lunes, 6 de abril de 2015

Aprendiendo de los mejores, parte 3


 
David Henry Thoreau (1817-1862)

Escritor, poeta y filósofo estadounidense vinculado al trascendentalismo. Artífice de prácticas de desobediencia civil.

1. Lo que un hombre piensa de sí mismo, más que cualquier otra cosa, es lo que determina su destino.
Nuestros pensamientos gobiernan nuestra vida. Si realmente fuéramos conscientes del poder que tienen en nuestra vida, jamás volveríamos a tener un pensamiento negativo. A lo largo del día, tenemos entre 60 000 y 70 000 pensamientos, la mayoría de ellos derrotistas. ¿Conclusión? Llevamos vidas muy por debajo de nuestro verdadero potencial. Cambia tu forma de pensar, cambia tu forma de actuar; al cambiar tu forma de actuar, cambiarán los resultados que obtengas. 

2. Casi todas las personas viven en una silenciosa desesperación.
El primer mal es la educación que nos uniformiza y nos mete a todos en el mismo saco. Al que no pinta dentro de las líneas, se le da un tirón de orejas; al que se aparta de la fila, se le castiga. La finalidad no es otra que reconducir a las personas al redil, ya que controlar a la masa siempre es más fácil que controlar a las personas una a una. Esta fábrica de niños al por mayor, arrebata la singularidad para pasar a formar parte del rebaño. Resultado: vidas pret a porter cortadas por el mismo patrón que desenbocan en una insatisfacción crónica.

3. Si has construido castillos en el aire, tu trabajo no se pierde; ahora coloca las bases debajo de ellos.
Todo empieza por un sueño. Eso es lo que nos hace ponernos en movimiento. Es cuestión de ir probando por aquí y por allá hasta que finalmente se encuentre el sendero oportuno. Nunca renuncies a tus sueños por el tiempo que te llevarán, porque el tiempo transcurrirá igualmente.

4. ¡Cuán vano es sentarse a escribir cuando todavía no te has levantado a vivir!
La pregunta es: ¿Hablas de lo que has leído o hablas de lo que has vivido? Estamos “borrachos” de teoría. Sólo se puede convencer desde la experiencia personal, cualquier otra cosa huele a postizo. Primero vive y luego escribe, serás más creíble. Lo que hay que aprender, hay que vivirlo. Sólo entonces se está en condiciones de transmitírselo a terceros.

5. ¡Como si se pudiera matar el tiempo sin insultar a la eternidad!
El tiempo es el bien más democráticamente repartido en el mundo. Todos tenemos la misma cantidad. Es el bien más valioso con el que contamos las personas, porque no se puede recuperar, reciclar, ni conseguir más. O se aprovecha o se desaprovecha, no hay más alternativas. (77)

6. Las cosas no cambian; cambiamos nosotros6. Las cosas no cambian; cambiamos nosotros.
Si no te gusta tu vida y quieres que mejore, tienes que introducir cambios para que así ocurra. Y no te refugies en el “es que yo soy así” para no pasar a la acción y salir de tu zona de confort. El mero paso del tiempo casi nunca cambia nada, eres tu el que tiene que introducir cambios en tu vida: establecer metas, diseñar planes y concretar acciones específicas para materializarlas.

7. Si no logras convencer a una persona de lo malo que está haciendo, procura hacer entonces lo bueno. La gente cree sólo lo que ve.
La gente siempre podrá dudar de lo que dices, pero no de los hechos. La credibilidad se fundamenta, sobre todo, en el ejemplo. Por eso, la mejor manera de decir, es hacer. Ya lo decía Albert Schweitzer: “El ejemplo no es una de las formas de influir en los demás, es la única”.

8. El mundo no es sino un lienzo para nuestra imaginación.
“Lo hicieron, porque no sabían que era imposible”. Los límites no son sino límites mentales. No hay más secretos: fe + acción + persistencia. Julio Verne dijo un día: “Todo lo que un hombre es capaz de imaginar es capaz de hacerlo realidad”.

9. Si uno avanza confiadamente en la dirección de sus sueños y se esfuerza por vivir la vida que ha imaginado, se encontrará con un éxito inesperado en algún momento.
El universo siempre apoya cuando uno se atreve a ir de manera incondicional en busca de sus sueños. Paulo Coelho escribe: “Cuando deseas algo de verdad, todo el universo conspira para que se haga realidad. Es la ley de la “sincronicidad”, por la cual irán apareciendo las personas y las circunstancias precisas. Lo verdaderamente relevante es tener fe. Decide lo que quieres, cree que es posible y acepta el precio que hay que pagar por conseguirlo.

10. El hombre es rico en proporción a la cantidad de cosas de las que puede prescindir.
No se trata de renunciar a todos aquellos placeres que nos brinda la vida, sino de no depender de ellos. A menor dependencia, mayor libertad. Las dependencias nos atan y condicionan nuestra vida. El propio Thoreau afirmaba: “Un corazón grande se llena con poco. La mayoría de los lujos y muchas de las llamadas comodidades de la vida no sólo no son indispensables, sino que resultan un obstáculo evidente para la elevación espiritual de la humanidad”. (79)
 
David J. Schwartz (1927- 1987)

Escritor, coach y conferenciante estadounidense sobre desarrollo personal. Su obra más conocida es La magia de pensar en grande.

1. Lo importante no es dónde estabas, ni dónde estás, sino dónde quieres estar.
Que el pasado no sea tirano del futuro“, escribía Unamuno. La capacidad del ser humano para reinventarse es fabulosa. La posición de partida condiciona, pero no determina. La meta está a tu alcance. Tu decides si pagas o no el peaje.

2. No hay competencia entre los niveles de excelencia; la competencia la hay en los niveles de mediocridad.
O, dicho de otra manera: la pesca es mejor allí donde sólo se atreven a ir los más audaces. La mayoría de la gente suele optar por la alternativa más cómoda. Pero, cuanto mejor seas, menos competencia tendrás. La calidad siempre es una buena estrategia para diferenciarse.

3. Sólo hay una cosa cierta: eres más grande de lo que piensas.
Casi todo el mundo tiene problemas de autoestima. Y nuestra vida es, precisamente, un reflejo de nuestra autoestima. Para crecer personal y profesionalmente, la única obsesión debe ser la de cree en uno mismo. 
Son nuestras creencias las que nos limitan.

4. Nunca pierdas de vista tu objetivo. Eso es lo realmente importante, seguir avanzando a pesar de las circunstancias.
No importa si estas bajo de ánimo, si te has equivocado o tu cliente ha rechazado la propuesta. Todo eso es secundario. Lo realmente importante es que no desistas en tu empeño por lograr aquello que deseas. El juego no termina cuando pierdes; el juego termina cuando te das por vencido.

5. Los pensamientos negativos son una especia de suicidio espiritual.
La mente puede convertir el paraíso en infierno y el infierno en paraíso. Creer es crear. Los pensamientos negativos son esos monstruos mentales que nos torturan, nos reprimen, nos arrinconan, nos hacen sentir pequeños: no soy bueno, no me lo merezco, no va a salir bien. La mente es un arma muy poderosa, pero actúa en los dos sentidos: catapultándonos hacia el éxito o hundiéndonos en la miseria.

6. Pide opinión sobre tu idea a los demás y tendrás una idea mejor. Una mente que sólo se alimenta de sí misma se debilita.
En la creación de empresas y en el lanzamiento de nuevos proyectos, habitualmente se comete un error: Sobreproteger la idea, ser excesivamente celoso de ella. Las opiniones de terceras personas con credibilidad te permitirán ajustar el tiro con más precisión. Toda opinión se basa en unas creencias, las cuales conviene complementar con las de otras personas que tengan, eso si, buen juicio. (83)

7. Una persona entusiasta, con lo que dice y hace, siempre genera seguidores entusiasmados.
Nada se contagia tanto como el entusiasmo. Cuando una persona actúa con entusiasmo todo invita a unirse a ese proyecto que nos propone. Hay una energía que nos arrastra a acompañarle. El entusiasmo es vida y, tal como decía Gregorio Marañón, “signo de salud espiritual”.

8. Tu éxito depende del apoyo de la gente. No lo podrás lograr tu solo.
Grandes logros, grandes equipos. Todos tenemos carencias o defectos que debemos compensar con las virtudes de otras personas para construir algo digno. Un proverbio africano dice: “Si quieres ir rápido, ve solo; si quieres llegar lejos, ve con otros“. Y para ello se requieren dos cualidades: primero, humildad para saber que necesitamos de los demás; y segundo, generosidad para poner nuestras capacidades al servicio del resto. ¿El mayor enemigo de los equipos? El ego, cuando priman las individualidades y cada persona quiere ser la prima dona, o cuando se prefiere un éxito pequeño pero propio a un éxito grande pero colectivo. 

9. La actitud correcta y un brazo pueden superar a la actitud incorrecta y dos brazos.
Ésta es quizá la cualidad más importante para lograr cualquier cosa: actitud. La palabra actitud alberga en su seno un polinomio de factores: capacidad de trabajo, ganas de aprender, buen ánimo, flexibilidad, entre otros. Hay muchos caso de personas con talento pero con mala actitud que no lograron lo que querían, y pocos casos de personas que con buena actitud y voluntad no hayan conseguido lo que deseaban.

10. Una conversación generosa, escuchando mucho, es la forma más sencilla y segura de hacer amigos.
No hay nada más agradable para una persona que percibir que se le presta atención. Trata a cada persona como si fuese la más importante porque para ella es la más importante. Cualquier persona necesita sentirse especial, única, reconocida. Y escuchar con atención cumple esa función. Nos interesan los demás cuando éstos se interesan por nosotros. Anima a los demás a que hablen de sí mismos. (85)
 

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