y sigue dibujando durante unos quince minutos.
Tras esta visualización guiada puedes tratar de dar forma a la experiencia utilizando materiales fáciles como ceras u óleo. Sé espontáneo y permite que las imágenes vayan surgiendo ante tu visión interna sin criticarlas.

Trata de permanecer en contacto con la sensación sin prestar atención a los aspectos formales, sin juzgar la calidad del dibujo sino guiándote exclusivamente por la expresión emocional.
No importa que el dibujo sea abstracto o representativo, no importa que comprendas o no el significado de la imagen, lo único que importa es que la imagen se adecue a tu sensación. El simple hecho de dibujar es curativo porque careces de una imagen consciente de tu sombra para trabajar con ella.
Si aparece una imagen espantosa, tal como la víctima de un abuso o un tirano enojado, por ejemplo, sigue dibujando. El dolor puede incentivar nuestra energía creativa y ofrecernos una gran oportunidad de renovación.
A partir de este dibujo original puedes desarrollar también una serie de imágenes de la sombra. La imagen y los colores pueden cambiar y asumir muchas formas reflejando, de este modo, el proceso curativo.

N. R., como muchos de mis discípulos descubrió que el hecho de afrontar el aspecto paterno de su sombra y su dañado niño interno favorece la comprensión creciente de nuestra propia fortaleza y el logro de una mayor confianza en nosotros mismos. Veamos ahora otros ejercicios para trabajar con la sombra:

· Haga un dibujo que integre la sombra con el resto de su persona.
. Dialogue por escrito con su sombra tratando de descubrir cuáles son sus necesidades.
. Dibújese a usted mismo desde el punto de vista de la sombra.
De este modo es posible que usted también llegue a descubrir que el hecho de dibujar la sombra puede convertirse en una fecunda experiencia creativa.

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