martes, 6 de octubre de 2015

Ejercicios de bioenergética, parte 7



Capítulo VII 

Consejos y advertencias


Estos ejercicios bioenergéticos no están destinados a ocupar el lugar de la terapia, aunque tengan valor terapéutico. Alguien con un serio problema emocional o de la personalidad no debería  tratar de resolverlo por sí mismo a través de estos ejercicios, pues hacerlos con esa finalidad puede conducir a sentimientos más grandes de los que uno puede manejar solo. En tal situación, debería buscarse  ayuda profesional competente. Sin embargo, estos ejercicios pueden practicarse beneficiosamente, para entrar en contacto con el cuerpo, para aumentar nuestra energía, y para sentirnos más vivos.
 También puede ocurrir que una persona que no se percata de la profundidad de sus problemas, pueda embarcarse entusiáticamente en estos ejercicios, y descubrir que las nuevas sensaciones y sentimientos que se desarrollan en su cuerpo la dejan trastornada y confundida. Aquí, una vez más, el consejo es el de buscar una opinión profesional.

El trabajo con el cuerpo conducirá inevitablemente a sentir o entrar en contacto con sentimientos reprimidos. El sentimiento es la percepción del movimiento interno, y la meta de estos ejercicios es aumentar la capacidad de una persona para el movimiento y el sentimiento. Así, conforme el cuerpo comienza a vibrar, las vibraciones pueden aumentar y convertirse espontáneamente en los movimientos convulsivos más intensos del sollozo. La mayoría de nosotros ha suprimido su tristeza y su llanto, a fin de presentar al mundo un rostro sonriente. Ahora, conforme el cuerpo se aviva, la máscara se viene abajo, y la tristeza y el llanto erupcionan en la superficie.
Si esto sucediese, ¿aceptarías el sentimiento? Si puedes, nuestro consejo es que sigas con el sentimiento, pues el sentimiento es la vida del cuerpo.

Y puede no ser tristeza lo que salga. Temor e ira también pueden surgir. Recuerda que estos sentimientos no son provocados por los ejercicios, sino meramente evocados por ellos. Estos sentimientos han sido suprimidos por tensiones musculares crónicas y por el amortecinamiento del cuerpo. Una vez más, la pregunta es: ¿puedes aceptar el sentimiento, comprendiendo que hace referencia a una situación pasada? Sólo necesitas decir, “Si, estoy asustado”, o “Siento que estoy encolerizado”. Si puedes permanecer con el sentimiento o contenerlo, te beneficiaras de ello. Puedes asimismo descargar el sentimiento expresándolo, si puedes manejar la expresión. Un modo de descargar el temor en la bioenergética es chillando; de descargar la ira, golpeando una cama o retorciendo una toalla.

Sólo tendrás problemas durante los ejercicios si te sientes amenazado o abrumado por tus sentimientos. En tal caso, detén el ejercicio y permite que el sentimiento decaiga. Puede ser arriesgado tratar de superar una ansiedad asociada con sentimientos incapaces de manejar.
Si tienes algún tipo de incapacidad deberías consultar a tu médico antes de emprender cualquier programa de ejercicios, incluido este. Los ejercicio en sí ismos no son peligrosos ni dañinos para el cuerpo. El riesgo estriba en que quieras “estirar” el programa de ejercicios más allá de tu capacidad para tolerar el estrés, creyendo que tienes que descargar la tensión.
Esta advertencia es especialmente apropiada para gente con problemas en la parte inferior de la espalda, resultado de la tensión muscular. Mucha gente ha sido ayudada a aclarar este tipo de problemas con estos ejercicios, pero el procedimiento utilizado nunca suponía empujar o forzar.

Es un principio bioenergético fundamental que nadie puede forzar la descarga de una tensión. El uso de la fuerza de voluntad crea tensión en vez de descargarla. El cuerpo puede ser estirado hasta un punto doloroso, sintiendo con ello la tensión, pero la descarga sólo puede ocurrir “soltando” o “dejando caer”. Para soltar, has de sentir [1] qué estás sosteniendo, [2] contra qué lo estás sosteniendo, y [3] porqué estás sosteniendo. Si puedes sentir estas cosas conforme entras en contacto con tu cuerpo, el “soltar” sucederá por sí mismo.  

El cuerpo se cura a sí mismo en la mayoría de las condiciones. Esto debería ser cierto también en los estados de tensión. Si no sucede así, es porque no confiamos suficientemente en el cuerpo como para dejarlo “soltarse”. esto significa entregarse a cualquier cosa que suceda en el cuerpo o acompañarla. Hemos sido enseñados a controlar nuestros cuerpos como si fuesen animales salvajes o peligrosos. Pero este control mismo, una vez deviene inconsciente, crea las tensiones por las que sufrimos. No es por tanto, cuestión de hacer más, sino de hacer menos. A través de estos ejercicios confiamos en que comprendas qué estás haciendo para mantener tu cuerpo bajo control, esto es, tensar tus músculos para mantener el cuerpo rígido y relativamente mortecino. No te pedimos que hagas que se avive; te pedimos que permitas que se avive.

Nuestro consejo más importante es el de que no consideres los ejercicios como una competición. Que puedas mantener largo tiempo una posición de estrés significa muy poco. El que puedas soportarlo muy poco no te convierte en una persona inferior. Puedes aumentar tu tolerancia al estrés a través de los ejercicios, no como una cuestión de voluntad, sino de fortaleza de los tejidos.
Al hacer los ejercicios lo principal es sentir a través del movimiento y la vibración. Enfócate en la sensación. ¿sientes bien tus pies, piernas, pelvis, espalda, vientre, pecho, hombros, cabeza y cuello? ¿sientes tu espalda? Y finalmente, ¿sientes tu corazón? Si puedes sentir dentro de tu corazón, has alcanzado el núcleo de tu ser.
Al principio puedes encontrar los ejercicios dolorosos en vez de agradables. Te sorprenderás cuando, con el tiempo, se vuelvan agradables y realmente te hagan sentir bien. El dolor es un reflejo del grado de tensión que hay en tu cuerpo. Conforme la tensión es descargada empezarás a experimentar placer.

El tiempo que dediques a los ejercicios es cuestión de inclinación personal. Es más sencillo y agradable hacer los ejercicios en grupo, pero es más conveniente hacerlos solos en casa. En cualquier caso, no hay ninguna rutina regular. Escogemos los ejercicios más adecuados a nuestras necesidades.
Probablemente el mejor momento para hacer cualquier ejercicio sea por la mañana. Esto generalmente te pone en marcha para el resto del día. No obstante, cualquier momento es bueno, excepto tras una comida substancial.

A veces, hacer unos pocos de los ejercicios por la noche, especialmente la respiración profunda, te permitirán coger el sueño con más facilidad. Dormirse supone salir de la cabeza y entrar en el cuerpo. Si estás sobreexcitado y tu mente no para, es difícil “soltarse” para dormirse. Si haces demasiados ejercicios antes de irte a la cama, sin embargo, puedes cargarte demasiado y volverte demasiado consciente para dormirte fácilmente.

Ahora estás preparado para emprender estos ejercicios en forma sistemática. Esto significa que no deberíamos hacer los ejercicios sexuales sin hacer un precalentamiento y algún trabajo de toma de tierra. No significa que haya que hacer todos los ejercicios en el orden indicado en este libro. Si eres nuevo en estos ejercicios, tómate tiempo para familiarizarte con unos pocos de cada vez. Conoce la sensación y lo que hacen por ti, y luego intenta otros.
Cuando te hayas familiarizado con todos los ejercicios de la parte II, escoge los que encuentres más favorecedores para hacerlos regularmente.

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