miércoles, 27 de diciembre de 2017

Psicología del Deporte. Integración Cuerpo-Mente, parte 10 (final)

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Mantenerse en pista: evitar obstáculos

A pesar de contar con unos planes muy bien trazados, las cosas no siempre se desarrollan según lo previsto y, por ello, necesitamos estar preparados. Necesitamos contar con estrategias adecuadas para mantener nuestros esfuerzos en presencia de todo tipo de dificultades, fracasos, periodos fuera de temporada y lesiones, o durante épocas en que el rendimiento parece estar en regresión o estancado.

COMPROMISO

Solamente nosotros podemos determinar el grado de compromiso asumido para alcanzar nuestros objetivos. Casi ningún atleta alcanza un potencial máximo sin adquirir primero un compromiso serio y e importantes sacrificios.
Cuando se preguntó a varios miles de atletas sobre los motivos que los llevan a participar en el deporte, surgieron cuatro razones primarias. Una de ellas fue la de conseguir un logro. Otra fue la conveniencia de formar parte de un grupo y contar con una buena interacción social. El estímulo sensorial y las sensaciones derivadas del entorno deportivo fue otra razón importante. Añadir una dimensión de excitación, de reto, de flujo o de riesgo, es un aspecto importante para seguir implicado. Por último, conseguir una autodirección, el ser capaces de tomar decisiones por sí mismos, ser competentes, ser tratados en forma responsable al paso de asumir una responsabilidad por sí mismos respecto a su conducta.

Debemos pues, determinar el orden de prioridad de las razones de nuestro compromiso con el deporte, para poder establecer nuestros objetivos.
Nuestro compromiso respecto al logro perseguido determinará hasta que punto estamos dispuestos a dedicar tiempo y energía a la mejora del rendimiento. Si nuestro plan se ha establecido en forma eficiente, conseguiremos un refuerzo y una retroalimentación positivos. Si de nuestra participación no deriva interés y satisfacción, o cuando el deporte empieza a parecer una carga, no existe motivo alguno que nos lleve a proseguir.

CONFLICTO DE INTERESES

Cuando adoptamos nuestro compromiso inicial, no sabemos que otras posibilidades pueden surgir en nuestro camino. Estas oportunidades imprevistas dan lugar con frecuencia a un conflicto y requieren una renovación continuada del compromiso. Las prácticas deportivas quizás sean interesantes al principio pero acaban convirtiéndose en una carga  debido a las exigencias que nos apartan de cosas que nos gustaría hacer.
Las esperanzas depositadas en el adiestramiento también dan lugar a conflictos, especialmente cuando se interfieren en el camino de lo que nos gustaría hacer. Existe una monotonía y un tedio en los regímenes de adiestramiento difícil de contrarrestar. Los entrenadores deben ser conscientes de estos conflictos y ayudar a estructurar los objetivos y conductas que nos han de llevar hacia este fin, de forma realista y no amenazante. Es imposible incluir todos los conflictos potenciales de interés en este estudio. Debemos tener presente, por tanto, que hemos de reafirmar nuestro compromiso y revisar nuestros objetivos continuadamente, lo cual, junto con la comunicación de nuestro preparador y otras personas, nos servirá de ayuda para hacer frente a situaciones conflictivas.

EXCESO DE INFORMACIÓN

Con frecuencia, los entrenadores ponen de manifiesto la presión a la que están sometidos formulando mayores exigencias al atleta. Demasiadas sugerencias y peticiones que, en el mejor de los casos, sólo podrán  asimilar algunas. Generalmente, los mayores excesos se producen durante la competición, sin embargo, si realmente estamos concentrados en nuestro juego, no nos apercibiremos ni tampoco responderemos a cualquier sugerencia. Muchos entrenadores no se percatan de que con frecuencia son responsables de los errores cometidos en el juego, debido a que interrumpen nuestra concentración. Afortunadamente, no todos los atletas sufren distracciones a causa de las instrucciones que les llegan de la banda. Sin embargo, esto puede crear un problema pues el entrenador quiere que se le preste atención y se actúe según sus sugerencias.

Una de las formas más efectivas para evitar un exceso de instrucciones verbales durante el juego es idear unas palabras o expresiones breves y concisas  a guía de indicaciones. Deben elegirse conjuntamente durante las prácticas deportivas. Ahora bien, si consideramos que nos distrae el recibir instrucciones durante el juego, debemos comunicar esto al entrenador al objeto de que se pueda establecer un enfoque más efectivo.

ACTITUDES MENTALES

En determinadas circunstancias, cabe que cometamos el mismo error varias veces, lo cual crea una actitud mental en el entrenador y puede  hacer que éste nos identifique como: carente de empuje, no agresivo, no resiste la presión, comete errores mentales o alguna calificación.  En muchos casos, sin embargo, es dable que nuestra serie de errores no sea totalmente culpa nuestra. Cabe que lo hayamos hecho bien quince veces y cometido un error sólo una vez, pero ese error es el que sirve de soporte a la actitud mental del entrenador. Como resultado de ello, éste nos presta poca atención. Por tal motivo, comunicar nuestras preocupaciones al entrenador a través del capitán del equipo o directamente es una buena medida si la situación persiste.

Resulta fácil caer en el hábito de culpar a otras personas o a otras causas de nuestras faltas y defectos. En deporte, tendemos a culpar al árbitro, al clima, a las instalaciones, a los compañeros, o a cualquier otra cosa, excepto a nosotros mismos. Si nos descubrimos cargándole el muerto a otros, es que disponemos de escaso control sobre nuestra actuación, es decir, de que no asumimos la responsabilidad respecto a ésta cuando damos una serie de excusas. La fijación de objetivos con una evaluación regular evitará este problema en su mayor parte.

Los atletas, al igual que cualquier otra persona, aprenden a ritmos diferentes y con periodos de tiempo también diferentes, y, por consiguiente, no debemos sentirnos preocupados por el hecho de que otros adquieran los conocimientos con mayor rapidez que otros. Utilicemos nuestro propio avance, fijación de objetivos y evaluación para determinar si nos movemos en forma idónea. También podemos acudir al entrenador para la evaluación de nuestra técnica y asegurarnos de que nuestros esfuerzos se hallan orientados en la dirección correcta.

Con frecuencia, los periodos de baja forma tienen relación con nuestra perspectiva mental, es decir, la de que, después de experimentar un descenso en el nivel de rendimiento, esta circunstancia volverá a presentarse de nuevo. Preocuparse por ello contribuye a mantener la baja forma e incluso a empeorarla. Cabe señalar que esta situación también puede tener su origen en problemas físicos tales como la fatiga, falta de sueño, preocupación y ansiedad acerca de cuestiones no relacionadas con el deporte, o en un cúmulo de otras razones.
Para liberarnos de todo ello, después de eliminar cualquier causa física, es que aprendamos a no tomar en consideración las distracciones mentales, a cuyo fin valernos de la imaginación y ensayar mentalmente la forma en que acostumbramos a sentirnos y a vernos en nuestro elevado nivel previo nos resultará de ayuda.

ENVEJECIMIENTO DE LAS PRÁCTICAS DEPORTIVAS

La falta de motivación y los problemas de actitud constituyen generalmente la base del envejecimiento gradual de las prácticas deportivas. El aburrimiento puede conducir asimismo a esta situación. Valgámonos pues, de la estrategia de la fijación de objetivos y añadamos variedad a las prácticas deportivas para acentuar el interés y la motivación. No debe olvidarse que una nutrición inapropiada, un exceso de adiestramiento y la fatiga pueden provocar también dicho envejecimiento.

AGOTAMIENTO

El agotamiento surge como una ansiedad y una preocupación crónicas acerca de nuestras actuaciones. También puede reconocer como origen la frustración cotidiana. Algunos estiman que el agotamiento no es sino una palabra más para designar la depresión; sea como fuere, no es un estado en el que resulta agradable permanecer durante demasiado tiempo.

Practicar el relajamiento y la meditación es conveniente para conseguir que las cosas vuelvan a su perspectiva adecuada. Para otros, el apartarse temporalmente de la situación que ha dado lugar a la frustración y a la ansiedad constituye una solución. Sea como fuere, muchos atletas se alejan del deporte cuando la única retroalimentación que reciben es negativa.

RITUALES

Asociar el ganar con una conducta particular o el llevar una determinada pieza de vestir, desarrolla superstición o rituales. Algunas veces, la asociación de este tipo de conducta resulta tan fuerte que dicha conducta persiste mucho después de que se haya producido un cambio en el resultado. Así, tomar cierto tipo de comida, seguir una rutina específica antes de la competición, usar un número o un color y una multitud de conductas que no ejercen efecto alguno en el resultado de la competición siguen existiendo debido a una asociación de causa a efecto.

La superstición y la preocupación acerca de la actuación constituyen, generalmente, la base para establecer rituales. Éstos proporcionan una estructura y una rutina frente a la incertidumbre. No actúan como consecuencia de un valor mágico, sino debido a que nos ayudan a centrar nuestra atención en la certidumbre de nuestra preparación. También nos permiten reducir todos los aspectos desconocidos en uno solo, o sea, el resultado de la competición.
Los rituales encierran valor debido a que nos proporcionan un método sistemático para la preparación y nos sirven de referencia temporal a medida que se acerca la competición.

Todo lo que hacemos normalmente cuando se trata de comer, dormir, vestirnos, calentarnos, etc., puede incorporarse a una estructura de rutina regular. También nos cabe incluir una preparación sistemática y mental en términos de meditación, concentración e imaginación, pues cuanto más nos concentremos en este ritual regular de preparación, menos tiempo deberemos dedicar a pensamientos y conductas que nos desvíen de nuestro propósito.
 Podemos utilizar nuestros rituales y servirnos de ellos para estimular nuestra predisposición, y también como medio de revisión de nuestros objetivos en el proceso. Establezcamos pues, una norma que funcione para nosotros y ajustémonos a ella con regularidad, recurriendo a todo aquello que nos preste mayor control, dominio y disciplina en la preparación para la competición.

LA DERROTA

Inherente al deporte es el hecho de que siempre habrá más perdedores que ganadores. La victoria es fácil de aceptar, pero todos los atletas deben aprender a aceptar también perder, lo cual puede ser beneficioso si se lleva a cabo una evaluación apropiada de los objetivos del proceso.
Fijar objetivos en el proceso y evaluarlos sobre la base del avance conseguido, en lugar del resultado, es una de las mejores formas de mantener las cosas dentro de una perspectiva adecuada.

Son multitud de factores los que conducen a la victoria y, por consiguiente, mostrarse preocupado tan sólo por el resultado reduce la satisfacción que se deriva de aquélla. La actitud según la cual ganar no lo es todo, es lo único, conduce eventualmente a la de ¿es esto todo? La victoria se convierte entonces en un hecho hueco. Ser capaces de evaluar nuestros logros sin recurrir al resultado es esencial para gozar de la experiencia que supone el deporte de competición. Aprendamos de nuestras derrotas; con ello podemos establecer de nuevo otros objetivos que nos conducirán a la mejora de nuestras técnicas. En el análisis final, podemos aprender mucho más de las derrotas.
Tengamos presente que nuestra autoestima como individuos no viene determinada por el hecho de que ganemos o perdamos. Si actuamos uniformemente a un alto nivel y perdemos, esto nos permite analizar nuestros defectos, revisar o fijar nuevos objetivos y mejorar nuestras técnicas para alcanzar el éxito en la próxima competición. Nuestra autoestima queda con ello intacta y nos sentimos complacidos al reconocer nuestros propios esfuerzos, así como los de nuestro oponente. Aprendamos, por tanto, a asumir la responsabilidad de las mejoras en nuestras prácticas deportivas y actuaciones.

Para no permitir una racha perdedora, deberemos reorientar nuestros pensamientos y esfuerzos. Cuando el fracaso surge en forma reiterativa comenzamos a dudar de nuestra capacidad. Rápidamente, esto se convierte en una “profecía autorrealizada” y con ello nos vemos próximos a una racha perdedora. Entonces, para recuperar nuestra actitud positiva, necesitaremos valernos de las estrategias propias de la fijación de objetivos y de la meditación, así como de la imaginación, concentración y relajamiento. Sólo nosotros podemos determinar si debemos dejar que nuestra actuación anterior, buena o mala, siga influyendo sobre nuestra actuación presente y/o futura.

CUANDO EL DEPORTE DEJA DE SER LA PRIORIDAD NÚMERO UNO

¿Comienza nuestro verdadero reto cuando cesa nuestra implicación en el deporte? Detengámonos  a pensar cuánto tiempo hemos dedicado a la participación en el deporte durante toda nuestra vida. ¿Qué haremos con ese tiempo? ¿Qué ocupará su lugar?
Hay que dedicar tiempo para destacar en el deporte, pero, al mismo tiempo, también debemos mantener cierto equilibrio y cultivar algunos intereses al margen de él. No existe evidencia alguna de que debamos dedicar un 100% de nuestro tiempo a maximizar nuestro rendimiento y alcanzar la cima. Cuando alguien se compromete en forma total, pronto surgen obstáculos tales como el envejecimiento de las prácticas deportivas, periodos de baja forma, agotamiento, sobrecarga y pérdida de interés.

¿Cómo nos afectará el no participar, no practicar, no dedicar una buena parte de nuestro tiempo al deporte? Algunos atletas tropiezan con dificultades y no saben que hacer con su tiempo libre y acaban malgastándolo. Igualmente, las lesiones obligan a algunos atletas a abandonar de inmediato el deporte. Si no han hecho planes para esta eventualidad, recurren al alcohol, el juego, la depresión, la ira, el resentimiento y multitud de conductas desfavorables. Por ello, es necesario establecer un anteproyecto para cuando llegue la ocasión. Podemos encontrar otros intereses y amigos fuera del ámbito deportivo. Nosotros somos los únicos que podemos regular y establecer prioridades en nuestra vida para mantener un equilibrio, de modo que el deporte no sea lo único que determine nuestra autoestima o consuma todas nuestras horas.
Independientemente del grado de perfección con que tracemos nuestros planes, nos veremos enfrentados a un periodo de ajuste durante la transición. Para evitar una crisis de identidad cuando la implicación termina (sea cual fuere la causa), debemos asegurarnos de que cultivamos, en cierta medida, todas las dimensiones de nuestra vida. Podemos fijar objetivos en otros aspectos de nuestra vida así como lo hicimos para maximizar nuestro potencial en el deporte.

Establecer prioridades y compromisos resulta esencial para sobresalir en el deporte, pero también es importante desarrollar otros intereses al margen de él. Muchos atletas dedican todo su tiempo y energías al deporte, acaban poniendo todos los huevos en una misma cesta, y cuando el fondo cede, se dan cuenta de que no les queda nada. conviene por tanto, desarrollar otros intereses y otros contactos sociales al margen de nuestro mundo deportivo, ya que con ello se añadirá dimensión y gozo a nuestro estilo de vida. De esta forma, si nos vemos obligados a abandonar el deporte o reducir nuestras implicaciones por alguna razón, dispondremos de otros intereses para llenar el vacío en nuestra vida cotidiana.

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Verificación y control de nuestros progresos

Practicando regularmente las técnicas y estrategias descritas en este libro, pueden requerirse de entre cuatro y seis semanas de practica concentrada para que algunos atletas detecten diferencias en su rendimiento. De hecho, muchos de los cambios que se producen tienen un carácter sutil y pueden pasar inadvertidos. Es importante, por consiguiente, que desarrollemos procedimientos que nos ayuden a determinar nuestro progreso de modo que sea posible evaluar nuestros logros.
Los cuestionarios, listas de verificación y ejercicios que siguen a continuación han sido ideados para ayudarnos a determinar el punto donde es necesario aplicar un mayor esfuerzo para mejorar. Son un punto de partida para nosotros. Una vez hayamos asimilado los principios básicos implicados,  nada se opone a que ideemos practicas relevantes para nuestras  necesidades.
Pueden consultarse en : alekstena.blogspot.com.mx



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