viernes, 18 de septiembre de 2015

Ejercicios de bioenergética, parte 4

Capítulo IV

Sexualidad 


La bioenergética se asienta en el principio de que hay una identidad entre salud física y salud mental, entre salud emocional y salud sexual. La unidad del organismo puede ser dibujada como un círculo. Cada aspecto de su salud se halla relacionado con los otros, y refleja su salud total. (fig. 11)


 Así, las ansiedades y problemas sexuales afectarán seriamente la salud física, emocional y mental de una persona.
La salud física es vista como algo más que la mera ausencia de síntomas de debilitamiento. Se manifiesta en un cuerpo bello y grácil, vibrantemente vivaz. Un cuerpo así indica el funcionamiento de una mente calmada y clara, en la que no hay conflictos reprimidos.
Similarmente, la salud emocional es definida de un modo positivo: consiste en tener plena posesión de nuestras facultades, y la plena gama de nuestros sentimientos. Naturalmente, esta definición incluye la capacidad de sentir y expresar plenamente nuestra sexualidad, y la capacidad de experimentar el gozo de esta expresión. Tal sería nuestra definición de la salud sexual. Básicamente, estar vibrantemente vivo podría ser equivalente a la capacidad para el placer y el gozo en la vida.

Si buscamos estar vibrantemente vivos, la pelvis debe ser liberada y el flujo de sentimiento sexual abierto. El modo en que una persona sostiene su pelvis es pues un tema de estudio tan importante como el modo en que lo hace con su cabeza.
El trastorno pélvico más común es el del trasero encogido. Aquí la pelvis es empujada hacia adelante y el trasero es mantenido tenso como un perro fustigado, con la cola metida entre las patas. Como resultado, la parte inferior de la espalda es bastante recta, con la normal curvatura lumbar eliminada. También se ejerce gran tensión en el área lumbosacra (los lomos). (fig.13)
La mayoría de los casos que he visto de trastornos en la región lumbar, tuvieron lugar en personas con traseros encogidos y lomos rectos.



La figura 12 muestra la alineación de un cuerpo sano. El peso del cuerpo es llevado sobre la mitad delantera de los pies. El cuerpo se halla equilibrado, pues la pelvis es empujada ligeramente hacia atrás, pero se mantiene suelta. Las rodillas se hallan dobladas, lo que les permite funcionar como amortiguadores en cualquier situación de estrés. Dado que las piernas se hallan alineadas con el cuerpo (lo que ocurre cuando los dedos de los pies apuntan rectos y las rodillas están centradas por encima de los pies), el peso del cuerpo, junto con cualquier estrés adicional, pasa a través de las piernas hasta los pies y el suelo. Este traspaso del estrés a las piernas sólo puede tener lugar cuando la pelvis es ladeada hacia atrás.

En la figura 13 el trasero encogido y las rodillas bloqueadas enfocan el estrés sobre la parte inferior de la espalda, creando una predisposición a los trastornos de esta área. Adviértase que el peso del cuerpo se apoya en los talones. El cuerpo se inclina hacia atrás en una persona pasiva.
En la figura 14 el estrés es transportado a la parte superior de la espalda, lo que ocasiona un bulto en esta área. La cabeza se inclina hacia adelante, y los lomos muestran una exagerada curvatura llamada lordosis. De una persona con esta estructura se podría decir que está transportando a alguien en su espalda.

¿Qué tiene que ver con el sexo la inclinación hacia atrás de la pelvis? Cuando la pelvis se halla hacia adelante, está en posición de descarga. Esto significa que cualquier sentimiento sexual de la persona fluirá directamente a los genitales, el órgano de descarga. Cuando la pelvis es mantenida atrás, pero suelta, se halla en posición de carga.
El vientre o abdomen inferior es el reservorio de los sentimientos sexuales. Cuando la pelvis es mantenida hacia adelante y el vientre mantenido adentro, la función de este reservorio se pierde mayormente. Entonces, como la persona no puede ahora “contener” su sentimiento sexual, sus únicas posibilidades son, o bien actuar, es decir, buscar una descarga sexual, o si esto es imposible, cortar el sentimiento. Esto se hace conteniendo la respiración e inmovilizando la pelvis. Como resultado, la persona no está sexualmente viva. Una persona así no se halla asentada en su naturaleza sexual.

Un cuerpo sexualmente vivo se halla caracterizado por una pelvis de balanceo libre. Significa que se mueve espontáneamente, y que no es empujada, golpeada o molida. Dijimos que la pelvis se mueve espontáneamente con cada respiración. También se mueve libre y fácilmente con cada paso que damos. Sólo hay que observar el modo en que caminan las nativas del Caribe o de las Islas de los Mares del Sur. En contraste con esto, las gentes de nuestras sofisticadas culturas caminan rígidas con traseros apretados.
Estos ejercicios no te liberarán de ningún complejo sexual que pudieras tener. Eso es algo que corresponde a una terapia. Los recuerdos sexuales reprimidos de tiempos de la infancia deben ser recuperados, y las sutiles relaciones sexuales existentes entre padres e hijos desveladas. Pero estos ejercicios no sólo ayudan a la terapia, sino que son esenciales para ésta. No es suficiente con liberar a una persona de sus ansiedades sexuales; es también necesario liberar a su cuerpo de la tensión, y restaurar la movilidad de la pelvis. Y esto sólo puede hacerse con un enfoque físico.
Para ser efectivo, el enfoque físico debe implicar al cuerpo entero. Se puede comenzar con alguna actividad vibratoria de las piernas. Tarde o temprano esto se extenderá hacia arriba hasta incluir la pelvis. A continuación, es importante desarrollar  el sentimiento de “estar tomando tierra”, puesto que la sexualidad adulta se haya relacionada con el sentido de independencia y de plantarse sobre sus propios pies. La toma de tierra da a una persona el sentimiento de independencia y madurez que hace de su expresión sexual una actividad responsable de su ser total. Finalmente, la respiración del individua ha de ser abierta y profunda en el vientre, de modo que los movimientos pélvicos estén coordinados con las ondas respiratorias. Esto permite al cuerpo total participar en la respuesta orgásmica.

 Es también importante no poner rígido el trasero. Estas tensiones representan el temor a “abandonarse”. Originadas en el entrenamiento de nuestra más tierna infancia en pos de una limpieza de excrementos, estas tensiones son ahora inconscientes, y bloquean la entrega total a la descarga sexual. En los siguientes ejercicios, te pedimos que trates de dejar caer el fondo de la pelvis y empujes hacia afuera tu ano, como si fueras al retrete. No te harás encima. El esfínter interno del ano permanece cerrado. Éste sólo se abre cuando hay materia fecal que evacuar. Si tienes alguna ansiedad al respecto, evacua primero el intestino.






No queremos decir que si haces este ejercicio con facilidad es que estás libre de cualquier tensión o problema sexual. Lo inverso en cambio, si es cierto. Si no puedes hacer este ejercicio con facilidad, tienes un problema. En este, como en los otros ejercicios, el criterio importante es si la persona “toma tierra”. Si uno no toma tierra, el balanceo de la pelvis carecerá de tono emocional.

Ejercicio 8. Arqueando la espalda y meciendo la pelvis

Otro ejercicio sexual puede llevar más plenamente a tu conciencia las tensiones de tu pelvis y en la parte inferior de la espalda.
Túmbate en el suelo, con las rodillas dobladas de modo que tus pies estén paralelos y apoyados sobre el suelo. Arquea tus lomos y aprieta tu trasero contra el suelo. Mientras haces esto, inhala, dejando salir el vientre lo más posible. Luego exhala y deja que la pelvis rote hacia adelante, haciendo una ligera presión hacia abajo sobre tus pies para darle un ligero impulso elevador. A continuación inhala de nuevo y deja que la pelvis se balancee hacia atrás, arqueando y presionando el trasero contra el suelo. Haz este ejercicio durante quince o veinte respiraciones. Tu respiración debería ser lenta. (Ver figura 16).






Es muy común que la gente empuje o tire de la pelvis hacia adelante en vez de permitirla oscilar libremente sobre las articulaciones de la cadera. Tirar la pelvis hacia adelante se hace a base de contraer los músculos abdominales y contrayendo el trasero. Ambas acciones reducen la sensación sexual y bloquean el movimiento pélvico involuntario, que debería tener lugar en el clímax del acto sexual.
Si la pelvis comienza a moverse espontáneamente en el curso de este ejercicio, experimentaras ahí algunas sensaciones adorables. Desde luego, no tendrás un orgasmo. Los órganos genitales no se excitarán salvo que deliberadamente te hagas fantasías acerca de un encuentro sexual. Sin embargo, esto no es recomendable, pues enfocará tu atención en los genitales y te distraerá de la percepción de lo que está ocurriendo en tu pelvis. Puedes preguntarte, sin embargo, que hacer en caso de excitarte genitalmente mientras haces este ejercicio en casa. No habrá ninguna objeción válida a que, en la intimidad de tu hogar, desees masturbarte. Es una actividad normal que ayuda a una persona a aceptar y encontrar placer en su propia sexualidad.

En bioenergética creemos que las sensaciones pueden ser conscientemente contenidas o expresadas, dependiendo de las circunstancias de la situación. Las sensaciones no necesitan ser expresadas. Nos interesa conseguir la capacidad de expresar nuestras sensaciones, pero cuándo o lo bien que lo hagamos dependerá de una determinación consciente de lo apropiadas que consideremos nuestras acciones respecto a la situación. El desarrollo del control consciente de tus sensaciones es un factor importante del dominio de ti mismo.
El sentido del yo del individuo se asienta sobre su sexualidad. La ansiedad, sentido de culpa o inseguridad sexual, debilitan este asiento, y minan la fuerza de nuestro ego. Para formar nuestro ego de un modo positivo es necesario trabajar sobre nuestros problemas sexuales. Pero es igualmente necesario trabajar directamente con problemas del ego tales como el dominio de uno mismo y la expresión de uno mismo.








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