martes, 19 de enero de 2016

Ejercicios de bioenergética, parte 22


Ejercicio 93. Golpeando con el trasero  

Esta posición implica llevar el trasero hacia detrás de modo que se cargue y movilice para el movimiento hacia delante. Este movimiento hacia delante debería de provenir de los pies, no del trasero. Empujar hacia delante desde el trasero lo tensa, y corta mucho la sensación sexual.

Túmbate plano sobre el vientre en una colchoneta, en la cama o sobre el suelo.
Coloca las manos planas, luego dobla y extiende los codos de modo que tu pecho quede contra la colchoneta. Gira la cabeza a un lado.
Hunde los dedos del pie en la colchoneta, de modo que puedas presionar sobre ellos. Dobla las rodillas ligeramente, y mantenlas contra el suelo.

Quédate en esta posición y presiona fuertemente con los dedos de los pies, respirando con facilidad y profundidad.
Balancea la pelvis rápidamente contra la colchoneta mientras presionas hacia abajo con los dedos de los pies y las rodillas.

                         
  •  ¿Pudiste sentir el vientre presionando contra la colchoneta? ¿Fuiste capaz de respirar en el vientre?
  •  ¿Se desarrollaron vibraciones en la pelvis durante este ejercicio?
Para movilizar toda la carga sexual, es importante que las piernas tomen tierra. Esto solo puede hacerse si los pies están presionando contra algún soporte durante el acto sexual. Hemos recomendado que la persona que se halla en la posición superior en el acto sexual presione sus pies contra el tablón de la cama que queda en la zona de los pies, a fin de obtener la suficiente base para el impulso. Es ausencia de un tablón así, has de hundir los dedos de los pies en el colchón como en el ejercicio de arriba.

La gente que ha intentado este ejercicio refiere que aumenta grandemente la cantidad de la sensación sexual. Este ejercicio es un modo de experimentar la acumulación de carga para el impulso.

Ejercicio 94. Vibración pélvica


Haz este ejercicio enfrente de un taburete bioenergético, una silla o una mesa. Razón para esto es que te coloca en una posición en la que se inducirán fuertes vibraciones en las piernas. Estas vibraciones pueden ser extendidas a la pelvis.
Ponte de espaldas a un taburete, silla o mesa, con los pies apuntando rectos hacia delante y separados unos 15 cm.
Coloca una manta doblada sobre el suelo enfrente de tus rodillas, por si te dejas caer.

Coloca ambas manos detrás de ti, tocando el taburete ligeramente para mantener el equilibrio. No debería recaer ningún peso sobre las manos.
Dobla ambas rodillas y arrójate ligeramente hacia delante de modo que los talones se levanten ligeramente del suelo. Deberías hacer recaer el peso sobre los metatarsianos de los pies.
Balanceándote en esta posición por medio de las manos sobre el taburete, arquea el cuerpo hacia atrás, y haz que la pelvis apunte también hacia detrás sin romper el arco.

Mantén la posición, respirando profundamente, hasta que tus piernas comiencen a vibrar.
Una vez que tus piernas estén vibrando, mueve la pelvis suavemente hacia delante y hacia atrás. El movimiento debería provenir de las piernas y los pies. Las vibraciones deberían comenzar arriba en la pelvis, y puedes experimentar algunas oscilaciones pélvicas espontáneas.

                                         
Si la posición se vuelve demasiado dolorosa en los muslos, deberías dejarte caer sobre las rodillas. Luego levántate, camina alrededor de la habitación, y repite la maniobra.
  •  ¿Se movió tu pelvis espontáneamente? ¿Te atemorizó este movimiento?
  •  ¿Descubriste que tus rodillas temblaban  de uno a otro lado en vez de vibrar arriba y abajo? Este temblor de lado a lado de las piernas es una expresión de temor.
  •  ¿Sientes ahora tu pelvis más viva?
Estos ejercicios pueden ayudarte a aumentar la carga sexual de tu pelvis. Dicha carga viene indicada por el desarrollo de movimientos pélvicos espontáneos. Sin embargo, si no puedes contener la carga, la pelvis responderá demasiado rápidamente. Mantener la pelvis atrás en cualquiera de los ejercicios permite que la carga se acumule hasta una superior intensidad antes de que los movimientos involuntarios de descarga tengan lugar.











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