lunes, 2 de febrero de 2015

Análisis existencial como explicación de la existencia personal, parte 4


 

Análisis Existencial como terapia de neurosis colectivas

Las neurosis colectivas de la actualidad se caracterizan por:

1. Actitud provisional ante la existencia.
2. Actitud fatalista ante la vida. Mientras que el que tiene una actitud provisional, se dice a sí mismo que no es necesario actuar, ni tomar las riendas de su propio destino, el que tiene una actitud fatalista se dice a sí mismo: “esto no es posible en absoluto”
3. Forma de pensar colectivista. Apenas es capaz de comprender a la persona, es decir, a sí mismo y al otro en cuanto persona.
4. Fanatismo. El fanático ignora la personalidad del otro, de lo que piensa la otra persona.

Estas cuatro formas se pueden reducir a la fuga de la responsabilidad y al miedo a la libertad. Sin embargo, la libertad y la responsabilidad constituyen la espiritualidad del hombre.

Un conflicto de conciencia, puede llevar a una neurosis.
El hombre de hoy, no sufre tanto del sentimiento de que él tiene menor valor que cualquier otra persona, sino que más bien sufre del sentimiento de que su ser carece de sentido.
La frustración existencial desempeña hoy día un papel más importante que nunca. Pensemos en como sufre el hombre actual no sólo por su progresiva pérdida del instinto, sino también por una pérdida de tradición: en esta puede residir, al fin y al cabo, una de las causas de la frustración existencial. Vemos su efecto, en el vacío interno y en la carencia de contenido, en el sentimiento de haber perdido el sentido de la existencia y el contenido de la vida, que entonces surge.

El vacío existencial

El vacío existencial tanto se puede poner de manifiesto como permanecer latente. La humanidad oscila entre la necesidad y el aburrimiento. Hoy en día, el aburrimiento, incluso a los neurólogos, da más trabajo que la necesidad. El aburrimiento se ha convertido en una causa de enfermedad psíquica de primer orden. El tiempo al final de la vida enfrenta al hombre con la pregunta de cómo debe llenar su tiempo.

Si nos preguntamos por las formas clínicas principales en las que la frustración existencial se nos presenta, habría que llamar entre otras a la llamada “neurosis de domingo”, es decir, la depresión que aparece tan pronto como cesa la actividad de los días laborales y el hombre, por no conocer un sentido concreto de su existencia personal, se da cuenta de la supuesta carencia de sentido de su vida. A menudo esta frustración existencial apenas se puede soportar y empuja a un aturdimiento.

Pensemos también en la enfermedad de los directivos, que debido a su manía por el trabajo se lanzan a la actividad compulsiva, con lo que la voluntad de poder, por no decir su forma más primitiva y banal: “la voluntad de dinero”, reprime la voluntad de sentido.

Consideramos el ritmo acelerado de la vida actual como un intento, aunque vano, de autocuración de la frustración existencial: cuanto menos conoce el hombre la meta de su vida, tanto más acelera el ritmo de su vida. Pero, la preocupación por la realización de sentido de la existencia humana no es en absoluto enfermiza sino algo humano por antonomasia. Hasta podemos movilizarla contra la enfermedad psíquica: “donde la voluntad de sentido está inconsciente, tenemos que empezar por estimularla ofreciéndole oportunidades y posibilidades concretas y personales de la realización de sentido.

Mientras que Darwin vio sólo la lucha por la sobrevivencia y Kropotkin vio, además la ayuda mutua, el análisis existencial ve la lucha por el sentido de la existencia y se entiende a sí mismo como ayuda en el hallazgo de sentido. Frecuentemente se comprueba que el médico, al enfrentarse con esta tarea, deserta.