jueves, 3 de septiembre de 2015

Ejercicios de bioenergética, parte 2

Capítulo II

Tomando tierra


La sensación de contacto entre los pies y el suelo es conocida en bioenergética como toma de tierra. Esto denota un flujo de excitación a través de las piernas hasta los pies y el suelo. Entonces uno se haya conectado con el suelo, no “arriba en el aire” o “colgado”. Hay, por supuesto, diferentes grados de sentir el contacto con el suelo. La gente varía ampliamente a este respecto.
Tomar tierra es otro modo de decir que una persona tiene sus pies sobre el suelo, puede también extenderse a significar que una persona sabe donde se planta, y por lo tanto que sabe quién es. Tomando tierra, una persona tiene una “posición”, es decir, es “alguien”. En un sentido más amplio, la toma de tierra representa el contacto de un individuo con las realidades básicas de su existencia. El (o ella) está enraizado en la tierra, identificado con su cuerpo, consciente de su sexualidad, y orientado hacia el placer. Estas cualidades faltan en una persona que se encuentra “en el aire” o en su cabeza en vez de en sus pies.

La toma de tierra supone que la persona “descienda”, que baje su centro de gravedad, que se sienta más cerca de la tierra. El resultado inmediato es el de aumentar su sentido de la seguridad. Siente el suelo bajo sí, y sus pies descansando sobre él.
Cuando una persona se carga o excita mucho, tiende a ir hacia arriba, a volar o a huir. En esta condición, hay siempre un elemento de ansiedad o peligro, a saber, el peligro  de caer.
La dirección hacia abajo es el camino hacia el placer de la descarga. Es el camino hacia la satisfacción sexual. Las personas que tienen miedo de caer están bloqueadas en su capacidad de someterse plenamente a la descarga sexual, y no experimentan la plena satisfacción orgásmica. Abandonarse significa caer, pues inconscientemente nos estamos manteniendo en alto todo el tiempo. Tenemos miedo de caer, miedo de fallar, y por lo tanto miedo de abandonarnos y entregarnos a nuestros sentimientos.

En un sentido amplio, la toma de tierra pretende ayudar a una persona a volverse más plenamente identificada con su naturaleza animal, lo cual, por supuesto incluye su sexualidad. La parte inferior del cuerpo es mucho más de naturaleza animal en sus funciones (locomoción, defecación y sexualidad) que la parte superior (pensamiento, habla y manipulación del entorno). Pero es en nuestra naturaleza animal que residen las cualidades del ritmo y de la gracia. Cuando nos elevamos y alejamos de la mitad inferior del cuerpo, perdemos mucho de nuestro ritmo y gracia naturales.
Este desplazamiento hacia arriba puede ser invertido a través de los ejercicios bioenergéticos de toma de tierra. Conforme el centro de gravedad del cuerpo cae hacia la pelvis, con los pies sirviendo de soporte energético, podemos sentir nuestro ser centrado en el abdomen inferior. La importancia de esto es reconocida por la mayoría de los orientales. Los japoneses, por ejemplo, tienen una palabra, hara, que significa el vientre, así como una persona que se halla centrada en esta región. Si una persona se halla centrada en este punto, se dice que tiene hara, es decir, que está equilibrada tanto psicológica como físicamente. “Cuando un hombre posee un hara plenamente desarrollado, tiene la fuerza y la precisión de realizar acciones que de otro modo nunca podría conseguir, ni siquiera con la técnica más perfecta, la mayor atención o la más grande fuerza de voluntad. Sólo lo hecho con hara tiene éxito completo.”  Las disciplinas Zen del tiro con arco, el arreglo floral y la ceremonia del té, están destinadas a ayudar a la persona a conseguir el hara.

La mayoría de los occidentales están centrados en la parte superior del cuerpo, principalmente en la cabeza. Reconocemos la cabeza como el foco del ego, el centro del comportamiento deliberado. En contraste con esto, el centro inferior o pélvico, donde reside el hara, es el centro para la vida inconsciente o instintiva. Cuando comprendemos que no más del 10% de nuestros movimientos son dirigidos conscientemente, y que el 90% son inconscientes, la importancia de este centro se hace evidente.
Una analogía aclarará esto. Piense en un caballo y su jinete. El jinete, con su control consciente, funciona como el ego; el caballo proporciona el poder, y una patas seguras para conducir al jinete a donde quiera ir. Si el jinete se volviera inconsciente, el caballo le traería de vuelta al hogar sano y salvo. Pero si el caballo se viniese abajo, el jinete estaría virtualmente indefenso.

El vientre es literalmente el asiento de la vida. El cuerpo se asienta sobre el cesto de la pelvis. A través de la pelvis, tenemos contacto con los órganos sexuales y con las piernas. Es también en el vientre que el individuo es concebido, y es del vientre que emerge hacia abajo a la luz del día. La pérdida de contacto con este centro vital desequilibra a una persona y conduce a la ansiedad y la inseguridad.

Hay dos mandamientos que, si los cumples, te ayudarán a tomar tierra y permanecer así. El primero es el de mantener en todo momento tus rodillas ligeramente flexionadas. Bloquear las rodillas al alzarse convierte toda la parte inferior del cuerpo, desde las caderas hacia abajo, en una estructura rígida, que funciona entonces como un soporte mecánico. Eso nos impide fluir hacia la parte inferior del cuerpo e identificarnos con ella.
Las rodillas son los amortiguadores del cuerpo. Si se bloquean, la fuerza es atrapada en la parte inferior de la espalda, produciendo una condición de estrés . Se nos aconseja mantener siempre nuestras rodillas flexionadas mientras levantamos objetos pesados. No caemos en la cuenta de que las presiones psicológicas son el equivalente de los pesos físicos para el cuerpo. Si intentamos soportar estas presiones con rodillas bloqueadas, recibimos esa fuerza en nuestros lomos.

Ejercicio 2. Flexionando las rodillas

El segundo mandamiento es el dejar salir el vientre. A mucha gente le resulta difícil hacer esto al principio. Viola su imagen de la postura correcta y las buenas apariencias: “vientre adentro, pecho afuera, hombros arriba”. quizás esto sea adecuado para un soldado que debe funcionar como un autómata, pero es el epítome de la rigidez. Niega la autonomía, espontaneidad y sexualidad en una persona. El vientre chupado hacia adentro hace la respiración abdominal muy difícil, y nos fuerza a sobreinflar el pecho para obtener suficiente aire. El hinchamiento excesivo del pecho, de forma continuada, es uno de los factores responsables del enfisema.
Conteniendo tu vientre adentro y tus hombros arriba, estás utilizando mucha energía para combatir tu naturaleza animal básica. Y no lo conseguirás aunque te quedes exhausto. Supone trabajo asumir una actitud corporal que requiere esfuerzo, trabajo innecesario y perdido, que sólo sirve para crear una imagen.

Permitir que el vientre salga para afuera parece ofender especialmente a las mujeres. Su imagen de la belleza femenina es el conejito de Play boy, con su vientre fuertemente metido y sus pechos protuberantes. Se supone que esto es sexualmente excitante para los hombres. Quizá para algunos hombres, los que se sienten repelidos y temerosos de una mujer con vientre, a la que ven como una figura materna. Sin embargo, un vientre es la indicación de una mujer madura, mientra que la ausencia de vientre lo es de una adolescente. El atractivo sexual de una chica adolescente es para un chico adolescente.

El hecho es que el vientre metido hacia adentro elimina todos los sentimientos sexuales en la pelvis, esas adorables sensaciones de derretimiento que transforman el sexo de una mera ejecución y descarga en una expresión de amor. En los días victorianos las mujeres vestían corsés para contener su sexualidad. Aunque hemos rechazado el corsé físico, hemos adoptado un corsé psicológico que es todavía más efectivo porque no podemos quitárnoslo a voluntad.
También muchos hombres ponen objeciones a dejar que el vientre sobresalga. Tienen miedo de desarrollar una gran “barriga”, lo que hay que reconocer que no es atractivo. Pero cuando se observa a la gente con barriga se puede ver que tampoco entonces se deja que el vientre sobresalga. Se halla tensamente contraído, y los músculos de la pared abdominal se hallan tensos y espásticos. Con el tiempo, los tensos músculos abdominales tienden a colapsar, aumentando la barriga.

Las siguientes figuras muestran cómo se desarrolla la barriga. La figura 3 muestra la postura natural, vientre hacia afuera, de una persona adulta. En la figura 4 se ha desarrollado una barriga, como resultado de represar el flujo descendente de la excitación por medio de la tensión en la pared abdominal inferior. En la figura 5 la barriga se ha convertido en una panza, conforme los músculos abdominales superiores se debilitaban y estiraban bajo la presión de la barriga. Si la presa puede ser destruida, esto es, si la banda de tensión puede ser descargada, la barriga desaparecerá lentamente.    


Lo sorprendente es que la mayoría de la gente no pueda dejar que sus vientres salgan hacia afuera. Contenerlo se ha convertido en parte de su modo de ser, y no es algo que pueda ser fácilmente superado. Lo mismo sucede con las rodillas bloqueadas. Podemos mantenerlas ligeramente dobladas mientras somos conscientes de ellas, pero tienden a loquearse de nuevo cuando dejamos de pensar en ellas. Cuesta mucha práctica acabar con estos malos hábitos.









 

  • ¿Eres capaz de mantener un arco perfecto? ¿hacia donde va tu trasero? ¿hacia atrás o hacia adelante? En cualquiera de ambos casos has roto el arco, y tu energía y tu sentimiento no fluirán plenamente hacia los pies.


Repite el Ejercicio 1. El ejercicio básico vibratorio y de toma de tierra

Todos los ejercicios en los que una persona se arquea hacia atrás, son regularmente seguidos por otro en el que la persona se inclina hacia adelante. Esto no sólo alivia la tensión y aumenta la flexibilidad del cuerpo, sino que además promueve la descarga de la excitación acumulada en el ejercicio precedente. Las vibraciones en las piernas son una descarga de este tipo.

  • ¿Te percatas mejor de tus piernas y pies? ¿Los sientes más “ahí” a tu disposición?

La toma de tierra es la clave del trabajo bioenergético. Si estás bien conectado con la tierra, tu cuerpo estará equilibrado, enderezado y firme de un modo natural. Tu energía fluirá libremente. Puedes incluso advertir que tus ojos se vuelven más claros y que tu visión mejora.
La toma de tierra se halla estrechamente relacionada con la respiración. Cuanto más desciendas dentro de ti, más profunda será tu respiración. Es importante, sin embargo, que te percates de tu patrón respiratorio, y sepas en qué modo estás “conteniendo” la respiración libre y plena. Tal será el tema del siguiente capítulo.

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