martes, 20 de noviembre de 2018

¿Qué nos hace falta?, parte 5


EL ESPECTRO DEL NARCISISMO

La acción sin sentimientos es, como veremos, el conflicto básico de la personalidad narcisista. En el lenguaje común, describimos al narcisista como la persona que se preocupa de sí mismo por encima de cualquiera. El narcisista se vuelve su propio mundo y considera que el mundo completo es él. Los narcisistas presentan diversas combinaciones de ambición intensa, fantasías grandiosas, sentimientos de inferioridad y una dependencia excesiva de la admiración y el aplauso externos. También es característico de ellos, la incertidumbre e insatisfacción crónicas respecto a sí mismos, la explotación consciente o inconsciente y la crueldad para con los demás.

Sin embargo, este análisis descriptivo de la conducta narcisista sólo nos ayuda a identificar al narcisista, no ha comprenderlo. La pregunta es: ¿ Qué hace que una persona sea explotadora y cruel con los demás y que a la vez sufra de incertidumbre e insatisfacción crónicas?

Los psicoanalistas reconocen que el problema se desarrolla en las primeras etapas de la infancia. El narcisista se identifica con la imagen idealizada. No funcionan en términos de la imagen real porque para ellos es inaceptable. Su conducta no está motivada por el sentimiento. ¿Por qué decide alguien negar el sentimiento? Y ¿Por qué los conflictos narcisistas son tan comunes hoy en día? 

NARCISISMO VERSUS  HISTERIA

En términos generales, el patrón de conducta neurótica en cualquier época refleja la interacción de fuerzas culturales. Por ejemplo, en la era victoriana la neurosis típica era la histeria. La reacción histórica se deriva de la condenación de la excitación sexual. La consecuencia de todo esto fue generar en mucha gente un superyó estricto y severo que limitaba la expresión de la sexualidad  y provocaba un fuerte sentimiento de culpa y de ansiedad.

Actualmente, casi un siglo después, el cuadro cultural ha tenido un giro de casi 180 grados. Nuestra cultura está marcada por un resquebrajamiento de la autoridad tanto dentro como fuera del hogar. Las costumbres sexuales parecen bastante más tolerantes. Vemos menos gente que sufra inconscientemente de culpa o ansiedad por lo sexual.
Frecuentemente se describe a los histéricos como hipersensibles, que están exagerando sus sentimientos. Por su parte, los narcisistas minimizan sus sentimientos con el propósito de ser impertérritos”(demostrar que nada les llega). De manera similar, los histéricos parecen cargar un pesado sentimiento de culpa del cual los narcisistas parecen estar liberados. La predisposición narcisista es la depresión, una sensación de vacío o de no sentir nada, en tanto que en la histeria la predisposición es a la ansiedad. Sin embargo, estas diferencias son teóricas. Es frecuente encontrar una mezcla de ansiedad y depresión porque están presentes elementos tanto de la histeria como del narcisismo.
Podría también decirse que la cultura victoriana ponía énfasis en el amor sin sexo, en tanto que nuestra cultura actual pone énfasis en el sexo sin amor.

Aún si tomamos en cuenta que estas afirmaciones son generalizaciones burdas, de hecho revelan el problema central del narcisismo: la negación del sentimiento y su relación con la falta de límites. Los negocios se manejan como si no hubiera límite al crecimiento económico, e incluso en la ciencia nos topamos con la idea de que podemos vencer la muerte, es decir, transformar a la naturaleza a nuestra imagen. El poder, el desempeño y la productividad se han vuelto los valores dominantes y han desplazado a virtudes tan pasadas de moda como la dignidad, la integridad y el respeto de sí mismo.     
A mi juicio, el narcisismo es el resultado de una distorsión en el desarrollo. Hay que averiguar que le hicieron los padres al niño, en lugar de simplemente buscar qué es lo que no le hicieron. Desgraciadamente, los niños a menudo están sujetos a ambos tipos de trauma: los padres no les proporcionan suficientes cuidados y apoyo a nivel emocional, al no reconocer y respetar la individualidad de la criatura, pero a la vez intentan seducirlo para moldearlo según la imagen que ellos tienen de cómo debe ser el niño.

LOS DIFERENTES TIPOS DE TRASTORNOS NARCISISTAS

El narcisismo cubre un amplio espectro comportamental: existen diversos grados de alteración o pérdida del yo.
Estos son los cinco tipos, en orden ascendente según el grado de narcisismo:
1. Carácter fálico-narcisista
2. Carácter narcisista
3. Personalidad límite
4. Personalidad psicopática
5. Personalidad paranoide

Cuanto más narcisista es un individuo, menos se identifica con sus sentimientos. En otras palabras, existe una correlación entre la negación o la carencia de sentimientos, y la falta de un sentido del yo.

El carácter fálico-narcisista

Su narcisismo consiste en una preocupación desmesurada por su imagen sexual. Su narcisismo se manifiesta como una demostración exagerada de confianza en sí mismo, de dignidad y de superioridad
El homólogo femenino del carácter fálico-narcisista es el tipo de carácter histérico. Su narcisismo se expresa en la tendencia a ser seductora y a medir su valor en función de su atractivo sexual basado en sus encantos femeninos. Están más entregadas a una imagen de superioridad que a un yo con sentimientos.

El carácter narcisista

Este individuo no se cree mejor, sino el mejor. Estos individuos tienen necesidad de ser perfectos y de que los demás también les consideren perfectos. El individuo de este tipo, esta totalmente fuera de lugar en el mundo de los sentimientos y no sabe relacionarse con otras personas de una forma real, humana.

La personalidad límite

Este tipo de narcisista puede o no mostrar abiertamente los síntomas típicos del narcisismo. Algunos proyectan una imagen de éxito, competencia y poderío en el mundo, que de hecho se apoya en logros alcanzados en el terreno de los negocios o del espectáculo. Sin embargo, esta fachada se derrumba fácilmente bajo presión emocional, y la persona deja ver entonces el niño asustado e indefenso que hay en su interior. Otras personalidades límite muestran una imagen de persona necesitada, hacen hincapié en su propia vulnerabilidad y a menudo se pegan a los demás. En estos casos, la arrogancia y la fantasía de grandeza que albergan están ocultas, porque no hay éxitos que puedan apoyarlas.

Las demostraciones de grandiosidad del carácter narcisista son una defensa relativamente efectiva ante la depresión, y por ello es difícil socavar la fachada de superioridad de que se valen. Por el contrario, en el caso de la personalidad límite, la ostentación de los éxitos conseguidos no les sirve como protección.
La personalidad límite se encuentra atrapada entre dos visiones contradictorias: o es totalmente genial o totalmente inútil. La fantasía de una genialidad secreta puede llegar a ser una verdadera necesidad para contrarrestar la amenaza de inutilidad que representa la realidad.
Pueden buscarse las causas de las ideas de grandeza en la forma de relacionarse los padres con el niño, más que en la forma de relacionarse el niño con los padres. El niño no se cree un príncipe por un fallo del desarrollo normal. Si cree que lo es, es debido a que le educaron en esa creencia. La forma de verse a sí mismo de un niño refleja cómo lo ven y lo tratan sus padres.

La personalidad psicopática.

Todas las personalidades psicopáticas se consideran a sí mismos individuos superiores a los demás y muestran un grado de arrogancia que raya en el desprecio por los seres humanos corrientes. Una característica específica es la tendencia a actuar siguiendo sus impulsos, a menudo de manera antisocial. Mienten, engañan, roban, incluso matan, sin que se vea en ellos signo alguno de culpabilidad o remordimiento. Esta falta extrema de empatía hace muy difícil el tratamiento.
El impulso que subyace bajo esta conducta procede de las experiencias de la infancia, que fueron tan traumáticas y tan aplastantes que el niño no pudo integrarlas en el ego que se estaba desarrollando. Como resultado, los sentimientos asociados con aquellos impulsos están más allá de la percepción del ego. Se actúa entonces sin sentimientos conscientes. El asesinato a sangre fría es un ejemplo extremo de la actuación psicopática. Pero actuar impulsivamente de por sí no es algo limitado a la conducta antisocial. El alcoholismo, la drogadicción y la conducta sexual promiscua se pueden considerar también formas de conducta impulsiva.

Cabe añadir, que la personalidad psicopática no son necesariamente lo que la sociedad llama perdedores. Hay psicópatas con mucho éxito. Son brillantes, no tienen remordimientos, su inteligencia es fría como el hielo, son incapaces de sentir amor o culpabilidad, y tienen malas intenciones con respecto al resto del mundo. Un individuo así puede ser un abogado competente, un ejecutivo o un político. En lugar de asesinar personas, este tipo de individuo puede llegar a ser el presidente de una empresa que despide a la gente en lugar de matarla y corta a trozos sus funciones en lugar de su cuerpo. Irónicamente, la clave de este tipo de éxito es la falta de sentimientos de la persona -que es a su vez la clave de todos los trastornos narcisistas-. Como hemos visto, cuanto más niega sus sentimientos, más narcisista es el individuo que sufre el trastorno.

La personalidad paranoide
 
Este tipo de individuos no sólo cree que la gente les mira sino que además habla de ellos, incluso conspira en su contra, debido a que ellos son tan extraordinarios e importantes. Puede que incluso crean que tienen poderes fuera de lo normal. Cuando llega un punto en que son incapaces de distinguir la fantasía de la realidad, su locura es clara. En este caso, estamos hablando de paranoia pura y dura.

Si la salud se mide en base a la congruencia de la propia imagen del ego con la realidad del yo o cuerpo, entonces es posible postular que hay un grado de enfermedad en cada trastorno narcisista.

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