viernes, 27 de marzo de 2015

Aprendiendo de los mejores, parte 2


 
Bian Tracy (1944)

Conferenciante, coach y escritor sobre temas de desarrollo personal.

1. Si tus hijos siente que pueden lograr una meta, habrás triunfado como padre por haberles entregado la mejor de las bendiciones.
El primer reto de la educación debería ser estimular a que las personas crean en ellas mismas. La mejor educación es aquella que es capaz de transmitir la auto responsabilidad como primer requisito del éxito. Tracy explica: ”Una vez que hayas decidido aceptar la total responsabilidad de ti mismo, de tu situación y de todo lo que te sucede, puedes pasar a ocuparte con confianza de tu trabajo y de los asuntos de tu vida. Te conviertes en dueño de tu destino y en capitán de tu alma.

2. Muévete de tu zona de confort. Sólo puedes crecer si estas dispuesto a sentir incomodidad cuando pruebes algo nuevo.
Casi siempre, en aquello que menos te apetece hacer y en aquello que más miedo te da, es donde está tu mayor crecimiento. Cada vez que sientas miedo, date la enhorabuena, porque ésa es una ocasión para evolucionar. Si tu vida es demasiado fácil, probablemente estás estancado; vives de manera rutinaria y, por tanto, no tienes más experiencia sino más años repetidos.

3. Todo el mundo realiza ocasionalmente cosas que hace la gente exitosa. Sin embargo, la gente exitosa hace estas cosas todo el tiempo.
La genialidad no es otra cosa que la práctica diaria. La disciplina es el factor más importante del éxito; y la disciplina es hacer lo que se tiene que hacer aunque no apetezca, sin ningún tipo de excusas. Lo difícil no es el trabajo, lo difícil es la disciplina del trabajo.

4. El desarrollo personal es tu trampolín hacia la excelencia personal. Permanente y continuo, te asegura que no hay límite a lo que puedes lograr.
Aquello en lo que te conviertes se acaba reflejando en lo que obtienes. Por eso hay que ser un eterno estudiante. El desarrollo personal ensancha fronteras y abre posibilidades haciendo que la preparación y la oportunidad se encuentren.

5. No importa de donde vengas. Lo único que importa es hacia dónde estás yendo. Si lo que estás haciendo no es moverte hacia tus metas, entonces te estás alejando de ellas.
No importa el pasado si estás dispuesto a construir tu futuro. Para ello, lo primero es decidir cuál es tu propósito principal en la vida, y luego organizar todas las actividades en relación con él. Cuanto más claro tienes lo que quieres, más fácil resulta tomar decisiones. Se trata de decir “sí” a lo que te acerca a tus metas y “no” a lo que te aleja de ellas. (53)

6. Nadie vive lo suficiente para aprender todo lo que necesita aprender. Por ello, para tener éxito, debemos encontrar personas que ya hayan pagado el precio de aprender las cosas que necesitamos aprender para lograr nuestras metas.
Ir de autodidacta tiene algunas ventajas, pero el aprendizaje se alarga demasiado. Otros muchos ya se han enfrentado a los mismos problemas que tu estas encarando, y saberlo te puede ser de gran ayuda. Además, muchos lo han dejado por escrito. No desaproveches ese conocimiento y esa experiencia. El éxito siempre deja pistas.

7. La capacidad de tomar decisiones es una característica de las personas de alto rendimiento. Casi cualquier decisión es mejor que no tomar ninguna decisión.
Porque una vez que estás en marcha sumas experiencia, contactos y conocimientos que te dan información valiosa. Sólo se encuentran respuestas en la acción. Si tienes pasión por lo que haces y te pones a andar, las soluciones irán apareciendo a medida que avanzas.

8. Tu activo económico más valioso es tu capacidad de aprendizaje.
El propio Tracy dice: “El punto de partida para tu nueva vida llega cuando te das cuenta de que puedes aprender cualquier cosa que necesitas para lograr las metas que te haz fijado. Esto significa que no hay límites en lo que puedes ser, tener o hacer“. Y en forma más explícita, también apunta: “En realidad, podrías perder tu casa, tu coche, y quedarte sin nada más que tu ropa, pero, mientras tu capacidad de aprendizaje estuviera intacta, podrías cruzar la calle y empezar a ganarte bien la vida de manera casi inmediata”.

9. El punto de partida en la fijación de metas es que comprendas que tienes un potencial prácticamente ilimitado para ser, tener o hacer cualquier cosa que quieras de verdad en la vida, siempre que la quieras lo suficiente y estés dispuesto a hacer el esfuerzo suficiente para lograra.
A la hora de fijar tus metas tienes que preguntarte ¿estoy dispuesto a pagar el precio? Es una cuestión de ir tocando palillos sin claudicar, hasta que se da con la combinación que abre la caja fuerte. En esta vida nadie fracasa, sólo hay gente que desiste.

10. El optimismo es la cualidad más asociada al éxito y a la felicidad.
La gente positiva desencadena una serie de sucesos y una energía a su alrededor que acaban transformándose en resultados positivos. Los optimistas no sólo consiguen mejores resultados, sino que son más felices. El optimismo (y el pesimismo) es una actitud ante la vida, hace referencia a cómo coloreamos la vida. ¿Con quién prefieres pasar tu tiempo, con alguien alegre o con alguien triste? (55)

Tenzin Hijatos (Dalái Lama) (1935)


Es el actual dirigente del Gobierno tibetano en el exilio y líder espiritual del lamaísmo.

1. Tenga en cuenta que los grandes amores y las grandes realizaciones conllevan grandes riesgos.
No hay que preguntar tanto ¿qué quieres conseguir en la vida?, sino ¿Qué estás dispuesto a perder?, porque eso es indicativo del grado de compromiso con la causa que añora. Hay una diferencia entre vivir y sobrevivir. Vivir es apostar por lo que uno desea y arriesgarse a que sucedan cosas. Sobrevivir es aferrarse a lo seguro y a que no ocurra nada interesante. Tú decides.

2. Cuando pierdas, no pierdas la lección.
Unas veces se gana y otras se aprende. Si de los errores, los fracasos y las pérdidas se saca una lección, ya no son tales, sino un peldaño más en la escalera hacia nuestras metas. Todo suma. El problema es cuando, por orgullo, uno se empeña en negar los errores o buscar pretextos o culpables para no asumir la propia responsabilidad. El cambio sólo es posible desde la aceptación, nunca desde la negación. A lo que te resistes, persistes, lo que aceptas te transforma.

3. Recuerda que no conseguir lo que quieres es a veces un maravilloso golpe de suerte.
En ocasiones, lo mejor que le puede ocurrir a una persona es aquello que jamás hubiese deseado que ocurriese. Un despido, por ejemplo, puede ser un revulsivo maravilloso. Pascal afirmaba que “la desgracia descubre al alma luces que la prosperidad no llega a percibir”. Muchas veces las crisis actúan a modo de “despertador” vital, nos sacan de la rutina y nos espabilan con sus preguntas. (64)

4. A través de la meditación se puede conseguir la paz interior, y a través de ella, la paz mundial.
La meditación consiste en calmar todos esos pensamientos saboteadores que revolotean en nuestra cabeza. Su práctica permite la conexión directa con el alma. Aldous Huxley apuntaba: “La meditación ha sido practicada en todo el mundo desde los tiempos más remotos como la manera de llegar a conocer la naturaleza esencial de las cosas. Meditar nos ayuda a encauzar provechosamente el pensamiento, lo que redunda en una mejora de la calidad de vida psíquica, y por ende, de la calidad de vida física, dada la estrecha relación entre mente y cuerpo. Practicar la meditación frena la ansiedad y el estrés y nos lleva a la paz interior, que nos sirve para conectarnos mejor con nosotros mismos, con los demás y con el resto del universo. También favorece la relajación muscular, mejora la circulación y refuerza el sistema inmunitario, entre otros beneficios.
La mente puede ser la herramienta más potente con la que contamos, o la más destructiva, según la utilicemos.

5. Recuerda que el silencio es a veces la mejor respuesta. Pasa, todos los días, algún tiempo a solas.
Nos da miedo el silencio. En él se encuentran respuestas que no queremos encontrar, porque se produciría un sock emocional, por un lado, y una gran ansiedad al obligarnos a entrar en acción y cambiar, a enfrentarnos a la incertidumbre. Citarse con uno mismo significa ser totalmente honesto y no disfrazar la realidad, así como asumir que, muchas veces, no estamos llevando la vida que nos gustaría, sino la impuesta por terceros. Sólo nos atrevemos a conversar sinceramente con nosotros mismos cuando la adversidad llama a nuestra puerta y no tenemos escapatoria.

6. Mi verdadera religión es la bondad.
Está comprobado que cuanto más implicada está una persona con una determinada causa social en forma altruista, dicha persona aumenta sus expectativas de vida, mejora su calidad de vida y se declara más feliz.
La bondad no sólo nos hace sentir bien emocionalmente, sino también físicamente. El propio Dalái Lama afirmaba: “Vive una vida buena y honorable. Después, cuando seas mayor y mires hacia atrás, serás capaz de disfrutarla por segunda vez.

7. Abre tus brazos al cambio, pero no dejes ir tus valores.
La vida es cambio y el cambio es vida. Aunque no se trata de cambiar por cambiar. Existen límites, los de los valores. El éxito sin valores no es éxito y, además, nos deja muy vacíos. (66)
 
8. No permitas que una pequeña disputa dañe una gran amistad. En desacuerdos con tus seres queridos, preocúpate únicamente por la situación actual. No saques a relucir el pasado.
Algunas veces, pequeños roces pueden producir grandes rupturas. Es importante aprender a mirar hacia adelante. Perdonar implica no remover demasiado el pasado; de otro modo, es complicado que exista el futuro.

9. Comparte tus conocimientos. Es una manera de alcanzar la inmortalidad.
La filosofía del Dalái Lama es clara: “La esencia de la vida espiritual está formada por nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia los demás“. Desde el egoísmo es imposible tener una vida llena. El conocimiento, si no se comparte, se pudre. Además, dado que todo conocimiento parte de algo anterior, no nos pertenece. Por ello, también tenemos la obligación moral de contribuir con nuestra aportación personal a la cadena de conocimiento y ayudar así a la evolución de la sociedad. Quien no adopta una postura de generosidad a la hora de compartir, pone en evidencia su inseguridad, producto del miedo a perder lo que tiene, olvidando que cuanto más se da, más se recibe.

10. Sigue las tres R: Respeto por ti mismo, Respeto por los demás, y Responsabilidad por todas tus acciones.
A veces nos maltratamos demasiado, y eso se refleja en nuestra relación con el mundo y con los demás. Si no estás bien contigo mismo, no puedes estar bien con otras personas. Segundo: respeto por los demás. No hay mayor lealtad hacia una persona que respetar sus decisiones sin juzgarlas. Cada persona tiene derecho a ser la persona que ha decidido ser , aunque no coincida con nuestra forma de ver la vida. Y tercero: responsabilidad por nuestros actos. No culpabilices a nadie de tu vida, ya que es el resultado de todas aquellas decisiones que has ido tomando (o no tomando) a lo largo de tu existencia. (68)

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