jueves, 23 de julio de 2015

El Profeta del Balón

Trabajo resultado del Taller de Teatro de la OPC-CLETA



El Profeta del Balón


Hermanas y hermanos: El fútbol se está convirtiendo poco a poco en la nueva religión. Podrán ver como los tradicionales lugares de culto, son ahora los campos de juego, algunos convertidos en verdaderas catedrales; los santos, han sido substituidos por los ídolos deportivos. Los clubes de fútbol suplantan a las congregaciones religiosas; y los fieles o devotos se transforman en los hinchas o fanáticos. Las misas y las oraciones son ahora las justas con sus porras y cánticos.

Albert Camus, reconoció que lo que más aprendió acerca de moral y de las obligaciones del hombre, se lo debía al futbol. Dijo, por ejmplo: Pronto aprendí que la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga.
Desmond Morris, encontró similitudes entre ciertas prácticas de sobrevivencia del hombre, como la caza, las batallas y las ceremonias religiosas, y el fútbol, al que finalmente llamó la guerra superada.

Y también opinó del fútbol Antonio Gramscis, del cuál afirmó: Ese reino de la lealtad humana ejercido al aire libre. Esa única religión sin ateos. El fútbol asociación nos muestra las claras ventajas de la autodisciplina y el trabajo en equipo. El fútbol como música del cuerpo. Como la dinámica de lo espontáneo. El balón, como el corazón del aire. El juego limpio como divisa. La solidaridad que se hace equipo en el campo. El fútbol, nos hará libres.

Y sí, amigas y amigos, hay una esperanza de libertad. No estamos condenados a sufrir gobiernos abusivos eternamente. Nosotros podemos cambiar las cosas. Para alcanzar el reino de la fraternidad, del espíritu deportivo y del juego limpio, sólo tenemos que seguir los pasos de los grandes maestros de la humanidad como: Jesús, Gandhi, Ernesto Guevara, el maestro Lennon o el compa Lenin.

Reflexionemos: ¿Realmente estamos viviendo según sus principios? ¿O sólo nos acordamos del reino espiritual cuando estamos en serias dificultades, o en la antesala de la muerte? Amigas y amigos, el dilema es muy sencillo: ¿ Estamos trabajando para establecer un orden social más justo? ¿O estamos alimentando un sistema que nos esclaviza y destruye?¿A qué venimos?

¡Escuchen hermanas y hermanos, porque vienen tiempos obscuros! Soy la voz de uno que clama en el desierto, Preparad los caminos del Señor. Haced derechas sus sendas (Mr. 1-3)
¿A que venimos a este Planeta amoroso? ¿Qué se va ha decir de nosotros cuando nos llegue la hora? 
Consideremos al menos si vamos en el sentido correcto, porque de otro modo, sería como si estuviéramos enterrados bocabajo, de tal forma, que mientras más esfuerzo hacemos para salir, más nos hundimos.

Amigas y amigos, reconozcamos que si el mundo está enfermo, es porque nosotros estamos enfermos. ¿Qué estamos haciendo con nuestras vidas? Voy a exponer una serie de ejemplos para evidenciar nuestro comportamiento. Hay uno que se puede ver en cualquier puesto de periódicos y casi a cualquier hora: En un rincón hay un diario que suele publicar noticias más o menos objetivas sobre la situación del país. Ya sabrán: Que si el dólar se sigue comiendo al peso; que siguen los ajustes al gasto social; qué si el país es una macrofosa ; qué si la nación está en venta de garaje, qué cuál es el escándalo de corrupción del día.. y no pasa nada, nadie mira, hay uno que otro lo compra. Sucede que los rateros ahora también pueden ser cínicos porque ya a nadie le importa.

¡ Y que noticias si conmueven realmente el corazón de estas generaciones? La mayor parte del puesto la ocupan los diarios deportivos: que si las Chivas perdieron su racha de dos juegos sin perder, o que volvieron a golear al América con todo y sus estrellas. Eso si es preocupante. La gente se amontona enfrente de ellos y entonces si se les ve conmovidos. Y otros diarios aun más funesto que nos muestran invariablemente en primera plana, junto a una muñequita de silicones, , la nota roja de día con lujo de detalles. Y esos sí se venden por millones.

Otro ejemplo: Perdemos el tiempo en conversaciones inútiles, nos la pasamos quejándonos de la situación, pero somos incapaces de organizarnos en un frente común. Nos la pasamos echando pestes de nuestros gobernantes. Pero cuando somos llamados para alguna movilización, nunca tenemos tiempo. Y todavía decimos: es inútil, no se logra nada. Y yo no me meto en política porque es muy cochina. Y no nos queremos dar cuenta, de que al actuar así, es que les dejamos las manos libres para que se despachen. Y bien que se despachan, para eso no hay que rogarles.

Pero lo peor, lo más patético para mi, es que además queremos ser como ellos. Creemos que si nos aceptan los opresores, aunque sea como capataces contra nuestra propia gente, entonces si vamos a ser felices. -Y decimos: “Voy a ser feliz cuando tenga mi casa como la de la Gaviota“. “Cuando tenga mi camionetota, aunque sólo sea para ir al Super”.

Pero la realidad es que los opresores tampoco son felices. Creemos ingenuamente que la felicidad consiste en tener mucho dinero, en tener el poder de mandar, en apoderarse de muchas propiedades.
Pero eso también una ilusión. La fama y el dinero, aunque pueden producir admiración, no reditúan verdadero amor.

Díganme amigas y amigos, ¿Cuándo el maestro Jesús se propuso atesorar? Recordarán, por ejemplo, el pasaje de las bodas de Caná. Cuando a media fiesta se termina el vino, y los invitados amenazan con retirarse. Y es la misma madre de Jesús quien la pide que haga algo. El maestro se hace un poco del rogar, pero al fin accede y dice: ¡ que nadie se vaya! Yo invito. Y si el maestro se iba a discutir, no iba a ser nada más uno o dos pomos o ¿verdad ? Tenía que decirse algo bueno. Así que fueron por su cuenta seis tinajas copeteaditas del mejor vino. Y sólo le faltó decir: ¡ahora nadie sale hasta que se acaben!

Y esto hizo, pero no pensó en poner una vinatería o una cantina, ¿verdad?
Y cuando después aprendió a multiplicar los panes y los peces no dijo: “hay que pensar en la plusvalía, y se me ocurre poner una “palapita” frente al Mar de Galilea para vender el pescado a las brasas”.
Y tampoco dijo: Aquí voy a poner mi Hospital de los Ángeles para curar ciegos, leprosos y paralíticos. Pudo haberlo hecho. Pero entonces sencillamente no estaríamos hablando de nuestra era cristiana, ni gozaríamos de sus ejemplos y sus enseñanzas. Que para el caso caben estas:
Hijos,¡qué difícil es entrar en el reino de Dios a los que confían en las riquezas!. Mr. 10-24
Porque Nadie puede servir a dos señores. No se puede servir a Dios y al dinero. (Mt.6.24)
Y aclara: Busquen primero el reino del Amor, y esas cosas se darán por añadidura. (Lc. 12.31)

Y nosotros, ¡Por que seremos tan pasivos y fatalistas! ¿Por qué nos complace tanto hacemos los occisos? ¿Qué necesitamos para cambiar? ¿acaso sufrir una catástrofe mayor para podernos ver como hermanos?
El maestro Jesús, por ejemplo, nunca fue pasivo.
En el evangelio de Juan, capítulo 12, versículo 15, se lee un pasaje por todos conocido que dice: Se acercaba la pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Y haciendo un azote de cuerdas, echó a todos fuera del templo, con las ovejas y los bueyes: desparramó el dinero de los cambistas y les volcó sus mesas. Y dijo: Escrito está: Mi casa es casa de oración. ¡Pero vosotros la habéis hecho cueva de bandidos! (Lc. 19.45)

Jesús nunca fue sumiso y obediente, como quieren que nos comportemos los jerarcas de la Iglesia. El hijo del hombre se opone abiertamente a las clases privilegiadas de los sumos sacerdotes, escribas y fariseos. (reencarnados ahora aquí en pristas y sus paniaguados). Jesús se les enfrenta una y otra vez poniendo al descubierto sus falacias, su acartonamiento religioso. Jesús les llama directamente culebras, raza de víboras, sepulcros blanqueados y les tilda de ciegos espirituales, hipócritas y criminales.

Jesús es uno de los grandes revolucionarios que se oponen al putrefacto poder institucionalizado con coraje, arriesgando su vida. Y provoca una contienda abierta entre el poder corrupto, por un lado, y el hombre despierto, independiente, que no respeta otra autoridad que la del Padre.

¿Y nosotros? ¿De que lado estamos jugando? ¿Para dónde estamos chutando?
¡Cuidado con los autogoles! Necesariamente hay que fijarse y tomar conciencia de quienes son los verdaderos delincuentes. Y a quienes engordamos el caldo con nuestro trabajo.

Porque justificar al sistema actual, con todo lo que significa, no es pensar, es obedecer. No estamos evolucionando hacia el amor incondicional. Nos están esclavizando, y lo peor es que es con nuestro propio dinero y esfuerzo y hasta consentimiento. .

Y para empezar, un buen paso para salir de la dominación, sería apagar la tele. O ver al menos canales culturales. Sabemos que por ahí intentan manejarnos. Mentes muy agudas están detrás de cada comercial, cada telenovela, cada película, cada serie. Hasta ahora, la Psicología sólo ha servido para menipularnos. Vivimos de “mentiritas”. En cualquier telenovela, por ejemplo, puede verse lo que Erick Fromm llamó amor sentimental, un pseudoamor que sólo se experimenta en la fantasía, pero no en la realidad cotidiana. Todos los deseos insatisfechos de amor, unión e intimidad, hallan su expresión en el mundo imaginario. Un hombre o una mujer, que en su calidad de esposos no pueden amarse, si se conmueven hasta las lágrimas cuando comparten el amor feliz o desgraciado de una pareja en la pantalla.

Y hay otros que cuando pierde el América, cuidado, porque entonces el señor se cree con derecho a enojase y la puede pagar toda la familia. ¡ Cómo si ella tuviera la culpa de qué fulanito de Abraham haya volado el penalti!

Definitivamente, también hay que dejar de ver fútbol, y salir a jugarlo.
Y si ya no estamos para jugarlo, podemos hacernos aficionados del equipo de la colonia. Vamos a formar comunidad. Estarán de acuerdo en que muchas veces en el fútbol “llanero” se ven partidos con más emoción, creatividad y voluntad que en muchos que pasan por tele.

Y si de plano no podemos dejar de ver fútbol comercial, hagámoslo sin sonido. Que necesidad de que te narren lo que tú estás viendo. Y luego hasta pretendan hacernos creer que ellos son los únicos que tienen la verdad histórica”, aunque estemos viendo otra cosa. Y luego para sus valientes comentarios, dicen: Si ese tiro “hubiera” ido a gol, “hubiera” sido un golazo”. Y sucede que el balón pasó cerca del poste, ¡pero del alumbrado!

Es necesario dejar bien claro la diferencia entre el fútbol como deporte formativo, que nos educa en la autodisciplina y el trabajo en equipo, que cultiva el espíritu deportivo, que nos capacita para construir comunidad y aprender a convivir, y que se juega por la belleza que nace de jugar porque sí; y el fútbol espectáculo, comercial, profesional y obligatorio, que evidentemente, es el moderno Circo Romano, y funciona como distractor o como señuelo.

El fútbol profesional practica la dictadura. Los jugadores no pueden decir ni pío en el despótico señorío de los dueños de la pelota. Y así es porque debe ser, y debe ser porque así es. Porque lo mando yo. ¿No me creen? ¡quéjense a la Fifa! Tan enlodada pero tan intocable

Necesitamos ser concientes de que hay un desorden establecido. Se mata y se destruye la vida sistemáticamente. Y no se nos permite crecer. Los gobiernos represivos pretenden envolvernos en un entorno de miedo, donde vivimos semiparalizados, a la defensiva, sin oportunidad de desarrollarnos plenamente.

Y si somos congruentes, tenemos la obligación cristiana de oponernos a las estructuras opresivas. En comunidad organizada hay que trabajar por la justicia.
Dios salva a las personas, pero a Dios, hay que encontrarlo en los seres humanos. No podemos hacernos los ciegos al sufrimiento de nuestros semejantes. El bienestar de unos, no puede asentarse en el malestar de otros.

El reino de Dios no puede nacer en la represión y el miedo. El amor es fruto de la libertad, nunca del castigo o de la coerción. Dios ya no es un Padre castigador; sino un padre que llama a los seres humanos a formar una comunidad de hermanos en solidaridad.
Todos somos hijos del Buen Dios, y por tanto, hermanos de un Padre que no nos ofende ni nos lleva las cuentas.
Esto queda de manifiesto en Juan 15.12, cuando él mismo dice: Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.
Y desde donde nos esté viendo nuestro bienaventurado amigo, ¿qué dirá de nosotros? ¿dónde está la comunidad de mis discípulos? ¿Dónde está el amor que vine a sembrar?

Lo que se llama religión actualmente, no son más que una serie de prácticas huecas, rituales vacíos, que evidentemente no nos conducen a nuestro desarrollo espiritual, sino que más bien lo entorpecen, y apuestan más bien a la manipulación para la dominación, a la obediencia ciega, al fanatismo y a la fe irracional.

Nuestra sociedad padece el cáncer de la corrupción, si no en fase terminal, si muy avanzada, y hay que hacer grandes esfuerzos para la remisión de la enfermedad. El cambio no vendrá solo.
México no ha sido corrupto por siempre. Es mentira que no haya remedio. Recordemos que nuestra cultura tiene más de 7 ooo años de historia y que sólo los últimos 500 hemos sido corruptos contumaces. Este vicio se dispara con la llegada de los europeos, evidentemente, la conquista nos ha mandado al Laberinto de la Soledad”, pero no podemos quedarnos en el papel de víctimas eternamente. Ahora podemos ver lo que somos, movernos y elegir. Hay que reaccionar y recuperar la posesión del balón.

Si no dejamos nuestra actitud pasiva y fatalista, no creceremos más. Solamente arriesgando la vida se mantiene la libertad. La liberación es un parto, doloroso, pero necesario. Si realmente queremos vivir en un mundo más justo, hay que trabajarlo, hay que cargar con nuestra cruz y entrarle. Hay que seguir el ejemplo, y empezar por correr a los mercaderes del templo, hay que limpiar la casa. Que la corrupción y la impunidad no se empoderen, y nos dominen. No es voluntad de Dios que unos vivan a costillas de otros. El mundo puede ser feliz si todos nos lo proponemos. Tenemos que lograr el milagro de transformar a la sociedad.

No se quiere ver el componente político que implicó la doctrina de Jesús. Pero si no empezamos por atacar a la corrupción, desde la cabeza. Sabemos que nada bueno puede crecer.

¡Hay que salir y dar un partido valiente! ¡Que se diga algo bueno de nosotros! No que pasamos todo el partido corriendo tras la pelota , pero sin tocarla nunca. ¿estamos jugamos o están jugado con nosotros?
¡Porque sólo jugando como un verdadero equipo es que vamos a salir de la opresión. Sólo actuando con audacia, inteligencia, solidaridad y buena fe es que vamos a recuperar el balón y entonces si podremos hacer nuestro juego. Por su gusto ellos no van a soltar la pelota, eso es claro. Hay que ir por ella.¡ Si se puede!, ¡las partes juntas hacen al gigante! , y en última instancia, no será la primera dictadura que caiga.

Y porque finalmente hermanos: ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo si se destruye a sí mismo?

Aunque, Por suerte, todavía aparece en la cancha, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado cara sucia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad. (Esto último, del evangelio del maestro Galeano)

No hay comentarios:

Publicar un comentario