lunes, 25 de noviembre de 2013

Encuentro con la Sombra, parte 10


6. EL DESCUBRIMIENTO DE
LA SOMBRA EN LA VIDA
COTIDIANA
William A. Miller

Existen por lo menos cinco eficaces métodos de observarnos a nosotros mismos y aprender algo sobre nuestra sombra: 1) solicitar el feedback de los demás; 2) desvelar el contenido de nuestras proyecciones; 3) examinar los «lapsus» verbales y conductuales que cometemos e investigar lo que ocurre cuando los demás nos perciben de modo diferente a como lo hacemos nosotros; 4) investigar nuestro sentido del humor y nuestras identificaciones y 5) analizar nuestros sueños, ensueños y fantasías.

Solicitar el feedback de los demás

 El feedback que nos proporcionan los demás, la descripción que pueden hacer sobre cómo nos ven, constituye una de las formas más eficaces de tomar conciencia de nuestra sombra personal.
Desafortunadamente, sin embargo, el simple hecho de pensar en ello nos hace sentir amenazados y preferimos seguir creyendo que los demás nos ven del mismo modo en que nos vemos nosotros.
Las personas que nos conocen bien se hallan en una posición privilegiada para ayudarnos a descubrir nuestras facetas más oscuras. Estamos refiriéndonos, claro está, a nuestra esposa, a alguien que nos importe realmente, los amigos íntimos, los socios o los compañeros de trabajo.

Paradójicamente, sin embargo, no parecemos estar muy dispuestos a escuchar lo que puedan decirnos estas personas -que potencialmente son las más adecuadas a nuestro interés - y justificamos nuestra falta de atención con el pretexto de que son subjetivos, están proyectando o tienen intereses en el asunto. Obviamente, resulta mucho menos peligroso escuchar a un extraño que a alguien que nos conoce bien pero no olvidemos tampoco que la descripción que pueden brindarnos aquéllos no será tan exacta como la que puedan ofrecernos estos últimos.
Si soy sincero conmigo mismo, debería interesarme por lo que me dicen los demás -sea lo que fuere- a este respecto. De modo que cuando la opinión de varias personas sea coincidente haría bien en tomar nota de sus observaciones -esté o no de acuerdo con ellos- y dedicarme a examinarlas con detenimiento.

Analizar nuestras propias proyecciones

Una segunda forma, de aproximarnos a la sombra personal consiste en examinar nuestras proyecciones.
La proyección es un mecanismo inconsciente que acontece cuando se activa un rasgo o una característica de nuestra personalidad que permanece desvinculada de nuestra conciencia. Como resultado de la proyección inconsciente percibimos este rasgo en la conducta de los demás y
reaccionamos en consecuencia. Así vemos en ellos algo que forma parte de nosotros mismos pero que no reconocemos como propio.

Las proyecciones pueden ser tanto negativas como positivas. La mayor parte del tiempo, sin embargo, lo que vemos en los demás son aquellos atributos que nos desagradan de nosotros mismos. Por consiguiente, para descubrir los elementos de la sombra debemos examinar qué rasgos, características y actitudes nos molestan de los demás y en qué medida nos afectan.

La manera más sencilla de llevar adelante este trabajo consiste en hacer una lista de las cualidades que nos desagradan de los demás como, por ejemplo, la vanidad, el mal humor, el egoísmo, la mala educación, la avaricia, etcétera. Una vez hecha la lista -que probablemente será muy larga- debemos seleccionar aquellas características que más odiemos, aborrezcamos o despreciemos. Por más difícil que nos resulte de creer -y aún más de asumir- este inventario final nos mostrará una imagen fidedigna de nuestra propia
sombra personal.

Obviamente no todas nuestras críticas son proyecciones de rasgos propios indeseables pero cuando nuestra crítica sea desproporcionada o excesiva podemos estar seguros de que algo inconsciente ha sido estimulado y reactivado.

Debemos comprender que nuestra sombra contiene tanto cualidades positivas
como cualidades negativas. En este sentido, también resulta sumamente interesante enumerar las cualidades que más admiremos en los demás. Así, por ejemplo, cuando nos escuchemos decir: «Yo nunca podré ser así» haríamos bien en analizar esos rasgos porque es muy probable que formen parte de nuestra Sombra Dorada.

Examinar nuestros «lapsus»

Un tercer método para explorar nuestra sombra personal consiste en examinar los «lapsus linguae», los lapsus conductuales y las percepciones equivocadas. Los lapsus linguae son aquellas equivocaciones involuntarias que nos ponen en un aprieto. La sombra, que es en parte todo aquello que queremos ser - pero que no nos atrevemos a ser-, constituye el escenario más apropiado para la manifestación de este tipo de fenómenos.

Justificaciones tales como «esto es lo último que hubiera querido decir» o «no
puedo creer que yo haya dicho eso» demuestran que si bien la conciencia es la que propone la sombra es la que suele terminar disponiendo.

Existe otro tipo de lapsus en los que nos presentamos de manera diferente a cómo pretendemos. Un conferenciante, por ejemplo, que intenta ofrecer un aspecto simpático ante su audiencia puede descubrir luego, sorprendido, que los demás le han visto como «alguien muy sarcástico»; una mujer recatada y tímida puede sentirse incómoda en una fiesta ante la conducta de los
hombres y ser, al mismo tiempo, totalmente inconsciente de su propio coqueteo y un hombre que ha sido invitado a dar una breve charla de homenaje a un colega en una comida puede quedarse pasmado cuando
su esposa le censura lo «amablemente despectivos» que han sido sus comentarios.

Tales situaciones -tan conocidas, por otra parte, por todos nosotros- nos ofrecen la oportunidad de bucear en nuestro interior y salir beneficiados de ese viaje. En nuestra mano está el hacerlo o no hacerlo. Podemos reírnos de esos lapsus, mantenernos a la defensiva, racionalizarlos o esconderlos bajo la alfombra, pero sólo afrontarlos nos permitirá descubrir la oscuridad que se oculta en nuestra sombra, profundizar en nuestro propio autoconocimiento y poner fin a esos embarazosos, inoportunos y, en ocasiones , hasta destructivos «deslices».

Investigar nuestro sentido del humor y nuestras identificaciones

Un cuarto método para acceder a la sombra personal consiste en investigar nuestro sentido del humor y las respuestas que suscita en nosotros el humor. La mayoría de nosotros sabe que el sentido del humor suele evidenciar mucho más de lo que se ve a simple vista. De hecho, quien habla en esas
ocasiones suele ser la misma sombra. Por otra parte, quienes rechazan y reprimen a la sombra suelen carecer de sentido del humor y se divierten con muy pocas cosas.

Sabemos que es de mal gusto disfrutar con el dolor y el infortunio de los demás pero nos resultan muy divertidas las caídas de alguien que patina por vez primera sobre el hielo. En los albores de la historia del cine una de las escenas que más hacían disfrutar al público era el clásico resbalón sobre una cáscara de plátano. Nos reímos a carcajada limpia del cómico que nos cuenta sus adversidades. En todas estas situaciones el humor evoca risa como expresión de nuestro sadismo reprimido. No cabe la menor duda de que lo que despierta nuestro sentido del humor, aquello que nos resulta especialmente divertido puede contribuir a aumentar nuestro autoconocimiento.

En los acontecimientos deportivos -especialmente en las competiciones- podemos observar fácilmente la magnitud e intensidad de la sombra. En este ámbito son alentadas e incluso aplaudidas conductas que en otro entorno resultarían censurables e incluso condenables. Ahí personas afables en otras circunstancias pueden gritar afirmaciones rayanas en la inducción al asesinato.

Analizar nuestros sueños, ensueños y fantasías

El estudio de los sueños, ensueños y fantasías nos proporciona un último camino para tomar contacto con nuestra sombra personal. Aunque digamos lo contrario todos nosotros soñamos, ensoñamos y fantaseamos y si prestamos atención a esas actividades podremos aprender muchas cosas sobre nuestra sombra y sobre sus contenidos.

Cuando la sombra aparece en nuestros sueños asume el aspecto de una figura de nuestro mismo sexo. En el sueño reaccionamos ante ella con miedo, desagrado o disgusto, igual que lo haríamos ante alguien a quien consideráramos inferior. En los sueños huimos de la sombra, la evitamos y frecuentemente experimentamos que nos persigue. La sombra también puede aparecer como una figura difusa a la que tememos y de la que intuitivamente escapamos. Nuestra tendencia habitual ante la sombra consiste en evitarla del mismo modo que solemos hacerlo en la vida consciente.

Pero esta figura es nuestra propia sombra -o un aspecto significativo de ella- por consiguiente, la actitud más adecuada será la de afrontarla y descubrir qué es y qué pretende. Debemos observar sus acciones, sus actitudes y sus palabras (en el caso de que pronuncie alguna). La sombra, a fin de cuentas, encarna dimensiones de nuestro ser que podrían ser conscientes y, por tanto, constituye un yacimiento muy provechoso para nuestro autoconocimiento.

Quizás insistamos en nuestra negativa a aceptar el hecho de que ensoñamos y fantaseamos pero lo cierto es que resulta imposible que la mente se mantenga atenta y concentrada durante toda nuestra vigilia. Por consiguiente: ¿qué pensamos cuando no estamos pensando en nada? ¿Dónde va nuestra mente? ¿Qué imágenes o fantasías pueblan nuestro pensamiento? Nuestros ensueños y nuestras fantasías pueden ser tan extrañas y contrarias a nosotros que hasta pueden resultar aterradoras. No se trata de algo que estemos dispuestos a admitir fácilmente ante los demás y, en muchas ocasiones, ni siquiera las aceptamos ante nosotros mismos.

Pero negar su existencia es perder otra oportunidad de conocernos a nosotros mismos. En   fantasías y en nuestros ensueños cotidianos podemos descubrir pensamientos, proyectos, deseos y sueños que somos incapaces de aceptar a un nivel consciente. Suelen ser fantasías de violencia, poder, riqueza y sexo. Son ensueños de abundancia en los que conseguimos lo imposible. Una vez más, la sombra se halla dispuesta a compartir su patrimonio si la aceptamos y reflexionamos sobre ella.

Concluiremos diciendo que nadie puede tomar por nosotros la decisión de afrontar el mundo de nuestra sombra personal. Por otra parte, cada uno de nosotros tiene una vía de acceso diferente y debe seguir su propio camino. Pero aunque no exista un procedimiento universal para emprender este viaje interno al mundo de la sombra, las recomendaciones que hemos presentado en este capítulo pueden resultar de mucha utilidad.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario