martes, 3 de octubre de 2017

Cuenta Contigo, parte 20 (final)

20
Y al final, tú eliges.
Elige CONTAR CONTIGO


Usted no es solamente responsable de lo que dice, 
sino también de lo que no dice.

Martín Lutero

Acepta la responsabilidad de tu vida.
Debes saber que eres tú el que te llevará 
a donde quieres ir, no hay nadie más.

Les Brown

Es incorrecto e inmoral tratar de escapar de las 
consecuencias de los propios actos.

Mahatma Gandhi


Y con este capítulo hemos llegado al final. Mi único interés ha sido despertar en ti la curiosidad por dirigir tu vida, y así impedir que sean otros los que influyan, decidan o condicionen tu futuro.
El pasado ya no tiene remedio, pero si lo tiene lo que te queda en adelante. Tu futuro, tu presente, tus decisiones, tus emociones, lo que piensas, en lo que trabajas y con quién te relacionas. Puedes intervenir en todos los niveles y a todas horas. Y si lo consigues serás libre, serás consecuente y honesto contigo mismo. Serás un líder. Qué mejor que liderar tu vida.

Y al final, tú eliges. Eliges con cada paso y con cada pensamiento, y tus elecciones te hacen sufrir o disfrutar. Puedes elegir más de lo que te imaginas, pero para ello tienes que desprenderte de la dependencia de las personas, valoraciones, resultados. Y contar que elegir conlleva fracasar, críticas y también aplausos y libertad. Si CUENTAS CONTIGO, aprenderás al valor de decidir por ti mismo. Si CUENTAS CONTIGO, te podrás acercar a la serenidad y el equilibrio. Y para ello no necesitas un gran coche, ni una mansión. Solo necesitas que tus deseos, responsabilidades y valores estén alineados y en equilibrio.

Este es un libro para repasarlo, trabajarlo y consultarlo cada vez que lo necesites. Pero antes de finalizar, quiero dejarte un pequeño decálogo de lo que, en mi opinión, es importante trabajar a diario para ser feliz.


1. Cultiva tu mente   

Hoy en día estamos rodeados de muchos aparatos electrónicos atractivos que nos facilitan la vida y nos entretienen, pero que en la mayoría de los casos no se ejercita mucho la mente y su uso no precisa mucho esfuerzo.
El cerebro se entrena, como cualquier otro músculo del cuerpo. Tenemos capacidad de aprendizaje durante toda la vida, y cuanto más entrenamos variables psicológicas como la memoria, la atención, el vocabulario, etc., más facilitamos las conexiones neuronales. Nuestro cerebro sigue generando nuevas neuronas, pero solo si nosotros las activamos.

La mejor manera de tener un cerebro activo y sano es trabajarlo. Proponte dedicar media hora de tu día a cuidar tu cerebro. Quítale ese tiempo a la televisión o al móvil. Realiza actividades que lo protejan, como practicar ejercicio físico, leer, dormir y descansar, aprender, estudiar, escribir, ser curioso, relacionarte y hablar con la gente. Y por otro lado, evita lo que lo envejece: una vida sedentaria, tener la tensión alta, el azúcar, el alcohol, el tabaco, o permanecer demasiado en la zona confortable.
Para entrenar tu cerebro puedes hacer estos diez ejercicios:

  • Calcula el precio de todo lo que compres, antes de llegar a la caja a pagar. Ve sumando todo lo que llevas.
  • Habla y no pares de hablar: pregunta a la cajera, al taxista, al frutero, al peluquero, trata de relacionarte. Hablar con la gente es un potente estimulador. No se trata de ser chismoso, solo se trata de hablar.
  • Aprende cada día algo nuevo: pueden ser palabras, un idioma, buscar algo en la red. Haz esquemas de lo que aprendas, con colores, dibujos… verás que fácilmente los retienes.
  • Sal de tu zona confortable: practica otro deporte, lee otro tipo de textos, cocina platos distintos.
  • Trabaja la repetición. Después de la comprensión, es la base de la memoria. Es difícil recordar algo si no se repite. Puedes hacer la lista de las compras, repetirla, aprenderla y tratar de hacerla sin leer la lista. Al final comprueba si lo llevas todo o no.
  • Haz cosas con tu mano no dominante. Así estarás cultivando nuevas conexiones cerebrales: cepillarte los dientes, peinarte, ducharte, comer, beber, pasear al perro, todo con la otra mano.
  • Tararea canciones antiguas, de esas que te sabías la letra. Si ves que las has olvidado, búscalas en YouTube o busca la letra y trata de aprendértelas otra vez.
  • Cuenta cada día un chiste, recita una poesía o un cuento corto. Trata de ser creativo, adórnalo con tu estilo.
  • Haz cálculo matemático. Puedes ponerte sumas, restas, multiplicaciones o algo más complejo. Y cada día dificultártelo un poco más.
  • Haz rompecabezas y sudokus, juega a las cartas, al ajedrez, etc.


2. Entrena tu cuerpo

Haz ejercicio y punto. Los beneficios del ejercicio son tantos, que todavía no entiendo por qué no es una asignatura pilar en todos los colegios al igual que los son las matemáticas o la lengua.
Tienes una oferta variadísima de todo tipo de deportes. Si practicas deporte, te encontrarás más feliz, con mejor autoestima; te sentirás más fuerte, más ágil y más confiado; mejorará tu aspecto personal y tus funciones cerebrales, como la concentración; podrás dormir mejor y descansar; reducirás los niveles de ansiedad y estrés; podrás relacionarte con otras personas, y obtendrás muchas otras ventajas.

No lo aplaces más: elige el deporte, elige el día, inclúyelo en tu agenda y no lo postergues más. Si nunca has practicado deporte o llevas mucho tiempo sin hacerlo, es aconsejable consultar al médico de cabecera. Y déjate aconsejar por alguien que conozca y te diga cómo iniciarte en forma prudente.

3. Elige lo que piensas

Tenemos la capacidad y, con ello, la libertad de elegir lo que pensamos. Elige pensamientos que te permitan sumar y, así, desplazas a los que te debilitan.
Necesitas tratarte con respeto, con benevolencia y con paciencia, y también necesitas saber que los cambios requieren tiempo. Así que cada vez que te descubras pensando de forma catastrófica o enredándote con lo que no te conviene, cambia, pero no te castigues.

4. Perdona y sé compasivo

El perdón lo debes practicar tanto con los demás como contigo mismo. El orgullo nos aleja de los seres queridos, alarga la lista de los “que te deben algo” y genera mucho malestar. Todo el mundo se equivoca, incluso tú, y cuanto más rencor guardes hacia alguien, más te costará volver a reconciliarte. Si la persona vale la pena, habla con ella. Y si no, cierra la carpeta y olvídala. Pero deja de rumiar, de pensar en la venganza. Te quita energía de todo aquello que puedes disfrutar.

Tómate tu tiempo para resolver problemas. Cada uno tiene su ritmo, y pasado el tiempo necesario, toma una decisión: o resuelves o pasas página.
El perdón contigo también es importante. Te mereces el mismo respeto que das a los demás. Sé flexible con lo que piensas sobre ti y sobre lo que te dices a ti mismo. Permítete equivocarte y alegrarte por haber intentado.

5. No te compares ni te juzgues

No hay una sola persona en la faz de la tierra que sea igual que tú. Así que no sirve de nada compararte. Ni has vivido las experiencias de otras personas, ni la educación recibida es la misma, ni has experimentado las mismas emociones, nada. No te compares. Solo hará que te sientas mal.

Y si eres padre madre, maestro, entrenador, tampoco hagas comparaciones entre las personas con las que te relacionas. Recuerda, si tú eres único, los que te rodean también lo son. Así que busca la manera de motivar y corregir a la gente sin comparar a nadie con otra persona.

6. Dedica tiempo a tus innegociables

Tus “innegociables” (¿te acuerdas de tu once titular? Cap. 9) son los que te permiten tener equilibrio entre tantas obligaciones, te dan paz, diversión y felicidad. Respetar tus innegociables es respetarte a ti mismo.
No debemos olvidarnos de nosotros y disfrutarnos. Cuando te conviertes en trabajador, padre, amigo y otra serie de roles, terminas por dividir tu tiempo entre todos. Trata de que tú seas uno más a los que dedicar tu tiempo.

Y no te justifiques ni pidas perdón por buscar tiempo para ti. Recuerda que es uno de tus derechos. Tienes derecho a vivir una vida plena, a disfrutar de las pequeñas y las grandes cosas. Te propongo que escribas tus derechos. Haz una lista de aquello a lo que crees que tienes derecho y trata de que eso se respete.

7. Cuida tu salud y tu aspecto físico

Tu cuerpo es tu armadura, tu trasportín, de lo que vas a depender toda la vida. Te permitirá ser más fuerte y ágil, estar más cómodo y más sano, y sentirte más o menos a gusto. Debes cuidarlo. Los cuidados del cuerpo consisten en lo que comes, el descanso que le das y tu higiene. Además de la práctica de ejercicio, de la que ya hemos hablado.

Tanto el cuerpo como el cerebro necesitan el combustible adecuado. La comida basura pueden aportarte muchas calorías, pero pocos nutrientes. La comida saludable puede ser muy apetitosa, solo tienes que ser creativo. Eso sí, no te conviertas en un obseso de los que todo compran light, bio y miran todas las etiquetas. Todo tiene algo de manipulación. Busca información confiable, y no olvides aplicar el sentido común.

Bebe líquido, estar hidratado es cuidar tu piel, tu cerebro y todos tus sistemas. Necesitamos el agua y a veces la substituimos por refrescos. Si eres de los que no te acuerdas de beber agua, ponte algún recordatorio o lleva siempre contigo un botellín.

Descansa. Es tan importante como alimentarte de forma correcta. El sueño es la forma de reparar todo lo que acontece durante el día. Los problemas de sueño pueden acarrear problemas de salud. No ningunees la necesidad de descanso, no eres Superman.
Y cuida tu salud: los chequeos, el sobrepeso, tus antecedentes personales. La prevención es la mejor manera de evitar la enfermedad. (230)

8. Aparta la impulsividad y entrena la reflexión

Piensa antes de actuar. Piensa en las consecuencias. La calentura solo nos perjudica. A nivel de salud es un síntoma de infección, y a nivel psicológico, es el propulsor de la impulsividad. En caliente todo es desproporcionado y todo se tergiversa.

Solo tienes que aprender que esa respuesta emocional que sientes y que te tiene muy enfadado no necesita de una reacción inmediata. Todo puede esperar. Trabajar la reflexión es una de las claves del éxito de las personas. No somos animales que nos dejemos guiar por los impulsos, sino que tenemos capacidad para esperar, reflexionar y tomar decisiones. Ejercita esta habilidad con la que has sido dotado y agradece haber esperado para actuar.
Tú eres consciente de lo absurdo e inútil que puede ser actuar en caliente, y muchas de las veces, las consecuencias no tienen remedio.

Si te cuesta contenerte, prevé las situaciones que puedan sacarte de quicio. Piensa en cómo podrás mantener la compostura y en algo que pueda relajarte si la situación sube de tono. Algo así como decirte. “Tranquilo, eso es lo que ellos piensan”; “Ya se que el tráfico es agobiante, pongo música y me relajo”. Te ayudará a ser empático, pensar cómo te sentirías si tú fueras el que conduce delante de ti y le pitan. La gente no está en contra de ti. Puede que sean otras las motivaciones por las que hay conflictos. Pero, ante todo, paciencia y autocontrol.

Cuando tengas que castigar a alguien, emitir una crítica, pedir un cambio o expresar tu enfado, busca el momento oportuno, un tono de voz seguro pero conversacional y permanece abierto a escuchar a la otra parte. Y hazlo cuando estés tranquilo. Así también ganarás credibilidad. (231)

9. Como lo estás haciendo, es perfecto

No, no eres prefecto, o sí, si entendemos la perfección como la voluntad de hacer las cosas con las mejores intenciones. En este momento, con tu talento, tu motivación, tu capacidad, lo que hagas es perfecto. Porque lo que has hecho ya no tiene remedio, lo que has hecho era tu mejor versión de lo que tú podías ofrecer. Si lo deseas, puedes plantearte algo más la próxima vez, pero no des ni media vuelta a lo que ya has hecho.

Lo que podemos discutir son los resultados. Estos no son perfectos, ni lo serán, ya que la mejora es continua.
Las personas somos perfectas por el simple hecho de existir. La baja autoestima, la duda sobre uno mismo, las comparaciones, los reproches o la competitividad insana nos alejan de la felicidad. Nos dicen que no estamos a la altura y nos impiden ser felices. A partir de aquí, todo lo que tú hagas por crecer por propia decisión, también será genial.

10. Ríe

Los beneficios del humor hoy en día son incuestionables. La risa libera endorfinas, reduce los niveles de ansiedad, ayuda a relativizar las cosas y a tomar el control de lo que nos preocupa, mejora nuestro sistema inmunitario, reduce los niveles de dolor y favorece las relaciones personales. Es cierto, las personas divertidas y con humor nos parecen más atractivas.

Busca material divertido que te hagan reír y te cambien el estado de ánimo. Todos tenemos un sentido del humor distinto, así que no te compares con los demás. Cada uno se ríe de lo que le place.
Trata también de buscar el lado humorístico de la vida, pues lo tiene. Pero hay veces que nos la tomamos demasiado en serio. Si tuviéramos claro lo corto que es este momento, le daríamos menos importancia a todo y nos reiríamos más. De verdad, cuando mires hacia atrás y recuerdes los momentos vividos, te gustará tener la mochila llena de risas y buenos momentos.

Los diez puntos anteriores recogen consejos para vivir con serenidad. Si tienes que entrenar muchos de ellos, elige uno y, cuando lo hayas convertido en hábito, pasa al siguiente. Y poco a poco, vivirás la vida a tu manera y eligiendo. Cuando lo consigas, estarás contando contigo.

 

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