miércoles, 19 de diciembre de 2012

De la Psicología a la Espiritualidad, parte 9

Segunda parte

El paso de la autoestima
A la estima del Sí-mismo

Para acercarse al Sí-mismo- nuestra alma eterna- , estimularlo y cuidar de él, es necesario un yo fuerte.
Tengamos desde ahora presente la distinción entre la autoestima y la estima del Sí-mismo. La autoestima se ocupa de las imágenes, las palabras, y las miradas mediante las cuales emitimos juicio de valor sobre nosotros mismos.
Por su parte, la estima del Sí-mismo consiste en descubrir la propia alma y cuidar de ella. La primera es de orden psicológico y voluntario; la segunda es de orden espiritual y consiste en despertar a la acción del Sí-mismo. Finalmente la autoestima se ocupa del ego de la persona, de su supervivencia física, emocional, intelectual y social; la estima del Sí-mismo, por su parte, trata de encontrar el propio ser espiritual, es decir, el alma, y de dejarse guiar por ella para alcanzar un pleno desarrollo.
¿La muerte del ego o el menosprecio de uno mismo?

Todavía hoy, buen número de autores espirituales sostienen que la espiritualidad se erige sobre las ruinas del ego y, por consiguiente, sobre el menosprecio de uno mismo. Sin embargo, es absolutamente necesario tener una autoestima sana para acceder a la estima del Sí-mismo.
En vez de decretar la muerte del ego, el paso de la autoestima a la estima del Sí-mismo debe hacerse mediante la conversión y el cambio de perspectiva, en el despertar de la persona a las realidades espirituales. La plenitud espiritual exige, en la medida de lo posible, la salud psicológica que proporciona el amor a uno mismo.
El paso se produce cuando el ego renuncia conscientemente a ubicarse en el centro de la persona y a la pretensión de controlarlo todo, es decir, cuando se sitúa bajo la dirección del Sí-mismo.


La autoestima y la estima del Sí-mismo:
Dos momentos de crecimiento en procesos opuestos

Existe paralelismo entre el desarrollo psicológico y el crecimiento espiritual. El trabajo psicológico y el trabajo espiritual exigen la integración de ambas dinámicas.
Hay una sabiduría propia del arte de conocer el momento preciso de detener los esfuerzos voluntarios y ponerse en estado de receptividad. Para realizar el desplazamiento hacia la estima del Sí- mismo se deben poner en marcha unas estrategias distintas de las empleadas para construir la autoestima, es decir, hay que echar mano de los recursos del inconsciente. Estas estrategias consisten en ponerse en estado de trance, especialmente mediante la autohipnosis, relajación, la meditación, la visualización, la  afirmación, y sobre todo mostrándose disponible a las fuerzas y los símbolos del Sí-mismo, que facilitan la acción de éste, que encierra posibilidades de crecimiento que el ego no posee.

El crecimiento de la persona se lleva a cabo a partir del inconsciente. El inconsciente es el lugar privilegiado de todo posible crecimiento, por ser una fuente inagotable de creatividad.

El paso de la vida del ego a la vida espiritual

Nadie puede predecir exactamente cómo se efectuará en un individuo el paso del ego al Sí-mismo. Sin embargo, es posible identificar tres grandes categorías de personas que viven el paso del ego a la vida espiritual.
1) Hay quienes, desde su infancia, se sienten atraídos por las intimaciones del Sí-mismo y las siguen dócilmente.
2) Otros, sobre todo hacia la mitad de su vida, atraviesan una crisis existencial. Aunque hayan triunfado en su vida social y gocen de prosperidad, por lo que deberían experimentar verdadera euforia, están obsesionados por cuestiones y reflexiones existenciales: “¿De qué sirve todo esto?”; “¿Cuál es el sentido de mi existencia?”….Estas personas viven un verdadero malestar  anímico.
3) Y unos terceros, finalmente, se ven obligados a hacerse grandes preguntas sobre la existencia como consecuencia de pérdidas importantes en su vida.

Para las dos últimas categorías, su despertar espiritual pasa por periodos de angustia, y si no se les orienta y previene, se desalientan enseguida y vuelven a su aburrida rutina y a la diversión de las distracciones. Si por el contrario, permanecen fieles a los llamamientos del Sí-mismo, podrán afrontar esos momentos difíciles y progresarán en la vía espiritual.

Los fenómenos de angustia en el crecimiento espiritual

La palabra “angustia” procede del latín, y su significado original es “pasaje estrecho”. Esta palabra remite a la típica sensación experimentada en la garganta y el pecho que hace que la persona se sienta oprimida por un bloqueo de su energía.

El hecho de que el ego se desista a favor del Sí-mismo, suscita una angustia muy particular, un miedo engendrado por el duelo de su seguridad que el ego debe hacer y el vértigo que siente ante lo desconocido del mundo espiritual.
El duelo de sus antiguas seguridades que el ego debe hacer produce en él una extraña sensación de novedad, e incluso de vacío;  pero, en lugar de afrontar valientemente ese estado de malestar y confusión, la gente suele tener tendencia a volver a las posiciones seguras del ego. Piensan que se equivocan de camino, creyendo erróneamente que su evolución espiritual debería tener lugar fácilmente y en medio de la euforia.

El fenómeno de la “inducción”
La inducción es otra forma de angustia poco reconocida al principio del despertar espiritual y de la irradiación del Sí-mismo. Este término, tomado de la Física, describe la resistencia que soporta la corriente eléctrica cuando atraviesa un conductor metálico y éste se pone caliente e incluso arde. Esta metáfora se utiliza en psicología  espiritual para describir la irradiación energética del Sí-mismo cuando empieza a iluminar las zonas obscuras del inconsciente. Este fenómeno revela aspectos inmaduros, carencias de juventud, transgresiones morales, y dimensiones del ideal personal. El Sí-mismo encuentra entonces una fuerte resistencia en forma de angustia.
El fenómeno de la inducción parece más evidente cuando nos comprometemos a vivir valores espirituales elevados.
Una persona que se haya hecho más sensible a los valores espirituales y, al mismo tiempo, más responsable, tendrá mayor propensión a sentir culpabilidad y una vergüenza sana ante determinadas actitudes y actos de su pasado. Si, en lugar de reprimir esa culpabilidad  y esa vergüenza, las asume y las reintegra como haría con sus sombras, su yo experimentará una asombrosa expansión de conciencia y una sensación de sorprendente veracidad.

Dos vías para llegar a la estima del Sí-mismo
 Al contrario de la autoestima, que crece a base de esfuerzos, aplicación y estrategias, la adquisición de la estima del Sí-mismo tiene lugar de una forma muy distinta. La vía consiste en una purificación realizada mediante las siguientes estrategias: la desidentificación, los duelos, la integración de las propias sombras y, finalmente, los desapegos voluntarios.



https://www.dropbox.com/s/fisfytt999b5qbd/Autoestima%209.mp3
Audio completo siguiendo el enlace:
https://www.dropbox.com/s/wx3dtm6twi5ws1f/Autoestima%2010.mp3