miércoles, 12 de julio de 2017

Cuenta Contigo, parte 10

10
La falta de talento no te limita,
te limitas tú

Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su
capacidad para trepar un árbol, pasará el resto de su 
vida pensando que es un idiota.

Albert Einstein

Tienes talento, pero no crees en ti. Con la idea de que no eres capaz, creces, pero no te desarrollas, o por lo menos no lo haces en la dirección que te gustaría.
Las circunstancias de la vida a veces nos llevan a olvidar nuestros talentos en pro de la responsabilidad y el deber. El talento está en lo que te apasiona, no en lo que te conviene.
Si no hacemos triunfar el talento es como si no lo tuviéramos. El éxito no está en ser excepcional, sino en hacer las cosas de forma excepcional.

                                                           Momento libreta….
Si crees que no tienes talento, haz estas dos reflexiones:
  1. ¿A que te gustaba jugar, qué te gustaba hacer o con qué fantaseabas cuando no tenías la responsabilidad de pagar una hipoteca, cuando eras niño o cuando no tenías obligaciones que te encadenaran?
  2. De tus aficiones, si pudieras dedicarte profesionalmente a una, ¿cuál sería?
Creemos que aquello que realizamos con facilidad no es digno de ser un talento porque no nos cuesta. Cuando precisamente la facilidad para hacer algo es una de las definiciones del talento. No le damos valor a lo que no cuesta.

                                                       Momento libreta…
Si todavía no has dado con tu talento, hazte otra pregunta:
  • ¿Qué suele valorar de ti la gente, en qué te dicen que eres brillante?
Lo que la gente valora de ti suele ser también parte de tu talento: tu agilidad mental, cómo cantas, tu capacidad para escuchar. Actividades que para otros son difíciles, algunas personas las resuelven con enorme facilidad y disfrutando de ellas.
Muchas son las personas que frustraron sus aficiones y han decidido dedicarse a ellas en un momento de equilibrio y paz en sus vidas. No siempre podemos optar por hacer lo que nos gusta y convertirlo en una profesión. Pero siempre hay tiempo para retomarlas, formarte, entrenarlas, y quien sabe si algún día, poder vivir de ellas.

Diez claves para desarrollar tu talento

1. Deja de cuestionarte si lo tienes o no

“Es que yo no soy capaz” es la reina de las excusas. Se lleva el Oscar al obstáculo de tu vida. Menos pensar y más actuar. Pierdes mucho tiempo preguntándote si lo conseguirás, si valdrá la pena, si esto si lo otro… si ese tiempo lo inviertes en formarte, seguro que conseguirás mucho más.

2. Las descalificaciones son para el deporte,no para mandarte mensajes a ti mismo

Si marchas mal, te descalifican; si te pasas del tiempo asignado, te descalifican; pero tus palabras, sin ni siquiera haber actuado, ¡No te descalifican!
Conocer nuestro talento y nuestras virtudes nos permiten explotarlas y sentirnos seguros. Nadie nos regala nada. Somos nosotros quienes nos esforzamos. No puedes hablar mal de ti y de tus habilidades. Está bien que reconozcas cuáles son tus áreas de mejora, pero no las utilices para dejar de andar, sino para aprender.

Aprende a relacionarte contigo mismo como si fueras tu amigo, o alguien a quien debes motivar. Te debes ese respeto y esa amabilidad. Nadie quiere salir de la zona de confort si de antemano cree que va a fracasar.

3. Tus experiencias pertenecen al pasado y no dicen nada de lo que eres o no eres capaz de hacer en el presente y en el futuro 

Tú, hoy, no eres el de ayer. Es cierto que las experiencias van conformando nuestra forma de ser, también lo es que podemos llevar a cabo experiencias nuevas o incluso repetirlas y vivirlas de distinta manera.

Tu memoria tiene historias de superación y de frustración. Todos tenemos experiencias negativas, pero esas no son las que te limitan. Lo que lo hace es el valor que les das y como las interpretas. Si piensas que te definen, y que la lectura es “si ya salió mal es que yo soy malo y no valgo para esto”, jamás darás el paso. Las experiencias negativas pueden darte pistas de lo que no debes volver a hacer, pero no son el fin. Seríamos más felices si fuéramos capaces de aceptar el fracaso sin tener que justificarlo. Las personas seguras pueden hablar de sus errores sin buscar excusas que lo justifiquen. “Sí, me salió mal”, “Me equivoqué”, “Me precipité”. Así, sin más. (118)

4. No permitas que otros te limiten

Ya tienes suficiente con tus propias limitaciones. Hay muchas personas a tu alrededor con intereses incompatibles con los tuyos. Desarrollar el talento te va a llevar tiempo. Y para tener tiempo, deberás renunciar a otras actividades. Te encontrarás con personas tóxicas que te dirán que no lo hagas. No faltará el que con rabia y envidia, te diga que que pereza, que si tienes algún problema para evadirte. No lo atiendas.
Pueden ser buenos amigos porque tienen otras virtudes, pero, en este caso, desatiende a quien te dice que no puedes.

5. No subestimes el esfuerzo que necesita desarrollarse

Si piensas que no eres bueno, igual es que no has entrenado lo suficiente. Muchos tiran la toalla porque no tienen la cultura del esfuerzo. “El genio se hace con 1% de talento y 99% de trabajo”, decía Albert Einstein.
Larry Bird decía: “Es curioso, cuánto más entrenamos, ,más suerte tenemos”. Y es que el talento necesita acompañarse de esfuerzo y trabajo. Y Magic Johnson apuntó: “El talento nunca es suficiente. Salvo muy pocas excepciones, los mejores jugadores son los que más duro trabajan”. Quizás solo te falta invertir más tiempo.

6. Sé curioso

Decía Einstein que él no tenía un talento especial, sino que era apasionadamente curioso. La curiosidad te lleva al aprendizaje significativo. Descubrir, investigar, practicar el ensayo y error… en definitiva, jugar con tu talento y con tu pasión.

A las actividades que nos despiertan curiosidad les dedicamos más tiempo y no tenemos la sensación de estar estudiando en forma forzada, sino aprendiendo con curiosidad. Cuando te preparas para algo sin prisa y disfrutando de la enseñanza, lo que aprendes, perdura y afianza tu talento.

7. Busca ejemplos

La historia está llena de superaciones, de personas que aparentemente no parecían capaces de conseguirlo, pero lo fueron. Es a ellas a las que tienes que seguir. Nada te diferencia de ellos, salvo la actitud y la confianza de que tú también puedes.
 
8. Tiempo y recursos

El tiempo y los recursos no siempre son imprescindibles, pero si se dispone de ellos, mejor.
En Kenia tienen al mejor grupo de corredores de maratón del mundo. Abel Kirub, doble campeón del mundo, es el hombre que lidera a los más de mil atletas que salen cada día a correr por los montes del país a las seis de la mañana. Viven en barracones desvencijados que forman parte de su centro de alto rendimiento. A veces pasan tres días sin agua ni luz. Pero él se siente a gusto y dice que en lo único que piensa es en correr, correr y correr. Es un antílope, como lo fue su abuelo.

Nada es imprescindible si tenemos una pasión. No dejes que la falta de recursos limite tu talento y tus sueños.
Aunque es cierto que si se tienden las ayudas, suman. Un deportista de élite no puede dedicarse por completo si carece de recursos económicos. En Barcelona 92, el arquero Antonio Vázquez pudo dejar su trabajo, tuvo un entrenador ruso, un sofrólogo que le ayudó a controlar la ansiedad, y toda la ayuda necesaria para que solo tuviera que pensar en el arco. El resultado habla por sí mismo.

9. Aprende a convivir con tus miedos, tus fantasmas e
inseguridades 

El aprendizaje requiere salir de la zona confortable y entrar en la zona de la incertidumbre. Y esta última conduce a la falta de control, que al final desemboca en miedo. Bienvenido míster miedo.
Tendrás que aprender a convivir con estas emociones y sentimientos: inseguridad, ansiedad, miedo, frustración, e incluso vergüenza y ridículo. Lo bueno es que estas emociones, si se canalizan, se aceptan y se gestionan con optimismo, dan lugar a seguir entrenando, a sentirse cada vez más seguro y a que un día te encuentres con otros sentimientos como la alegría, la seguridad, la tranquilidad o la confianza.

10. La flexibilidad también participa

Las personas rígidas, exigentes e inflexibles lo tienen más complicado para aprovechar sus talentos. Su idea de cómo tienen que ser los procesos les impide ir adaptándose al cambio y al desarrollo. Se sienten mal y se obsesionan con los errores. Piensan que equivocarse es dar un paso atrás, y no pueden verlo como parte del aprendizaje.
Para desarrollar tu talento, tienen que contar con otras personas y adaptarte a sus planes, horarios o ritmos distintos de aprendizaje. Ser flexible es tomarse la vida con otro ritmo y lidiar con dificultades y baches, dependan o no de ti.

La ira y la frustración, fruto de la inflexibilidad, te llevan a la parálisis. Piensa en si lo que te angustia hoy, seguirá siendo igual de importante en el transcurso de todo el proceso. Lo más seguro es que sea una piedrecita que en un momento viste como una roca. Y si tu entrenamiento se convierte en un campo de rodas, no lo podrás disfrutar.
Tienes talento cuando tienes la facilidad para hacer algo, cuando puedes repetirlo, cuando los demás te dicen que eres bueno y cuando lo disfrutas. Y recuerda, esfuérzate en la vida, siempre tendrás una recompensa. Las personas valoramos más la actitud que el talento.

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