martes, 27 de octubre de 2015

Ejercicios de bioenergética, parte 10


Repite el Ejercicio 13. Posición básica de orientación

Generalmente, tras el ejercicio anterior, pedimos a la gente que se alce en la posición de orientación. Entonces se les aconseja que respiren con facilidad y profundidad en el vientre, y que enfoquen su atención sobre las piernas y los pies. Por favor, vuelve a leer la descripción de este ejercicio.
  • ¿Se hallan tus piernas vibrando?
  • ¿Puedes sentir el flujo de la excitación en tus piernas y pies?
  • ¿Eres más consciente de tus pies? ¿Los sientes más cálidos? La calidez resulta de un aumento en el flujo de sangre.
  • ¿Puedes sentir que tus pies se hallan más en contacto con el suelo?
Ejercicio 26-A. Variación

Esta variación es muy útil para darle a una persona la sensación de que sus piernas pueden elevarla y sostenerla. La posición y el procedimiento son similares a los del ejercicio 26. Apoyándote hacia delante sobre tu pie izquierdo, con la rodilla doblada, y el peso reposando mayormente en tus manos.
Empuja el cuerpo hacia atrás sobre el talón del pie izquierdo, que ahora descansa sobre el suelo. Aunque tus manos todavía toquen el suelo, no debería recaer ningún peso sobre ellas. Presiona sobre el pie izquierdo, enderezando parcialmente la rodilla hasta que sientas que la pierna izquierda te sostiene y soporta tu peso.

Repite el ejercicio permitiendo que la rodilla izquierda se doble de nuevo, desplazando el peso hacia delante sobre las manos, hasta estar el la posición original. Luego, empuja hacia atrás de nuevo como antes, hasta que todo tu cuerpo se haya transferido al pie izquierdo.

Repite el ejercicio sobre la pierna derecha.
  • ¿Puedes sentir la capacidad de tus piernas para sostenerte?
  • ¿Sientes que tus piernas están “ahí” para ti. 

Ejercicio 26-B. Variación 

En esta versión, la persona se alza completamente sobre cada pierna de la misma manera que antes, levantando las manos del suelo. Una vez se ha alzado, ambos pies deberían hallarse sobre el suelo.

Ejercicio 27. Agitando una pierna suelta

A partir de la posición en pie relajada descrita en el ejercicio 13, extiende una pierna levantándola del suelo, y da golpes de tobillo repetidamente para soltar cualquier tensión por agitación. Haz lo mismo con la otra pierna. Mantén doblada en todo momento la pierna que se apoya en el suelo.

Ejercicio 28. Pataleando con una pierna

Como en el ejercicio anterior, parte en la posición en pie relajada y extiende una pierna hacia delante alzándola del suelo. Da una serie de patadas, impulsando el talón de la pierna extendida, manteniendo doblada la rodilla de la pierna que sostiene. Luego repite cambiando de pierna.

Ahora daremos una serie de ejercicios que apenas necesitan explicación para mostrar la gama de maniobras usadas con piernas y pies a fin de que devengan más vivos. Los ejercicios no deben practicarse con precipitación ni con estrés. Asimismo, hay que dar el suficiente tiempo entre cada uno de los ejercicios para que la persona sienta qué es lo que está pasando en su cuerpo. De acuerdo con la filosofía bioenergética, hacer es menos importante que sentir. Mucha gente hace los ejercicios mecánicamente, como si estuviese en una clase calisténica. Esto destruye nuestra meta: la viveza.

Ejercicio 29. Ejercicio para las plantas de los pies

Casi todas las personas de nuestra cultura pueden ser descritas como “pies tiernos”. A diferencia de los pueblos primitivos, que caminaban descalzos, las plantas de nuestros pies son demasiado sensibles. En parte esto se debe a estar protegidas por zapatos. Pero en mayor parte, es el resultado de espasmos en los músculos de las plantas de los pies. Para descargar estas tensiones recomendamos ponerse de pie sobre un palo de madera de unos 3 cm de diámetro.
Coloca la madera en el suelo, y pon un pie sobre ella. Que el peso de tu cuerpo se apoye sobre el pie lo más posible. A continuación mueve el pie sobre el palo, exponiendo a la presión diferentes partes de la planta. Asegúrate de respirar durante el ejercicio.

Repite el ejercicio con el otro pie.
La mayoría de la gente experimenta dolor al hacer este ejercicio. El dolor se debe a la presión sobre un músculo tenso. Si aguantas con el dolor, el músculo se relaja y el dolor disminuye. Con una práctica continuada verás como el dolor se reduce en gran medida. No es masoquismo someterse al dolor en interés de una mejor salud, un cuerpo más vivo, o un pie más relajado. El masoquismo existe cuando el sometimiento al dolor no conduce a parte alguna.

Ejercicio 29-A. Variación

Un simple ejercicio de evaluación es también útil. De pie, en una posición relajada, el peso hacia delante sobre los metatarsianos de los pies y las rodillas dobladas. Manteniendo las rodillas dobladas, eleva ligeramente los talones del suelo, luego déjalos descender hasta tocar el suelo. Sigue repitiendo el ejercicio.
  •  ¿Puedes sentir los músculos de las plantas de los pies trabajando para elevarte?
Este ejercicio es especialmente útil para los pies planos.

Ejercicio 30. Saltando en cuclillas

A partir de la posición en cuclillas descrita en el ejercicio 20, salta con facilidad arriba y abajo sobre las bolas de los pies.
Este ejercicio te permitirá sentir la presión activa ejercida sobre tus pies contra el suelo.

Ejercicio 31. La coz

Este es un buen ejercicio para soltar la articulación de la cadera y estirar los músculos de la parte de atrás de las piernas. Asume una posición sobre los codos y las rodillas. Alza la pierna izquierda del suelo y dobla la rodilla izquierda, de modo que la pierna quede próxima al cuerpo. Impulsa el talón hacia atrás utilizando el máximo poder de las caderas. Haz la patada tan recta y tan paralela al suelo como puedas. Da una serie de patadas con la pierna izquierda, y repite luego el ejercicio con la pierna derecha.


  •  ¿Hiciste las patadas de seguido, o te apoyabas sobre la rodilla después de cada patada?
  •  ¿Sentiste la patada viniendo de la cadera y el poder de ésta?
  •  ¿Pudiste relajar la parte superior del cuerpo?


Ejercicio 32. Estiramiento de los tendones de la corva

En este momento los tendones de la corva en la parte de atrás de los muslos y las rodillas pueden estar bastante tensos. Si es así, he aquí un ejercicio para estirarlos.

Con los pies paralelos y separados unos 30 cm, inclínate hacia delante, doblando las rodillas hasta que las puntas de los dedos toquen el suelo. Esta posición es idéntica a la del ejercicio 4.
Mueve las manos hacia delante hasta que los talones se alcen del suelo.
Ahora endereza las rodillas de modo que los talones presionen de nuevo contra el suelo.
Mantén la posición durante unos instantes, luego descarga la rodilla y comienza el estiramiento de nuevo.

Ejercicio 33. Andando como oso

Una marcha del oso es un excelente ejercicio para estirar los tendones de la corva, que se hayan muy tensos en mucha gente. Ponte en cuatro patas con tus manos y pies planos sobre el suelo. Camina alrededor de la habitación manteniendo manos y pies planos sobre el suelo.

Si puedes entender los principios de la bioenergética, serás capaz de improvisar muchos ejercicios en la posición erguida, los cuales te ayudarán a entrar más en contacto con tu cuerpo y a aliviar sus tensiones. Lo importante es saber que estás trabajando hacia la consecución de una mayor sensación.


Trabajando con Caderas y Pelvis

martes, 20 de octubre de 2015

Ejercicios de bioenergética, parte 9

Repite los ejercicios 4 y 1

En este punto, querríamos volver a introducir el ejercicio 4, el arco, descrito en el capítulo 2. Por favor, vuelve a leerlo.
Este ejercicio debería ahora ir seguido por el ejercicio 1, el ejercicio básico vibratorio y de toma de tierra, descrito en el capítulo 1. Por favor vuelve a leerlo.

Ejercicio 20. Encorvamiento profundo de las rodillas en cuclillas

El ejercicio anterior puede ser seguido por éste, que te llevará más cerca del suelo.
Dobla ambas rodillas plenamente, de modo que quedes en cuclillas. Eleva los talones ligeramente,  de modo que el peso de tu cuerpo recaiga sobre los metatarsianos de los pies. Extiende tus brazos hacia adelante, e inclínate hacia adelante como si fueras a zambullirte en una piscina para una carrera. Mantén esta posición durante un minuto más o menos, respirando profundamente en la pelvis.

















  • ¿Puedes sentir los movimientos respiratorios en la pelvis?
  • ¿Puedes sentir la tirantez en la parte inferior de la espalda?
  • ¿Sostienes tus hombros con rigidez?
Si tus rodillas y tus talones están rígidos, tal vez no seas capaz de doblarte lo bastante para ponerte en cuclillas. Esto significa que necesitas trabajar más tus piernas para soltarlas.

Ejercicio 21. Posición de oración musulmana para descansar y respirar profundamente

Cuando estés cansado, déjate caer sobre las rodillas. Estírate hacia delante,  con las manos al frente, palmas contra el suelo, dejando que la frente descanse sobre las manos. Los codos deberán quedar extendidos.
Arquea la espalda, de modo que el vientre salga hacia fuera el máximo posible.
Respira con facilidad y profundamente en la parte inferior del vientre.
Quédate en esta posición de descanso durante uno o dos minutos. Es similar a la posición utilizada en las oraciones musulmanas.


En esta posición puedes sentir el ano abriéndose y cerrándose a cada respiración. No tengas miedo de ensuciarte; tu esfínter interno permanecerá cerrado.
Si necesitas un periodo posterior de descanso, túmbate de plano en el suelo sobre el vientre, simplemente dejando el cuerpo estar, y sintiendo las diferentes partes que hacen contacto con el suelo. Esto es lo más próximo al suelo que uno puede hallarse mientras sigamos vivos.

Ejercicio 22. Trabajando los tobillos

En la mayoría de las personas la tensión de los tobillos bloquea la sensación proveniente de los pies. Es necesario, pues, aflojar el tobillo, de modo que pueda ser flexionado con facilidad. Este es un importante ejercicio bioenergético.

Parte de una posición sobre las rodillas. Los dedos de los pies quedan estirados.
Coloca el pie izquierdo plano sobre el suelo, unos 10 a 15 cm por detrás de la rodilla derecha.
Apoya todo el peso sobre el pie izquierdo, permitiendo que la rodilla derecha se mueva hacia un lado si es necesario.
Mantén el peso del cuerpo sobre los metatarsianos del pie, extendiendo ambos brazos hacia delante para mantener el equilibrio. Balancéate hacia delante y hacia atrás sobre el pie izquierdo, no permitiendo que el talón izquierdo se levante del suelo más de lo necesario. Presiona sobre el pie izquierdo conforme oscilas hacia delante.

Mantén la rodillas izquierda en línea con el dedo gordo del pie izquierdo.
Repite este ejercicio con el pie derecho, procede cómo anteriormente.
El ejercicio debería repetirse con cada pie.


  • ¿Puedes sentir la tensión en el tobillo?
  • ¿Sientes un estiramiento en el tendón de Aquiles (el tendón que une los músculos de la pantorrilla con el hueso del talón)?
  • ¿Sentiste el pie presionando sobre el suelo?
  • ¿Pudiste relajar pantorrilla, muslo y parte superior del cuerpo mientras presionabas sobre el pie?


Ejercicio 23. Extendiendo los pies

Este es otro ejercicio del talón. Se hace desde la misma posición que el precedente. Te asientas sobre ambas rodillas, con piernas y pies extendidos tras de ti.



Siéntate hacia atrás sobre los pies extendidos. Algunas personas pueden hacer esto con mucha facilidad; otras tienen considerables dificultades.

Ejercicio 24. Extendiendo los muslos

Este ejercicio se practica a partir de la posición del ejercicio 23. Te encuentras sentado sobre los talones de tus pies extendidos.
Coloca los puños contra las plantas de los pies. Presiona hacia abajo con los puños; esto aliviará algo de la tensión en los tobillos y en los pies.

Con el peso sobre los puños, eleva las caderas, extendiendo los muslos. Deja caer la cabeza hacia atrás, permitiendo que el cuerpo se arquee. Esto estirará los músculos de los muslos, que se hayan muy contraídos en la mayoría de las personas.



Es importante dejar que la pelvis cuelgue floja.
Mantén la posición durante todo el tiempo que puedas, luego relájate e inténtalo de nuevo.
  • ¿Te causa este ejercicio algún dolor en los pies? Dicho dolor implica la presencia de tensión en los músculos de los pies.
  • ¿Puedes sentir la contracción en los músculos de los muslos? ¿Es dolorosa?
  • ¿Duelen los brazos?

Ejercicio 25. Flexionando los pies- de nuevo en cuclillas

A continuación de los ejercicios 23 y 24, deberías alzarte sobre los pies en posición de cuclillas.
Extiende tus brazos hacia delante lo más que puedas, tocando el suelo ligeramente.
Eleva los talones del suelo levemente, de modo que el peso recaiga sobre los metatarsianos del pies. Aguanta. Descansa, dejándote caer sobre las rodillas


  •  ¿En la posición de cuclillas, puedes sentirte en la profundidad de la pelvis? Es bueno mantener esta posición durante medio minuto para sentir la profundidad de la respiración.
  • ¿Te ayuda la posición de cuclillas a sentir el trasero? Recuerda que ésta es la posición que la gente utilizaba para defecar antes de que los sanitarios se hiciesen populares.
  • ¿Puedes relajar la espalda?
  • ¿Puedes sentir el vientre?
Ejercicio 26. Un ejercicio de tensión para las piernas

Este ejercicio está destinado a hacerte caer, abandonando con ello la rigidez de las rodillas. El ejercicio comienza descansando sobre ambas rodillas.
Coloca el pie izquierdo plano sobre el suelo, unos 15 cm enfrente de la rodilla derecha y paralelo a ésta.
Extiéndete hacia delante y coloca la punta de los dedos de ambas manos sobre el suelo, unos 45 cm por delante del pie.


Desplaza el peso hacia delante sobre la punta de los dedos. Conforme haces esto, eleva del suelo el pie derecho. Si esto es demasiado peso para los dedos, puedes utilizar las palmas para apoyarte.. Dobla la rodilla izquierda, de modo que quede unos 20 cm por encima del suelo, y lleva la pierna derecha (que permanece levantada del suelo) hacia arriba cerca de la izquierda.
Mantén esta posición durante el mayor tiempo que puedas sin forzar, y luego deja que la rodilla izquierda colapse sobre el suelo. Deberías trabajar sobre una alfombra o una manta doblada en la que puedas dejarte caer.
Vuelve a la posición original con ambas rodillas sobre el suelo, y repite con la pierna derecha hacia delante, siguiendo las mismas directrices.

  • Normalmente una persona debería ser capaz de mantener la posición durante aproximadamente 30 segundos, pero no mucho más. ¿colapsaste de inmediato? Esto denota que la pierna no puede sostener a la persona en alto salvo que la rodilla se halle rígidamente bloqueada. La gente obesa tiene grandes dificultades con este ejercicio, pero ello sólo es debido parcialmente a su exceso de peso. Parte de su problema se debe a un sentimiento de inseguridad. Este ejercicio ayuda a enfocarse en el problema. Asimismo, su práctica regular ayudará a fortalecer las piernas de la persona, llevándolas a una mayor capacidad de sensación.
  • ¿Mantuviste la posición durante un minuto o más? Si así fue, puede significar que necesitas comprobar hasta donde puedes soportar el estrés. En tal caso, puedes estar sometiéndote a un mayor estrés de lo que el cuerpo puede soportar. Este ejercicio no está destinado a comprobar tus capacidades bajo el estrés. Aquí lo importante es la cantidad de sensación que obtengas de pies y piernas.
  • ¿Respirabas durante el ejercicio, o contenías el aliento? Contener el aliento en este ejercicio denota un temor a caerte que no tiene relación con la situación, pues no hay peligro si te caes aquí.
  • ¿Podías sentir el pie izquierdo presionando realmente contra el suelo para mantenerte en alto?
  • ¿Adviertes que en el momento en que sientes todo el estrés y el dolor tiendes a enderezar la pierna para evitar caer?
Repite el ejercicio con la pierna derecha. Tal vez adviertas que una de tus piernas es más fuerte que la otra.  Esta es una situación común.
Recomendamos que el ejercicio se haga un par de veces en cada pierna. Mucha gente lo encuentra algo más fácil a la segunda vez. Sienten menos temor ante el estrés, sabiendo que pueden caer seguros.


Repite el Ejercicio 13. Posición básica de orientación

lunes, 12 de octubre de 2015

Ejercicios de bioenergética, parte 8



Parte II
Los ejercicios


Capítulo VIII
Los ejercicios estándar

Los ejercicios estándar siguen un orden definido, que es el de trabajar con el cuerpo desde el suelo hacia arriba. Ninguna estructura es más fuerte que sus cimientos: en el caso de un adulto, éstos son sus piernas y sus pies. Este trabajo es especialmente importante para gente que vive en una cultura como la nuestra, que nos orienta hacia la cabeza.
Comenzaremos por una serie corta de ejercicios destinados a enfocar la percepción de una persona sobre su cuerpo, y a orientarla hacia un modo de estar de pie que la haga consciente de sus piernas, de sus pies y del suelo que hay bajo ella. Esto será seguido por una serie de ejercicios de calentamiento, cualquiera de los cuales ayudará a preparar el cuerpo para los ejercicios siguientes, de mayor esfuerzo.

Debería emplearse bastante tiempo en los ejercicios de toma de tierra, esto es, en el trabajo con las piernas y con los pies, a causa de su importancia crítica para el trabajo con el cuerpo en general. Conforme nos movemos hacia arriba, la siguiente área que atrae nuestra atención es la de pelvis y caderas. Se ofrecen diversos ejercicios para ayudar a movilizar y aflojar los músculos de esta parte del cuerpo. Luego nos enfocamos en brazos, manos y hombros, y acabamos con una serie de ejercicios destinados a liberar algunas de las tensiones en el área de la cabeza y el cuello.

Conforme trabajamos hacia arriba del cuerpo, es esencial no ignorar la parte inferior del cuerpo. La capacidad de percepción reunida durante los ejercicios de toma de tierra, ha de ser llevado al trabajo con cualquier otra parte del cuerpo. De este modo el cuerpo entero es gradualmente implicado en todo movimiento.

Ejercicios de enfoque y orientación

Estos ejercicios  te orientan hacia una alineación correcta con tu cuerpo, y te ayudan a que te enfoques en algunas áreas del cuerpo que suelen requerir atención. El ejercicio 13 es la posición básica a partir de la cual arrancan todos los ejercicios en la postura de pie, y se hará referencia posteriormente a este ejercicio como el ejercicio básico de orientación.

Ejercicio 13. Posición básica de orientación

Si estás en un grupo, deberían formar un círculo. Cada una de las personas se halla de pie, de cara hacia el interior, con los pies separados unos 20 cm. Y paralelos. Inclínate hacia adelante, de modo que el peso del cuerpo repose sobre las eminencias metatarsianas (“bolas”) de los pies. Las rodillas ligeramente dobladas, la pelvis colgando flojamente y vuelta hacia atrás, la parte superior del cuerpo recta y relajada.

partes del cuerpo. Los hombros caerán, y el pecho se volverá blando. La pelvis colgará floja. Es necesario reconocer que esto no es fácil de hacer. Tenemos un temor inconsciente a “dejarnos caer”, así que nos “sostenemos” por medio de tensiones en numerosas partes del cuerpo. Estas tensiones nos impiden “soltarnos”. Sostenemos nuestros hombros porque no sentimos nuestros pies sobre el suelo, y mantenemos nuestras mandíbulas tensas porque tenemos miedo de llorar. Tenemos miedo de “soltar” en el ano no vayamos a ensuciarnos, así que mantenemos nuestros traseros tensos. Sin embargo, con percepción y práctica podemos llegar a ser capaces de sentir nuestras piernas y pies sosteniéndonos en alto, y el resto del cuerpo suelto y fluyendo.

Ejercicio 14. El estiramiento del “gozo de estar vivo”

Desde la posición arriba descrita, estira los brazos hacia adelante, hacia arriba, hacia los lados, hacia abajo, manteniendo las palmas giradas hacia afuera del cuerpo. Haz esto lentamente, coordinando la respiración con los movimientos de los brazos. Cuando estires los brazos hacia adelante, exhala con un suspiro audible. Exhala de nuevo cuando los brazos se hallen en posición levantada, también cuando estén en posición lateral, y una vez más en la posición descendente. Repite el ejercicio varias veces.

La orientación en bioenergética consiste en tener los pies firmemente plantados sobre el suelo. Al mismo tiempo, deberías ser capaz de estirarte hacia el cielo. Así pues, la dirección es tanto hacia abajo como hacia arriba. Los ejercicios implican dos acciones, la toma de tierra o “dejarse caer”, y el estiramiento o “extensión hacia fuera”. Cuando te extiendas hacia afuera o hacia arriba, tus pies no deberían perder contacto con el suelo. Tus piernas no deben tensarse, y tu pelvis no debería ser empujada hacia adentro o hacia arriba. Extenderse es estirarse, no tensarse.

Ejercicios de calentamiento

Un ejercicio de calentamiento debería en general preceder al trabajo corporal
más dirigido e intenso. Uno o dos de entre los siguientes servirán a este fin.

Este es un ejercicio fuerte, y la mayor parte de la gente que lo hace correctamente se encuentra sin aliento. Respira con facilidad. .



Luego deja caer tu peso sobre la pierna derecha, doblando la rodilla derecha.
Repite de nuevo sobre cada pierna. Luego vuelve a la posición de descanso.

  •  ¿Puedes dejarte caer sobre cada pie, o sientes rigidez en la rodilla?
  •  ¿Contuviste tu aliento?
  •  ¿Vibran tus piernas fuertemente? Una vez que empiezan a vibrar, se libera mucho dolor y tensión.
  • ¿Tienes miedo de que tu rodilla se combe y caigas?

Ese temor, llamado ansiedad de caer, te hará tensar y poner rígida la rodilla, haciendo así recaer un exceso de tensión sobre los ligamentos. La ansiedad de caer puede ser trabajada a través de los ejercicios de caída que se describen más adelante.



























  • Estos ejercicios más fuertes crean más sensaciones en las piernas. Cuando retornes a la posición de orientación (ejercicio 13), deberías encontrar tus piernas vibrando intensamente. ¿Sucede así?


Repite los ejercicios 4 y 1

Vuelve a leer y a practicar el ejercicio 4, el arco. Este ejercicio debería ahora ser seguido por el ejercicio 1, el ejercicio básico vibratorio y de toma de tierra, descrito en el capítulo 1.

martes, 6 de octubre de 2015

Ejercicios de bioenergética, parte 7



Capítulo VII 

Consejos y advertencias


Estos ejercicios bioenergéticos no están destinados a ocupar el lugar de la terapia, aunque tengan valor terapéutico. Alguien con un serio problema emocional o de la personalidad no debería  tratar de resolverlo por sí mismo a través de estos ejercicios, pues hacerlos con esa finalidad puede conducir a sentimientos más grandes de los que uno puede manejar solo. En tal situación, debería buscarse  ayuda profesional competente. Sin embargo, estos ejercicios pueden practicarse beneficiosamente, para entrar en contacto con el cuerpo, para aumentar nuestra energía, y para sentirnos más vivos.
 También puede ocurrir que una persona que no se percata de la profundidad de sus problemas, pueda embarcarse entusiáticamente en estos ejercicios, y descubrir que las nuevas sensaciones y sentimientos que se desarrollan en su cuerpo la dejan trastornada y confundida. Aquí, una vez más, el consejo es el de buscar una opinión profesional.

El trabajo con el cuerpo conducirá inevitablemente a sentir o entrar en contacto con sentimientos reprimidos. El sentimiento es la percepción del movimiento interno, y la meta de estos ejercicios es aumentar la capacidad de una persona para el movimiento y el sentimiento. Así, conforme el cuerpo comienza a vibrar, las vibraciones pueden aumentar y convertirse espontáneamente en los movimientos convulsivos más intensos del sollozo. La mayoría de nosotros ha suprimido su tristeza y su llanto, a fin de presentar al mundo un rostro sonriente. Ahora, conforme el cuerpo se aviva, la máscara se viene abajo, y la tristeza y el llanto erupcionan en la superficie.
Si esto sucediese, ¿aceptarías el sentimiento? Si puedes, nuestro consejo es que sigas con el sentimiento, pues el sentimiento es la vida del cuerpo.

Y puede no ser tristeza lo que salga. Temor e ira también pueden surgir. Recuerda que estos sentimientos no son provocados por los ejercicios, sino meramente evocados por ellos. Estos sentimientos han sido suprimidos por tensiones musculares crónicas y por el amortecinamiento del cuerpo. Una vez más, la pregunta es: ¿puedes aceptar el sentimiento, comprendiendo que hace referencia a una situación pasada? Sólo necesitas decir, “Si, estoy asustado”, o “Siento que estoy encolerizado”. Si puedes permanecer con el sentimiento o contenerlo, te beneficiaras de ello. Puedes asimismo descargar el sentimiento expresándolo, si puedes manejar la expresión. Un modo de descargar el temor en la bioenergética es chillando; de descargar la ira, golpeando una cama o retorciendo una toalla.

Sólo tendrás problemas durante los ejercicios si te sientes amenazado o abrumado por tus sentimientos. En tal caso, detén el ejercicio y permite que el sentimiento decaiga. Puede ser arriesgado tratar de superar una ansiedad asociada con sentimientos incapaces de manejar.
Si tienes algún tipo de incapacidad deberías consultar a tu médico antes de emprender cualquier programa de ejercicios, incluido este. Los ejercicio en sí ismos no son peligrosos ni dañinos para el cuerpo. El riesgo estriba en que quieras “estirar” el programa de ejercicios más allá de tu capacidad para tolerar el estrés, creyendo que tienes que descargar la tensión.
Esta advertencia es especialmente apropiada para gente con problemas en la parte inferior de la espalda, resultado de la tensión muscular. Mucha gente ha sido ayudada a aclarar este tipo de problemas con estos ejercicios, pero el procedimiento utilizado nunca suponía empujar o forzar.

Es un principio bioenergético fundamental que nadie puede forzar la descarga de una tensión. El uso de la fuerza de voluntad crea tensión en vez de descargarla. El cuerpo puede ser estirado hasta un punto doloroso, sintiendo con ello la tensión, pero la descarga sólo puede ocurrir “soltando” o “dejando caer”. Para soltar, has de sentir [1] qué estás sosteniendo, [2] contra qué lo estás sosteniendo, y [3] porqué estás sosteniendo. Si puedes sentir estas cosas conforme entras en contacto con tu cuerpo, el “soltar” sucederá por sí mismo.  

El cuerpo se cura a sí mismo en la mayoría de las condiciones. Esto debería ser cierto también en los estados de tensión. Si no sucede así, es porque no confiamos suficientemente en el cuerpo como para dejarlo “soltarse”. esto significa entregarse a cualquier cosa que suceda en el cuerpo o acompañarla. Hemos sido enseñados a controlar nuestros cuerpos como si fuesen animales salvajes o peligrosos. Pero este control mismo, una vez deviene inconsciente, crea las tensiones por las que sufrimos. No es por tanto, cuestión de hacer más, sino de hacer menos. A través de estos ejercicios confiamos en que comprendas qué estás haciendo para mantener tu cuerpo bajo control, esto es, tensar tus músculos para mantener el cuerpo rígido y relativamente mortecino. No te pedimos que hagas que se avive; te pedimos que permitas que se avive.

Nuestro consejo más importante es el de que no consideres los ejercicios como una competición. Que puedas mantener largo tiempo una posición de estrés significa muy poco. El que puedas soportarlo muy poco no te convierte en una persona inferior. Puedes aumentar tu tolerancia al estrés a través de los ejercicios, no como una cuestión de voluntad, sino de fortaleza de los tejidos.
Al hacer los ejercicios lo principal es sentir a través del movimiento y la vibración. Enfócate en la sensación. ¿sientes bien tus pies, piernas, pelvis, espalda, vientre, pecho, hombros, cabeza y cuello? ¿sientes tu espalda? Y finalmente, ¿sientes tu corazón? Si puedes sentir dentro de tu corazón, has alcanzado el núcleo de tu ser.
Al principio puedes encontrar los ejercicios dolorosos en vez de agradables. Te sorprenderás cuando, con el tiempo, se vuelvan agradables y realmente te hagan sentir bien. El dolor es un reflejo del grado de tensión que hay en tu cuerpo. Conforme la tensión es descargada empezarás a experimentar placer.

El tiempo que dediques a los ejercicios es cuestión de inclinación personal. Es más sencillo y agradable hacer los ejercicios en grupo, pero es más conveniente hacerlos solos en casa. En cualquier caso, no hay ninguna rutina regular. Escogemos los ejercicios más adecuados a nuestras necesidades.
Probablemente el mejor momento para hacer cualquier ejercicio sea por la mañana. Esto generalmente te pone en marcha para el resto del día. No obstante, cualquier momento es bueno, excepto tras una comida substancial.

A veces, hacer unos pocos de los ejercicios por la noche, especialmente la respiración profunda, te permitirán coger el sueño con más facilidad. Dormirse supone salir de la cabeza y entrar en el cuerpo. Si estás sobreexcitado y tu mente no para, es difícil “soltarse” para dormirse. Si haces demasiados ejercicios antes de irte a la cama, sin embargo, puedes cargarte demasiado y volverte demasiado consciente para dormirte fácilmente.

Ahora estás preparado para emprender estos ejercicios en forma sistemática. Esto significa que no deberíamos hacer los ejercicios sexuales sin hacer un precalentamiento y algún trabajo de toma de tierra. No significa que haya que hacer todos los ejercicios en el orden indicado en este libro. Si eres nuevo en estos ejercicios, tómate tiempo para familiarizarte con unos pocos de cada vez. Conoce la sensación y lo que hacen por ti, y luego intenta otros.
Cuando te hayas familiarizado con todos los ejercicios de la parte II, escoge los que encuentres más favorecedores para hacerlos regularmente.

jueves, 1 de octubre de 2015

Ejercicios de bioenergética, parte 6

Capítulo VI

Estando en contacto

Una de las características de la viveza es estar en contacto. Estar en contacto es percatarse de lo que está sucediendo dentro de tí y a tu alrededor. Es bastante diferente que conocer, que es una actividad más intelectual que perceptual.
Todo sentir comienza por sentirnos a nosotros mismos, es decir, nuestro propio cuerpo. Cuanto más avivados estemos, más agudo será nuestro sentir y más afiladas nuestras percepciones. ¿No has advertido cómo todo es mucho más claro y definido cuando te sientes muy bien? Similarmente, cuando estás deprimido, todo parece gris.

Uno de los principales propósitos de los ejercicios bioenergéticos es el de ayudarte a sentir tu cuerpo y a entrar en contacto con él. Esto es necesario porque muchísimas personas viven en sus cabezas, con muy poca conciencia de lo que está sucediendo por debajo de sus cuellos. No se percatan de si retienen su aliento, o de si su respiración es superficial. La mayoría de la gente no siente sus piernas y sus pies. Sentir no es una función mecánica. Un automóvil puede correr muy bien, pero no siente nada. Sentir es una función del sentimiento.

Ejercicio 12. Estirarse hacia atrás

Este es un ejercicio simple que te ayudará a sentir una parte de tu cuerpo de la que normalmente no te percatas. Supongamos que estás sentado en una silla mientras lees este libro. Levanta tus brazos y arquéate hacia atrás por encima del respaldo de la silla. Haz un buen estiramiento, y mantenlo durante unos treinta segundos. Mientras lo haces, respira fácil y profundamente a través de tu boca. (figura 18)



  • ¿Sentiste tu espalda presionando contra la silla? ¿Estaba rígida o relajada?
  • ¿Fue doloroso? ¿Podías respirar fácilmente en esta posición?
  • ¿Cuándo estiraste tus brazos hacia atrás, sentiste alguna tensión en los hombros?
  • Una vez vuelto a tu acostumbrada posición de sentado, te percataste de que tendías a encorvarte hacia delante? Haz este ejercicio de nuevo, y siente cómo la segunda vez es mucho más fácil. El estirar los músculos de la espalda los ha relajado algo.

La importancia de estar en contacto con nuestra espalda no puede ser subrayada en exceso. Sin una sensación de la espalda es muy difícil “respaldar” nuestra posición. Una persona ha de sentir su columna. Ha de sentir si está demasiado rígida e inflexible, o demasiado blanda y que cede. Si está demasiado rígida no podremos retractarnos con facilidad, y ceder en situaciones en las que tal respuesta sería apropiada. Si está demasiado blanda, no proporcionará  suficiente rigidez  para permitir a un individuo mantener su posición frente al estrés. En ambos casos la espalda no está plenamente viva, y no puede proporcionar el impulso agresivo que necesitamos en la vida.

Para ayudar a la gente a liberar estas tensiones, de modo que el cuerpo pueda estar adecuadamente alineado, utilizamos una serie de ejercicios que requieren el taburete energético. El taburete y los ejercicios serán descritos en el capítulo 10.
Dado que la mayoría de la gente está fuera de contacto con su cuerpo, los ejercicios bioenergéticos resultan al principio extraños y llenos de estrés. Las posiciones no parecen naturales, y puede que sientas algún dolor. Sin embargo, comenzarás a sentir tu cuerpo de un modo diferente. Tras un tiempo comprenderás que has estado fuera de contacto con una gran parte de tu cuerpo.

Estar en contacto es el proceso de sentir la tirantez y las tensiones que bloquean el flujo de excitación y sentimiento. Sólo sintiendo una tensión puede uno relajarla. Toda tensión es una contracción muscular crónica. Estas contracciones se hallan en los grandes músculos voluntarios externos, pero también en los pequeños músculos involuntarios internos de la traquea y los bronquios, el canal intestinal, y el sistema vascular.
Debería decirse que no hay tensión nerviosa que no esté relacionada con elasticidades y contracciones musculares crónicas. Mucha gente se percata de que está tensa en general. Lo llaman tensión nerviosa, pues se hallan fuera de contacto con el estado de tensiones musculares de su cuerpo. No sienten la constricción que pueda haberse desarrollado en la garganta, la tirantez en la nuca y alrededor de los hombros, la elasticidad del diafragma, o los nudos en los músculos de las piernas. Careciendo de estas percepciones, no puede descargar la tensión muscular, y se ven forzados a recurrir a píldoras para reducir el nerviosismo. Es mucho mejor, aunque no más fácil, trabajar directamente con la tensión muscular para producir un estado de relajación.

Si uno siente tensión, puede conseguir la relajación movilizando los músculos contraídos con un movimiento expresivo o de estiramiento. Estirar lentamente un músculo contraído hará a menudo que se “suelte”. los movimientos expresivos tales como patalear y golpear sirven al mismo fin, movilizando la musculatura contraída. Una descarga emocional tal como llorar a menudo relajará también las tensiones internas.

La relajación representa un estado expandido del organismo, en contraste con la tensión, que es la condición contraída. La relajación requiere por tanto energía, y sólo puede realizarse si la respiración es abierta mientras se practica el ejercicio. Sentimos el estado relajado de cualquier parte del cuerpo por el aumento de calor. Las partes contraídas están frías e inanimadas.
El proceso de estar en contacto con el cuerpo nunca se halla completo. Conforme continúes con los ejercicios, harás un contacto más profundo con tu cuerpo, desarrollarás nuevos patrones de postura y de movimiento. Tu control de ti mismo y tu autoexpresión aumentarán progresivamente.
Estar en contacto no es un estado de perfección sino de viveza. Siempre habrá tensiones que persistan. No es razón para desanimarse, significa que habrá que hacerlos regularmente si deseamos permanecer en contacto con nuestro cuerpo.

Debemos reconocer que no vivimos en una cultura orientada hacia el cuerpo. Nuestra cultura es anticuerpo, y, en esa medida, antivida. Las máquinas hacen la vida más fácil, pero no necesariamente la hacen más vivaz o disfrutable. Nos movemos más deprisa pero tenemos menos tiempo. Añádase a esto las enormes presiones sociales y competitivas de nuestra cultura, y resultará claro que salvo que contrarrestemos estas fuerzas con un programa positivo de actividad corporal, no podremos tener esperanzas de mantener la sensación de la vida del cuerpo, tan esencial para la salud vibrante.