martes, 2 de junio de 2015

Aprendiendo de los mejores, parte 11


Nelson Mandela (1918)




Abogado y político. Primer presidente de Sudáfrica elegido democráticamente. Premio Nobel de la paz en 1993.

1. Todo parece imposible hasta que se hace.

Cuando nuestro cerebro procesa que algo no está a su alcance, nuestra mente deja de buscar, desconecta y da por finiquitado el asunto. Cuando creemos que algo es posible, entonces permanecemos alerta. No hay nada imposible.

2. No es valiente aquel que no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo.

No hay que desterrar el miedo, sino la cobardía. No te inquietes cuando tengas miedo. No intentes eliminarlo, acéptalo y busca la forma de dominarlo. Al miedo no se le derrota de una vez, sino poco a poco y cada vez que lo afrontamos. Así es como se gana la confianza en uno mismo. “No te conviertas -dice Mandela- en algo menor de lo que puedes ser”.

3. ¡Viva la libertad! El sol nunca ha iluminado un logro humano más glorioso.

La libertad supone, sobre todo, una cosa: la opción de ser uno mismo. Libertad es tener la posibilidad de decidir quiénes queremos ser y de tener opciones de llegar a serlo. Po eso, señala Mandela, “los verdaderos líderes están dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo”. Existen muchas cadenas que coartan la libertad: algunas visibles y otras no tanto. Por ejemplo, las dependencias materiales, sociales, emocionales que nos atacan. (196)

4. La prisión es una tremenda educación en la paciencia y la perseverancia.

A menudo, la adversidad es una gran aliada para descubrir talentos ocultos o para obligarnos a desarrollar ciertas habilidades. Cuando nos vemos obligados a salir de nuestra zona de confort, muchas cualidades pueden desarrollarse, descubriéndonos así parcelas de nosotros mismos que desconocíamos. Muchos talentos nacen de la necesidad.

5. El perdón libera el alma, elimina el miedo. Por eso es una herramienta tan poderosa.

“El resentimiento -señala Mandela- es como tomar veneno y esperar que mate al enemigo“. No hay más fórmula para la tranquilidad interior que el perdón. Pedir perdón demuestra fortaleza; aceptarlo, mucho más aún. Pero perdonar no es sólo de palabra, sino demostrarlo con los hechos. El líder sudafricano decía: “Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces él se vuelve tu compañero”. Eso es el perdón encarnado.

6. La mayor gloria no es no caer nunca, sino levantarse siempre.

El éxito consiste en ponerse de pie cada vez que uno cae. Todas las biografías de éxito reconocido han pasado por calamidades. Lo peor en la vida es resignarse, darse por vencida. Sólo entonces el juego termina.

7. No soy un santo. Al menos que para ti un santo sea un pecador que simplemente sigue esforzándose.

Muchas veces creemos que detrás de éxitos excepcionales hay personas excepcionales, y no es así. Son seres humanos de carne y hueso que tenían muy claro lo que querían, que han trabajado duro, que han demostrado resistencia emocional en las adversidades, y que jamás perdieron la fe. Eso tiene un nombre: determinación.

8. La educación es el arma más poderosa que se puede usar para cambiar el mundo. Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, por su origen o por su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar.

La educación es la inversión más rentable que existe. Invertir en educación es invertir en una sociedad mejor: más justa, más amable, más comprometida. La educación siembra actitudes en la infancia que recoge conductas rectas en la vida adulta. Es más fácil formar a un niño que corregir a un adulto.

9. Mucha gente en este país ha pagado un precio antes de mí, y muchos pagarán un precio después de mí.

Todo avance social siempre nace de algo previo. Estamos donde estamos y hemos llegado donde hemos llegado gracias a las contribuciones que han hecho otras muchas personas con anterioridad. Por eso, primero hay que estar agradecidos por todo lo que tenemos a nuestro alcance, y segundo, debemos darlo todo con nuestra misión y aportación personal para no sólo ser beneficiarios, sino también benefactores. Es una cuestión de justicia social.

10. Me gustan los amigos que tienen pensamientos independientes, porque suelen hacerte ver los problemas desde todos los ángulos.

En realidad, cuando hay dos personas que piensan igual es como si sólo hubiese una. Cuando se está en un puesto de gestión, lo peor es estar rodeado de aduladores. Con frecuencia, el personal se guarde mucho de decir al jefe lo que piensa por si no es de su agrado. Sólo generando un clima de confianza es posible que la gente se sienta libre para expresar su opinión sin tapujos. (199)

 




 

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