martes, 27 de junio de 2017

Cuenta Contigo, parte 9


9
Elige tu once titular

Si caminas solo, irás más rápido. Si caminas 
acompañado, irás más lejos.

Proverbio chino

Lo que sea que necesitemos para caminar lejos, son nuestro once titular. Hay jugadores con los que cuentas siempre porque permiten jugar a lo que deseas. Y no me refiero solo a personas, sino a las pequeñas cosas que forman parte de mis prioridades diarias que nos hacen felices.

                                                                 Momento libreta…
Juguemos a si tuvieras que quedarte solo con once cosas o personas, ¿cuál sería tu once titular? Olvida si hay enchufes, electricidad… solo fantasea.
Se me ocurre…

1. Mi familia

2. Libros

3. Hacer deporte

4. Comida saludable, mucha fruta y verdura

5. Las redes sociales

6. Mis amigos

7. Un ordenador

8. Billetes para viajar y descubrir muchas cosas

9. Mi trabajo

10. Marcadores  y post-it

11. Música


No es tan fácil. Hay quien no consigue llegar a once y otros que les faltan números. Hacer la lista es una toma de decisiones. Te permite reflexionar sobre si le estás dando el tiempo suficiente a lo que da sentido a tu vida. Si quieres despejar esa duda, te propongo hacer el siguiente ejercicio.

                                                                   Momento libreta….
Lleva un diario durante dos semanas en el que debes apuntar todo lo que haces desde que te levantas hasta que te acuestas, y al final del día marca esas actividades en marcador fluorescente, con tres colores diferentes. Uno para marcar las obligaciones, otro para señalar las actividades que disfrutas y un tercero para distinguir lo que es una obligación disfrutada. Al final de la semana será fácil saber cuanto tiempo dedicas al deber y cuánto al que te divierte. Puedes dejar sin marcar aquellas actividades que no encajen en ninguna de las tres categorías.

Observa el ejemplo siguiente, en el que la distribución de los colores es: amarillo (A)= obligaciones; turquesa (T)=disfrute; verde (V)=obligación disfrutada.


Lunes 5 de octubre
7.00         Me levanto y me arreglo.
7.30   (A)  Preparo el desayuno para la familia.
7.35   (A) Despierto a mis hijos.
8.00   (A) Salimos de casa y los llevo al colegio.
8.45   (A) Entro al trabajo.
11.30 (V) Desayuno con un cliente.
14.00 Salgo a comer media hora.
14.30  (A)  Sigo trabajando.
18.00 Salgo de trabajar.
18.30  (A) Llego a casa. Recojo cosas, ordeno, veo pendientes.

19.30  (A) Reviso las tareas de los dos pequeños.
20.30  (A) Recojo al mayor en el fútbol.
21.00  (A) Preparo la cena y mando a bañarse a todos.
21.30  (T)   Cena con la familia.
22.00 (A)    Recojo cena y cocina.
22.30 (T)   Se acuestan, los arropo y doy besos.
22.40 (A)  Reviso un correo pendiente.
22.55 Me siento y veo lo que pongan en la tele, me da igual, estoy agotada.

Analiza ahora qué actividades has dejado sin color, es decir, que son neutras, cuáles has marcado como una obligación y que podrías reconvertir en momentos de placer.
Con este ejercicio, muchos hombres y mujeres toman conciencia de que la vida pasa rápidamente, y no dedican casi nada de su tiempo a su bienestar, a ellos mismos y a lo que les hace disfrutar. Esta sensación de ir viviendo según les arrastra la corriente les genera una apatía que, incluso tareas que podrían ser placenteras, como llevar tus hijos al colegio o recogerlos del fútbol, se convierten en una obligación más.

Y así, miran pasar los años con la sensación de ir corriendo, pero sin disfrutar de lo que van haciendo. La vida pasa demasiado rápida cuando no tienes tiempo para dedicarte a lo que te gusta o cuando lo aprovechas mal.

Ahora analicemos si a tus prioridades les dedicas el tiempo que te gustaría dedicarles. Si no fuera así, pon en la siguiente columna que solución se te ocurre. Es hora de tomar decisiones y cambiar hábitos.

                                                      Momento  libreta….

Mi once titular       ¿Le dedicas el tiempo que te gustaría?                    ¿Cómo podría solucionarlo?
1. Mi Familia           Todos los días, pero me gustaría hacer más.    
                               Se me ocurren muchas cosas que, por falta de
                                planificación, no llevo a cabo.

2. Libros, leer         Lo hago todos los días. Lo he conseguido dejando
                               otras tares al margen. Leo antes de dormir, entre paciente
                               y paciente y en el trayecto del tren. Me siento bien.
 
3. Hacer deporte Si, también le hecho hueco. Solo tengo que levantarme un
                                 poco antes. Da un poco de pereza, pero a la vuelta me
                                 siento tan gratificada, que ha valido la pena.


Muchas personas dicen no ser felices a pesar de tenerlo todo. Pero ocurre que no hay una relación directa entre la felicidad, y un nivel socioeconómico
alto. Porque gran parte de la felicidad no está en lo que uno posee, sino en cómo se utiliza y el tiempo que invertimos en lo que nos hace sentir bien. Si tienes una vajilla preciosa, pero tienes miedo de romper los platos si la utilizas, es como si no tenerla. Y si tu once titular es aquello a lo que jamás renunciarías pero no le estás dedicando tiempo, es como no tenerlo, a pesar de que esté al alcance de tu mano.

Así que trata de programar tu vida para que exista un equilibrio entre lo que tienes que hacer y lo que te gusta. Y si pudieras lograr coincidir ambas opciones, todavía mejor.
Tu felicidad depende de tu equilibrio. Esto implica saber ordenar y gestionar tu tiempo. Y si no te preparas para tenerlo, las circunstancias te obligarán a ello. Anoto a continuación algunos ejemplos:

¿Qué ocurre después de un periodo agotador de exámenes? Hay personas que se sienten rendidas, y tras los exámenes enferman y se sienten deprimidas. El cuerpo y la mente están emitiendo señales: el cansancio, la tristeza o las infecciones son signos de que se han puesto al límite y sus emociones les están obligando a descansar.

Cuando llevas la dieta al extremo, terminas un día por darte un atracón. Tu cuerpo necesita calorías, te deprimes e incluso lloras. Cuando tensas la cuerda de la fuerza de voluntad, y no consumes los nutrientes que tu cuerpo necesita, este  te devuelve un bofetón y te pones tan triste que necesitas ingerir azúcar para alegrar un poco el cerebro.

¿Y cómo te sientes cuando acabas la liga? Muerto. Pero si tuvieras que jugar la liguilla no te sentirías muerto. Sacas las reservas porque sabes que es necesario. El cuerpo y la mente saben cuáles son tus circunstancias. Y cuando interpretan que se pueden relajar, lo hacen. Tienden al equilibrio.

Por todo ello, es necesario que dejes de forzar situaciones y aplazar placeres, y que, desde este momento, juegues la partida de la vida con tu once titular. Estas son las reglas del juego para el partido.

1. Necesitas hacer hueco y organizar la agenda. Es imposible tener tiempo cuando todo está saturado. Y a veces es así porque no nos desprendemos de viejos hábitos. Revisa cada una de tus actividades, piensa a qué podrías renunciar y mete en tu agenda algún jugador titular.

2. Sin remordimiento, te lo mereces. Dedicarte tiempo a ti no es sinónimo de quitárselo a tu familia o amigos. Hay tiempo para todo.

3. Necesitas estar bien y realizar cosas que te satisfagan para contagiar tu energía a los demás. Cuando renuncias a tu once titular, también estás rechazando el disfrute, tu estado de equilibrio. Y es imposible estar a gusto con otras personas si no lo estás contigo mismo.

4. No eres el último de la fila y tus necesidades tampoco lo son. Cada semana hay un contratiempo. Cuando no hay que llevar a un niño al dentista, hay una reunión fuera del horario de trabajo. Valora si es urgente y no ningunees tus cosas por atender a los demás. Si de verdad es necesario, pues bien, hazlo; si no, priorízate.

5. Aprende a decir “no”. La persona que te pide un favor, cuenta con un “no” como posibilidad de respuesta. Eres tú quien interpreta que decir “no” es descortés. Pero te equivocas.

6. Delega. Es imposible hacer más cosas si todas las haces tú. Es imposible hacer hueco si no dejas que otros te ayuden.

7. Mide tu tiempo en calidad más que en cantidad. Tus hijos no necesitan que estés con ellos toda la tarde mientras ellos hacen sus deberes. Pero cuando revises sus tareas y compartan la cena estés de buen humor para poder escucharlos. Y que el momento sea divertido.

8. Aprende a respetarte. Tu tiempo es parte del respeto que te tienes a ti mismo.

9. Educa a la gente. Pon límites: apaga el teléfono a una hora en la que no necesitas estar disponible. Los límites los marca un teléfono no contestado, una puerta cerrada o cualquier señal que indique a otros que no estás. Poco a poco la gente sabrá que para hablar contigo tienen que hacerlo antes de una hora determinada, o que de nueve a diez estás en el gimnasio. Solo tienes que probar.

10. Practica tus “innegociables”. Cuando sales de la zona confortable y empiezas a dedicarte tiempo, puede que se te olvide al día siguiente. Recuerda tener la obligación de hacer cosas que te hacen feliz, y entrenarlas. Debes saborearlas, con atención plena. Son momentos buenos para ti y para los que te rodean

Tu has decidido que estos once son los titulares con los que siempre saldrás a jugar. La vida es un juego. Según mi escala de valores, para ganar no necesitas acumular más dinero, sino más momentos inolvidables. Jugar con tus innegociables hará que participes con éxito y puedas ganar la partida de tu vida. Esto se llama “coherencia”. deja que esas pequeñas cosas te rodeen, te hagan feliz y te emocionen a cada momento. 

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