jueves, 8 de noviembre de 2012

De la Psicología a la Espiritualidad, parte 4


El niño va tomando poco a poco conciencia de su “yo” partiendo de las miradas, los gestos y el comportamiento de sus padres hacia él. Descubre su “yo”, el centro de su conciencia y de sus interpretaciones, y, finalmente, adquiere su propia percepción de sí mismo.
Si las reacciones de sus educadores son auténticas y apropiadas, el niño aprenderá a confiar en la imagen que le dan de sí mismo. En cambio, si el entorno inmediato refleja de él una imagen deformada, se construirá una falsa autoestima.
En la adolescencia, el joven intenta desprenderse de su primer círculo de influencia, de sus padres y su entorno, y lo hace buscando puntos de referencia en su grupo de iguales. Hasta la madurez, se esfuerza por vivir en conformidad con la línea de conducta del grupo. Sigue construyéndose una fachada social, a fin de ser aceptado y de afirmar su sentimiento de pertenencia. Se forja una persona o “yo ideal” aceptado en sociedad. Su autoestima está condicionada por los demás, que se convierten en elemento de comparación. En la madurez emprenderá la inmensa tarea consistente en liberarse de las mascaras sociales para convertirse en un individuo autónomo.
Audio completo en :https://www.dropbox.com/s/hl000khmfj4ku3p/Autoestima%204.mp3

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