martes, 8 de marzo de 2016

La desobediencia y otros ensayos, parte 5

  Psicoanálisis humanista y teoría de Marx. (continuación)

Otro aspecto importante de la psicología social analítica es lo que Freud llamó el inconsciente. Pero en tanto Freud se interesaba por la represión individual, el estudioso de la psicología social marxista dedicará la mayor atención al “inconsciente social”. Este concepto se refiere a aquella represión de la realidad interior que es común a grandes grupos. La censura eficaz es aquella que impide que los pensamientos se vuelvan conscientes, reprimiendo la sensibilidad peligrosa. Al hombre aburrido, angustiado, infeliz de la sociedad industrial contemporánea se le enseña a pensar que es feliz y que rebosa de alegría. En algunos sistemas se reprime el amor a la vida, y se cultiva en cambio el amor a la propiedad; en otros, se reprime la consciencia de la alienación, y en cambio se promueve el estribillo: “en un país socialista no puede existir la alienación”.

Otra forma de expresar el fenómeno del inconsciente consiste en referirse a él como la totalidad de las fuerzas que operan a espaldas del hombre mientras éste tiene la ilusión de gozar del libre albedrío, o, tal como lo expresó Adam Smith: “una mano invisible guía al hombre económico para promover un fin que no forma parte de su intención”. Smith creía que esa mano invisible era benévola, Marx (y también Freud) la consideraron peligrosa; era necesario desenmascararla para despojarla de su eficacia.
El inconsciente, lo mismo que la conciencia, es un fenómeno social para Marx, determinado por el “filtro social” que no permite que la mayoría de las experiencias humanas auténticas asciendan del inconsciente a la conciencia. Este filtro social consiste primordialmente en: el lenguaje, la lógica y los tabúes sociales. “la existencia social determina la conciencia”

Freud creía  que la causa de represión efectiva es el miedo a la castración. Sin embargo, yo opino que lo que más teme el hombre es el aislamiento absoluto. Incluso el miedo a la muerte es más fácil de soportar. La sociedad impone sus exigencias de represión amenazando con el ostracismo.
Los marxistas supusieron casi siempre que aquello que obra a espaldas del hombre y lo dirige son las fuerzas económicas y sus expresiones políticas. Pero la sociedad está compuesta por hombres, y cada hombre está dotado de un potencial de tendencias pasionales. La suma de este potencial humano está moldeada por el conjunto de fuerzas económicas y sociales características de cada sociedad dada. Estas fuerzas en conjunto producen un determinado inconsciente social. Las revoluciones se materializan como expresión, no solo de las nuevas fuerzas productivas, sino también de la parte reprimida de la naturaleza humana, y solo triunfan cuando se combinan las dos condiciones. La represión deforma al hombre, lo priva de su humanidad total. La conciencia representa al “hombre social”; el inconsciente representa al hombre universal que hay en nosotros, al hombre total que justifica la frase de Terencio: “Creo que nada humano me es ajeno”. (Casualmente, éste era el lema favorito de Marx)

La psicología profunda también puede hacer un aporte al problema de la esencia y la naturaleza del hombre. Por un lado, Marx no quiso utilizar un concepto metafísico, histórico, como “esencia” del hombre. Y también se oponía a la idea relativista de que el hombre nace como una hoja de papel en blanco. Si esto fuera cierto, ¿cómo podría rebelarse el hombre contra las formas de existencia que una sociedad dada impone a sus miembros?¿cómo podría haber utilizado el concepto de “hombre mutilado“, si no hubiese tenido un concepto del “modelo de naturaleza humana“? El hombre, un “aborto de la naturaleza” se sentiría insoportablemente solo si no pudiese resolver su contradicción hallando una nueva forma de unidad.

Existe una cantidad de respuestas calculables pero limitadas al problema de la búsqueda de la unidad. Puede hallar la unidad tratando de regresar a la etapa animal, eliminando aquello que es específicamente humano (la razón y el amor), siendo esclavo o esclavizador, transformándose en cosa, o de lo contrario desarrollando sus poderes humanos hasta encontrar una nueva unidad con sus semejantes y con la naturaleza al convertirse en un hombre libre -libre no solo de las cadenas- , sino también libre para convertir el desarrollo de todas sus posibilidades en la verdadera meta de su vida. Al hombre lo impulsa su necesidad de resolver su contradicción existencial. Las posibilidades diferentes y contradictorias del hombre constituyen su esencia.
En cada paso de su vida individual e histórica el hombre enfrenta una cantidad de “posibilidades reales”. pero el hombre podrá optar entre las alternativas mientras tenga conciencia de ellas y de las consecuencias de su decisión.

Otro tema de fundamental importancia en el pensamiento marxista, al que el psicoanálisis puede aportar, es el fenómeno de la alienación. La literatura marxista utilizó el concepto en un plano puramente intelectual. Sin embargo,  no se puede entender plenamente este fenómeno sin examinar su relación con el narcisismo, la depresión, el fanatismo y la idolatría.
En resumen: este ensayo implica una invitación a incorporar al pensamiento marxista, un psicoanálisis dialéctica y humanísticamente orientado. Esta síntesis fecundará ambos campos, en tanto que el pavlovismo positivista, si bien puede proporcionar muchos datos interesantes, solo conducirá al deterioro tanto de la psicología como del marxismo

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