viernes, 29 de junio de 2012

Mi proceso de maduración social, un trabajo moralmente obligatorio.

También quiero compartir una ponencia que presenté en la Facultad de Economía de la UNAM, en el Congreso sobre los principios éticos de la República amorosa, el pasado 16 de marzo. De momento recibió muchos aplausos y felicitaciones, para luego pasar "casi" al archivo muerto.




El Proceso de Maduración Social, un trabajo moralmente obligatorio

Estimados Compañeros:

 
No hay que insistir demasiado acerca de la caótica situación actual: que la
pérdida de valores, la decadencia de la cultura, el triunfo de un materialismo
sin sentido, etc. Sin embargo, no debemos perder de vista que, evidentemente, estamos cruzando por un umbral cultural tan complejo y trascendente como el que cruzó el hombre en la edad de piedra. Este proceso, doloroso tal vez, no es el ocaso sino el comienzo de una nueva fase evolutiva en la especie humana. El siguiente paso en la evolución del hombre debe ser aprendido.

Necesitamos nuevas ideas y nuevos métodos de estructuración de la vida.
Indudablemente, existen interese que quieren retardar la aparición de la nueva conciencia: ya que el hombre doblegado, disminuido, se comercia con mayor facilidad y mejores ganancias. Pero la principal fuerza retardataria proviene de nosotros mismos, que inconscientemente, queremos parecernos al opresor. Imitamos sus formas de vida. Muchos solo desean quitarlos para ponerse en su lugar. Llegar al poder y luego hacer lo mismo que hacían antes, no significa ningún avance. Si vociferamos contra las injusticias de los ricos, pero aspiramos a ser ricos, o preferiríamos serlo, estamos perdiendo el tiempo.

Un verdadero avance, en efecto, es hacia la creación de una República Amorosa, pero para llegar a ella, es necesario que todos y cada uno de los ciudadanos aprendamos a amar. Y es necesario recordar, que el “amor es un arte, tal como es un arte el vivir”.(E. Fromm, “El Arte de Amar”). Y es por tanto, un aprendizaje.

Necesitamos hacer un alto. Ordenarnos primero nosotros. Si no es así, todas nuestras percepciones estarán equivocadas. No podremos organizar nada.

“La revolución ha de ser primero interior, pues el enemigo de dentro, que son nuestros defectos contrarrevolucionarios, esta más cerca de nosotros que ningún otro enemigo.” (P: Freire, “La Pedagogía del Oprimido). Así es como puede ser posible la revolución pacífica.

Para que cambie México, también tenemos que cambiar nosotros.

Mi propuesta, es trabajar para favorecer el cambio interior, despertar en cada ciudadano el “espíritu comunitario”, la conciencia de que todos somos uno. La responsabilidad de vivir honradamente dentro de la comunidad.

Sería ideal, que cada Mexicano se comprometiera en la aventura de sanarse a sí mismo. Comprometernos con nuestro viaje de autodescubrimiento.
Y así, en la medida en que cada quien va tomando conciencia, entonces juntarnos, trabajar como una sola unidad, unir las energías y formalizar un gran poder ciudadano.

Para que México sea independiente y decida su propio rumbo, debemos organizarnos. La única diferencia entre el 5% de la población que controla al otro 95%, es que ese 5% esta organizado.

Para ello es necesario que cada ciudadano se comprometa a trabajar con su persona, liberarse de sus rencores, culpas, temores y hábitos perjudiciales que le impiden amar.

Sufrimos de una dependencia psicológica desde la infancia, nos “educan”, no para crecer desenvueltamente, sino para que se nos maneje fácilmente. Tal camino no puede arribar sino a la desesperación y a la locura. Solo podremos sobrevivir si logramos relacionarnos sin violencia.

“Yo solo no puedo cambiar al País, pero puedo cambiarme a mí. Y si cambio yo, cambia el País.”

Este proceso de maduración personal, al que invito a cada mexicano, debe ser apoyado por los más diversos medios y de diversas formas.

Lo primero que se me ocurre, es un “curso en línea”, por ejemplo. Donde pueda darse asesoramiento.

También programas de radio, si no en TV abierta, puede hacerse algo por internet: entrevistas a la gente, programas de debate, teatro callejero, etc. También elaborar discos y videos de apoyo.

Elaborar talleres para jóvenes donde aprendan a desarrollar su sexualidad libre y responsablemente.

Hay que evidenciar el lado corrupto y manipulador del alto clero. La Iglesia Católica, tal como esta actualmente, lejos de acercarnos a una convivencia fraterna, la reprime, principalmente, evitando el desarrollo normal de la sexualidad, a fin de doblegarnos.

La maduración del País, no puede ser sino la suma de la maduración de cada uno de sus ciudadanos.

Creo que somos capaces de trabajar por una sociedad madura que fomente la capacidad del hombre de amar a sus semejantes, de crear, de desarrollar su conciencia y conseguir un sentido real de sí mismo basado en la experiencia de su energía vital.

Cada vez más individuos sentirán la necesidad de asociarse y colaborar con quienes comparten sus preocupaciones.

Tenemos una cita con la historia, ¿qué se dirá de nosotros? ¿hasta donde llegará la revolución pacífica?

¿Se necesita un milagro? Podemos construir el milagro. Solo el desarrollo del hombre en cuerpo, mente y espíritu, puede salvarlo de su lenta agonía.

                             



 

2 comentarios:

  1. De todos, es el post que más me ha gustado. ¿Sabes cuál es el problema de siempre? Que estamos acostumbrados a tener que verlo todo como Rojos vs. negros, el bien contra el mal, donde o estás a mi favor o estás en mi contra. Es parte de la dualidad de nuestra cultura que genera más encono y divisiones. Un país que aprende a fijarse en lo que tenemos en común es un país que por fin podrá progresar porque de entrada podrá ORGANIZARSE. Actualmente veo unión pero sigue segregada por las diferencias y no sé a qué punto llegaremos así.

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  2. Gracias por el comentario.¡Hay que creer que se puede!

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