jueves, 25 de junio de 2015

Aprendiendo de los mejores, parte 14

Thich Nhat Hanh (1926)

Maestro zen, monje budista y activista por la paz nacido en Vietnam. Desde 1972 es refugiado político en Francia por su lucha pacifista durante la guerra de Vietnam. Viaja alrededor del mundo dando conferencias y compartiendo sus enseñanzas.

1. Al meditar no nos alejamos de la sociedad, no nos escapamos de ella, sino que, muy al contrario, nos preparamos para reinsertarnos adecuadamente en ella.

Dedicar tiempo a meditar no es aislarse del mundo. Meditar es conectar con uno mismo, y, por ende, estar en mejor disposición de conectar con los demás. La meditación nos sana, oxigena y purifica. La meditación alimenta el alma. Nos prepara para tener diálogos fructíferos. Meditar nos conecta con el mundo, con otras personas, con la naturaleza, con todo. Es lo que permite tomar conciencia de que uno forma parte de algo más grande en el que todo está relacionado. (285)

2. No seas idólatra ni te ates a ninguna doctrina, teoría o ideología. Todos los sistemas de pensamiento son medios de guía, no son la verdad absoluta.

Todos somos seres espirituales, pero no todos somos seres religiosos. Las religiones (como otros caminos alternativos) son “formas de despertar”. El propio Thich Nhat Hanh dice: “Nunca obedezcas ningún mandato a no ser que también provenga desde tu interior”. Y añade: “Si tuvieras que elegir entre el budismo y la paz, elegiría la paz".

3. Cuando hay un diálogo verdadero, ambos lados están dispuestos a cambiar.

Una actitud de escucha verdadera implica estar dispuesto a cambiar el propio punto de vista. Acepta el desacuerdo como algo normal y haz el esfuerzo de ponerte en el lugar del otro. Intenta buscar áreas de acuerdo más que de enfrentamiento. Y jamás pierdas las formas, que facilitan o complican mucho las cosas. Thich señala: “No pronuncies palabras que puedan crear discordia y causar ruptura en la comunidad. Haz todos los esfuerzos para reconciliar y resolver todos los conflictos, aunque sean pequeños“.

4. No digas cosas falsas por el bien del interés personal o para impresionar a las personas. No pronuncies palabras que causen desviación y odio. No difundas noticias que no sabes si son ciertas. No critiques o condenes cosas de las que no estás seguro. Habla siempre verdadera y constructivamente.

El grado de mediocridad de una persona se mide por la cantidad de tiempo que dedica a criticar la vida de los demás. Criticar es la forma más evidente de mostrar la falta de conexión con uno mismo. La persona que se encuentran bien consigo misma no mira a los lados, sino que pone toda su atención en avanzar en la dirección de sus objetivos.

5. La esperanza es muy importante, porque puede hacer el momento presente más fácil de soportar. Si creemos que el mañana será mejor, podremos sobrellevar la vida actual.

La ausencia de esperanza nos conduce a la depresión, que no es otra cosa que la enfermedad de la tristeza. La depresión es, dicho en términos coloquiales, la falta de futuro. Uno lo está pasando mal, pero lo peor de todo es que no ve luz al final del túnel. Piensa que la amargura del presente será la amargura del mañana. Por el contrario, cuando la esperanza existe nos permite luchar sin descanso, esperando tiempos mejores. La angustia más penosa se alivia tan pronto como la tranquilidad está al alcance de la vista. (287)

6. Con tu sonrisa, haces el mundo más bello.

“Si en nuestra vida cotidiana podemos sonreír, todo el mundo se beneficiará ello. Ésta es la forma más básica de trabajar para la paz“. Ya hemos dicho que las personas somos energía vibrando en diferentes frecuencias. Cuando nuestra actitud hacia el mundo es negativa, producimos más negatividad alrededor; cuando nuestra actitud hacia el mundo y los demás es positiva, ocurre lo contrario. Tu energía es como sintonizas con la vida, igual que el dial de una radio: si no coges la frecuencia adecuada, la señal es sucia.

7. La energía de la ira puede ser transformada en la energía del entendimiento y de la compasión. Nosotros no tenemos que deshacernos de nada; solamente necesitamos saber cómo transformar una forma de energía en otra. El verdadero amor se compone de entendimiento.

La ira es una reacción que se produce cuando algo no es como esperábamos. Es un comportamiento derivado de la frustración. Como todas las emociones, es derivado de una forma de pensar. La ira sólo la desactivan la empatía y las ganas de comprender por qué el otro piensa y actúa como lo hace. No significa aceptar las cosas, sino que éstas no te perturben, que no te secuestren emocionalmente, y que no te impidan actuar desde la serenidad y la tranquilidad, con asertividad. Thich Nhat dice: “No mantengas ira u odio. Tan pronto como surgen la ira y el odio, practica la meditación sobre la compasión para comprender profundamente a las personas que han causado ira y odio. Aprende a ver a los otros seres con los ojos de la compasión”.

8. A veces, tu alegría causa tu sonrisa, pero también hay veces en las que tu sonrisa puede causarte la alegría.

Sentirnos bien, nos lleva a actuar bien, pero también actuar bien nos lleva a sentirnos bien. Las acciones cambian las emociones. Cuando no te encuentres bien, actúa como si lo estuvieses y tu ánimo cambiará.
“El pájaro canta porque es feliz, pero también es feliz porque canta”. De lo que se trata es de provocar ciertas emociones ( a través de música estimulante, películas inspiradoras, la lectura de un buen libro… conversación amena), de tal manera que cambie el estado de ánimo, nos ayude a sentirnos mejor y, como consecuencia, nos empuje a actuar de manera más productiva. (289)

9. No creas que tu conocimiento es la verdad inmutable. Evita atarte a tus ideas presentes. Aprende y practica el desapego a tus puntos de vista para estar abierto a recibir los puntos de vista de los demás. La verdad se encuentra en la vida y no meramente en el conocimiento conceptual.

La verdad es algo que se descubre viviendo. No tiene que ver tanto con conocimientos teóricos como con experiencias prácticas. La sabiduría no es sumar títulos, tiene que ver con saber distinguir lo esencial de lo accidental, lo importante de lo secundario, lo relevante de lo accesorio. La sabiduría es incrementar nuestra conciencia, y para ello hay que estar abiertos a vivir y descubrir.

10. Si nuestro amor es sólo un hacer para poseer, no es amor.

Las riquezas, cuando se elevan a la categoría de fines, nos instrumentalizan. Las riquezas como medio de disfrute, de ayuda a otros y de inversión en proyectos nos enriquecen. Nadie puede vivir sin cubrir las necesidades básicas y algo más, pero a partir de ahí se necesitan otros estímulos. Tener dinero es fantástico, ser tenido por él es una aténtica cárcel. Es vivir dominado por el ego: confundir lo que somos con lo que tenemos.
 

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